Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible 2014"
del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Disclamer: Los personajes, lugares y situaciones relacionadas con el Potterverso son de autoría de J.K Rowling. La trama con la que se desenvuelve esta historia es mía.
Es para ti Nalnyatrix Black con toda la inspiración (espero no te resulte poca)
Capítulo 1: Por el bien mayor
"28 de abril 1918
Muere Gavrilo Princip, asesino del ministro mágico de
Austria-Hungría, Franz Ferdinand.
-Informa para el diario El Profeta
Artemius Rickford-
El mago bosnio Gavrilo Princip, autor del asesinato del Archiduque y ministro mágico del Imperio Austro-Húngaro, Franz Ferdinand; fue encontrado muerto en horas de la madrugada en su celda en la cárcel mágica Numengard, ubicada presuntamente en Bosnia y Herzegovina. Princip permaneció recluido 4 años bajo los más estrictos parámetros de seguridad, tanto por el peligro que representaba para la sociedad, como por el riesgo que corría su vida a raíz de las múltiples amenazas en su contra.
Las causas de su muerte son aún inciertas. Las autoridades de la prisión han desmentido rumores acerca de un posible homicidio a manos de sus enemigos políticos, e incluso han invalidado algunas hipótesis más difundidas sobre un suicidio. Pese a esto, las conjeturas acerca de esta posibilidad se siguen nutriendo con el descubrimiento de nuevos datos hasta ahora reservados.
Según fuentes internas en Numengard, Princip sufría de alguna clase de desorden mental, evidenciado ya desde el día del atentado. Algunos testigos definieron su comportamiento como errático y ausente instantes después de haber efectuado el asesinato, sin embargo, lo que llama la atención es, según los presentes, la manera en la que Princip demudó radicalmente su conducta durante el hecho. Algunos declarantes han descrito al joven como dos seres en un solo cuerpo, y han narrado detalladamente la escalofriante escena.
Con base en esto han sido muchas las especulaciones acerca de su comportamiento, incluso, durante un tiempo las autoridades creyeron que Princip había actuado bajo la influencia de la maldición Imperius o de un poderoso hechizo de magia oscura. Sin embargo, las investigaciones realizadas sobre los acontecimientos no arrojaron pruebas suficientes para absolver los cargos del joven mago, y por esto el tema hasta el día de hoy permaneció en el olvido.
El día 28 de junio de 1914, Gavrilo Princip de entonces 20 años, mató por medio de la maldición asesina, al ministro Austriaco y a su esposa en la ciudad de Sarajevo, mientras realizaban una visita diplomática. El atentado desencadenó la inmediata captura del joven y en la posterior declaración de guerra de Austria contra Serbia, país originario de la agrupación terrorista Mano Negra, principales sospechosos del crimen. El grupo mágico de resistencia violenta estaba siendo investigado por los crímenes cometidos contra el Imperio Austro-Húngaro, principal potencia en la región de los Balcanes aún hoy.
Este hecho tuvo repercusiones tanto en el mundo mágico como en el muggle, debido a que el ministro Franz Ferdinand además de su cargo en el gobierno mágico, ostentaba el título de archiduque ante el gobierno muggle del Imperio. Por ende, no es de extrañar que este haya sido el detonante para la guerra en la que hoy se encuentra envuelto cada mundo.
El actual ministro austriaco Gellert Grindelwald, declaró que la guerra contra el terrorismo serbio no muere junto a la figura de Princip, si no que nos refresca la memoria acerca de los peligros que representa el empoderamiento de grupos mágicos al margen de la ley, que atentan no solo contra el orden establecido por la Confederación Internacional de Magos (C.I.M), sino que en consecuencia agreden a toda la sociedad. Además de esto, el ministro austriaco hizo un llamado al Jefe Supremo de la C.I.M para que la institución tome partido en la situación que actualmente viven, en palabras suyas, no solo el Imperio Austro-Húngaro, si no la totalidad de naciones europeas. Por último enfatizó en que los conflictos austro-serbos ya no son exclusivos de estos pueblos, y subrayó como la indiferencia ante el terrorismo ha logrado su fácil expansión. Exige que la C.I.M deje de justificar su inacción con la excusa del vigente estado de guerra, y tome cartas en el asunto contra el grupo terrorista Mano Negra."
