2OO libras de belleza
Pairing: Sakura & Sasuke

Summary:
Sakura es una cantante de sincronización de labios para Karin, una famosa cantante japonesa. A pesar de que siempre se oculte debido a su apariencia, ha sido una chica alegre e inteligente hasta que Karin la humilla delante de Sasuke Uchiha, su amor secreto y jefe. Lo que provoca que Sakura tome una decisión. UA.

Author nothe:
Hellous again!
Este es mi segundo fic, aunque bueno, el anterior solo fue un one-shot, este era un short-fic que será de 5 o 6 capítulos aproximadamente nun, quiero agradecer a: ginalore28 por poner un review en mi one-shot de HP, aunque tal vez no lea este fic por que es de Naruto le dedicare este capítulo a ella ASDADADAASFASDGF gracias por dejarme un review ouuuó
Esta historia NO me pertenece, es una adaptación de la película coreana "2OO libras de belleza" que pueden encontrarla en youtube, la película está basada en un manga japonés llamado "Kanna-san Daiseikou Desu" por Yumiko Suki.

Espero que les guste! :D asi como vean la película también que es tan genalosa que me hijo llorar al final DAFDDWZSAD ;uuuuuuu;

Por cierto, tal vez y cuando termine este fic vuelva a re-hacerlo pero como historia de Harry potter, tal vez, no estoy segura, ya que en HP todo es más "mágico" y siendo sincera no me gustan mucho los fanfics en HP que sean universo alterno, como quiera, ustedes dicen nun ¿lo hago nú?

Chapter one
"Sakura Haruno"

-Olvídate de él.- Suspiró el monje.

Miró la foto que tenía en frente de él, de tez pálida, típica de un japonés. Sus ojos son negros como el carbón, rasgados y su cabello lleva el mismo color que sus orbes, el cual está levantado en puntas por la parte de atrás y cae lacio al costado de su rostro. A simple vista podía conquistar a un mar de chicas con solo sonríeles, como aquella sonrisa que llevaba en la fotografía, no era sonrisa amable, era como si diera a entender que había tenido éxito en algo, una sonrisa de triunfo.

Bajó la foto y miró a la chica frente a ella con lástima, aquella chica que podía pesar más de 80 kilogramos, con su pelo reseco y enmarañado de un color café opaco, no se le podía ver su rostro ya que tenía la cabeza gacha, como si acabara de recibir una reprimenda de su padre. Aquella era Sakura Haruno, una chica que tenía sobrepeso, y le hacía falta un toque de belleza.

-Y..- Susurró. –Deja de venir aquí cada semana, eso no cambiara tu destino.- Dijo el monje mientras limpiaba una de sus pequeñas esculturas de cerámica que tanto cuidaba. –Tienes una vida muy difícil y así seguirá.- Admiró su escultura y siguió hablando. –Además no tienes ninguna esperanza con este hombre.- Le aseguró apuntándole la foto que estaba en su mesa.

-Uno nunca sabe.- Susurró la peli-negra frente a él.

El monje golpeó la mesa para que ella volteara a verla, y esta levantó su cabeza asustada por el ruido ocasionado, sus ojos pequeños y negros le miraban con timidez, sus labios resecos y partidos estaban apretados, y su nariz pequeña tenía un pequeño corte al costado. Lo cual no favorecía a su físico, ya que ni su rostro era bello.

-Está bien.- Dio un largo suspiró. –Te daré un amuleto de la suerte, aunque no creo que te ayude.- Dijo escribiendo unos símbolos en un papel pequeño. -¡Y cuando te lavaras el cabello.- Exclamó mientras tomaba uno de sus mechones rápidamente y lo dejaba caer.

Sakura agarró su cabello y lo acarició con sus pequeñas manos. Esperó a que el joven delante de ella terminara de escribir y tomó el papel con delicadeza mirándolo cuidadosamente, de sus labios salió una pequeña sonrisa, y levantándose con cuidado hizo una pequeña reverencia dispuesta a irse. Aunque al tratarse de voltear en aquel angosto lugar, tropezó cayendo hacia la pequeña mesa de él monje, derramando encima de él tinta roja. Lo miró con vergüenza y buscó un pañuelo para limpiarlo que al instante encontró. Con cuidado limpió lo que pudo su cara mientras que con todas sus fuerzas trataba de no reírse.

-¡Vete!- Gritó el monje enfadado.

