El juego termino
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Era un jueves entrada ya la tarde, Blossom y Sage debían de haber regresado de la escuela en tiempo y forma, desde la festividad donde conocieron a la señorita Parvaty, quien finalmente se casó con el señor Matt hacía un mes, el par había tenido una enorme mejora en su comportamiento, Ramón ya no recibía llamadas de la directora y casi todos los días los niños llegaban sin demora a casa; para él, toda esa calma era sospechosa, esperaba el momento en que los dos revelaran la razón de su actuar. La cacería de bobos por el bosque llevaba ya un rato sin tener un mínimo de éxito, el hombre comenzó a pensar que tal vez se había equivocado, tenía que darles una oportunidad a sus hijos, además, no sería la primera vez que Poppy los interceptara, seguramente eso paso y ahora mismo estaban en la alcaldía, como odiaba que hiciera eso sin avisarle, se sentía orgulloso de ellos, obedecían ciegamente a sus padres, pero las ordenes cruzadas comenzaban a ser el pan de cada día. Cuando se disponía a regresar a casa, escucho un sonido seco con un eco que sonó cerca, por un momento pensó que eran sus hijos, pero era imposible, aquello sonaba como una explosión, quizás fuegos artificiales, y sabían que no debían de encender nada en el bosque, ya que podrían causar un incendio. Mientras se acercaba más se dio cuenta que eran disparos, "No son ellos" se dijo así mismo mientras se preparaba para lanzar una flecha, resonó otra detonación en lo alto, un pequeño pato había sido herido en un ala, alcanzo a atraparlo antes de que tocara el suelo, al percatarse que los disparos seguían, volvió alistar su arco y sin necesidad de esperar desarmo al joven que sostenía una pequeña escopeta. Eran dos, un chico como de unos 15 años, acompañado por uno que quizás tuviera la edad de los suyos, ambos levantaron las manos al ver que Ramón los apuntaba con una nueva flecha. El jamás había visto a esos niños andar por el pueblo, debían de ser de otro lado.
En ese mismo momento, en la plaza principal, Poppy y los gemelos le daban la bienvenida a una nueva familia, eran Trolls originarios de ahí, el señor y la señora Petrov se conocieron cuando eran jóvenes, entablaron una relación y según como dictaba el acervo, el joven le pidió la mano al padre de su enamorada, tradición y buenas costumbre los regían, la boda fue memorable, luego el matrimonio abandono la ciudad para ir a vivir a Pueblo Berteno, ya que habían encontrado ahí un trabajo estable, "tengan los hijos que Dios les dé" marcaba la doctrina, razón por la que la pareja concibió tres, y hubieran tenido muchos más si la salud de la mujer se los hubiera permitido. Poppy estaba contenta de que una nueva familia se instalara en la ciudad. El grupo en apariencia era un tanto diferente a un Troll normal, aunque le daban un aire a Grandulón, pues eran grandes, anchos y fornidos, sus estómagos redondos, de hecho, parecían Bertenos, aunque por sus cabellos era imposible confundirlos; El señor Petrov lo tenía azul marino, la señora Petrov lo tenía rosa pastel, Maicol, el hijo mayor, portaba orgulloso un morado oscuro, casi llegando a negro, Timoty, el de en medio, lucia una melena rojiza como las llamas, ambos chicos eran altos para sus edades, 15 y 13 años, gordos al igual que sus padres, lucían un estilo tipo "brabucón" que espantaba a cualquiera que se les acercara.
-Pero ellos no están aquí ahora, fueron a jugar al bosque, se morían de ganas de explorarlo. – comentaba la mujer de mejillas regordetas y amables. – Pero aquí esta Sasha, tiene 12… saluda corazón. – dijo dejando ver a la niña detrás de si, era redonda y muy muy ancha, sus dientes grandes y chuecos, con ojos enormes y una sola ceja, no le ayudaba para nada sus risos desordenados y pelo quemado de color paja. – A que es una lindura. –
-Claro. – menciono Poppy amablemente. – Yo siempre quise tener una hija, pero con estos dos galanes que tengo me basto. – menciono acercando a sus hijos a la niña que tenían enfrente. – Saluden chicos. –
-Mamá… ¿Segura que no vienen de Ogre Bridge? – susurro Sage.
-Si, esa niña tiene pinta de ser más un ogro que un troll. – Menciono Blossom.
-No sean groseros, saben que pasa cuando hay niños nuevos en la ciudad, la pijamada de bienvenida se hará, así que más vale que sean amables y la inviten. – les ordeno en voz baja.
-Es una lástima que no haya podido tener más hijos, yo llore cuando supe que no podría tener más, pero como mujeres solo nos queda lamentarnos. – hablo la madre feliz de poder conectar con ella por algo en común.
-¿Yo? …. O no, yo puedo tener hijos es solo que… -
-Oh… ya entendí, que pena, que mala suerte. – menciono la mujer sonrojándose.
-Es una pena que su esposo no pueda darle otro, los hombres de verdad no tienen esa dificultad. – El señor Petrov a todas luces se veía incomodo de que una mujer fuera alcaldesa, cuando ellos partieron su padre Pepe aún era el alcalde de la región, recién se conocieron había hecho un comentario parecido "¿su esposo se queda en casa?, eso no es muy masculino, el debería de estar trabajando en este puesto y usted en la cocina" la cara de espanto que puso el hombre cuando le dijo que no sabía cocinar, era digna de ser portada de una película de terror, finalizo por decir con enfado que el trabajo de su esposo era "afeminado" y que no era justo que él trabajara el doble físicamente por una paga más baja.
-Se equivoca señor Petrov, la razón por la que no tuvimos más hijos fue que los dos decidimos tener solo dos. –
-Pero que escandalo… eso no es…es que… - el hombre estaba indignado, estaba pálido de ira y comenzaba a balbucear.
-Cariño, recuerda con quien hablas, es la alcaldesa. – le susurro su esposa, el hombre dio un par de resoplidos y se alejó para calmarse, seguido por su mujer que le echaba aire con un pedazo de tela.
Poppy veía como demasiado tradicional a esa familia, muchos ya le habían sacado la vuelta, pero ella no, si había logrado contraer nupcias con el Troll más salvaje de todo el pueblo, hacerse amiga de un grupo con ideas y estilo diferentes de vida sería pan comido.
-Aprovechen para invitarla. – Animo Poppy a los gemelos, viendo que la niña estaba sin sus padres.
-Hola Sasha, somos Blossom y Sage y nos encantaría… - Los niños guardaron silencio, la niña los miro maravillada, pero más que ser enternecedor a los gemelos les recordó la cara de cierta bruja que conocieron, era desagradable a la vista, pero por la lección aprendida, tal vez debían esperar a conocerla para juzgarla, apenas iban a continuar hablando cuando escucharon la voz de su padre y unos gritos pidiendo ayuda.
-¿Maicol, Timoty? – Pregunto la madre angustiada. - ¿Qué hicieron esta vez? –
-¿Usted es la madre? – pregunto bastante enojado Ramón. – Encontré a estos dos delincuentes cazando patos en el bosque, alcanzaron a darle a uno. – dijo soltando a los niños y abriendo una bolsa de tela donde un asustado pato lucia decaído, los gemelos se acercaron a verlo.
-Pobre patito. – dijeron mientras Ramón se los daba, a su vez que les pasaba la bolsa de primeros auxilios que siempre cargaba con él.
-Los encontré con esto. – menciono mostrando la escopeta. – Los traía para entregarlos a las autoridades correspondientes. –
-¿Usted quien se cree que es? ¿A caso es policía? ¿Guardabosques? Porque si no lo es no tiene ningún derecho de tratar así a mis hijos, esa arma yo se las compre, salíamos de caza todos los fines de semana en Pueblo Berteno. – hablo el señor Petrov que era mucho más alto que Ramón, pero él no estaba para nada asustado.
-Cierto, no soy nada de eso, pero no deja de ser peligroso que los niños porten armas. -
-El mayor cumplió la edad requerida para usarla, no le veo ningún problema. –
-Pues yo si, no quiero saber que mis hijos andan por ahí, cerca de un par de delincuentes que tienen armas. –
-Mis hijos no son delincuentes, las armas de caza son para cazar, ahora, entrégueles su pato o me veré en la necesidad de… -
-Cariño, la alcaldesa está aquí viendo todo…por favor. – la señora Petrov no sabía que hacer para calmar a su esposo.
-Vamos a relajarnos. – dijo Poppy viendo que la esposa del hombre se ponía nerviosa. – Señor Petrov, comprendo que de donde vienen a los niños se les permite tener armas, pero le comunico que en Villa Trolls la posesión de armas es ilegal al igual que la caza, le suplico de la manera más atenta que si tiene más no dude en traerlas a la alcaldía. –
-No lo sabía, lo lamento. – dijo el hombre con un leve tono de pena en su voz, no era de su agrado que le remarcaran sus errores y realmente no quería meterse en problemas con la alcaldesa, suficientes dilemas tenían ya como para hacerse enemigos de las personas equivocadas.
-Alcaldesa. – hablo Ramón con raspante y fingida cortesía. - ¿Por qué no les menciona sobre la multa por maltrato animal para aquellos que traten de cazar en el bosque? –
El señor Petrov miro con ojos de odio a Ramón y este le sostuvo la mirada.
-No… no tenemos dinero en este momento, no podríamos pagarla, por favor, yo…yo haré lo que sea… -hablaba la mujer nerviosa mirando a Poppy, de forma amable ella le contesto.
-No le veo problema, creo que el pato se puede recuperar con los cuidados necesarios y siendo que no conocían la ley, podrían irse con solo una advertencia. –
-¿Disculpa? Solo eso. – menciono Ramón molesto. – te recuerdo que el no conocer la ley no te exime del castigo. –
-Relájate, son niños, no saben lo que hacen. –
-Claro que saben, tienen la suficiente conciencia para saber que lastimaron a un inofensivo animal. – remarco frustrado.
-No me diga… ¿vegetariano o animalista? Porque no se va por donde vino hippie de mierda. – le hablo con hosquedad el señor Petrov.
- Disculpe. –
-¿No me oíste? Debería de irse a su casa y lavarse las orejas, tal vez así me escuche mejor. -
-Bien dicho papá. – decían Maicol y Timoty chocando palmas.
-Es claro de dónde sacaron su vulgar forma de ser. – dijo Ramón viendo a los niños. – Espero que eso a lo que usted llama "hijos" tengan la educación mínima para ser civilizados con los demás, por mi parte no quiero que mis hijos estén cerca de esas "cosas". –
-Pues estoy de suerte, tampoco quiero que eso pase, porque me supongo que sus hijos deben de ser unos maricones igual que su padre… de hecho pensé que usted era uno de esos desviados, me sorprende que tenga "hijos" - el hombre río de su propio chiste para después decir. – se imaginan a este amanerado con hijos, ¿seguro que no se refiere a esos perros-rata que lleva en sus bolsos? –
-Vaya, usted quiere jugar rudo, ¿Sabe con quién se está metiendo? – Ramón necesitaba más que solo insultos para iniciar una pelea, y sabía que esa conversación no tendría un final feliz si la continuaba.
-Con un hombre que no sabe medir el peligro. – dijo remangándose las mangas de su camisa mientras sus los hijos le decían.
-Tú puedes papá, enséñale a este marica quien manda. –
-Mi amor, por favor… no, acabamos de mudarnos, recuerda porque estamos aquí. – le pedía con una vocecita temblorosa su esposa.
-Vamos, hay que calmarnos. – pidió Poppy que con serenidad veía todo lo que pasaba.
-Pero mamá, este grosero y mal educado hombre le faltó al respeto a papá. – dijo Sage.
-Si, además, papá tiene razón, desconocer la ley no los exime a no cumplirla, lo justo sería que al menos tuvieran un castigo. – hablo Blossom quien tenía al pato, al cual ya había vendado del ala.
-¿Papá? – se cuestionó la familia entera.
-Así es señor Petrov, él es mi esposo Ramón. –
-Lo lamento tanto, todos lo lamentamos, no pretendíamos ser groseros ni nada. – dijo la señora Petrov muy nerviosa mientras un leve sonrojo marco las mejillas de los hombres de su familia y silenciosos miraban al piso.
-Descuide señora Petrov, mi esposo a veces es muy severo con los niños, trata a los nuestros con un sistema militar muy extremo y en ocasiones olvida que los demás padres educan a sus hijos con métodos diferentes al suyo. -
-Poppy. – la llamo su esposo con un tono de enojo controlado.
-Ramón. –
El hombre suspiro y bastante estresado retomo la palabra.
-Bienvenidos a Vila Trolls, nos encanta que ahora formen parte de la comunidad, les recuerdo que la caza y juegos bélicos están prohibidos, la portación y posesión de armas también, así como los actos vandálicos. – dijo mirando a los dos chicos que tenía enfrente.
-Mis hijos no comenten actos vandálicos. – hablo el señor Petrov con fingida paz.
-Claro. – contesto sarcástico con una sonrisa burlona.
-Cariño, ya es hora de que Blossom y Sage cenen, ¿No lo crees? – le comento con dulzura Poppy.
Ramón miro su reloj de muñequera y se percató de la hora, tenía razón, ya era hora de la cena, y sin duda su TOC era más fuerte que sus ganas de discutir con alguien a quien acababa de conocer.
-Nos vemos en casa, por favor no llegues tarde. – le dijo dándole un beso en la mejilla a Poppy.
-Tratare de no hacerlo. –
-Vamos niños, regresemos a casa. –
Blossom y Sage caminaban enfrente mientras Ramón les daba unos pequeños empujones con las manos para que se dieran prisa.
-Oye tú, pedazo de… - el hombre se contuvo, ahora que sabía quién era y que de verdad se podía meter en problemas, suavizo su tono y continuo. – Esa escopeta es de mi hijo, nosotros decidiremos cuando las llevaremos a la alcaldía, ¿podrías regresársela? … ahora. – aquello más que una petición sonó como una orden
Ramón había parado en seco, volteo mostrando una sonrisa bastante extraña, se descolgó el arma, dio unos cuantos pasos como si se acercara a ellos para luego detenerse y partir el tubo metálico del rifle por la mitad contra el costado de su muslo, era increíble la fuerza que tenía, no lo doblo, lo partió, el pedazo de la parte del mecanismo expulsor fue aplastado con su pie que lo volvió añicos, dejando astillas esparcidas por todos lados.
-Ups, lo siento, se me cayó, es que tengo manos tan delicadas. – dijo fingiendo un tono afeminado para después reír burlón.
-Ramón… ¿Pero que hiciste? – Poppy estaba atónita.
-Lleve las armas que le restan a la alcaldía para mañana a primera hora, o yo mismo me encargare de ir por ellas a su casa. – sentencio para dar la vuelta y caminar con los gemelos que parecían muy felices por la reacción de su padre.
