Bienvenidos a Hogwarts

— Papá ¿En serio? ¿Por qué vienes con nosotros si tú puedes llegar por Red Flu?

— ¿Te molesta? — Dijo alisando su túnica.

— No.

— ¿A Albus le molesta?

— Para nada señor Malfoy. — Dijo el aludido con una sonrisa en la cara. A Albus le gustaba el señor Malfoy,le gustaba más que su propio padre, era como tener un Scorpius de 40 años a un lado. Quizá sólo un poco más pijo y menos tierno o amable, pero al parecer eran igual de empollones, viciosos de los dulces, graciosos y sarcásticos.

— ¿Y no tienen más amigos? Digo, me imaginé que aclarando todo el asunto de la hija de Voldemort, la gente ya no te vería mal Scorpius.

— Desde que Scorpius juega al quidditch digamos que tiene…

— Son lameculos, pero no, ningún amigo además de Al…Ninguno estuvo ahí en las malas y nos trataron horrible por mucho tiempo, esas cosas no se olvidan, los marginados no olvidan quienes son los verdaderos amigos.

— ¿Y ninguno tiene novia? — El señor Malfoy alzó las cejas.

— Es complicado. — Dijeron ambos y luego se rieron.

— A Albus le gustan las chicas que le llevan más de 10 años. —Explicó el rubio.

— Y a Scorpius le gusta la única chica que jamás en su vida le hará caso. — Completó el castaño.

— Menos mal, pensé que en un par de años tendría que llamar a Harry Potter consuegro.

— ¡Papá! — Chilló Scorpius. Mientras que Albus soltaba una risotada.

— Vale. — Dijo el pelinegro mientras se limpiaba una lagrima. — Tal vez tu padre tiene razón Scorpius, hagamos algo, si no nos casamos antes de los treinta nos iremos a vivir juntos. No quiero vivir en soledad, somos una peste, además de que tú y yo prácticamente estamos casados.

Scorpius iba a replicar pero se quedó pensando.

Dormían en la misma habitación; Se duchaban juntos; Hacían todas las comidas juntos; Tenían las mismas clases, incluso las opcionales y por lo tanto hacían las tareas juntos; Les gustaban las mismas cosas y cuando vacacionaban estaban casi siempre en casa de los Malfoy (Albus seguía teniendo algunos problemas de comunicación con su familia) y si estaban separados por cosas como viajes de negocios o excursiones familiares forzadas se mandaban lechuzas a diario. Sus lechuzas de hecho jamás habían ido a dejar mensaje a otras casas. Prácticamente ni siquiera tenían que decirles a donde llevar el mensaje, lo hacían en automático. Se sentó bien y miró asustado a Albus.

— Albus, tienes razón. —Se puso las manos como si estuviera en el cuadro de un grito desesperado. —Estamos prácticamente casados.

— Ya, que tampoco es tan trágico. —Dijo Albus quitándole hierro al asunto.

— Sí lo es, es como casarse con tu parabatai.

— ¿Un parabaqué? — El señor Malfoy levantó una ceja.

— Es una cosa de sus libros muggle. Son guerreros parte ángel que hacen un juramento para ser compañeros de toda la vida. Se supone que los parabatai son las personas que más amas pero con las que no te puedes casar, porque no puedes amarlos románticamente, está prohibido. Sientes si están heridos o si mueren y una parte de ti muere con ellos. — La ceja del señor Malfoy no podía estar más arriba. —Yo no sé. Le dijo. —Él es quién lee libros, yo sólo llegué hasta el tres, lo demás lo escucho de él.

— Son maravillosos.

— Son demasiados, llevan cuántos ¿20?

— Son 6 de la saga principal, dos recopilatorios de historias cortas sobre Shadow Hunter Academy y otra sobre las crónicas de Magnus Bane, además de la saga de los orígenes y la de dama de media noche. El codex de los cazadores de sombra y la guía de subterráneos.

— Eres un adicto.

— Es que es muy romántico.