Sakura se levantó asustada y con rapidez salió por la puerta azotándola, causando que la figura de cerámica se cayera. Se pudo escuchar un gritó de horror por el otro lado del lugar, y en ese momento Sakura salió corriendo sabiendo que tal vez no volviera a ser bienvenida en ese lugar, lo había echado todo a perder, como siempre.
-

-Oh, eso no.- Se escuchó el gemido de un hombre. –Sí, eso. Me encanta golpéame con el cinturón.- Volvió a gemir la misma persona.

"¿Por qué hago esto?" Pensó para si Sakura mientras veía la computadora frente a ella, y escuchaba con atención desde su teléfono. Sabía muy bien la respuesta a su pregunta, lo hacía porque no tenía que lucir bien para ese trabajo, en el sexo telefónico no era necesario ver a la otra persona, además necesitaba mucho dinero para su padre.

-Dime tus medidas.- Imploro el hombre del otro lado de la línea.

Siguió tejiendo su suéter con palillos, amaba hacer eso, tejer era uno de sus pasatiempos favoritos, ya que, nunca salía de su hogar, la gente solía mirarla con descaro mientras caminaba por las calles, las chicas solían murmurar entre ellas mientras la miraban, y no se necesitaba ser muy lista para saber que hablaban sobre ella, y eso la incomodaba bastante, además de hacerla sentir muy mal.

-Eso es todo por hoy.- Respondió ella. –¡Por favor!- Volvió a pedir el. –Te sorprenderás.- Sonrió Sakura con una sonrisa, tomó una muñeca cerca de su escritorio y con su dedo empezó a delinear su contextura. – Mi busto es de 86 centímetros.- Gimió el hombre de el teléfono. – Mi cintura de 60 centímetros.- Otro gemido más. –Y mis caderas son de 90 centímetros.-

-¡Ah!- Lanzó un pequeño grito mientras veía que debajo de su silla su perrito de color blanco se encontraba mordiendo sus calcetas. -¡Bang!- Le apuntó ella con su dedo en forma de pistola, mientras su mascota se tiraba al piso a simular que estaba muerto.

Cinco horas después, Sakura se hallaba acostada en su sillón, tenía mucho sueño y sentía sus ojos pegarse, sin embargo aquel hombre seguía ahí, preocupado porque su esposa se estaba duchando, casi podía asegurar que se pondría a llorar por el teléfono como casi todos los días lo hacía, ella siempre le aconsejaba y le ayudaba, además de hacerle pasar un buen tiempo.

-¡Darling!- Le interrumpió ella. Así es como solía decirle siempre a sus clientes "cariño" en ingles, ya que eso les gustaba. –Ella solo se está bañando.- Le susurró mientras de el otro lado de la línea le respondían con un "Eso crees". –Aja.- Afirmó ella con su dulce voz. –¿Te canto tu canción favorita?- Preguntó. –Jesús bendíceme con…- Empezó a cantar junto al hombre. –

La mayoría de sus clientes estaban emocionalmente heridos, algunos por sus esposas, otros por sus trabajos, o por algunas otras cosas, y ella les ayudaba, les daba consejos, y lloraba con ellos, podía ser de gran ayuda con sus clientes, a pesar de que solo fuera por teléfono ese era su trabajo, aunque no fuera parte de el sexo telefónico era mejor que solo estar simulando tener sexo.

Su voz, era lo que a las personas hacia feliz, era dulce, era lo que a la mayoría de las personas les gustaba escuchar, era por eso que tenía sexo telefónico, los clientes podían pensar que era una mujer bonita, como su muñeca, por el tipo de voz que tenía muchos podían pensar así, sin embargo era todo lo contrarío. Pero, su verdadero trabajo no era ese, ella era cantante.

Puso delineador en sus pestañas, aunque esto no servía de mucho ya que siempre serían pequeñas, agrego un poco de brillo labial dejando sus labios menos resecos, y ahora ya no se veían partidos. Retoco en sus mejillas el rubor, ahora su cara ya no se veía tan pálida, el color del maquillaje no la hacía ver más bonita, pero tan siquiera un poco mejor.

Podía escuchar el ruido de los gritos de todos los fans ahí a fuera, estaban bastante emocionados, tanto como ella, ya se podía imaginar el escenario lleno de luces, los fans con carteles y gritando cuando empezara a cantar, ese era su trabajo un trabajo que amaba, sobre todo porque podía a ver a su amor platónico Sasuke Uchiha.

Caminó decidida hacía la parte de atrás del escenario donde habían varias pantallas, una, mostraba donde estaba Sasuke, la otra el escenario y las demás al público, y frente a esas pantallas, donde se encontraba ella, se hallaba un micrófono. Escuchó como al guitarra empezó a tocar y supo que era hora de mostrar su talento.