—Por fin te estas acercando, Gellert. Habías tardado bastante, debo decir —murmuró para sí mismo mientras de sus labios nacía una trémula sonrisa.
—Crees que él lo sabe —preguntó el hombre menudo con un imperceptible temblor en la voz.
—Estoy seguro de que siempre lo supo, Grabež —dijo llanamente el hombre sentado en el zaguán— Solo que ahora al parecer tiene un motivo suficientemente poderoso para venir por mí.
—Por qué lo dices, Graham.
—Solo lo sé —respondió con tono ausente— tenemos que estar preparados y alertar a los demás. Ya sabíamos que esto no iba a funcionar para siempre— Tifun Grabež asintió nervioso pues sabía que el momento que tanto temían había llegado.
Un fulgor blanquecino irrumpió en la sala de estar de la mansión Prince. La voluta de luz dibujaba en el centro del salón la etérea figura de un ave. Frederic Prince, que en ese momento se encontraba leyendo el periódico de la mañana en su sillón, palideció al reconocer la forma del imponente halcón peregrino.
"Ya vienen, se acercan. Ha llegado el momento, huyan." anunció la voz de un hombre por medio del majestuoso halcón.
El Sr. Prince miró a su esposa con una determinación que ella jamás había visto en sus ojos. Lo supieron antes de que el ave lo dijera, el momento ya había llegado, y estaban preparados. Algunos meses antes habían planeado su fuga de Inglaterra, sabían ya que los perseguían, y aunque en un momento maldijeron su suerte, era ya demasiado tarde para remediar lo hecho. Era hora de pagar las consecuencias de los crímenes que nunca cometieron.
—¿Dónde está Marshall? —cuestionó el Sr. Prince a su mujer.
—Salió hace unas horas con una de las chicas Selwyn, Cariño. No sé bien adonde fue.
—Marisell, necesito que lo encuentres, no nos queda mucho tiempo.
—Sí Cariño, mandaré a Cloe por él —dijo la mujer mientras un ruidoso plop sonaba junto a ellos.
—Cloe, que bueno que has acudido tan pronto. Por favor, busca a mi hijo y tráelo a la mansión. Cuando lleguen ven a verme al despacho, necesito hablar contigo.
—Sí amo Frederic, Cloe lo hará con mucho gusto —la elfina hizo una elegante reverencia, y desapareció con un sonoro plop.
Un plop resonó en medio de lo que parecía una gran sala de estar. El hombre alto que estaba sentado en uno de los ornamentados sofás, se levantó y caminó hacia los recién llegados. La elfina que había traído a los invitados soltó inmediatamente sus manos y retrocedió trémula con la cabeza gacha.
—Marshall, Sra. Marisell. Es un placer recibirlos en la mansión tan pronto —Dijo el hombre mirando con desdén a la criatura que se estremecía al escuchar cada palabra suya—. Sigan, llamaré a mi padre.
Los Prince asintieron en silencio. Y el hombre alto y esbelto desapareció tras la puerta con un aire solemne.
—Cloe, llévame de regreso —exigió el joven a la temblorosa elfina.
—No amo Marshall, el amo Frederic me ordenó traerlos aquí y no regresar a la mansión —murmuró entre sollozos.
—¡Por Merlín, elfina estúpida! Que no entiendes que si no regresó por él, morirá.
La elfina dejo escapar un fuerte sollozo y calló de rodillas en el frío suelo de mármol.
—Cloe —pum— No puede —pum— Cloe —pum— no debe —pum— el amo Frederic —pum— confió en Cloe —pum— Cloe debe —pum— mantener a —pum— la señora —pum— y al joven Prince —pum— a salvo —pum— aquí —pum.
Marshall miró desesperado a su madre, mientras la elfina continuaba dándose fuertes cabezazos contra el suelo.
—Mamá, por favor, haz algo —suplicó con impotencia el joven— No podemos dejarlo solo, ese loco lo matará, tú lo sabes, ¡Madre! —Marisell negaba sutilmente con la cabeza, conteniendo la desesperación que sentía en su alma. Debía ser fuerte por todos.
