Capítulo 1: La última noche.

Llevaba cerca de 1 hora bajo el agua tibia de la ducha, estaba desorientada y con un buen dolor de cabeza ¿La cusa? Una buena borrachera la noche anterior. Todo había acabado y no podía hacer otra cosa que beber hasta sacárselo de la cabeza, aunque no había servido de mucho.

Habían pasado cerca de 4 horas desde que él había salido de su cama por última vez, quizás fue la mejor noche de todas, apasionados, desenfrenados, sin importar el mañana, solo amándose desesperada y alocadamente para poder sacar ese dolor que inundaba sus corazones. Ya no era una niña y podía entender que había cosas que no les permitían estar juntos, como su odio parido desde que estaban en la escuela, o el hecho que estuviera del bando contrario al de ella, aunque fuera por obediencia a su padre, las cosas estaban así y no podía hacer nada.

"Din-Don" sonó la puerta de su departamento, haciéndola dejar sus pensamientos a un lado.

- ¡Hermione abre, hubo otro ataque! –grito la voz de su mejor amiga desde el otro lado, mientras seguía golpeando con el puño la puerta.

Hermione cerró la ducha y salió a toda carrera con una bata puesta y el cabello estilando.

- ¿Que? –grito abriéndole la puerta a su amiga, la cual n estaba sola.

- Merlín Mione, vístete –dijo Harry tapándose la cara al igual que Ron, quien no podía estar más rojo.

- No aleguen, ustedes quería que abriera, me estaba duchando –dijo Hermione haciéndolos pasar par luego entrar a su habitación para ponerse algo.

Tras unos minutos de espera, Hermione salio con el cabello mojado en la espalda, humedeciendo una blusa de tirantes marrón, que iban acompañados de unos pantalones negros.

- ¿Qué sucedió? –Pregunto Hermione colocándose una pluma en el cabello, el cual acababa de enrollar.

- Hubo un ataque de mortífagos anoche en el Londres muggle –dijo Ginny mientras la apresuraba para que salieran de una buena vez.

- ¿Cuántas bajas? –Pregunto mientras salían del lugar.

- 198 personas –dijo Harry entre dientes y con notoria frustración.

- ¿Tantas? Pero ¿Cómo? ¿Nadie salvo con vida? –Pregunto Hermione mientras salían del edificio.

- Tres personas –dijo Ginny metiéndose en un callejón abandonado junto a la castaña, el pelirrojo y su novio.

- ¿Dónde vamos? –Pregunto Hermione.

- Al ministerio, nos convocaron a todos –dijo Harry mientras en una seguidilla de "crac" desaparecían del lugar.

Al llegar, noto la magnitud del ataque, no solo muggles habían muerto, también había varios aurors heridos además de una gran conmoción.

- Por fin llegan –dijo Remus junto con Tonks en una esquina del abarrotado cuartel de aurors –los estábamos buscando, hoy tendremos reunión urgente en el cuartel… lleguen temprano porque no tenemos más tiempo.

- Claro –dijo Harry dejando desaparecer al amigo de su padre y su padrino.

- Potter, Weasley's, Granger –grito una voz grave y potente desde una de las oficinas.

Pasaron todo el dia en la oficina de su jefe, haciendo planes de ataque y de protección para la comunidad mágica y muggle. Las autoridades de ambos Londres estaban pidiendo cabezas.

Al llegar la tarde, se fueron directamente al cuartel de la orden para la reunión urgente a la cual los habían citado.

- … mucho había pasado ya –dijo Ojoloco golpeando la mesa –esos imbéciles del ministerio no nos hicieron caso, les advertimos que era cosa de tiempo para que Voldemort y esas alimañas volvieran a atacar, pero no… no nos hicieron caso

- Alastor, los sermones no nos sirven, debemos actuar –dijo Minerva Mcgonagall al mando del grupo de adultos.

- ¿Qué propones Minerva? –Pregunto Remus mirando a la directora de Hogwarts.

- Primero decir que este ataque no fue masivo, fue más bien aislado y no con todas las celebridades a las que estamos acostumbrados –dijo la mujer tomando asiento.