Los bailarines anunciaron la entrada, y por un hoyo de el escenario salió la cantante, una hermosa pelirroja con cuerpo delgado, su cabello estaba desordenado y un hermoso vestuario que dejaba su torso al descubierto, la música empezó a sonar, y ella a cantar.

Sasuke era el hombre el cual le daba una razón para vivir, Sasuke era su luz, no importaba que Karin fuera la que bailara y "cantara" ahí fuera, ya que ella era la de la voz, y además, Sasuke estaba ahí, su príncipe azul, la persona que amaba, a la cual no sabía si debía amar, pero lo hacía. Y ella estaba ahí por él, porque mientras él estuviera con ella, siempre sería feliz.

Empezó a dar pequeños saltitos de emoción al recordar a su amor Sasuke, provocando que el suelo se rompiera y ella cayera estrepitosamente por aquel hoyo. Estaba mareada, y le dolía el trasero, sabía que su peso había provocado que el suelo del escenario se rompiera. Pudo escuchar la voz de Sasuke llamándola, preocupado por ella, y a pesar de el duro golpe eso la hacía sentir feliz.

Se levantó con todas las fuerzas que reunió y salió del hoyo, miró desorientada a todos lados y se fijó en la pantalla donde Sasuke estaba, se encontraba dándole unas indicaciones a Karin, sobre cuando volver a empezar a cantar y que por mientras el coro se encargaría de todo. Nunca algo como eso había pasado, pero Sasuke era muy listo además de hermoso, él sabía cómo manejar la situación.

Su corazón empezó a latir fuertemente al escuchar la voz de su amado llamándola para saber si estaba bien. Le sonrió y asintió con la cabeza, empezó a contar regresivamente desde el tres y a su señal volví a empezar a cantar. Después de aquello todo había salido bien, y el concierto de Karin había terminado con éxito.

Caminó hacia donde estaba Sasuke, que se encontraba hablando con algunos empresarios o alguien del staff. De pronto Karin se acercó a ella quitándose la peluca, su cabello natural también era rojo, aunque usaba peluca para los peinados. La miró con arrogancia y caminó con ella.

-¿Estas cansada?- Preguntó ella mientras se secaba el sudor con la toalla. Sakura negó con la cabeza, no queriendo hablar con ella. –Claro que no, tú no tienes que bailar. Casi lo arruinas.– Agregó con desprecio

Karin miró a Sasuke y se volteó a ella nuevamente mirándola con una sonrisa perversa. Karin sabía perfectamente que a ella le gustaba Sasuke, que era su amor platónico y nunca dudaba en restregarle a la cara que Sasuke la prefería a ella. Se acercó hacia a él y le abrazo mientras este correspondía a su abrazo.

-¡Sasuke!- Exclamó Karin melosamente. –Buen trabajo Karin.- Le felicitó, aunque no sonrió.

Sasuke se acercó hacia a ella, y la abrazo, aunque por la impresión no correspondió a su abrazo, se separo de ella y le preguntó seguidas veces si estaba bien, aunque ella todavía seguía en shock y no podía responderle a nada, su corazón latía con mucha fuerza y sin pensarlo lo abrazo ante la mirada penetrante de Karin.

Horas después del concierto se encontraba sentada con su amiga Ino en un restaurante. Ino no era una modelo, no era hermosa, ni bonita, pero tampoco era fea como lo era ella, no, Ino era rubia, no era gorda pero si sobrepasaba el peso de una mujer delgada, sus ojos eran azules aunque eran algo rasgados, su voz era bonita, por lo cual formaba parte del coro de Karin. Amaba mucho a su amiga, aunque a veces, era muy mala con ella.

-Entonces, ¿El está interesado por ti?- Preguntó Ino con interés. –No lo sé, es muy atento conmigo.- Sonreí. –Escucha Sakura, hay tres tipos de chicas para los hombres; Las hermosas, que son los tesoros, Las promedios, como yo que somos los regalos, y las rechazadas como tú. ¿Lo entiendes?. –Me sonrió. –Además, ¿acaso tú has estado enamorada?-

Ese era uno de los momentos en los cuales Ino era muy mala conmigo, y si, había estado enamorada una vez en mi vida, aunque no todo terminó muy bien, y aquello me había dejado una lección.

Flash Back

-¡Cariño!- Exclamó cuando su novio se alzo de la mesa y lanzó su cartera a la mesa. Se volvió a sentar y me miró.