— Entonces Albus ¿Cuántos EXTASIS piensas sacar? — Dijo el señor Malfoy ignorando claramente a su hijo, cosa que hizo que éste le empujara.

Albus se rió pero igual le contestó.

— Todos menos adivinación. En pociones trataré de hacer lo mejor. Scorpius es mi maestro particular.

Draco se sintió extrañamente bien. Era cierto, su hijo había sufrido mucho al ser tachado como posible hijo de Voldemort, sin jamás tener otro amigo que Albus Potter, era el único y al único que necesitaba. Un amigo verdadero. Estaba feliz y orgulloso por eso. Él nunca había tenido a nadie así, bueno sí, y se casó con ella, pero murió.

Miró hacia la ventana mientras los chicos se comportaban como lo que eran y pensó en Tori.

Su hermosa Astoria, era la única mujer a la que había amado y que lo había amado a él por lo que realmente era.

Regresaré a ese lugar Tori. Dijo en su pensamiento. Ella también estaría orgullosa de él. De que por fin pudiera regresar.

Cuando llegaron a la estación en Hongsmeade tomaron los tres un carruaje.

— ¿No vas a la escuela con el resto de tu familia?

— A Rose no le gustamos y Lily…

— A ella le gustamos, pero tiene muchos amigos y su carruaje siempre va abarrotado. —Dijo rápido Scorpius. Su cerebro siempre iba rápido.

— Además ya habrá tiempo en el colegio.

Draco asintió y los chicos comentaban de varios temas al azar, sus mentes eran algo dispersas, sus conversaciones se derivaban a muchas cosas extrañas y después retomaban el tema principal al darse cuenta de lo mucho que se habían alejado del epicentro de la situación.

Bajaron y dejaron su equipaje con el celador y se fueron todos al gran comedor. La cena comenzó después de la selección y de haber presentado a Draco como nuevo profesor. Algunos hicieron muecas extrañas pero a él no le importó demasiado. Había soportado cosas mucho peores.

Tras eso se despidió de los chicos y ellos con cara de sueño le dieron las buenas noches. Camino a su habitación se encontró con la profesora McGonagall, quién le saludó de manera que no supo interpretar, era como orgullo y burla al mismo tiempo.

— Buenas noches profesor Malfoy. — Dijo cuando estuvieron de frente. Profesor Malfoy, dios, eso sonaba raro. Encontró ahí la razón de la burla.

— Buenas noches directora.

— Sólo quería decirle que mañana se presentará ante usted una alumna de quinto que quiere dar su servicio con usted, antes de ser anunciado que usted sería el profesor tenía más postulantes pero ahora sólo queda una, por suerte es la más ambiciosa y la más capaz.

Draco ya había sido informado. Desde la guerra se instauró un régimen no obligatorio donde los alumnos de quinto hasta séptimo podían solicitar hacer un servicio social, aunque era más como prácticas profesionales. La finalidad era que los alumnos conocieran los diferentes puestos de trabajo en el mundo mágico esperando que descubrieran que querían hacer de sus vidas antes de salir de Hogwarts y los que ya lo sabían obtenían experiencia en lo que querían estudiar a posteriori.

Había desde limpiar la oficina del ministro, pasando por asistir al conductor del autobús noctambulo o tender camas en el caldero chorreante incluso ser asistentes de algún fabricante de pociones o cuidador de fin de semana en reservas de criaturas mágicas. Muchos de los mayores elegían hacer servicio en el ministerio aunque fuera haciendo papeleo. Otros, sobretodo Hufflepuffs y Gryffindors elegían hacer servicio en Hongsmeade ayudando en las diferentes tiendas, los Ravenclaws y Slytherins, más analíticos, lo hacían aprendiendo de los duendes tras un tratado firmado 10 años atrás.

Scorpius y Albus lo harían ayudando a Hagrid con las criaturas, llevaban desde quinto haciéndolo.

Decían que les relajaba.

No pensó mucho en ello durante su primer día de clases pero cuando la postulante se presentó casi deja de respirar. ¿Es que los malditos Potter jamás iban a dejarlo en paz?