- ¿Quiénes no estuvieron? –Pregunto Harry intrigado.

- Las más notorias ausencias fueron Malfoy hijo y sus amiguitos –dijo Minerva mirando a su ex-alumno.

Hermione al escuchar el apellido, notó como se le helaba la sangre y sus recuerdos la trasportaban a unas horas atrás.

-… No te debería estar acá aun –dijo Draco mientras devoraba el bronceado cuello de la desnuda castaña bajo él.

- No te vayas –dijo Hermione entre suspiraos mientras Draco la poseía desesperadamente.

- Deben… estar… buscándome –dijo Draco entre sus movimientos pélvicos.

- ¡Draco! –grito Hermione aforrándose a las almohadas.

- Te amor… -susurro en un esfuerzo sobre humano por no morder su cuello.

- Más… por favor… -dijo Hermione tomando las manos de Draco que la aprisionaban contra las suaves sábanas que cubrían sus sudorosos cuerpos –no te vayas esta noche… es… es la última…

Las palabras salían entre sensaciones que invadían su cuerpo mientras sentía tensarse al rubio dentro de ella.

Draco dejo caer su cabeza sobre el hueco del cuello de la castaña mientras respiraba agitadamente.

- Será la última noche… no abra descanso –dijo Draco en un susurro mientras salía de la castaña para posarse arrodillado a su lado, la giró de un solo movimiento dejándola boca abajo en la cama, le separo las piernas y se arrodillo entre ellas, la tomo fuertemente de las caderas y con su miembro aun erecto, la sentó sobre sus piernas introduciéndose en ella nuevamente, dejándola afirmada con los brazos extendidos en la cama mientras comenzaba a arremeter nuevamente. Las caderas de Draco comenzaron a levantarse pegadas al trasero de la castaña mientras sus manos dejaban sus caderas y se dirigían hacia su clítoris, masajeándolo mientras sus caderas arremetían firmes con la castaña que jadeaba con los ojos cerrados, disfrutando de la exquisita sensación.

- ¡Hermione! –llamó la profesora Mcgongall, haciendo a la castaña salir de sus ardientes pensamientos – ¿Se encuentra bien?

- Sí, solo estaba pensando… disculpen –dijo Hermione sintiéndose un poco avergonzada al verse observada por todos.

- Bueno, sigamos… -dijo la directora de Hogwarts dirigiéndose a los demás.

- ¿Qué te pasa? Estas, extraña –dijo Harry al oído de su amiga.

- No es nada, por atención –dijo Hermione volviendo a la reunión.

Luego de un par de horas de análisis, decidieron que espiarían al grupo de Malfoy y compañía para ver que estaban planeando los mortífagos antes de atacar o algo parecido. Las asignaciones quedaron hechas de tal modo. Remus y Hermione, vigilarían a Malfoy, Ron y George a Pansy, Tonks y Harry a Zabini, Ginny y Fred a Goyle y Alastor y Bill a Crabbe.

- nos vemos mañana Mione –dijo Remus despidiéndose de la castaña junto con colorida esposa, Tonks.

- Claro Remus –dijo Hermione comenzando a caminar del lado opuesto junto con Harry, Ginny y Ron.

- No puedo creer que me haya tocado con George, me molestara todo el día –dijo Ron cn molestia.

- Vamos Ron, ya estas grande como par a poder dominar esas situaciones –dijo Ginny mientras caminaba junto a Harry.

- No es eso, es que… ah, tu no entiendes porque te llevas bien con ellos –dijo Ron enfadado –esta familia tan extraña que tengo, debería ser huérfano.

Las palabras del pelirrojo quedaron dando vueltas en el aire, mientras recibía con buen codazo de parte e su hermana.

- Lo… lo siento chicos –dijo Ron mirando primero a Harry y luego a Hermione.

- No te preocupes, ya lo superamos –dijo Hermione dándole unas palmaditas en el hombro.