-¿Te pedí que compraras las píldoras de dieta por mi?- Preguntó el. Mientras ella negaba con su cabeza. –Está bien, no lo vuelvas a hacer, sino terminamos.- Le advirtió mientras tomaba el cheque de la mesa. –Eres hermosa así.- Le sonrió

Sabía porque estaba enojado, no le gustaba el hecho de que comprara pastillas de dieta para él, para su negocio, ya que pensaba que ella quería adelgazar, pero ¿Por qué le enfadaba que le ayudara? A eso no tenía respuesta no lo entendía. Pero siendo el primer amor, y novio, no debía decepcionarle, aunque, aquel video fue lo último que vi sobre él…

-Lo siento, no merezco a una mujer como tu.- Vi a su "novio" que ahora es ex en la pantalla de su televisión. Había dejado un video para ella. Las lágrimas caían por sus mejillas sin creer ni una sola palabra que decía. –Rezare para que conozcas a alguien mejor que yo.- Dijo, y ella sonrió, era un mentiroso.

Ese día había decidido dejar de comer, y así perder algo de peso. Así que agarro un bote de las pastillas de dieta, agarro varias y se las tomó todas, al final acabo en el hospital tratando de ser movida de una camilla a otra por los doctores, aunque debido a su peso tuvo que moverse ella misma.

Aprendí esa noche que no estaba hecha para las dietas, ni mucho menos para el amor, porque, ¿Quién querría a una novia fea y gorda como ella? Era difícil admitirlo aunque era fácil saberlo.

Fin flashback

-Hakuna Matata- Dijo la señora de los tatuajes. –Una creencia africana que les concede a todos sus deseos.-

Ino y yo fuimos al siguiente día a un tienda de tatuajes, al final terminamos haciéndonos un tatuaje de "Hakuna Matata" que era lo que decían en la película de el Rey Leon, "Les concede a todos sus deseos" Era alentador, tal vez y con un poco de suerte su deseo de que Sasuke llegara a amarla se hiciera realidad. Ino también se hizo el mismo tatuaje, ambas en la cadera del lado izquierdo.

-¿Estas perdida?- Me preguntó Sasuke mientras tomaba mi botella de agua y bebía de ella.

Ese día estábamos en el estudio grabando una canción que al aparecer no estaba saliendo muy bien, y Sasuke me estaba enseñando. Me dio nuevamente la botella y con emoción toque de donde él había tomado, aquella botella la tenía guardada en mi hogar, donde nadie la tocaría.

Otra noche Sasuke la llevó al hospital donde visitaría a su padre, que tenía algunos problemas mentales, salió del el carro y le agradeció con una reverencia y una sonrisa amable.

Entró al lugar y la llevaron al cuarto donde estaba su padre, puso música y empezó a bailar con el un balz. Aunque, el no bailaba conmigo, el bailaba con mi madre. Ella había tenido un accidente y había muerto, mi padre había estado ahí y se había dado un golpe duró en la cabeza.

Así que cada vez que lo visitaba pensaba que era su madre y no ella, pero a ella no le importaba porque estar con su padre era más que suficiente para hacerla feliz, lo amaba mucho y siempre iba a visitarle todos los días.

-Cariño, ¿Cómo está Sakura?- Me preguntó mi padre, y a eso era lo que me refería de que mi padre no bailaba conmigo sino con mi madre. –Está bien, es una cantante, y además está enamorada.- Le dijo con una sonrisa. –Cariño.- Le volvió a hablar su padre. -¿Por qué pesas más ahora?- Le preguntó mirándola a lo que Sakura borró la sonrisa de su rostro y lo abrazo. –Sigamos bailando.- Dijo Sakura.

Su padre bajo su mano hasta el trasero de Sakura y esta con una sonrisa divertida en el rostro volvió subirla hasta su extensa cintura mientras su padre se acurrucaba en su hombro disfrutando de la hermosa noche bajo la luna llena.

Sakura miró con emoción el suéter que se había tejido ella misma para Sasuke, era color azul marino, que combinaría muy bien con su cabello y sus ojos, además de que ese era su color favorito. Estaba muy emocionada por entregárselo, lo haría en su cumple años el cual no faltaba mucho por llegar.

-Por fin.- Suspiró ella con una sonrisa.

Volteó a la puerta al ver como su amiga Ino entraba por ella con un gran regalo, no recordaba que a Ino le mandaran regalos ni mucho menos que tuviera a algún pretendiente o novio, tal vez y era para ella, aunque no era probable porque ¿Quién podría mandarle a ella un regalo? Y a esas horas de la noche, era muy raro.

-Es un regalo para ti.- Dijo Ino.