Marshall no entendía qué pasaba, por qué su madre no hacía nada, qué le pasaba al mundo, no podían dejarlo morir, eso nunca. Tomó a la Sra. Prince de los hombros y la sacudió con fuerza —¡Mamá, por un demonio, reacciona, no podemos dejarlo, qué te sucede, estás loca! —las palabras salieron ahogadas de sus labios.
—Que sucede aquí —sonó severa la voz de un hombre mayor—. Marshall, suelta a tu madre de inmediato y recoge a esa asquerosa elfina del suelo. Que escena deplorable están dando, muchacho —exhaló asqueado.
Marshall miró a su madre envuelta en llanto y la soltó como si de brazas ardientes se tratara. Miró a Cloe, que para ese momento ya había perdido el conocimiento, y la recogió del suelo, abrazándola como si fuese su tabla de salvación.
—Tu padre estaría avergonzado de esta situación, muchacho.
Marshall pareció reaccionar al escuchar la mención de su padre, y deposito a Cloe en uno de los sofás, luego se acercó al hombre que recién había arribado. Era también alto, como el que los había recibido, de contextura fuerte y barba poblada de un rubio claro. Marshall sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante la imponente figura. Pese a esto, la decisión que lo embargaba era mayor y extendió su mano hacia el hombre como saludo. El hombre estrechó su mano con firmeza y luego lo haló hacia sí envolviéndolo en un reconfortante abrazo. Sintió como el muchacho se rendía ante el gesto y rompía en un llanto de impotencia, de rabia, de dolor, y lo dejó hacer.
—No podemos dejarlo, señor, ayúdeme —clamó el joven— No podemos perderlo también, no a él —hipo —Ya perdimos a Graham, no más, por favor, no más. Papá no, papá no, por favor ayúdeme.
El señor soltó el agarre sobre el muchacho y lo tomó por los hombros. Marshall era una masa temblorosa y desecha. Alexander Malfoy lo agitó levemente y ordenó a su hijo Septimus sacar a la Sra. Prince de la sala.
—Mírame, hijo —ordenó el Sr. Malfoy a Marshall. Pero este no reaccionó, tenía la mirada perdida y el rostro desfigurado por el dolor. Alexander lo agitó de nuevo con mayor fuerza y lo obligó a mirarlo tomando su mentón con fiereza.
—Reacciona, muchacho. Frederic decidió luchar como su destino —apretó el agarre sobre su rostro— él es consciente de las consecuencias que puede traer, no es ningún idiota —lo reprendió— no deshonres su nombre, ni el de tu familia con estas actitudes de chiquillo malcriado.
Marshall lo vio por primera vez realmente a los ojos, y con rabia se soltó de su agarre. Un nuevo sentimiento había aflorado en su cuerpo, odio. Odio por la elfina y su terquedad. Odio por su madre y su silencio. Odio por los Malfoy y su indiferencia. Odio por su padre y su ridícula valentía. Odio por su hermano y sus ideales absurdos que los arrastraron hasta allí. Odio por sí mismo y su ingenuidad al marcharse de la mansión dejando solo a su padre. Y odio, rencor y repulsión por ese monstruo, por ese loco que perseguía su linaje por mar y tierra.
—¡Maldito el momento en que naciste Gellert Grindelwald, maldito seas! —gritó con rabia al viento— ¡¿Qué es lo que quieres de nosotros, malnacido?! —chilló en un grito desgarrador y de pronto se desplomó en el suelo pesadamente.
Nota: Con todo mi empeño y porque no, cariño, te he escrito esta historia, Oh misterioso AI. Al contrario de muchos, nunca había tenido ni idea para quien podía ser espero te guste, enserio, de verdad espero te guste. ;P
En cuanto a la historia esta compuesta por 5 capítulos, que iré colgando paulatinamente durante el plazo, amo el suspenso.
Por último, he usado en este corto fic, historia muggle que está estrechamente ligada a la mágica, por eso, muchos datos, nombres y situaciones, son tomadas directamente de los supuestos hechos reales.
Exítos, y gracias a quienes leyeron (especialmente tu querida AI)