A los hombres de la familia Petrov les había quedado claro que Ramón no era débil en lo absoluto, hasta aquel hombre de ancho torso y músculos gruesos le pareció aterrador ver cómo había roto el arma, bien podrían ser sus huesos. Al verlos un tanto pálidos Poppy se apresuró a decirles.
-El no habla enserio, de verdad, suele ser muy amable, no sé que mosca le pico…- dijo bastante apenada. – Bueno, ¿Les sigo mostrando el pueblo? –
La alcaldesa siguió con su recorrido mientras que los niños y Ramón ya habían llegado a casa.
-Horribles personas las que llegaron al pueblo. – dijo Blossom.
-Y que lo digas, parecen ogros. – le respondió Sage.
-Te imaginas lo insoportables que serán con la pijamada de bienvenida. –
-Esperen… ¿Qué dijeron? - hablo Ramón al escucharlos charlar mientras preparaba la cena. - ¿los invitaron? – el hombre tenía una cara de asco, como si hubiera olido algo repugnante.
-Pues mamá dice que todos los nuevos deben de venir, pero no tuvimos tiempo de hacerlo. – le conto el par.
-Bien, no lo hagan. – dijo más tranquilo regresando a la tarea que hacía.
-Pero mamá dice que… -
-No importa lo que diga, esos engendros no entraran a mi casa. –
-Papá, pero mamá siempre gana… -
-Esta vez no y quiero que sepan una cosa, si esos "niños" les llegan a hacer algo o ven que molestan a alguien más, no duden en defenderse, no me importa si me llama la directora, no los castigare. –
-¿Enserio? – Los gemelos se miraron entre sí, dudando de lo que escuchaban.
-Si… enserio. – dijo mientras dejaba una olla a fuego bajo y se disponía a curar al pato, el cual estaba en el taller.
Los gemelos tenían emociones mezcladas, estaban felices por lo que acababan de oír, se estaban conteniendo de hacer travesuras y la verdad es que solo estaban buscando un pretexto para hacerlas, y ahora no solo tenían uno, sino que prácticamente tenían la autorización de su padre para hacerlas; Por otro lado, la familia en si no era del agrado de ellos, de hecho no era del agrado de nadie, habían visto en ese breve tiempo como los demás habitantes de Villa Trolls les sacaban la vuelta, no querían cometer otro error como con la señora Parvaty, quien ahora era amiga suya, pero ver como ese hombre se burlaba de su padre y menospreciaba el trabajo de su madre por ser mujer, ni se diga lo que esos dos chicos le hicieron al indefenso animal. El pobre pato sufría con cada esquilar que Ramón le quitaba del ala, finalmente lo curo y lo dejaron descansar en una pequeña caja de cartón.
Mientras cenaban para hacer más amena la charla, los gemelos hablaban con su padre de la competencia infantil de Villa Trolls que se realizaba meses antes que la competencia de las ciudades vecinas.
-Mamá gano muchos de los trofeos, lo sabemos porque lo buscamos en la hemeroteca. – decía Blossom con mucho ánimo.
-Si, así fue. – dijo Ramón viendo feliz lo ansioso que estaban sus hijos por participar.
La competencia estaba abierta para todo aquel niño menor de 16 años, si podía correr podía participar. Ramón formo parte de ella cuando tenía 4 años, pero tropezó en el primer circuito y regreso llorando con su abuela, a pesar de que fuera para niños no era nada sencilla, toda el área parecía una pista de entrenamiento militar, arrastrarse por el lodo, escalar paredes, lanzarse por cuerdas, un sinfín de obstáculos, muy parecida también a cierto programa de televisión sobre "ninjas" que los niños veían con su abuelo los fines de semana. Ramón por fin gano cuando tenía 7 años, luego paso lo de la señora Rosiepuff, a él le hubiese gustado participar más veces, pero le fue imposible, esas eran algunas cosas que extraño de Villa Trolls cuando se fue a vivir a Cloud City, aunque no sufrió tanto, el señor Lombardi se encargaba de que mínimo participara en 6 competencias de distintos deportes al año.
-Pero recuerden que este es el último año que participaran. – les menciono Ramón al par, quienes seguían igual de felices.
-Claro, por ello debe de ser inolvidable. –
-Blossom, Sage, nada de trampas. –
-No vamos a hacer trampas. – le contestaron haciendo pucheros.
-No sé porque no les creo. –
Al par le gustaba divertirse y a pesar de que lo que hacían no rompía las reglas, si les daba una ventaja sobre los demás, desde los 6 años venían ganando el evento de forma consecutiva, Poppy en su niñez lo gano en cuatro ocasiones y no juntas, por lo que los padres decidieron que ese sería el último encuentro en el que participarían, el ex alcalde Pepe le recomendaba al matrimonio los dejara seguir hasta la edad máxima, puesto que aún tenían 12, ¿Qué eran cuatro años más? Pero los progenitores estaban de acuerdo en que era hora de que dejaran ganar a los demás niños.
Luego de la cena, los gemelos se fueron a dormir siguiendo la rutina diaria, pero entrada un tanto la noche, bajaron a hurtadillas al taller, estaban haciendo recortes para un álbum que ellos mismos hacían sobre todas sus victorias, no solo en esa competencia, sino también en otras, al igual que su madre tenían ese gusto por la brillantina, debían de tener cuidado, si su padre los descubría recibirían un regaño y por ende un castigo. Cuidadosos bajaron el enorme tarro, cuando estaban por destaparlo oyeron fuertes ruidos que los alertaron, puertas azotándose, gritos, pisadas de enojo, esa sarta de sonidos era extraña para ellos, se escondieron debajo de una mesa y sin querer terminaron por escuchar una discusión que sostenían sus padres.
-Debes de disculparte Ramón. – le exigía Poppy.
-Claro. –
-¿Enserio? –
-Si, cuando "eso" se disculpe conmigo. –
-Vamos, no pasa nada porque alguien te diga "marica", en cambio tu… tu rompiste uno de los juguetes de sus hijos. –
-Poppy, eso no era un juguete, es un arma, te hubiera gustado que ese delincuente le disparara a Blossom o a Sage, las balas al aire no se desvanecen, podrían herir a alguien con una bala perdida. –
-Claro que no, estas exagerando, son armas de caza, no lastiman a nadie, además el señor Petrov me dijo que su hijo nunca falla un tiro. –
-¡Que increíble! ¿Crees que todo lo que me dijiste se lo puedas repetir al pato que esta moribundo en el taller? Sabe que… no creo que sobreviva la semana. –
-No seas negativo, podemos llamar a la veterinaria del pueblo y pedirle que lo cure. –
-Claro, también llama a ese monstruo para que se haga cargo de la cuenta. –
-Ramón, ellos no tienen dinero, regresaron a Villa Trolls por problemas económicos, por favor, se un poco comprensible, hay que ser amables, ¿si? Además, yo conocí hace mucho tiempo a alguien que era muy rudo y descortés, cuando se abrió, lo conocimos y se volvió alguien indispensable para nosotros ¿sabes de quien hablo? – le pregunto con mucha dulzura.
-No me compares con ellos. – le contesto aún más molesto.
-Por favor, solo… trata de no comportarte así cuando sea la pijamada de bienvenida. –
-Poppy, no van a entrar a mi casa. –
-Nuestra casa, y si… si lo harán. –
-¿Tu casa? Mal si no recuerdo la propiedad está a mi nombre y nos casamos por bienes separados, así que no, nada de lo que hay aquí es tuyo, excepto ese estúpido tarro lleno de brillantina. -
-Estas sugiriendo que… disculpa, es que yo… que soy tu esposa y no puedo decidir quién viene a cenar. –
-Si, así es. –
-Ramón…te estas portando como un idiota. –
-¿Enserio? Pues no creo que me haya visto tan idiota como tú, dándole prioridad a una manada de desconocidos en vez de defender a tu familia, prácticamente le diste la razón, ¿en dónde quede yo? ¿En dónde quedaron nuestros hijos? -
-No puedo discutir por algo tan insignificante, tu estas bien y los niños igual, ellos son nuevos, tenía que mostrarles donde estaba la escuela y otros sitios, aun están un poco desubicados, fue un gran cambio el que hicieron. –
-Claro, ¿No había nadie más que pudiera hacerlo? Era imposible, tenías que ser tú, ¿Por qué no una de tus estúpidas e inútiles secretarias? – Poppy solo rodo los ojos, era un tema tan recurrente, a ella le gustaba ver que se hicieran bien las cosas y solo podía hacerlo si estaba presente, por su parte Ramón estaba harto, si él pasaba más horas de las adecuadas en el invernadero todo se volvía un caos, ni se mencionara los regaños de Poppy, pero cuando la cosa se volteaba, él simplemente no tenía como ganarle, "esto es más importante Ramón" terminaba por decirle, dejo escapar un suspiro y continuo. – Tienes tiempo para darle a ellos un recorrido por la ciudad, pero no para ayudarle a Blossom y Sage con el álbum que están haciendo, te estuvieron esperan Poppy, te pedí que no llegaras tarde. –
-Oh Dios, el álbum… ¿cómo pude…? –
-Olvidarlo… créeme, últimamente olvidas todo más seguido. –
Poppy volteo a verlo con mucho enojo, ella también comenzaba a hartarse del tema de aquel teatro que jugaban todas las noches.
-Pues si tanto te molesta tal vez sería mejor que me fuera de casa. –
-Ay… créeme, ni lo notaremos… de cualquier manera nunca estas, siempre son tus amigos, tu trabajo, tus eventos, estamos hartos. –
-Bien, pues tomare mis cosas y me iré. -
-Perfecto. – grito Ramón.
-Perfecto. – repitió Poppy.
La mujer comenzó a caminar por las escaleras con pisadas pesadas mientras Ramón entraba al taller y gritaba como solía hacerlo cuando estaba ya demasiado cansado de todo.
-Y no olvides tu estúpido tarro de… - se calló de golpe, se puso pálido. Escondidos debajo de una de las mesas de trabajo estaban los dos niños con lágrimas en los ojos. – Blossom, Sage ¿Qué hacen aquí? Deberían de estar dormidos. – les hablo con un tono suave.
-Si… pero… - decía Sage con un sollozo constante.
-Queríamos terminar el álbum para mostrárselo a mamá mañana temprano, antes de que se fuera a trabajar. –
-Eso es muy lindo, pero… no debieron…-
-¿Pelean por nuestra culpa? No necesitamos más tiempo…con el que nos da estamos bien, incluso mamá puede tomar más si lo necesita. –
Para Ramón el par de niños era muy sentimental, con 12 años y seguían llorando como cuando tenían cuatro, le parecía tierno hasta cierta medida, burlarse de ellos era una tentación que tenía que reprimir. Dejo escapar un suspiro y les trato de explicar.
-Yo… lo que oyeron, no es lo que parece, solo estamos enojados y la gente dice cosas sin sentido cuando lo está. –
El padre se hinco de inmediato y extendiendo los brazos les ofreció un abrazo a ambos, cosa que no rechazaron.
Por su parte Poppy estaba en su habitación, se disponía a empacar su ropa para irse a la alcaldía, quería pasar la noche haya por lo menos para darle una lección.
-¿Qué no estoy? Eso es lo que dijo. – Poppy tenía un monologo estando sola. – es lo mismo de siempre "no estas", "siempre estas muy ocupada", "ponle atención a los niños". – decía imitando la voz de Ramón. – Lo dice como si a mi me gustara estar en esas aburridas reuniones, en esos estúpidos viajes a las otras ciudades ¿cree que no me importa? ¿Qué no quiero ver a los niños? – cada prenda de ropa que tomaba le traía a la memoria las noches de pasión con su esposo. – no me llevare esta. – decía dejando una prensa que le recordaba a un fin de semana donde lo hicieron en la sala. – ni esta. – una ropa playera que uso en una ida a Cloud City cuando aún eran novios, fue una estancia en la tina bastante agitada. – Maldición… - Toda su ropa le recordaba los buenos momentos que pasaron juntos, no podía tomar ninguna, cualquiera la haría regresar a su lado. - ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué me quede en casa? ¿Cuál es su maldito problema? –
Poppy salió del enorme closet para ir de nuevo a su habitación, antes donde estaba el enorme mapa con aquellas cicatrices dolorosas, lucía ahora un collage de imágenes, recortes de fotos tomadas o de revistas y periódicos donde la familia aparecía, este aún no estaba terminado, la mujer iba agregando fotos con el paso de los años, lo miro, era el mejor de sus trabajos, desde la esquina superior izquierda se veían los ecos de los gemelos, la muestra de embarazo, los preparativos de su llegada, ella embarazada, para finalmente el alumbramiento, los primeros meses, se distinguía perfectamente el bache en su relación que casi los separo, el rostro de Ramón pasaba a estar más apagado, con una mira persistente de cansancio, eso le pareció una horrible pesadilla que no quería revivir, precisamente por eso las puso, era su forma de recordarlo, a veces las señales de que algo andaba mal eran tan sutiles, que al darse cuenta ya era demasiado tarde, de ahí en adelante todo fue dicha, los bebés en la playa, con otros familiares y amigos, su primer día en el kínder, la primaria, ahora que estaban a meses de terminarla le entraban las ganas de llorar, verlos en las actividades que realizaban, eventos de teatro, fiestas, y noto algo, su ausencia en varias fotos, no había ido a su primer recital porque tuvo que salir de emergencia por una junta en otra ciudad, el día de la competencia de surf tuvo que regresar a Villa Troll por unos papeles que perdió una secretaria y que eran urgentes entregar; Siempre había algo que salía mal, mirando nuevamente las fotos se percató de algo peor, Ramón se veía igual que esa vez cuando eran bebés, él no la estaba pasando bien, esas últimas imágenes lo decían. Discusiones como esa ya eran rutinarias, al principio él decía que volvería con su padre a Cloud City, por eso ella comenzó a amenazar con regresar a vivir a la alcaldía, ese juego de rudas palabras terminaba con una reconciliación apasionada, y es que entre más terrible fuera la pelea, Poppy se sentía más excitada, aunque a ella ya le estaba comenzando a aburrir, pero tal vez al que menos le gustaba era a Ramón, quien tenía que estar al pendiente de que los niños se cansara lo suficiente en el transcurso del día para que su sueño fuera pesado, nunca les había fallado, sin duda se esforzaba cada vez más para seguir con esa rutina que le encantaba a ella. "será posible" pensó la mujer "que tengamos problemas otra vez". Siempre mezclaban alguna pelea ligera con su guion ensayado, tal vez algunas de las palabras dichas por Ramón en esta ocasión iban enserio, pues realmente era difícil para ella distinguir si le seguía la corriente con su juego previo o estaba enserio molesto. La mujer bajo corriendo las escaleras gritando su nombre.