- Sí, ya conocemos lo torpe que eres para algunas cosas –dijo Harry quitándole tensión al momento, más por Hermione que por él, ya que era toda una vida sin sus padres, estaba acostumbrado, pero Hermione había perdido a sus padres en séptimo año, ya hacía cinco años atrás y sabía que aun le dolía aunque se hiciera la fuerte.

- Bueno chicos, yo los dejo aquí… nos vemos mañana en el ministerio –dijo Hermione besando la mejilla de sus amigos.

- ¿No quieres que te dejemos en tu casa? –Pregunto Ron con cargo de consciencia.

- No, estaré bien, además quiero ir a comprar algunas cosas a la tienda –dijo Hermione girando sobre sus talones y comenzando caminar.

- Herms… -grito Ginny llamando la atención de la chica -¿Pensaste lo que te dije?

- Sí… y no, no creo que sea buena idea… luego conversamos –dijo Hermione doblando por una de las esquinas y desapareciendo de la vista de sus amigos.

- ¿Qué le pedirte? –Pregunto Harry cuando siguieron con su camino.

- Nada –dijo Ginny cambiando de tema. "¿Por qué no querrá que me vaya a vivir con ella? Bueno, ya me tendrá que responder" pensó la pequeña pelirroja mientras caminaba hacia un callejón cercano para aparecerse en la madriguera.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Hermione camino tranquilamente hasta si departamento, paso primero a una tienda por algo de leche y algunos comestibles para luego dirigirse a su departamento.

Subió al ascensor luego de saludar al conserje y llego a su departamento, dejó cosas en la cocina pasó directamente a su habitación, sin encender ninguna de las luces de la sala, por lo que no noto que no estaba sola.

- Deberías cerrar mejor tus puertas preciosa –dijo una vos desde los sillones de la sala.

- ¡Draco! –dijo Hermione llevándose una mano al pecho -¿Qué haces aquí?

- La verdad no podido de dejar de pensar en ti –dijo Draco colocándose de pie, dejando ver sus pantalones negros y su camisa blanca, que marcaba sus bien definidos pectorales.

- Draco debes irte, no pueden saber que estás aquí –dijo Hermione intentando esquivas al rubio.

- ¿Por qué? –Pregunto Draco siguiéndola por la sala, entre los sillones.

- Porque anoche hubo un ataque de mortífagos y quieren la cabeza de cualquiera de ellos –dijo Hermione tomando con una de las paredes, frustrando su huída.

- No me interesa, contra mi no tienen pruebas –dijo Draco acorralando a Hermione contra la pared y su cuerpo.

- No tientes a tu suerte –dijo Hermione casi con un hilo de voz, a causa de la cercanía del rubio –Tu sabías de ataque ¿verdad? Por eso me dijiste anoche que no debías de estar aquí…

Draco quien estaba por abordar los labios de la castaña, se detuvo en el camino para mirar a la castaña a los ojos y separarse de ella con algo de enfado.

- ¿Por qué te empeñas en hablar de eso Hermione? –Pregunto el rubio en enfado.

- Porque tú no quieres dejarlos –dijo Hermione reponiéndose de la cercanía de Draco.

- ¡No es tan fácil! –grito Draco enfadándose.

- ¡No lo es porque tu n quieres! –grito también la castaña apretando los puños y frunciendo el ceño.

- Mi padre… -dijo Draco intentando justificarse.

- Tu padre… siempre es tu padre el problema… No eres capaz de enfrentarte a él –dijo Hermione con frustración –Vete…

- Hermione… -dijo Draco estirando una mano para alcanzar a la castaña pero esta retrocedió.

- Vete Draco –dijo Hermione pero el rubio no se movía -¡Fuera si no quieres que llame a los aurors y diré todo lo que sé!

- No serías capaz –dijo Draco mirándola con asombro.

- No me dejas otra alternativa Malfoy… si no quieres dejarlos, entonces estas contra mi… ahora vete –dijo Hermione intentando contener las lágrimas.

- Como quieras Granger –dijo Draco mirándola con rencor para luego caminar hacia la puerta –pero te aseguro que jamás podrás desligarte de mí…

Hermione lo vio marcharse y no fue capaz de contener las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, cerrándolos con fuerza en un vano intento de mitigar el dolor que la quemaba por dentro.