Lily Potter le sonreía mientras le entregaba los papeles a firmar para terminar con el trámite del servicio.

Draco Malfoy alzó una ceja, pero suspirando en su interior firmo el contrato vinculante. En ese mismo momento dos copias mágicas se escribían, una para la dirección y otra para el departamento de educación mágica del ministerio, salieron volando de ahí en cuanto estuvieron terminadas. Lily tomó su copia y seguía mirándolo con esa sonrisa que le llegaba hasta los ojos.

— ¿Cuándo podemos empezar profesor?

— Ahh…supongo que ahora. —Dijo levantándose de su escritorio. — ¿Puedes decirme cuantos tipos de pociones hay según su consistencia? — Se acercó hacia el pequeño almacén de calderos y cogió dos pequeños y uno más grande.

— Están las semi-solidas, que pueden untarse, mejor conocidas como ungüentos, semi-liquidas o cremosas y las liquidas, que son las más comunes.

— ¿Y según su función?

— Curativas, regenerativas, recreativas, paliativas, venenosas, energizantes, supresoras, cosméticas, detectoras y antídotos.

— Muy bien, hiciste tu tarea Potter. Vamos a poner manos a la obra, ya que he comprobado que sabes un poco de teoría pasemos a la práctica para ver de qué estás hecha. Hagamos una poción regenerativa de piel. ¿Sabes hacerla?

— Sólo la he hecho un par de veces.

— Ya veo, necesitaras el texto de apoyo.

— Tal vez, quiero asegurarme de hacerlo correctamente. —Dijo sacando su libro de la mochila. Después caminó a la "pequeña" alacena donde Draco tenía todos los ingredientes. El mayor le observó durante un rato, corrigió únicamente la manera en que cortaba las raíces margaritas negras gigantes pues sujetaba el cuchillo de manera peligrosa debido a que las raíces eran duras y ella casi no tenía fuerza.

Tras dos horas de preparación, después de que ella avisara que la poción tenía el color y la consistencia adecuada, que era una semi-solida verdosa en la que se podían apreciar los ingredientes Draco procedió a quemarse a sí mismo la mano con el fuego de uno de los calderos a lo que Lily se quedó estupefacta.

— ¿Pero qué hace?

— Probando su poción señorita Potter. —Dicho esto tomó un cuchillo y cortó su carne quemada haciendo pocas muecas de dolor. Lily estaba aterrorizada.

— Por favor pare, no se lastime.

— Si no hay nada que regenerar no podremos probar que sirve.

Cuando terminó de desollarse la palma de la mano enfrió un poco el ungüento para poderlo aplicar sobre su carne viva, cuando lo hizo Lily que estaba al borde del colapso vio como la pasta era absorbida y pronto piel nueva surgía. Como si nada hubiera pasado.

— Ohhh Merlín, está usted como una cabra.

Él se rio y ella se rio con él. Sabía que los Malfoy y los Black estaban un poco tocados ¿Es que en verdad ese hombre estaba loco?

— Leí tu solicitud…quieres estudiar medimagia…en San Mungo verás cosas mucho más horribles.

— Pero la gente ahí no se lastima a sí misma. Además ¿Es que no siente dolor?

Draco frunció el ceño.

— En realidad no duele tanto.

— ¿Pero qué dice? Claro que tiene que dolerle.

— Tendría que hacerlo ¿No? Pero cuando te has enfrentado a tantas veces a la maldición torturadora, llega un punto en que cosas como estas no duelen como deberían.

Lily se quedó en silencio.

— ¿Eso duele más que esto? —Preguntó cuidadosamente. Draco le devolvió una sonrisa tenue.

— Si, duele mucho más.

Lily miró la mano que ahora estaba como nueva.

— ¿Es por eso que usted sabe hacer tan buenas pociones? Leí sobre usted, es un magnifico maestro de pociones…

— Es la mitad de la razón, la otra mitad…es mi talento natural. —Dijo con una sonrisa tan arrogante y bella que Lily sonrió con él.