-Ramón, Ramón, lo siento tanto… yo no quería gritarte, es solo que… - entro al taller para ver a los gemelos abrazando a Ramón con mucha fuerza. – Niños ¿Qué hacen aquí? ¿No deberían de estar en la cama? – pregunto con la voz más dulce, aunque fuera un regaño.
-Vinimos abajo a terminar nuestro álbum y… -
-Nos oyeron Poppy. – termino de decir Ramón.
-Blossom, Sage… Papá y Mamá solo… solo bromeábamos, jamás me iría de casa. -
-¿Segura? –
-Si, su padre y yo nos amamos y los amamos mucho a ustedes. – dijo uniéndose al abrazo grupal. – ahora quiero que suban arriba, mañana es viernes y hay que ir a la escuela. –
-Claro Mamá. – los niños se secaron las lágrimas y de forma lenta subieron las escaleras, sus pasos resonaron por el pasillo, cuando se escuchó la puerta de su habitación cerrarse, Poppy al fin dijo:
-¿Por qué no me dijiste que estaban abajo? –
-Poppy, no los vi, se supone que deberían de estar en sus camas, creo que hoy nos falló la rutina. –
-¿Crees que la pasaron mal? –
-Claro que si, jamás nos han escuchado discutir así antes, están muy asustados. –
-¿Tu crees? – Poppy estaba preocupada, ni ella ni Ramón tenían idea de lo que sentían sus hijos, su madre murió y su padre jamás se volvió a casar, el señor Lombardi tampoco tuvo de nuevo otra pareja, había ciertas cosas que ellos no entendían en si hacían bien o hacían mal. Estar al pendiente de no tener discusiones enfrente de ellos, solo si eran por tonterías, eran abierto con su relación, pero hasta cierto grado. Los niños eran un enorme punto y aparte, y a los gemelos parecía no importarles, o al menos así lo creía Poppy y Ramón.
-Desobedecieron una orden… - dijo el padre para luego quedarse pensativo.
-Tienes razón, hay que castigarlos por no estar en su cama a la hora, no sé, tal vez… una semana sin televisión. – comentó victoriosa.
-Poppy. – le hablo con hartazgo. – Aquí no hay televisión, ellos no la ven. –
-Eso es lo que tú crees, los sábados con mi padre ven películas. –
-Oh, excelente… ¿crees que tu padre les quite la televisión? –
-Pues… yo … bueno. – Recordó que cuando su padre la castigaba con cosas como "sin dulces una semana" o "no habrá cena para ti", su padre se doblegaba en menos de cinco minutos.
-Déjame los castigos a mí, correrán medio kilómetro más mañana en la mañana. – dijo mientras tapaba el tarro de brillantina y lo ponía en su lugar.
-¿Estas sugiriendo que mis castigos no son buenos? -
-No, es solo que… eres demasiado dulce y blanda con ellos, cuando los castigas con cosas como "no ver la televisión", no lo sé, parece como si no los conocieras, como si no supieras que no disfrutan verla, no les importara en lo absoluto, cuando lo haces tienen que privarlos de algo que realmente quieran o hacerlos escarmentar lo suficiente para que no les queden ganas de repetirlo, ellos… cuando tú los castigas no te toman enserio. –
Poppy se quedó un momento mirándolo, tenía razón sin duda. Vio el álbum hecho por los niños, lo tomo y antes de que se distrajera con otra cosa trajo el tema de la familia Petrov de nuevo a la conversación.
-Hablando enserio … sobre los Petrov. Ramón, a veces tengo que tomar decisiones que no me gustan, soy la alcaldesa y debo de ver por lo mejor para el pueblo, mis horarios no son los mejores y sé que me estoy perdiendo de muchas cosas con los niños, por eso te digo… a mí tampoco me agrado aquel hombre y sus hijos, que a todas luces son unos brabucones, pero hay que tenerles paciencia, tal vez si somos más amables con ellos y evitamos ser agresivos, logremos que sean nuestros amigos. –
Ramón dejo escapar un largo y sonoro suspiro, se tallo el rostro para terminar pasando sus manos por su largo cabello.
-Poppy, no van a entrar a esta casa, no quiero que entren y a los niños tampoco les gusta la idea. – dijo con el tono más tranquilo con el que lo pudo decir.
La mujer al notar que su postura iba enserio, que no era parte de su juego previo, se paró enfrente de él, dejo aquel bello álbum adornado en una mesa y comento.
-Ok, creo que comenzamos mal… pongamos en pausa el tema de la pijamada, cuando estemos más calmados hablaremos de esto de nuevo ¿está bien? –
-Si, creo que eso estaría mejor. -
Ramón acepto un abrazo de su parte, la mujer cuidadosa de no hacerle cosquillas en la espalda fue bajando hasta sus glúteos, dándoles un merecido masaje, él se separó un poco de ella y sabiendo como terminaban sus discusiones le dijo:
-¿Quieres seguir en nuestro cuarto como siempre? –
-Claro que si. – dijo coqueta, aunque aquella última parte de la pregunta la dejo con algo en que pensar, "como siempre" ¿de verdad eso ya era tan común para él?, a ella le encantaba, le excitaba ver así de embravecido a su esposo, se apenaba en aceptarlo, pero en ocasiones fantaseaba con que él la tomara a la fuerza en una arrebatada discusión, no sabía si eso estaba bien o mal, pero sin duda sería un tema a tratar en su noche de chicas de los viernes.
La mañana llego, los niños se encontraban desayunando panqueques cuando vieron llegar a su madre con el álbum.
-Tengo que decirles que estoy encantada con el diseño de su álbum. – comentó muy contenta. – Es hermoso, los detalles como este. – señalo distintos objetos que se encontraban pegados en una hoja. – o este, es raro que alguien logre fotografiar a su padre sonriendo. – los niños habían logrado captar el momento de cuando un cangrejo pincho a su tío Nube, jamás lo habían escuchado reír tanto en toda su vida. – Estoy tan orgullosa de ustedes… - con algo de pena les comento. – Lamento no haber podido estar en mucho de ellos. – Poppy les dio un par de besos en la frente.
-No te preocupes mamá, lo entendemos, Papá siempre nos dice lo importante que es tu trabajo. – comento Sage.
-Además algún día a algunos de los dos nos tocara hacerlo. – termino por decir Blossom.
Poppy le regalo una cálida sonrisa a su esposo, no solo se encargaba de casi todo, sino que también la cubría con sus hijos.
-Y, de cualquier manera. – añadieron los dos. – ya estamos acostumbrados. –
Poppy sintió como si le clavaran una estaca en el corazón, se quedó muda, no sabía que decir.
-Blossom, Sage, es hora que se vayan a la escuela, recuerden que es viernes, su abuelo los espera saliendo, no se desvíen, a las 9 los quiero de regreso en casa. – les dijo Ramón al par, que como si recibieran una orden de un oficial terminaron su comida, se levantaron veloces a lavar su plato, se lavaron los dientes y salieron corriendo para llegar puntuales a la escuela.
-Adiós Mamá, adiós Papá. – se escuchó decir al eco de sus voces.
-Los amo… - murmuro Poppy muy desanimada mientras abrazaba con fuerzas el álbum.
-Poppy, si no te vas ahora llegaras tarde al trabajo. – decía Ramón que ya le tenía el desayuno preparado para que se lo llevara.
-Ya es costumbre, ¿cierto? –
-¿Qué es costumbre? –
-¿Que yo me levante tarde y tu tengas que ponerme el desayuno para llevar? –
-Pues, creo que si. – dijo burlón para irse a la cocina y comenzar a limpiar.
-Ramón… - lo llamo con voz tímida.
-¿Qué pasa ahora? –
El hombre recibió un sorpresivo abrazo, el cual correspondió.
-Te amo mucho. –
-Y yo a ti. –
-Y amo mucho a nuestros hijos, creo que son los niños más geniales que jamás podrían existir. –
-Lo sé, a mí también me vuelven loco. –
Poppy sujeto el rostro de Ramón entre sus manos y mirándolo fijamente a sus ojos le dijo.
-Ninguno de ustedes tres esta en segundo plano, jamás lo estarán, son toda mi razón de ser. –
-¿Es por lo que los niños te dijeron? Poppy, ellos creen que estas tan ocupada que necesitas más de 24 horas para hacer todo tu trabajo, entienden que no puedas estar presente todo el día, no te lo dijeron como reclamo. –
-¿Estás seguro? Porque a mí a eso me sonó. – Poppy se sentía un tanto fuera de lugar, el desayuno siempre era la muestra más clara de que en ocasiones no encajaba con su familia, los niños siempre estaban terminando sus alimentos cuando ella bajaba adormilada gritando que se quedó dormida. No todos los días regresaba a comer o a cenar, no solo se perdía los grandes momentos, también se estaba perdía los pequeños del día a día.
-¿Te quedas porque quieres discutir algo? – pregunto Ramón viendo lo pensativa que estaba.
-No… bueno, si. – al fin tenía la oportunidad de comunicarse con él sin que ninguna otra situación se mezclara. - ¿tenemos algún tipo de problema en casa? –
-¿Problema? Pues, finalmente cambie la tubería dañada, así que ya tenemos agua caliente y el piso que estaba… -
-No, no, no, no… no me refiero a la casa, yo digo… entre nosotros –
-¿Por qué tendríamos problemas? ¿A que te refieres? –
-Es que… ayer estaba viendo unas fotos y tu… no te ves feliz y pensé… -
-Poppy, odio que me tomen fotos, en ninguna salgo feliz, ¿Por qué lo notas hasta ahora? –
-Lo ves, a eso me refiero, estas molesto porque no noto esos detalles, porque no sé que les gusta a los gemelos, porque simplemente no estoy en casa, ayer lo dijiste en la discusión que tuvimos –
Ramón río un poco para al fin contestarle.
-Si, me molesta que no estés, pero… -
-¿Pero que? – pregunto exasperada por saber que pasaba.
-Poppy, es que no te entiendo… siempre me dices que no puedes cancelar tus compromisos, pero cuando es nuestro aniversario de casados detienes todo, incluso no te importa si es una actividad de los niños, no asistimos, o para algo más reciente, todos los días en la mañana prefieres quedarte dormida a que desayunar con nosotros, solo son treinta minutos que puedes darle a los gemelos, ¿de verdad te cuesta tanto? Y cuando ellos no tienen clases y creen que podrán platicar contigo dices que no tienes tiempo, que es tarde y simplemente te vas, hoy también se te hace tarde, ya vas con media hora de retraso, pero estas aquí platicando conmigo. –
La mujer al fin entendió el punto, sus prioridades, aunque ella lo negara, eran bastante claras, Ramón era su todo, seguido de su puesto como alcaldesa y en tercer lugar sus hijos.
-Lo siento, no quiero ser una mala madre… es solo que… de verdad, te amo demasiado. – dijo mientras unas lágrimas se le escapaban. – ¿Pensarías mal de mi si te confieso un secreto? –
-Claro que no… dímelo. –
-Estoy muy celosa. – Para Ramón eso no era nuevo, ya era bastante común sus escenas de celos, aunque lo que escucho después lo dejo pasmado. – tengo celo de nuestros hijos, ellos pasan más tiempo contigo que yo, y tu… tu les pones tanta atención. Te quiero solo para mí. –
El hombre no sabía cómo sentirse al respecto, su corazón latía rápido, sus mejillas estaban sonrojadas, lamentaba que ese fuera el primer sentimiento que brotara en ella al verlos, pero se sentía tan alagado por eso, tanto espacio ocupaba en su mente y corazón. Emocionado la abrazó con más fuerza y le regalo un apasionado beso.
-¿Desde cuándo? –
-Desde que deje de amamantarlos. – confesó apenada.
-Poppy, de la forma en la que te amo no amo a nadie más. –
-Pero dime, ¿Con quién prefieres estar? ¿Con ellos o conmigo? – pregunto haciendo pucheros.
-Poppy… - le llamo con tono de queja. - ¿de verdad quieres que escoja? -
La mujer dejo escapar un suspiro, era estúpida la cuestión.
-No, lo siento… a veces digo cosas realmente tontas. –
-No es tonto, es solo que no sé que responder, los amo a los tres, no de la misma forma claro, contigo quiero hacer de todo. – dijo con tono coqueto. – demostrarte mi afecto de tantas maneras, con Blossom me gusta pasear, es tranquilo, puedo comentar de libros, hablar sobre mis investigaciones, me gusta ver como disfruta de hacer su tarea cuando regresa de la escuela, con Sage por otro lado, me gusta correr, ir a nadar o preparar la cena mientras me cuenta como le fue en el día, escucharlo cantar cuando estamos en el jardín. –
Poppy no lo había notado, los amaba también, ya sabía diferenciarlos sin problemas, pero aún desconocía tantas cosas, la verdad es que les había perdido la pista desde que dejaron el preescolar.
-¿Nuestros hijos son populares en la escuela? – Poppy comenzó a interesarse en ellos, cosa que era el fin de Ramón.
-¿Qué si lo son? Vaya, nuestros hijos son los más populares de toda Villa Trolls, su Club de fan tiene chicas de facultad. –
-¿Enserio? ¿Tienen Club de fans? –
-Si, no hay chico que no quiera parecerse a ellos. –
-Entonces tienen muchos amigos, como yo a su edad, incluso más. – dijo la madre totalmente asombrada.
-Aquí no. – dijo de manera tranquila Ramón.
-¿Cómo que aquí no? –
-Ellos se llevan bien con todos, pero no consideran a nadie un amigo cercano. –
-Salieron selectivos como cierta persona que conozco. – dijo mirándolo burlona.
-Pues, digamos que tienen un buen gusto y no como ciertas personas que prefieren darle pase VIP a todos. –
-Ok, ya entendí. – dijo riendo. – no se andan con cualquiera, ¿Quiénes son sus amigos? –
- Casi todos los hicieron en el campamento de verano. – le conto Ramón. – Suset, Cristal, Betsy y Mattew. –
-Escucho muchos nombres de niñas, ¿alguna de ellas es afortunada? –
-Si claro, ya quisieran. – respondió con tono enojado.
-Huy… ¿Papi se puso celoso? –
-Mira quien habla. –
-Bien… tienes razón, esta vez, ¿solo esos amigos tienen? –
-Me olvide de uno, Kana, lo conocieron en Cloud City. –
-Ya veo, Suset, Cristal, Betsy, Matthew y Kana. – repitió mientras los anotaba en una pequeña hoja.
-¿Qué haces? –
-Solo tengo curiosidad, quiero saber con quién andan mis hijos, y tal vez después darles una sorpresa. –
Ramón había jugado bien sus cartas, sabía que si despertaba la curiosidad de Poppy estaría más pendiente de los gemelos.