Había sido casi un año de amor clandestino con el rubio. Se habían aprendido a conocerse a amar, como nadie jamás lo hizo y ahora no podían estar juntos.

- Lo sé, jamás dejare de amarte –dijo Hermione caminando hacia su habitación para intentar dormir.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Draco apareció en la casa de su amigo Blaise, necesitaba desahogarse y él era el único que sabía sobre la relación con la castaña y el grado de seriedad que había adquirido para él. Tocó la puerta y Blaise le abrió, haciéndose a un lado de inmediato para que el rubio pasara.

- No me digas nada, no te quiere volver a ver –dijo Blaise cerrando la puerta una vez que el rubio estuvo dentro.

- Lo del ataque lo hecho todo a perder –dijo Draco echándose sobre uno de los sillones de su amigo.

- ¿Le dijiste lo del ataque imbécil? –pregunto Blaise sorprendido.

- No del todo, solo le comente anoche que no debía de estar aquí –dijo Draco sirviéndose un vaso de whisky de fuego.

- Idiota, eso es como decirle que iban a atacar y donde –dijo Blaise quitándole el vaso a su amigo para bebérselo él – ¿y por o menor pudiste confirmarlo?

- Es demasiado pronto, no se le notara –dijo Draco sirviéndose otro vaso.

- No, pero existen hechizos que pueden confirmártelo, tontuelo –dijo Blaise como su fuera lo más obvio del mundo.

- Ni siquiera me dejo besarla ¿Cómo quisieras que la hechizara para saber si estaba embarazada o no? –Pregunto Draco enfadado.

- Draco, debes confirmarlo de una buena vez –dijo Blaise bebiendo más de su vaso –el señor oscuro no estará contento si no es así…

- La verdad, preferiría que no estuviera embarazada, eso me tendría más tranquilo –dijo Draco bebiendo el contenido de su vado de un solo trago.

- Oye, si no lo haces… el señor tenebroso puede atacar a tus padres –dijo Blaise con preocupación.

- Mi padre no me interesa –dijo Draco sin preocupación alguna.

- No, pero tu madre sí… si fallas, Voldemort la matará –dijo Blaise mirando con seriedad a su amigo –además, debes decirle lo otro o quizás podría abortarlo.

- Hermione jamás haría eso Blaise –dijo Draco mirándolo con enfado.

- No, pero ella no sabe nada de lo del señor tenebroso y la profecía –dijo Blaise mirándolo atentamente.

- Blaise, no puedo decirle nada aun… primero necesito saber si verdaderamente está embarazada o no y luego pensar en como decírselo para que no me mate –dijo Draco colocándose de pie.

- Debes averiguar pronto si está embarazada o no, si el señor oscuro nos manda a llamar y aun no tienes la respuesta… no quiero saber lo que sucederá –dijo Blaise mirándolo con suma seriedad.

- Lo sé, aun tengo un par de días, pero… ¿Cómo averiguarlo si no me deja acercármele? –dijo Draco con mayor frustración.

- Pues, tendrás que traértela a la fuerza y corroborarlo –dijo Blaise –así aprovechas y desesperas un poco a Potter.

Draco miró a su amigo unos segundos y luego se paso las manos por el cabello con desesperación.

- ¿Y que hago si no esta embarazada? –Pregunto Draco a su amigo.

- Pues, te poner a hacerle un bebe ahí y confirmarlo luego –dijo Blaise como lo más natural del mundo.

- No seas idiota, ella no quiere saber anda de mí, no dejará que la toque y ni se te ocurra decir que lo haga a la fuerza porque jamás haría algo que pueda dañarla –dijo Draco mirándolo seriamente.

- Primero tráela, luego vemos si esta embarazada o no… pero debes hacer algo, sabes que ese bebe es nuestra única salvación –dijo Blaise acercándose a su amigo, el cual sabía que se jugaba el futuro de todo el futuro mágico, solamente en su futuro hijo.

Continuará…