Alcé mi ceja extrañada y me acerque hasta ella tomándolo y volviendo al sillón donde estaba antes, le indique que se acercara y al estar junto a mi abrí el regalo dejando al descubierto un hermoso vestido color rojo fuego, lo sacó con sumo mirado y sonrió felizmente volteando a ver a Ino que se encontraba impresionada por el vestido.

"Sakura, estoy muy agradecido por tu gran trabajo, usa esto para mi fiesta de cumple años. Sasuke" Eso decía la nota que Ino había leído después de haber sacado el vestido, podía sentir la emoción apoderarse de todo mi cuerpo quería gritarle a todo el mundo cuan emocionada estaba, ahora veía que podía haber una posibilidad de que él me amara.

Corrió con el vestido hacia el baño, y con rapidez y agilidad se lo puso, aunque tuvo que hacer mucho esfuerzo para poder entrar en él, salió del baño y se acerco a Ino que la veía impresionada, se miró a ella misma en un espejo y se dio cuenta que se veía horrible, las lonjas se enmarcaban en el vestido y la hacían ver mal, además de que le quedaba muy apretado parecía un pingüino, pero no importaba, porque si Sasuke se lo había dado ella lo usaría.

En la fiesta había una multitud de gente, en realidad era un bar, y habían apartado una sección privada donde sería la reunión de cumple años de Sasuke. Si llevaba el vestido que le había comprado para ella, aunque llevaba un chaleco morado encima de este, solo por las dudas.

Se abrió paso por la gente tratando de llegar al lugar, no iba con Ino ya que a ella no la habían invitado, pero estaba bien porque se las podría arreglar ella sola y no habría problema alguno, además de que estaba segura de que Sasuke estaría feliz de que llevara el vestido que me compró.

Entró al lugar y Sasuke le dijo que se sentara junto a él con muchas emociones inundando su cuerpo pasó por donde estaba la gente recibiendo quejas que la estaban aplastando con mucha pena siguió su camino llegando a donde estaba él, dejo su bolso y se sentó lanzándole una sonrisa.

-Tengo algo para ti.- Le dijo Sakura mientras le entregaba la bolsa donde venía el suéter que ella había hecho. –Oh, me encanta, gracias.- Dijo él con una de sus mejores sonrisas. –Me puse el vestido que me compraste.- Le dijo ella con una sonrisa mientras este la veía confundido.

-¿Por qué no te quitas tu abrigo?- Preguntó uno de los amigos de Sasuke el cual creía que era Naruto, el que le ayudaba a dirigir la empresa. –Vamos quítatelo.- Le dijo nuevamente.

Sakura asintió con la cabeza y se despojó de su prenda morada, no sin antes pararse para quitárselo dejando al descubierto todas esas imperfecciones marcadas en su cuerpo causando la risa de varias personas que lucharon por no reír en voz alta.

Al sentarse en su lugar, por la puerta entro la flamante pelirroja Karin, aunque, había un problema, ella llevaba el mismo vestido que Sakura, y se veía tan bien en el que podía sentir la vergüenza de la cabeza hasta los pies. Ahora entendía porque Sasuke la había mirado así cuando le había dicho lo del vestido, era porque él no se lo había dado, no, había sido Karin, y todo ese plan había sido solamente para humillarla.

Tomó una cerveza de la mesa y se levantó de su lugar, no aguantaría estar ahí por más tiempo con aquel silencio incomodo que la estaba matando ni con aquella sonrisa burlona en el rostro de Karin al ver que su plan había funcionado, no señor.

-¿A dónde vas?- Preguntó Sasuke. –Tengo ganas de bailar.- Mintió Sakura.

Se dirigió a los baños y se metió en uno de los cubículos sentándose en la tasa, abrió su botella y empezó a beber, después de unos minutos escuchó la puerta abrirse y sin moverse ni hacer ruido se quedó ahí esperando a que se fueran.

-La perra me está sacando de quicio.- Dijo una mujer, a quien reconoció por Karin. –Entonces canta tú.- Le contesto con brusquedad un hombre, que era Sasuke. -¿Tu creer que me gusta?- Preguntó el. –No necesitas recordarle cuan asquerosa es- Hablo nuevamente. –Es talentosa, pero gorda y fea. Solo la estamos utilizando.- Le dijo Sasuke con un tono de "alegría" en su voz

Las lagrimas no se hicieron esperar en el rostro de Sakura, una tras otra cayeron, y trataron de que no escaparan los sollozos que quemaban su garganta esperó a que ellos se fuera, para que después ella se rompiera en mil pedazos y llorara como si no fuera un mañana, pero, en ese entonces se dio cuenta de algo. Era hora de un cambio.