-Deberías de irte ya, vas con una hora de retraso. –
-¡Por Dios! Es cierto. – La mujer tomo la lonchera, le dio un beso en la mejilla a su esposo y cuando estaba a punto de salir se detuvo de golpe. – Espera un momento. –
-¿Y ahora que pasa? –
-Yo te conté un secreto, uno muy malo, tu deberías de hacer lo mismo. –
-Poppy, no te guardo secretos. –
-Ninguno, ¿de verdad? –
-No. –
-No guardas algo que me pueda molestar o hacerme sentir triste, algo que tengas atorados desde hace tiempo. –
-Para nada. –
-Ramón, estamos teniendo un buen momento aquí, puedes decirme cualquier cosa. –
-En ese caso… ¿recuerdas las gomitas de osos que compraste? –
-Si, me dijiste que se las comieron los gemelos. –
-Mentí, me las comí yo. –
-¡Ramón! Ese día regañe a los niños… ¿Por qué lo hiciste? –
-Ustedes siempre me mienten. – se quejó.
-¿A que te refieres? –
-Cuando hacen alguna travesura tú los encubres, sabes que no me gustan que me mientan. – Ramón hizo una pequeña pausa silenciosa para luego continuar. – Me gusta ver cuando tú y los niños hacen algo sin mí, pero no mentirme. –
-¿Y por eso haces que me enoje con ellos? Te acabo de confesar que la mayor parte del tiempo los veo como mis rivales y tú haces que me enoje. –
-No sabía que te sentías así, no lo volveré hacer. – dijo para luego reír. – Lo siento, no volverá a pasar, ahora en adelante hay que trabajar en tu relación con los niños, quiero que hagas por ellos lo mismo que haces por mí, detén tus juntas, cancela tus planes cuando tengan algo importante que quieran hacer contigo, deja que alguien más se encargue de todo. –
-Eso hare, te lo prometo. – dijo Poppy quien cayendo en cuenta que iba tarde de nuevo se despidió. – Me voy, ya es tarde, tratare de llegar temprano para "divertirnos" antes de que lleguen los niños. –
-Maravilloso, te estaré esperando, pero ya vete. – menciono mientras la empujaba fuera de la casa y con algo de dificultad cerraba la puerta.
-Te amo. – grito desde afuera.
-Y yo a ti. –
-Yo más. –
-Como sea… -
-Y yo mucho más. –
-Poppy ya lárgate. – grito para al fin escucharla pasar la reja.
-¡TE AMO! – vociferaba la mujer mientras se alejaba de la casa.
Ramón se recargo en la pared y se fue deslizando hasta sentarse en el piso.
-Eso estuvo cerca, ¿Qué mosca le pico? – se dijo a si mismo. – querer hablar de "nuestros problemas" … -
Si había algo, pero él no estaba listo para hablar de ello.
Por otro lado, el par ya estaba en su primera clase del día, esas matemáticas que eran el encanto de Blossom, lo hacían emocionarse, pues le parecían como un rompecabezas divertido de armar, mientras para Sage eran el origen de sus grandes bostezos. Cuando la clase termino el más chico de los dos le dijo.
-¿Crees que se divorcien? –
-No lo sé, parecían que no mentían cuando dijeron que bromeaban. –
- El padre de Leo le decía eso y luego se separó de su madre y se mudó a otro lugar con una nueva esposa. –
-Sage, nuestros padres no se van a divorciar, no por algo tan pequeño, no seas pesimista. –
-No puedo evitarlo, tengo miedo, ¿Qué pasa si se separan? ¿Nos quedaríamos con Papá en la casa de la colina, o nos mudaríamos con Mamá a la alcaldía?, no soportaría comer sus preparados, ella no sabe cocinar. –
-Tu y yo ya sabemos cocinar, no tendríamos porque comer lo que ella prepare, además, deja de alucinar, eso no va a pasar. –
-Papá siempre amenazaba con volver a Cloud City, o eso es lo que dice el tío Nube, tal vez nos mudaríamos ahí, podríamos pasar más tiempo con Kana. – Sage ya le estaba buscando el lado bueno a lo malo de su situación imaginaria, cuando recibió un fuerte golpe en la cabeza por parte de su hermano.
-Deja de decir tantas tonterías, nadie se mudará y nuestros padres no son como los de Leo, Papá no tiene a nadie más y Mamá está loca por él, así que ya no sigas. –
Sage se sobo el golpe, la sacudida le había dado la idea de un peor escenario.
-¿Y si nos separan? –
-¿Qué? –
-Si, somos dos, se dividen por bienes separados… uno se queda con Papá y el otro con Mamá para no tener custodia compartida… eso es horrible. –
-No…no…digas tontería, no nos separarían ¿verdad? No pueden. – dijo al fin entrando en pánico. – según escuche a Rosa, le preguntaron con quien quería estar, por eso de la edad, así que nos preguntarían… ¿creo? –
Ahora los gemelos se daban cuenta que muchos de sus compañeros contaban con un solo padre o madre, tenían hermanastros y hermanastras, era algo muy común que pasaba, ¿Por qué no habría de pasarle a ellos también?
-Para no estar separados debemos de estar de acuerdo. – dijo Sage sacando una hoja de su cuaderno y sobre ella escribió "pros y contras". Blossom al verlo le siguió la corriente.
-Mamá es muy divertida y nos da muchos permisos, sin contar que tenemos acceso a todos sus materiales y juguetes. –
-Si, pero Papá tiene un enorme taller, sin contar la casa en la playa. –
-Eso es muy materialista, no vamos a escogerlos por el tamaño de la casa. –
-La alcaldía es pequeña en comparación a la casa de Papá. –
-Lo sé, pero son nuestros padres, debemos de escogerlos por sus cualidades y no por lo que tienen. –
-Aunque… -
-¿Qué? –
-Bueno, creo que también deberíamos pensar el motivo del divorcio, el padre de Leo engaño a su madre, por eso él no quiere saber nada de él, y la madre de Rosa dejo a su padre porque él siempre estaba en el trabajo. –
-Eso suena más a nuestro caso. –
-Pero ella se quedó con su madre. –
-Si, pero aquí es Mamá la que trabaja sin estar en casa, creo que debemos de quedarnos con Papá, después de todo él es quien más nos cuida. –
-Blossom, Sage… la clase inicio hace cinco minutos, pongan atención. – le grito la maestra. –
-Lo sentimos. – comento el par.
-Sigamos con la lista más tarde. – le susurro Blossom a su hermano y este sin más asintió.
Las clases terminaron, el par salió muy distraído en la lista que elaboraban, pero algo llamo su atención. Un chico alto los rebaso por el pasillo lanzando a un niño que iba cerca de ellos al piso.
-Hazte a un lado cuatro ojos. – bramo para seguir su camino.
Blossom y Sage se apuraron en levantar al niño y lo ayudaron a recoger sus cosas.
-No le hagas caso, tus lentes redondos son clásicos y te quedan muy bien. –
-¿De verdad creen eso? –
-Si. – dijeron regalándole la mejor de sus sonrisas. El niño siguió su camino bastante contento, mientras los gemelos veían como el brabucón se encontraba con su hermano a la salida.
-¿Deberíamos de hacer algo? – Pregunto Blossom.
-Papá dijo si nos hacían algo o le hacían algo a alguien más. –
Escuchaban desde ahí como insultaban a todos los que pasaban enfrente de ellos. "eh, mosca muerta" "patas de sorbete" "cucaracha" "visco" "jorobado", sus risas eran rasposas y muy mal entonadas, insoportables de oír.
-Deben de tener mucho tiempo libre para seguir parados aquí. – comentaron los gemelos.
El mayor de los hermanos, Maicol de 15 años tomo la palabra.
-Ustedes dos…- apenas iba a continuar cuando su hermano Timothy lo interrumpió.
-Recuerda lo que dijo mamá sobre ellos. –
-Ella no me manda bobo bebé. – el chico volvió a voltear con los gemelos. - ¿Por qué usan esos lentes de marica? – el chico hizo un intento de quitárselos, pero el par lo esquivo con bastante ligereza.
-Eso no te incumbe, la selección de nuestro vestuario no es tu problema. –
-"li siliccin di nistri vistidi ni is ti" – imito burlón el chico. - Ustedes son unas nenas, hasta mi hermana se ve más masculina que ustedes, niñitas. –
Blossom y Sage se voltearon a ver y comenzaron a reír.
-Es bueno saber que estamos de acuerdo en algo. – confesaron los dos.
-En que son maricas. – dijo chocando el puño con su hermano.
-Bien dicho. – le respondió este.
-No, en que definitivamente tu hermana es más masculina que nosotros. – dijo Sage.
-Y que lo digas, cuando la vi por primera vez pensé que era un ogro. – comento Blossom.
-¿Están diciendo que mi hermanita parece hombre? – pregunto molesto.
-Nosotros no hicimos esa comparación, tú la sugeriste. – menciono Sage.
-Además, me imagino que tu concepto de "femenino" debe de estar muy dañado, cuando los vi a todos juntos, ayer, cuando mi padre destrozo tu escopeta, no sabía distinguir quien era tu padre y quien tu madre, ambos son tan… -
-Masculinos… -
-Sin olvidar feos. –
-Tu madre bien podría pasar por hombre y tu hermana no se queda atrás. –
-Ellas son hermosas. – casi grito el chico.
-Es lindo que pienses así, pero ¿Con quién las comparas para decir eso? – Sage estaba muy divertido con la conversación y ni se diga Blossom.
-Si hacemos la comparación con ese trapeador olvidado de haya, tal vez, y solo si usara lentes de sol verdaderamente oscuros, diría que tu hermana me parece "hermosa", pero la verdad del caso es que… -
Los gemelos sintieron una respiración rasposa sobre sus nucas y gritaron al ver atrás de ellos a Sasha, la hermana menor de los hermanos Petrov.
-¿Los asusto una dulce niña indefensa? –
Blossom y Sage se abrazaron, reacción clásica que tenían desde chicos, la pequeña de verdad que no tenía gracia alguna, se percataron de que estaban en el mismo salón en la clase de música, cuando desafino en el coro, no tenía ningún dote actoral, en el taller de teatro fue todo un fracaso, torpe en educación física y nada lista, sin mencionar esa mirada perdida de boba y que hacía ruido al respirar, presente ella los gemelos no sabían que hacer, no estaba haciendo nada malo, se portó con mucha timidez, no querían ser crueles, por lo que sin decir nada se echaron a correr lejos de ahí.
-Eso es, huyan cobardes, ahora nosotros somos los reyes de esta escuela, escucharon todos. – grito el mayor llamando la atención de los niños de alrededor. – Los Petrov mandamos en esta escuela. –
Los gemelos no se detuvieron hasta casi llegar a la alcaldía.
-¿Qué les pasa? – pregunto Blossom molesto.
-¿Viste esa cara? Tendré pesadillas esta noche. –
-Olvida eso, vamos a seguir con la lista. –
-Claro, tienes razón, hay que terminarla. –
Se sentaron en el quiosco de la plaza un rato y cuando al fin creían tener la respuesta una voz llamo su atención.
-Niños, saben que a su padre no le gusta que se desvíen, tenían que haber llegado a casa del abuelo hace quince minutos, ¿Qué es esto? – Poppy les quito la lista, los gemelos vieron con horror como comenzaba a leerla. – "pros y contras de…" ¡Oigan! – Con rapidez el par le quito el pedazo de papel, por jalarlo en diferentes direcciones terminaron por quedarse cada quien con una parte. -¿Qué escribieron ahí? –
-Nada. – dijeron escondiendo el trozo de papel tras de si.
-Si no me dan esa hoja los castigare a ambos… a la una, a las dos y a las … -
Los gemelos intercambiaron miradas y antes que dijera tres se metieron el papel a la boca, masticaron veloces, terminando por tragarse el escrito.
-¿Se comieron el papel? Bien, saben que, están castigados, dos semanas sin dulces, nada de gomitas, ni caramelos, ni confituras. –
-Muy bien mamá. – comentaron contentos, para después decir. – vamos con el abuelo para llamar a papá y decirle que ya llegamos. –
-Ustedes…- los niños ya iban muy lejos para escucharla. – ustedes no comen muchos dulces… ¿verdad? –
Los gemelos subieron rápido a la alcaldía, para ir directo a tomar el teléfono.
-Blossom, Sage, ¿de nuevo olvidaron llamar a su padre? – les pregunto su abuelo al verlos entrar tan acelerados.
Mientras Blossom hacia la llamada Sage le contesto a su abuelo.
-No nos desviamos, vinimos directo a la alcaldía, solo que nos sentamos en el quiosco y se nos fue el rato platicando. –
-¿Y de que platicaban? ¿Eran tan importante que olvidaron que venían con su abuelo? – pregunto con sobre actuado tono dramático.
Blossom colgó el teléfono y miro a su hermano, ninguno de los dos sabía que decir, no le iban a contar sobre sus sospechas referentes a sus padres. Tan listo y veloz como siempre Sage contesto.
-Hay unos niños nuevos en la escuela. –
-Cierto, los niños Petrov, bueno, uno de ellos no tan niño. ¿están emocionados como su madre por tener nuevos amigos? –
-Pues… - el par no sabía que contestar, pero su abuelo reconoció ese tono de duda.
-A ver… cuéntenle al viejo abuelo Pepe lo que les paso. –
Los niños le narraron los hechos de aquel día en la escuela, agregando el encuentro de su padre con aquella familia tan cerrada de ideas.
-Ya veo, no les caen bien, pues no es nada malo, a veces ocurre eso… no todos son de nuestro agrado y no siempre le caeremos bien a los demás, por eso… -
-¿De que hablan? – Poppy apareció de la nada a espaldas de su padre.
-Hola cariño, los niños me estaban contando sobre los niños Petrov. –
-Oh… los niños. – La mujer estaba atando cabos sueltos, tal vez la lista que vio eran un pro y contras de sus nuevos compañeros de escuela. – Blossom, Sage, no lo piensen mucho y sean amigos de ellos. –
-Pero… nosotros no queremos ser sus amigos. –
Poppy se quedó callada un momento, tal vez aquel papel tenía más negativas y los gemelos ya habían llegado a una conclusión tan tajante como la de su padre.
-Ellos son buena gente, hay que darles una oportunidad. –
-No son buena gente. – se quejó Sage.
-Lo vimos lanzar a un niño al piso. – comento Blossom
-Vamos, tal vez no vieron bien, sus lentes son demasiado oscuros, quizás ese pequeño tropezó solo. –
-Mamá, eso no fue lo que paso, además luego escuchamos como se burlaban de todo los que pasaban. –
-No tuvimos de otra más que decirles que estaban perdiendo el tiempo y… -
-¿Ustedes hicieron que? ¿Estaban molestando a los chicos nuevos? – Poppy estaba impactada, jamás pensó que sus hijos pudieran ser groseros con los demás. Ahora más que nada estaba decidida a pasar más tiempo con ellos.
-No, no lo hicimos, ellos empezaron y… -
-Nada de nada, ¿Creen que yo conseguí hablar con su padre cuando era "gris" gritándole o agrediéndolo? –
Los niños se miraron entre si para decir juntos.
-Pues, Papá dice que te metiste a su casa a robar y… -
-Ahhhhh… yo jamás hice eso. – gritó bastante ofendida. – le pedí cosas prestadas y en ningún momento le grité… fui amable, paciente, y así es como deben de ser ustedes. –
-Pero Mamá. – los niños habían pedido a su padre, luego de su aventura con la señora Parvaty, que les contara la verdad de como terminaron juntos, sabían que hubo momentos de tensión, peleas y no todo era "miel sobre hojuelas" como les decía su madre.
-Nada de "pero", sean amables con ellos, no importa que les digan o hagan, compartan con ellos sus cosas, denles algunos regalos, eso siempre me funciono a mí y seguro les va a funcionar a ustedes. –
-Es que nosotros… -
-Blossom, Sage, si no hacen lo que les digo los voy a… yo… - Poppy pensó, era verdad, realmente no sabía con que podría hacer para que le hicieran caso, hasta que se le vino la mejor de las ideas. – Yo hare que su padre les ponga un castigo digno de recordar. –
-¡¿Qué?! – Los niños estaban impactados, de eso si la creían capas, y sabiendo que su padre terminaba por hacer lo que le pedía ella, se despidieron de su permiso para hacer travesuras. Poppy estaba contenta con la reacción de sus hijos, al fin la habían tomado enserio.
-Ahora que entendieron me voy, es noche de chicas. – La mujer se despidió con un tierno beso a cada uno y partió. Su hora de salida era a las tres y de ahí en adelante, cada viernes sin falta, se veía con Seda, Satin y Dj Suki en el karaoke. Luego de que la vieron cerrar la puerta, los gemelos se dejaron caer en el sofá al costado de su abuelo.
-No se desanimen, su madre tiene razón. – eso los puso aún más tristes. – Pero su padre también. – Los gemelos voltearon a verlos confundidos.
-¿Cómo pueden tener razón los dos si dicen cosas diferentes? – pregunto el par.
-Su madre está en la correcto, si son solo palabras ¿Qué importa?, si los llaman feos, patas chuecas, encorvados… niños, ustedes son modelos, es bastante obvio que tienen envidia, solo ignórenlo y cuando hablen con ellos traten de ser amables, pero… -
-¿Pero que…? – los niños estaban curiosos por escuchar que les iba a decir su abuelo.
-Pero si vuelven a hacer algo como empujar o golpear a alguien, y más si los agreden a ustedes, no duden en hacer lo que dijo su padre, no se contengan. –
Blossom y Sage voltearon a verse, si su madre se enteraba por la directora o por alguien más, estarían en problemas, su padre los castigaría eternamente. Al ver que ese tema afectaba tanto a sus nietos, el hombre se levantó y fue por un tazón lleno de palomitas.
-Olvidémonos de esto un momento, ¿Saben que hora es? –
-Hora de películas. – gritaron emocionados, olvidando por completo sus problemas escolares.
Mientras el par se divertía con su abuelo, la elegante alcaldesa había llegado al punto de encuentro donde todas sus amigas la estaban esperando, luego de los tradicionales cocteles y un poco de canto, Dj Suki le comento a Poppy.
-Chica, ¿Ahora cuál es el problema? –
-¿Problema? Yo no tengo ningún problema, todo está bien. –
-Poppy, cariño, cuando algo te preocupa te tiembla la nariz. – dijo Seda.
-Oh… ¿Me está temblando? - la mujer comenzó a hacer viscos para intentar verla, cosa que provocó las risas de las demás.
-Ya… hablando enserio, ¿Qué pasa Poppy? – cuestiono Satín.
-Verán… estoy haciendo un collage, un enorme y hermoso collage. –
-Si… -
-Y resulta que hoy que lo veía note algo… -
-Continua. –
-Ramón no está feliz en ninguna de las fotos. –
Las tres presentes se voltearon a ver sin entender el problema.
-Poppy. – le hablo Satín. – no sé si lo has notado, pero a tu esposo no le gusta que le tomen fotos. –
-Lo sé, es solo que conozco su cara, esa que pone cuando está molesto y muy irritado cuando tratas de tomarle una foto a la fuerza, incluso se ve más guapo. –
-¿Cómo en la sesión de fotos donde nos ayudó? –
-Si, exacto, y la cara que tiene es de enfado, pero no de ese tipo, parece que algo lo está distrayendo, que le preocupa, como si quisiera estar en otro lugar, no lo sé, tal vez me estoy volviendo loca. –
-¿Por qué lo dices? – pregunto Seda.
-Es que hoy antes de ir a trabajar le pregunte si había un problema entre nosotros, y él dijo que no, se veía muy feliz… los niños nos escucharon pelear anoche y… -
-¿Pelean mucho? –
-No realmente, lo normal… -
-Ese normal que nos cuentas, donde él dice que se ira de casa y luego tu dices lo mismo. – Dj Suki no era muy partidaria de ese dialogo tan rudo que sostenía, pero sabían, por una confesión de la chica, que discutir con él de esa forma la dejaba lista para un buen momento de "acción".
-Si, y luego pensé que tal vez… no lo sé, él estuviera hablando enserio. –
-Por eso te dije que no era una buena idea seguir con ese "juego previo", hay otras cosas que pueden hacer para "calentarse", y hablando de eso… ¿Cómo van en eso? –
Las mujeres en la mesa comenzaron a reír, con Dj Suki de alguna u otra forma siempre terminaban hablando del tema y Poppy se las tenía que ingeniar para que no la obligara a ser tan explícita, Ramón detestaba saber que su grupo de amigas sabía lo que hacían en la cama.
-Vamos bien. – dijo Poppy tras parar de reír.
-¿Bien o muy bien? – Dj Suki no estaba a gusto si le daba tan poca información.
-Estamos MÁS que bien, ¿ok? –
-Vamos… ¿solo dirás eso? Siempre que te preguntas dices que todo es perfecto, algo te debe de molestar, que tenga un olor raro, que haga ruidos extraños, que se duerma al terminar o… -
-Ahora que lo dices. –
Dj Suki no quería escuchar las mismas palabras de todos los viernes, y se sintió curiosa al ver que Poppy por primera vez diría algo negativo, lo único malo que escucho de los dos fue cuando ella trato de violarlo hacía varios años atrás. La alcaldesa siguió hablando.
-Creo que nos quedamos sin ideas. –
-¿Qué? – comentaron las tres.
-Si, siempre hacemos lo mismo, es una agradable rutina y me encanta, pero… yo intentó buscar algo nuevo y él simplemente espera a que le diga que hacer. –
-¿Él no aporta nada cuando ustedes dos están…? –
-Oh no, por lo regular él hace todo el trabajo y yo… bueno, ahora que lo pienso, siempre hacemos lo que yo quiero. –
-¿No le preguntas que quiere él? –
-Si… bueno, lo hacía, últimamente no… -
-¿Cuánto es últimamente? – Dj Suki quería sacarle la mayor información posible, así que no dejaría de escupirle preguntas, quizás así Poppy encontrara la raíz de problema con Ramón, las charlas entre amigas siempre funcionaban.
-Ni siquiera puedo poner una fecha… meses, quizás un año. –
-¿Un año que no le preguntas si le gusta? Amiga, los dos deben de disfrutarlo, no solo tú. –
-Claro que lo hacemos, él lo disfruta tanto como yo. –
-¿Enserio? ¿Cómo lo sabes? –
-Me lo dice. – dijo orgullosa.
-Mira Poppy, cuando estábamos en la universidad y nos traías tu volteado de piña ¿Qué te decíamos? –
-Dj… esto no es lo mismo. –
-Poppy ¿Qué te decíamos? –
-Que les encantaba… -
-Si, pero tú sabias que no era verdad. –
-Claro, sus caras los delataban, solo querían ser amables. –
-Eso es, cuando algo te gusta no lo puedes ocultar, cual es la forma en la que te das cuenta que él lo disfruta. –
-Ramón… él, bueno. –
Poppy no sabía cómo explicarles, pero sabía que cada que él se descargaba en ella, llenando su interior con ese líquido espeso, haciendo que todo fuera más húmedo, era así como sabía que lo disfruto. Pero en las últimas veces, si hacia memoria, recordar si eso pasaba o no, le era imposible; "Él tiene que" pensó "no puede no hacerlo… ¿o sí?", sus amigas al verla perdida en sus pensamientos le hablaron.
-Poppy, Poppy… ¿estás bien? –
-Si, si lo estoy, ¿Podemos cambiar el tema? –
-No. – Exclamo Dj Suki. – Cuando lo hacen ¿Tu solo lo dejas entrar y salir? –
-¡DJ! – gritaron Seda y Satin entre risas.
-Tengo un punto, lo juro. –
-Pues explícanos. –
La reunión siguió entre cocteles y risas, siendo tan buenas amigas desde niñas, ahora que eran adultas disfrutaban más el apoyo y la presencia de las otras. Por otro lado, en aquella casa en la colina.
Ramón limpiaba, como le gustaba hacer eso estando solo. Los viernes que los niños se quedaban por la tarde con el abuelo y Poppy salía con sus amigos, él podía disfrutar de la soledad de la casa, del silencio del bosque, no es que detestara los ruidos que le decían que la mansión sobre la colina contenía vida, era solo que ese pequeño respiro le daba la fuerzas para no volverse loco, tenía tantas responsabilidades, sin dudas se sentía orgulloso de todas ellas, su trabajo, mantener en buen estado la casa, entrenar a los niños, pasar el tiempo con ellos, amar a su esposa, mientras lavaba la loza sucia, ese último pensamiento fue el que lo atrapo.
-Poppy… -
¿Cuándo dejo de sentir placer? Ni el mismo lo sabía, el cambio había sido tan paulatino que cuando menos se lo espero, ya no sentía nada, claro que disfrutaba del contacto de su piel, el calor que esta emitía, su aroma, lo que lo hacía sentir, su sangre hervía por dentro, sus huesos se sacudían, llegaba a ese punto de poner a su órgano erecto, se moría por complacerla, para él era lo único importante, al grado que dejaba su propia satisfacción a un lado, ¿Desde cuándo? Pues cuando eran novios él nunca la toco de manera brusca, a pesar de que lo deseaba sé contenía, debía tener paciencia, era la primera vez de Poppy en muchas cosas y él no quería asustarla, pensó que tendría tiempo después para tener noches de salvaje y violentas pasiones, donde su tosquedad no se contuviera; Posteriormente ocurrió el embarazo, tuvo que aprender a ser aún más dulce, a tratarla con más delicadeza de la que acostumbraba, complacerla en sus caprichos, el sexo era constante, pero físicamente no lo llenaba por completo, fue ahí el primer bache en la relación, la llegada de los gemelos, el cambio de rutina, la primera vez que sintió que dormir con ella era más una obligación que un privilegio, como podría explicarlo; Claro que sentía el éxtasis recorrer sus venas, su cuerpo entraba en aquel estado, sus hormonas lo llenaban por completo haciéndolo desearla, pero cuando todo iniciaba, ese calor constante parecía mecánico, sus emociones lo abandonaban para dejar solo esa necesidad de complacerla, verla disfrutar, como la amaba, por ella daba lo mejor de si. Al principio esos eventos aparecían una o dos veces al mes, luego fueron aumentando, hasta que finalmente el problema se volvió rutina, primero preocupante y luego algo tan normal, ya había pasado por algo parecido cuando fue novio de Coral, solo era sexo, aunque claro que Poppy no entraba en la misma clasificación. De cualquier forma, ya no le daba importancia, tal vez era otra etapa, pasaría tarde o temprano, la cosa no le preocupo hasta que una noche de esas ya raras, donde ambos disfrutaban de sentir al mismo tiempo un orgasmo, Poppy le dijo que se percataba cuando se corría, eso le gusto, pero a su vez preocupo mucho a Ramón, entonces, tarde o temprano se daría cuenta que no llegaba al clímax, por ello tenía que usar toda una sarta de trucos, le cantaba para volverla loca, él gritaba, fingía sus gemidos, los trabajos orales pasaron a ponerlo el doble de nervioso, de cualquier forma, siempre le pedía terminar entre sus piernas. Empezó a ser muy cuidadoso con cómo y cuándo lo hacían, no quería que ella sintiera que le había dejado de atraer, era obvio que lo volvía loco, aquel sentimiento de frustración venia solo de él, y estaba seguro de poder arreglarlo sin ayuda de nadie, conociendo a su esposa, ella comenzaría a pensar que era la responsable de su falta de placer, para nada, lo hacía perder el piso cada día, todo el tiempo, mientras cocinaba y no estaba en casa, "oh Dios" decía mientras suspiraba, se le revolvían las entrañas pensando que en pocos minutos su amada Poppy entraría por la puerta, cocinaba con más ahínco, la felicidad lo envolvía al escucharla saludarlo desde la puerta, moría de amor cada que la veía gozar con su cuerpo, como lo procuraba con pequeños detalles, ver como se ponía celosa porque alguna mujer se le acercara en el supermercado, o cuando era la hora de las juntas en la escuela, a esas jamás faltaba, sabía que él estaría rodeado de un mar de señoras, por como lo abrazaba cuando hacia frio o lo atenta que estaba a que no pasara horas de más en el laboratorio. Poppy era todo para él, y antes muerto a dejarla creer tan solo por un segundo que la estaba dejando de amar, pues era todo lo contrario
El sonido de una perilla resonó en la silenciosa casa, eran apenas las 7:30 de la tarde, Ramón sabía de quien se trataba.
-Realmente cumpliste tu palabra, llegaste temprano. – le hablo mientras caminaba a la puerta principal donde una mujer de cabellos rosas, muy despeinada, y de sonrisa temblorosa lo miraba, Ramón se paró en seco para decir con un tono no muy feliz. – Estás ebria… otra vez. –
-Yo… no, para nada, soy la alcaldesa, tengo que dar el ejemplo. –
-Claro. – lo dijo escaneándola de pies a cabeza. - ¿y tus zapatillas? –
A Poppy le faltaban sus zapatos, miro sus pies desnudos y de inmediato comenzó a buscar dentro de su enorme bolsa.
-¿Dónde los deje? ¿Dónde los puse? Ah, aquí están. – dijo sacándolos victoriosa.
-No me interesan tus zapatos, ¿te viniste descalza desde el karaoke? –
-No, claro que no… me los quite porque había lodo. –
Ramón noto ese color marrón desde las plantas de sus pies hasta las rodillas, dejo escapar un suspiro y luego la levanto en brazos.
-Necesitas un baño. –
-No, lo único que necesito es a ti galán. –
-Claro, me tendrás en la tina. –
-Uh… eso suena increíble. –
Ramón alisto la bañera con agua caliente, mientras se las arreglaba para quitarle la ropa a su esposa.
-Oye… oye, ¿vamos a hacerlo en la tina? –
-Lo único que harás en la tina es tomar un baño. –
Poppy puso cara de puchero mientras su esposo la hacía entrar en el agua.
-Pero yo quiero hacerlo contigo. –
-Si, lo sé, pero mi política dice "jamás lo hagas con una ebria". –
-No estoy ebria. –
-Si lo estas. –
-Bueno, un poquito, pero está bien… yo quiero. –
-Poppy, no sabes lo que quieres estando ebria, créeme, se lo que te digo, además, cuando lo haces con alguien que no está consiente se llama "violación"– Poppy se quedó en silencio un par de minutos.
-¿Y si me violas? – pregunto emocionada.
-No voy a violarte. –
-Pero te doy permiso, puedes hacerlo, viólame. –
-Poppy, violar es tomar algo sin permiso y al darme permiso deja de ser una violación. –
-Entonces no me violes, solo entra a la tina, quiero practicar contigo algo que me recomendó Dj Suki. –
-Y otra vez estuviste hablando de lo que hacemos… Poppy, sabes que odio que lo hagas. –
-No lo hice, solo comenté y ella dijo… y al final nos habló algo sobre papas. –
-¿Papas? –
-No, era pompas…popotes, po…po… algo así, no importa, quiero intentarlo contigo ahora. –
Ramón comenzó a lavar su cabello y a cantarle para irla durmiendo, la mujer dio un gran bostezo.
-¿Estas cansada? –
-Si, oye… lamento decepcionarte, pero… tengo mucho sueño, podemos intentar lo de los popotes mañana. –
-Como quieras. – le contesto mientras la sacaba de la tina y le pasaba la toalla por todo el cuerpo, secando su piel con cuidado. Veía contento como se le iban cerrando los ojos mientras le ponía su pijama, cuando la recostó en la cama ya estaba completamente dormida. Ramón termino mojado de pies a cabeza, viendo la hora y que aún quedaba algo de tiempo antes de que llegaran los niños, decidió que él también tomaría una ducha.
Mientras se relajaba en la tina, no pudo evitar recordar el motivo del encanto que esta le causaba, en una tina había comenzado toda la aventura que ahora era su vida, o eso creía él; paso su manos por el borde, se perdió entre las ondas del agua, y es que había sido una visita a Cloud City que hizo junta a Poppy, claro que no estaban solos, el señor Lombardi y Nube estaban ahí, si en ese entonces hubiera sabido que el alcalde Pepe no sabía de su relación, no la hubiera llevado, pero desconocía eso, y pasaron unos buenos días, como olvidarlo, Ramón le había dicho que nada pasaría entre ellos estando ahí, no quería que su padre le preguntara sobre si usaban preservativos o que su hermano lo estuviera molestando con insinuaciones, pero si paso "algo", la actitud traviesa de la chica por poco hizo que Nube los descubriera, fue en la tina de su baño donde aquel apasionado encuentro ocurrió. No solo por las fechas, sino por cómo se sintió él ese día, Ramón estaba seguro que fue ese momento cuando concibieron a los gemelos, de ahí en adelante no podía evitar ver a Poppy diferente, evitar desear tener hijos con ella le era imposible, tal vez esa parte tan extraña de él, ese don que su familia le paso, quizás eso le advertida de su llegada, solo que lo dejo pasar como otra locura que tenía que olvidar. Pero a pesar de que la tina le traía recuerdos candentes, la de su cuarto en específico no le levantaba el ánimo.
-Aquí nacieron los niños. – decía Ramón para si mismo mientras se reía. No podía pensar en otra cosa estando en ella. Las veces que intento iniciar algo ahí siempre había algo que lo detenía, si no, era ese recuerdo que le quitaba todas las ganas.
Luego el silencio reino, se quedó pensativo de nuevo, el agua se estaba tornado ya fría cuando al fin llego a una conclusión, era hora de resolver el problema, había tenido pena de hablarlo con alguien, en específico con su padre, conociéndolo su respuesta seria "háblalo con Poppy".
-Imposible. – dijo deslizándose y quedándose sumergido por completo, dejo escapar un enorme grito que con la ayuda del agua no paso a ser más que un leve burbujeo, se quedó abajo hasta que le falto el aire, finalmente salió a respirar, haría cualquier cosa, todo menos hablar con ella de su problema.
Ramón termino de cambiarse, reviso que Poppy se encontrara bien y checo la hora. Llamo a su suegro para saber si los niños ya habían salido para regresar a casa, "desde hace 15 minutos" le dijo el hombre.
-Maldición. – comento para bajar las escaleras. – ya deberían de estar aquí. – estaba a punto de salir a buscarlos cuando recordó que su esposa no estaba en un buen estado, no podía salir y dejarla sola. – seguro se desviaron de nuevo. – tendría que quedarse a esperarlos.
Blossom y Sage no estaban haciendo nada malo, se encontraban con la señora Parvaty y el señor Matt tomando te.
-Ya veo que tienen un problema con esas personas. – dijo la viaja. – pero su abuelo les dio un buen consejo, yo pienso igual, deberían de seguirlo. –
-Si, pero nosotros pensamos que usted tendría una mejor manera. –
-¿Cómo cuál? –
-Ya sabe… un hechizo para convertirlos en ranas o sapos. –
-¿Un que? – pregunto el señor Matt escupiendo su bebida.
-Nada cariño, nada… ve al baño a secarte mientras yo despido a los niños. –
Los gemelos eran escoltados afuera de la casa por la anciana, mientras le decían.
-Por favor, el matrimonio de nuestros padres depende de esto. –
-Creo que exageran, sus padres estarán bien, se los aseguro. –
-Ok. – Blossom y Sage encararon a la mujer antes de despedirse. – prométanos que nos ayudara si las cosas se ponen peor. Como una poción de amor si nuestros padres intentan separarse. Por favor. –
La mujer dejo escapar un par de carcajadas y con sinceridad les dijo.
-Las pociones de amor nunca funcionan, son muy cortas y se rompen fácilmente, no creen que si funcionaran yo ya habría usada una. –
Los gemelos vieron eso con mucha lógica.
-Entonces, nuestros padres no tienen remedio. –
-Niños, creo que su imaginación voló muy alto esta vez, además, los problemas entre ellos no son asunto suyo, si quieren seguir juntos o terminar su relación no hay nada que se pueda hacer. –
Un tanto deprimidos se despidieron.
-Hasta luego señora Parvaty. –
La anciana los despidió con un ademan de la mano. Los gemelos regresaron con paso acelerado a su casa, sabían que iban casi con una hora de retraso y la verdad se les hizo raro que su padre no fuera a buscarlos ya. Finalmente llegaron a su hogar, Ramón por supuesto los esperaba en la puerta con su clásica postura de brazos cruzados y mirada severa.
-¿Saben que hora es? –
-Son las 10. –
-¿Y a que horas les dije que los quería en casa? –
Los dos se miraron y con algo de pena confesaron.
-Estábamos con la señora Parvaty y el señor Matt. –
-¿Cuántas veces les tengo que decir que no se desvíen? Hoy lo hicieron dos veces, por ello correrán un kilómetro más mañana. –
-Pero Papá… -
-Nada de "pero", me imagino que cenaron en casa del señor Matt. –
-Si. –
-¿Pues que esperan? Vayan a dormir ahora. –
Mientras subían las escaleras Blossom se detuvo y pregunto.
-¿Dónde está Mamá? –
Normalmente ella llegaba a esa hora, pero no la vieron cuando iban por la vereda que llevaba a la casa.
-Su madre llego hace horas, está dormida, tuvo un día agotador ¿la necesitaban para algo? –
-No… para nada. –
Ramón no entendió el porqué de la duda. Blossom y Sage solo querían saber si discutieron de nuevo, tal vez la señora Parvaty tenía razón y ellos solo estaban exagerando un simple desacuerdo de sus padres, pero la duda los mataba, antes de ir a su habitación se desviaron al cuarto principal donde vieron dormir a su madre con una enorme sonrisa en su rostro. La contemplaron un rato hasta que escucharon detrás de si.
-Mañana correrán un kilómetro y medio más por desviarse de su habitación. –
-Perdón. – lo miraron con ojos de cachorro pidiendo clemencia.
-Kilometro y ¼ , pero solo si se duermen ahora. –
-Claro Papá. – conociendo como era él, sabían que eso era lo máximo que iba a quitarles del castigo.
La mañana del sábado llego, los hombres de la familia se encontraban abajo alistando todo lo del desayuno de su madre, el par estaba agotado, correr un kilómetro y cuarto más, los había dejado sin energía para nada. Poppy por otro lado se sentía capas de correr un maratón entero.
-Hola a todos. – saludó contenta con una enorme sonrisa.
-Hola Mamá. – le respondieron el saludo ambos niños, para luego pasarla de largo y dejarse caer en el sofá exhausto.
-¿Qué les paso? – pregunto Poppy a su esposo en voz baja.
-Los castigue por no llegar a tiempo a casa, ayer llegaron una hora tarde porque fueron a ver a la señora Parvaty. –
-Oh… seguro fueron a ver como estaba, son amigos suyos, no debiste de castigarlos. –
-Poppy, no me dijeron a donde iban, estaba preocupado, tampoco pidieron permiso, ni siquiera le dijeron a tu padre, además, esa viaja no me cae bien, estoy seguro que le hizo algo a los niños. – termino de decir mientras trataba de indagar en que, pero cuando lo intentaba el aleteo de una mariposa siempre le resonaba en los oídos. – Peor aún… creo que nos hizo algo a nosotros. –
-Nadie nos hizo nada, estas exagerando, entiendo que los castigues por llegar tarde, pero ayer después de la escuela hicieron lo correcto, no se desviaron, solo se quedaron sentados en el quiosco enfrente de casa. –
-Bueno, pero en la noche los mande a dormir y ellos… -
-Ramón, les debes una disculpa. –
-No me voy a disculpar, no debes de hacerlo luego de poner un castigo o no te tomaran enserio. – le susurro, la mujer le sonrió para luego preguntar.
-¿Ni aunque te hayas equivocado o exagerado en el castigo? –
-No… bueno, no lo sé, jamás me he equivocado. –
Poppy lo miro con unos ojos de incredulidad cosa que Ramón no le pareció.
-Está bien, les hare crepas con helado. –
-Ese es mi hombre. – grito la mujer para darle un abrazo y un beso.
Luego de su desayuno y mientras Ramón aun preparaba el postre, la mujer fue a la sala con sus hijos, estos ya tenían afuera del closet todas las cajas de juegos de mesas para que Poppy escogiera uno.
-Niños, guarden todos los juegues, hoy lo único que necesitamos es "esto". – dijo mostrando una botella de cristal.
Los niños se miraron extrañados, pero obedecieron de inmediato, cuando regresaron a la sala, Poppy había quitado la mesa del centro y les pedía sentarse en el piso.
-Separados, como en un círculo. – los gemelos hicieron eso y prestaron toda su atención a ella. – Este es un juego, verdad o reto, giras la botella y te toca hacer una pregunta o un reto a la persona que le toque la boquilla. –
-Poppy ¿Qué ese no es el juego de…? –
-Ramón, se queman las crepas. –
-Pero… es que si juegas así siempre te tocara preguntar a ti y eso es trampa y… -
-Ramón, a la cocina. –
El hombre la miro con enfado, pero entendió cuál era su plan, así que dejo a los tres jugando en la sala. Poppy giro la botella y le pregunto a Blossom.
-¿Verdad o reto? –
El niño miro a su madre, estaba muy cansado y la palabra "reto" le sonaba a que tendría que moverse, por lo que contesto sin ninguna gana.
-Verdad. –
-Bien… ¿Quién es Cristal? –
Las mejillas del niño se ruborizaron, se encogió de hombros y miro para otro lado. Con algo de pena respondió.
-Es la hija del alcalde de Ciudad Goblins, la conocimos en el campamento. –
-Oh, esa Cristal, creí que era otra persona. – Poppy río un poco por lo bajo, esa expresión hacia antes su padre cuando hablaba de ella, sin duda su hijo sentía algo por la niña. - ¿Saben que es una verdad a media? La conocieron el día de nuestra boda, invitamos a sus padres a venir, quizás su tío Nube tenga fotos de ellos, ella tendría quizás un año, se la paso dormida casi todo el evento. –
-No lo sabíamos. – dijeron los dos.
-Le toca girar la botella a Blossom. – por la posición en la que estaba la botella siempre iba a dar con ella.
-Mamá ¿verdad o reto? –
-Reto… me gusta los retos. –
-Pues… te reto a que le digas a Papá que lo amas… mucho, mucho. – Los gemelos no podían sacarse ese temor de sus adentros y necesitaban escucharla decirlo. Poppy vio eso con mucha ternura y con todas sus fuerzas grito.
-¡RAMÓN! –
El hombre que estaba vaciado la mezcla en la sartén casi la tira, muy preocupado corrió con todo y tazón a la sala.
-¡¿QUÉ?! ¿Qué pasa? –
-Te amo mucho, mucho. – le dijo sonriente.
-Por Dios Poppy, casi me matas de un infarto. – le contesto muy enojado, ella solo agrando su sonrisa y mientras regresaba a la cocina dijo. – yo también te amo. –
-Ahora le toca a Sage, pero traten que sean cosas que no involucren a su padre, creo que no está de buen humor el día de hoy. –
Sage giro la botella y le pregunto.
-¿Verdad o reto? –
-Bueno, como ya escogí reto ahora será verdad. –
-Mamá, sí pasara algo malo, algo que nos afecte a todos, ¿nos lo dirían? –
-Claro. – Poppy no entendía a que se refería, seguramente vieron alguna película con su padre sobre un tema al respecto, pero no había secretos que le guardaran a sus hijos, realmente no los tenían. – Me toca a mí. – la botella volvió a apuntar a Blossom, perfecto para ella porque quería hacerle muchas más preguntas a él en especial. - ¿Verdad o reto? –
-Verdad. – realmente no deseaba levantarse a ningún lado.
-¿Te gusta alguien? –
-¿Qué? – Blossom se había puesto rojo como un tomate.
-Estas siendo muy obvio. – le susurro su hermano.
-N…no… nadie me gusta. – le contesto apenado.
-Blossom, Sage… tienen que decir la verdad, de eso se trata el juego, además, está bien enamorarse, es lo mejor que les puede pasar, su padre se enamoró de mi cuando tenía 14 y yo de él a los 3, así que para esto no hay edad, vamos, sean sinceros, Blossom ¿te gusta alguien? –
Los niños voltearon a ver a la cocina, parecía que Ramón no escuchaba nada de la conversación, sin necesidad de que le dijeran entendió lo que pasaba.
-Puede ser un secreto entre nosotros si no quieren que se entere su padre. – les susurro.
Blossom y Sage tenían casi prohibido enamorarse, su padre quería que disfrutaran su infancia y todo sobre el tema era tabú, no quería hablar aun sobre "novias" "citas" "regalos", etc, pero Poppy veía todo eso con buenos ojos por lo que continúo hablando.
-Cristal es una niña encantadora, si hubiera tenido una hija me hubiese gustado que fuera como ella. –
-¿Enserio? – aquellas palabras parecieron animar a Blossom.
-Si, no la he visto recientemente, cuando viajo a Ciudad Goblins para tratar algún tema con su padre ella siempre está en alguna de sus clases. Hare un esfuerzo para hablar con ella la próxima vez que los visite, o… podrías venir conmigo si quieres. –
Blossom sonreía muy contento, aunque alguien estaba haciendo pucheros.
-¿Qué hay de mí? – se quejó Sage.
-Lo siento, la invitación también es para ti. –
-¿De que hablan? – pregunto Ramón quien traía una charola con el postre para cada uno. Los niños al verlo se encogieron de hombros y se quedaron mudos.
-Les decía a los niños que quiero que vengan conmigo en mi próximo viaje, tengo que hacer algo a Ciudad Goblins, una cita pendiente con Jareth por unos papeles. –
-Oh… eso suena bien. – Ramón se sentía feliz que invitara a sus hijos a sus actividades.
-Si, creo que su hija tiene más o menos la edad de los nuestros, recuerdas lo bonita que se veía el día de nuestra boda, parecía una muñeca. –
-Es la niña más mimada que conozco. – dijo con desdén.
-¡Ramón! – le llamo la atención. Poppy miro a los gemelos y estos trataban de actuar con naturalidad, o tal vez sería que ya estaban acostumbrados a esos comentarios por parte de él.
-Te exijo a que digas algo positivo de ella. –
-No, ¿Por qué? –
-Dar un buen ejemplo. –
-Esa niña no es un buen ejemplo, esta demasiada mimada, necesita algo de disciplina y un buen entrenamiento, si la tuviera a mi cargo la… -
-Ramón, no es tu hija, comprende que cada quien educa diferente a sus hijos, además debe de ser alguien muy amable si nuestros hijos no le dan pasas VIP a cualquiera. –
-¿Qué no damos que? – pregunto el par sin entender de que hablaban.
-Es más. – Poppy tomo la botella y sin girarla solo la apunto a él. – Te reto a que digas algo bueno de ella. –
Ramón rodo los ojos y sin ninguna gana, con algo de dificultad comento.
-Ella es… es… muy educada, tiene buenos modales y me encanta verla comer. –
-¿De verdad? – los gemelos jamás lo había escuchado comentar algo bueno de ella.
-Si, es una niña…agradable, ¿creo? Realmente no me molesta, es solo que… -
-¿Le tienes celos? ¿Temes que nos quite a alguno de nuestros bellos capullos? – dijo para ir a abrazar al par.
-Eso no va a pasar. – dijo Ramón con tono de enfado.
-Claro que si, pasara tarde o temprano. –
-Sera tarde, muy tarde. –
-Ramón… tu y yo nos enamoramos cuando… -
-Nada, eso no cuenta. –
-Vamos, yo digo que invitemos a Cristal a comer un día de estos, ya que te gusta ver sus modales en la mesa. -
-Pues… ella vendrá para la competencia infantil y… - Blossom estaba actuando con mucha timidez, Ramón jamás lo había notado, volteo a ver a Poppy y esta le sonreía contenta, se había dado cuenta de algo que él había pasado por alto. Ese niño estaba enamorado, ahora no había nada que pudiera hacer.
-Vamos Ramón… ¿Qué dices? –
Tenía una serie de emociones mezcladas, enojo, melancolía, ansiedad, un poco de celos que jamás aceptaría, miro de nuevo a su hijo y luego a su esposa para finalmente responder.
-Creo que, si se toma la molestia de venir a verlos a la competencia, lo mínimo que podemos hacer es invitarla a comer. –
-¿De verdad? – pregunto Blossom incrédulo.
-Si, deberías de invitarla ahora, sabes que esa "niña" detesta que la inviten de un día para otro. – comento Ramón.
-Gracias, gracias, gracias, gracias. – Blossom fue a abrazarlo y Sage al ver a su hermano tan feliz no pudo evitar contagiarse, parecía que las fuerzas le regresaron, daban saltos y gritos. Terminaron por ir a abrazar a sus padres, estos se miraron entre si, los gemelos parecían estar mejor después de escuchar aquella pelea.
-Y Suset también vendrá. – Termino por decir Ramón.
-Noooooo. – gritaron los niños dejándose caer al piso con dramatismo.
-Vamos, también es su amiga. – les dijo el hombre. – además, se verá mal que las dos vengan y solo inviten a una. –
-Pero Papá, es una niña muy… -
-¿Quién es Suset? – pregunto Poppy que aún no sabía nada de sus amigos.
-Es la niña más enfadosa, desastroso y terca de todo el mundo. – se quejó Blossom.
-Siempre arruina nuestras bromas. – le decía Sage.
-Ella es muy impetuosa. – le dijo Ramón a Poppy. – Es hija de tu amiga Marie Ann. –
-Ah… ella. – hacía tiempo que su amistad se había terminado, aunque mantenían la relación estable por ser la esposa del actual alcalde de Fairy Twon.
-Cristal y Suset vienen desde hace cuatro años a ver competir a Blossom y Sage. – le confeso Ramón.
-¡¿Cuatro años y hasta ahora las van a invitar?!, ¿Pero que les pasa a los tres? Debieron de hacerlo muchísimo antes. – La mujer estaba enojada, más que nada porque si ella hubiera estado más al pendiente, las niñas ya hubieran conocido aquella casa sobre la colina.
-Yo… no pensé que… - Ramón no sabía que decir, la que se le olvidaban los grandes detalles era Poppy, no sabía cómo había pasado por alto algo como eso.
-No te preocupes Blossom, Mami y Papi te van a ayudar a que Cristal se… -
-Nada, nada, nada. – decía Ramón negando con la cabeza.
-Claro que si. –
-Poppy, él tiene que aprender solo. –
-Pero lo puedes ayudar, eres tan bueno con las citas, le puedes dar unos consejos. –
-El único consejo que le daré será que gane la competencia, nadie quiere comer con un perdedor. –
-¡Ramón!-
-Te dije eso mismo a ti, y ganaste. – le recordó viéndola con taciturna mirada.
-Si, pero… -
-Nada, se concentrarán los dos en la competencia, ya después vemos él tema de "las niñas", ahora, no quiero saber nada del tema, ¿Entendido? –
-Bien, no hablaremos de eso, pero seguiremos jugando con la botella. –
Poppy giro el envase y retos como comer jalapeños, morder cebollas, tragarse un ajo, chupar un limón, o verdades como sí, hasta que edad Ramón mojo la cama, si alguna vez había hecho algo ilegal, así como preguntas a Poppy sobre si había tenido citas con algún chico que no fuera su padre o si siempre le habían gustado la brillantina. El par se divirtió como nunca, entrada la tarde Blossom y Sage salieron a casa de su abuelo para dar paso al domingo de pareja de sus padres.
La noche del sábado, como cada semana, fue ruidosa y movida, Poppy sentía despejadas todas sus dudas.
"¿Cómo podríamos tener un problema?" se decía a si misma en un pensamiento veloz que tuvo mientras su esposo la poseía, "él está mejor cada noche".
Poppy seguía gozando de cada encuentro, sin saber que Ramón no la pasaba para nada bien, pero eso no importaba ya, él solo quería complacerla y haría sin falta lo necesario para hacerlo. Después de todo, pronto hallaría la forma de corregirlo y ella no lo notaria, aunque ese fue un pensamiento que no lo dejo en paz toda la noche.
"¿Cómo es que no lo ha notado aun? ¿Sera que no le importa que yo…?"
A Ramón le dieron escalofríos, un pensamiento lo dejo con ganas de jamás haberlo tenido.
"No le importa, realmente no le importa, solo quiere… ella solo quiere divertirse, solo eso le importa"
Tomo su almohada y cubrió su rostro para soltar un grito, Poppy estando a su lado, ni siquiera lo percibió. Ramón estaba temblando, sentía escalofríos, pensó que ese sentimiento nunca más iba a regresar, se sentía usado. Deseaba estar tan lejos de ella, se levantó de la cama y se puso a dar vueltas por la habitación.
-Esto no está pasando, esto no está pasando. – se repetía en voz baja.
Finalmente se calmó y volvió a la cama, ese domingo fue difícil de sobrellevar, en cada frase de amor que le decía, en cada roce de piel, en cada abrazo, cada que cruzaban sus miradas, en cada sesión apasionada un "date cuenta por favor" gritaba, pero Poppy nunca lo percibió, Ramón comenzó a recapacitar las cosas, él si percibía todo, cuando algo le gustaba o le desagradaba, cuando hablaba enserio o bromeaba, si la pelea era un teatro o las cosas estaban realmente mal, "¿Por qué ella no sabía distinguir?", cuando los niños llegaron se sintió aliviado, el inicio de una nueva semana, la rutina que lo separaba de ella, todo eso le ayudaría a pensar las cosas con más calma.
Aunque esa semana no fue del agrado de nadie en la familia, Poppy andaba detrás de los niños sugiriéndoles hacer regalos y que decirles a los niños Petrov para ganarse su amistad, por su parte los gemelos no hallaban la forma de explicarle que de verdad no deseaban ser amigos de ninguno de ellos; Ramón no dejaba de tener un sentimiento de odio asía su esposa que rápidamente era sustituido por uno de culpa.
-Ella trato de hablar conmigo. – se decía mientras estaba solo en casa. – Quiso arreglar las cosas y yo le dije que no teníamos ningún problema, tal vez sabe que algo está pasando, pero no sabe que es. –
Se sentía mal al juzgarla, pues no era adivina para saber en lo que él pensaba, pero, por otro lado.
-¿De verdad no se ha dado cuenta que finjo? Odios tener que mentirle, ¿Por qué simplemente no se cuenta? –
Ramón seguía sin estar listo para hablar al respecto, pero a la vez deseaba que ella lo notara, así él no tendría que confesarlo.
-Si tuviera a alguien con quien hablar de esto. –
Poppy no solo era su esposa, era su amiga y más grande confidente, solo que no podía hablar de ella con ella misma, o con sus hijos o con los amigos de "ella". Su esposa tenía una noche de chicas, en esas horas sacaba sus frustraciones referentes a él, la casa o los niños, pero Ramón no tenía a nadie, amigos en Villa Trolls ninguno, le agradaba la gente, en muchas ocasiones pensó en llamar a su hermano o a su padre, pero tampoco deseaba quejarse con ellos, además de que su padre fungía más como terapeuta y terminaba dándole una serie de consejos a seguir, y él solo quería charlar, escuchar un "yo te entiendo", ver que no era al único que le pasaban esas cosas.
-¿Por qué te moriste perro estúpido? – termino por decir al ver una foto del gran danés, le hacía mucha falta.
Al fin se dio cuenta que tenía dos grandes problemas, uno con Poppy y otro por su falta de amistades, jamás pensó que eso fuera necesario, pero ahora moría por tener, aunque fuera un amigo.
Blossom y Sage no sabían que hacer respecto a un tema parecido, Poppy les repetía que si se metían en problemas con los Petrov estarían castigados. Su semana no fue nada grata, veían en silencio como ellos agredían a otros niños, las palabras "niño mono" "niña horrenda" "nerd inadaptado" y un sinfín de coloridos sobrenombres, inundaban los pasillos de su escuela, Maicol y Timothy veían a todos como posibles víctimas, no solo ellos eran un problema, Sasha, la menor de los tres, los perseguía sin cansancio durante todos los minutos que tenían libres, los baños de varones era el único lugar donde se sentían a salvo. Finalmente, el viernes había llegado, mientras caminaban a la salida alguien los llamo desde lejos.
-Blossom, Sage, esperen. – grito abriéndose paso entre la multitud que deseaba regresar a casa, no era por el fin de semana, desde la llegada de esos dos brabucones ningún de los estudiantes se sentía a gusto en la escuela.
-¿Qué pasa Iván? – Los gemelos se detuvieron un momento para responderle.
-Yo sé que siempre están ocupados y todo eso, pero no han notado que hay dos chicos nuevos que no paran de molestar a los demás. –
-Si, lo hemos hecho, desde el primer día que llegaron a Villa Trolls. –
-Excelente, ¿Qué es lo que están planeando? Si están esperando es porque será algo grande ¿no? –
Los gemelos se miraron entre si para luego decir.
-No estamos planeando nada, estamos muy ocupados, pronto será la competencia infantil y mañana tenemos pasarela. –
-¿Qué? ¿Es enserio? Ustedes son los más fuerte y populares chicos de esta escuela y ese par de brabucones se están apoderando de todo, solo los van a dejarlos y ya. –
-Iván. – le hablo Blossom. – tenemos otras cosas que hacer, de verdad, estamos ocupados. –
-Además nuestros padres no quieren que nos metamos en problemas y… - Sage fue interrumpido por el chico que desesperado se quejó.
-Si el problema es su padre, no se preocupen, todos los encubriremos, pero por favor, hagan algo. –
-Es que no podemos. – Los gemelos se dieron la vuelta y siguieron caminando.
-Entonces es verdad lo que dicen por ahí, no quería creerlo, pero ya que lo veo con mis propios ojos… -
Los niños se pararon de golpe, la curiosidad les gano y preguntaron.
-¿Qué dicen por ahí? –
-Que les tienen miedo, que pasan la mayor parte del tiempo escondidos en el baño por temor a toparse con los Petrov. –
Todos los que estaban cerca escuchando se alejaron del niño creando un circulo perfecto, asombrados porque alguien les dijera a los gemelos en sus caras dichas palabras.
-Disculpa, ¿Qué dijiste? – Blossom y Sage cambiaron su postura relajada por una que a todas luces gritaba "pelea". El pasillo quedo en silencio, pero aquel niño no bacilo.
-Dije que… que ustedes tienen miedo, porque ellos son más grandes y fuertes, o simplemente no les importa que nos pase a nadie de nosotros. – decía mientras miraba a todos los demás niños que le regresaban la acción asombrados por sus agallas. – ninguno de ustedes será un buen alcalde. –
-Nosotros no podemos hacer nada respecto a los Petrov. – hablaban mientras caminaban muy lentamente hacia él. – claro que hemos visto lo que han hecho, pero no podemos salvarlos de cada uno de sus ataques, la escuela tiene normas y lo correcto es que se quejen con los maestros de sus conductas inapropiadas, si nosotros tomáramos cartas en el asunto no serían más que una forma de vengarse y ellos regresarían para hacerles cosas peores. – Blossom y Sage estaban cara a cara con el niño, este temblaba, pero aun así alzo la voz.
-Hacer eso solo empeora las cosas, ellos se han vengado de los que se quejaron con los maestros, ya nadie quiere hacerlo, por eso solo nos queda que ustedes tomen este asunto en sus manos, aunque claro… si tienen miedo. –
-¿Quieres repetir eso mirándonos a los ojos? – dijo el par mientras con lentitud se quitaban las gafas.
-¡NO! – gritaron todos los presentes.
-Eso creímos. – vueltos a poner a en su sitio los lentes, los niños retomaron la marcha.
-Blossom, ¿crees que esto si nos afecte después? –
-¿A que te refieres? –
-A lo que dijo, ellos creen que no nos importa, cuando seamos mayores ellos serán los ciudadanos a los que representaremos, ¿nos guardaran rencor? –
-No lo sé, tal vez si, pero no podemos hacerla de guarda espaldas de todos, además, ya sabes lo que dijo mamá, no quiero meterme en problemas estando la competencia tan cerca. –
-Tu solo piensas en Cristal. – dijo con enfado.
-No es verdad. –
-Claro que si, te olvidas de mi cuando ella esta. –
-Sage, somos hermanos, jamás me olvido de ti. –
El menor de los dos dejo escapar un suspiro para luego decir.
-Lo sé, es solo que… me aburro mucho cuando ella está, me cae bien, pero parece ser que son solo tú y ella. –
-Oye, no te olvides que vendrá Suset, tal vez tú y ella puedan… -
-Cállate, no me hables de esa niña enfadosa, además, es como dos años menor que nosotros. –
-Lo sé, solo quería molestarte. –
-Pues lo lograste. –
Los gemelos reían contentos, cuando se toparon con una escena no tan feliz.
-Dame tu dinero marica. – decía Maicol sujetando a un niño por el cuello de la camisa. El pequeño de unos 10 años, con bastante miedo, les entrego las monedas que tenía en el bolsillo de su pantalón. – Solo esto, tiene que ser una broma. –
Los niños presentes miraban asustados el acto, mientras algunos pasaban de largo tratando de ignorarlo, Blossom y Sage no sabían que hacer.
-Tenemos que hacer algo. – dijo el menor.
-¿Pero que? No traemos ninguna de nuestras bromas preparadas y además mañana toca desfile, tenemos que llegar a casa ahora para alistarnos, tal vez el lunes cuando lo pensemos mejor… - Blossom estaba siendo más objetivo, cuando vieron que Maicol estaba a punto de golpear al pobre niño.
-Te dije que quería más. – le grito el bravucón.
-Perdón, es que tenía hambre y me lo gaste en el almuerzo. –
-"Tenía hambre", habíamos quedado en un trato, tú me dabas todo el dinero y yo no te golpeaba, pero como no cumpliste, ahora… - Maicol alzo alto el puño, el pequeño cerro los ojos y se escuchó a alguien gritar.
-¡Ya basta! –
-¿Quién dijo eso? – pregunto molesto el chico.
-Yo fui. –
-Sage ¿Qué haces? – le cuestiono su hermano en voz baja.
-Entiendo que no te quieras meter en problemas, por eso déjamelo a mí, así solo me castigan y tú puedes salir con Cristal. –
-Sage, no lo hagas. –
-Vamos, sabes que puedo hacerme cargo de un tipo como él, no es tan fuerte, solo es gordo. –
- ¿Y que estas esperando marica? – Bramo Maicol que ya había soltado al niño y alistaba los puños para hacerle frente.
-No me gusta como estas tratando a todos por aquí, Villa Trolls tiene reglas y no me importa que tan difícil te sea adaptarte a estas, si comentes vandalismo tendrás un escarmiento. – Decía Sage mientras caminaba asía él.
-Los maricas como tu solo saben hablar. – el chico lanzo el primer puño, pero Sage lo esquivo con bastante facilidad.
-Eres muy lento. – comento mientras le daba un ligero empujón que lo dejo tirado en el piso. – y tienes un mal equilibrio. –
Molesto se puso de pie, comenzó a lanzar golpes y patadas sin atinar con ninguna a su contrincante.
-¿Cuántos años dices que tienes? – pregunto Sage con tono altanero, alguien entre los espectadores respondió.
-15. -
-15 y parece que un niño de 12 te dará una paliza. –
Todos los presentes comenzaron a reír, cosa que no agrado para nada al ya cansado brabucón.
-¿Te parece si termino con esto de una vez? Te estas tardando mucho y a diferencia de ti, yo si tengo cosas importantes que hacer. –
Maicol estaba en el piso respirando con dificultad, Sage no lo había tocado para nada, se la había pasado simplemente esquivando sus golpes, pero ya era hora de que recibiera uno. Esa pequeña fracción de segundos mientras se decidía si darle un puñetazo o una patada fueron suficientes para que Timothy, quien al fin había llegado a la escena, lo tomara por el cuello mientras le decía a su hermano.
-Ahora, golpea a este marica para que aprenda quien manda. –
-Suéltame, malditos traposos. – Sage no podía soltarse de sus gordos brazos. Maicol victorioso levanto alto el puño y cuando el proyectil estaba en curso se vio la silueta de alguien interponerse mientras decía.
-Espera, no lo hagas. –
Unos elegantes lentes salieron volando, Sage estaba bien, pero Blossom se cubría la cara muy asustado, se hinco y tratando de que nadie le viera el rostro comenzó a buscar sus lentes en el piso.
-Creo que le di a tu "hermanita", descuida, voy a hacer que los dos sean idénticos de nuevo. –
Enojado por el golpe dado a su hermano, Sage se soltó del agarre y golpeo a ambos hermanos, con dificultad dejaba a uno en el piso para luego pelear con el otro, dos contra uno no era fácil, alguien le mostro sus lentes a Blossom, era Sasha quien lo miraba con esos absortos ojos.
-Gracias. – dijo tratando de que nadie lo viera, se puso sus lentes y se fue de lleno a ayudar a su hermano.
La pelea siguió un rato más hasta que alguien llamo a la directora, para mala suerte de los gemelos, esta llego cuando había sometido a los hermanos Petrov, haciendo eso parecer que ellos eran los agresores.
-Directora, por favor, ayúdenos. – gritaron los hermanos Petrov con falsas lágrimas.
Como dictaban las reglas del instituto, la mujer llamo a sus respectivos padres, en la casa de los Petrov fue la mujer quien contesto.
-Cariño, era la directora de la escuela, quiere que nos presentemos, parece ser que los niños se volvieron a meter en problemas. –
-No me interesa, los niños son tu responsabilidad, no mía. –
-Pero… ellos no me hacen caso, a ti si y… -
-Es porque eres débil mujer, todo eso de "cuidar niños" es cosa de mujeres, si son como son es por tu culpa, para variar podrías hacer bien las cosas. – le dijo el hombre que no despegaba la vista del periódico.
-Está bien, si… tienes razón, voy a ir y regreso. –
-Más te vale que no te tardes, quiero cenar temprano. –
-No te preocupes cariño, no lo hare. –
Así la señora emprendió la pequeña caminata a la escuela de sus hijos.
En la familia que habitaba la casa en la colina, quien se encargaba de todas esas cosas era Ramón, pero esos no eran buenos días y por ellos, el hombre se ponía a trabajar en el invernadero con los audífonos, la música estaba a su más alto volumen mientras que se perdía por completo en sus investigaciones, es por eso que no escucho el timbrar del teléfono. Era raro, la directora siempre pensó que el padre de los gemelos vivía con el objeto alado de él, porque apenas si marcaba los números este ya había contestado, para un caso extraordinario una medida de igual magnitud, termino por llamar a Poppy, sabía que la alcaldesa siempre estaba ocupada, pero estaba segura que podría tomarse cinco minutos para ir a resolver el conflicto. En su oficina se encontraba Seda y Satín, hablándole sobre el evento de mañana.
-Los niños se verán geniales con la nueva colección. –
-Lo sé, por favor, tomen fotos. –
-Lo haremos. –
-Y… ¿Qué harán tú y Ramón este fin de semana solos? – pregunto entre risas Satín.
-En realidad no tenemos planeado nada. –
-¿Porque no intentas lo que nos dijo Dj Suki? Te aseguro que funciona, yo ya lo probé. – comento con complicidad Seda.
-¿Enserio? – había olvidado por completo la charla del viernes. – ahora que lo mencionan, ¿tienen la tela que les pedí? –
-Ya la pedimos, pero el cargamento no llega hasta dentro de un par de semanas, ¿te urge? –
-No, no… -
-¿Y que tiene que ver la tela con el tema? ¿Estas tratando de desviarlo? –
-No, para nada, es solo que quiero darle una sorpresa a Ramón haciendo unas cortinas para la cocina. –
El par de mujeres se miraron entre ellas para después decirle con sinceridad.
-Poppy, no eres muy buena cosiendo, ¿Por qué no nos lo dejas a nosotras? –
-No…es que de verdad quiero hacerlo yo y… -
-Alcaldesa Poppy. – la llamo una de sus secretarias.
-¿Qué pasa? –
-Hablan de la escuela de sus hijos, al parecer hay un problema. –
-Debieron de hacer otra travesura, que raro que no llamaran a Ramón. – dijo para sonreírle a sus amigas.
-No, al parecer ellos golpearon a unos de sus compañeros y… -
-¡¿QUÉ HICERON QUE?! – gritaron las tres para salir corriendo de ahí a la escuela, que no estaba más que unas cuantas cuadras de distancia.
Al llegar encontraron a la señora Petrov ya hablando con la directora y a los cuatro castigados, dos de ellos sentados en una silla cerca de la dirección, y a los gemelos sentados en otras dos a un par de metros.
-¡Blossom, Sage! ¿Qué fue lo que les dije? – pregunto Poppy muy molesta.
-Alcaldesa, por acá. – le hablo la directora.
-Luego hablo con ustedes, cuando su padre se entere. –
Los niños se encogieron de hombros y no hicieron más que mirar al piso.
-Oh por Dios. – exclamo una de las gemelas muy asustada. – Satín, ves lo que yo veo. –
-Dios míos, no… - las chicas levantaron el rostro de Blossom, no necesitaban quitarle las gafas, aquel golpe le dejo morado todo alrededor de la cueca del ojo y parte de la mejilla. - ¿te duele cariño? –
-Un poco. – confeso, sabía que debía de cuidarse, mañana tenía el desfile, por eso no quería meterse en problemas, Sage lo sabía también y por eso se sentía culpable.
Las gemelas se distanciaron un poco de los dos, al parecer estaban buscando con urgencia a un maquillista para que no tuvieran ningún problema al día siguiente, estando solos los hermanos Petrov se acercaron con aquella pinta de querer pelear de nuevo.
-Bien jugado Maicol. – le dijo Sage muy a la defensiva. – Actuar como el marica que eres para echarnos la culpa, muy masculino de tu parte. –
-Hijo de… -
-Maicol… Nos están viendo, ahora no. – le previno Timothy.
-Tienes razón, ustedes y nosotros tenemos asuntos pendientes. - Dijo el gordo chico. - hay que resolverlo en otro lugar donde nadie nos estorbe, quizás en el bosque o alguno otro lado donde... – Su hermano le tiro de la manga de la camisa. - ¿Y ahora que bobo? –
Timothy apuntaba un enorme cartel a su costado, una competencia infantil, aun alcanzaban a entrar, la edad máxima era de 16.
-¿Qué te parece? Una competencia. –
Los gemelos al escucharlo voltearon a ver el cartel. Extrañados preguntaron.
-¿Qué tienen en mente? –
-Ustedes contra nosotros en esa competencia. – dijo el mayor. – Si mi hermano y yo los aplastamos, ustedes se quitan de nuestro camino, si no, nosotros dejamos de molestar a todos, ¿quieren jugar o tienen miedo? –
Blossom y Sage se quedaron un momento en silencio, nadie les había informado hasta hora, y nadie lo haría después, por cómo eran los hermanos Petrov debían de desconocer que ellos eran los campeones invictos, los dos sonrieron con un poco de maldad, aquellos chicos estaban por firmar su sentencia con ese tratado.
-Trato hecho. – cantaron contentos.
-Mira Timothy, estos idiotas creen que van a ganar. –
-Y que lo digas. – dijeron los dos para dar la vuelta y regresar a sus asientos.
-Esperen un momento. – les hablaron.
-¿Qué? –
-Una cosa más, falta una semana para el evento y queremos que durante ese tiempo no haya nada de ataques, no burlas, no robos, solo así jugaremos, si no, mi hermano y yo tenemos otras formas de meterlos a ustedes en problemas, después de todos, este es nuestro territorio. –
Los hermanos Petrov se miraron para luego ver a su madre, se veía pálida y cansada, a ninguno de ellos les gustaba seguir las ordenes de una mujer, pero tampoco eran de torturarla, y más porque últimamente no se había sentido bien de salud, algo tenia, lo sospechaba el mayor, pero no sabía que. La mejor solución era destronar a los gemelos en la competencia.
-Bien… ¿Es un trato? –
-Pero Maicol… -
-Timothy, en una semana comenzara nuestro reinado de terror, hay que tomarnos una semana de vacaciones antes de empezar. –
El menor de los dos sonrió con una boca chueca y chocaron los puños. Sin decir más regresaron a sus sillas, mientras los gemelos se ponían ya a planear todo los que les harían en la competencia.
Las madres escuchaban atentas lo que les tenía que decir la directora. Un poco lejos de ahí, Ramón había salido del invernadero por algo a la cocina, vio el teléfono parpadear, señal de que había una llamada perdida, conocía de sobra el numero de la escuela, por lo que, sin regresar la llamada salió de casa, no tardo mucho tiempo en llegar, a la primera persona que vio fue a Satín y Seda.
-Ramón. – Gritaron las dos para tomarlo por los brazos y llevarlo directo con los niños.
-¿Qué hicieron esta vez? – pregunto con su clásico tono de regaño.
Seda con algo de miedo le quito las gafas a Blossom, Ramón jamás había visto a sus hijos lastimados, tal vez pequeños raspones y uno que otro moretón imperceptible, pero nada como eso, no solo era de un color morado intenso, sino que había comenzado a hincharse.
-¿Tiene arreglo? – preguntaron las dos mujeres muy preocupadas.
-Claro que si, no se preocupen, mañana estará desinflamado y con algo de maquillaje ya no se notaran. –
-Menos mal. – dijeron aliviadas.
-Papá, nosotros… - Los gemelos querían explicarle, pero Ramón los interrumpió.
-No necesitan contarme, creo saber que paso. – dijo viendo a los otros dos estudiantes que al verlo comenzaron a temblar. Ramón se dirigió a la charla que aún se estaba dando. Poppy decidió que era momento de que él se encargara de todo, pues ya estaba acostumbrado a discutir con la directora. Cuando caminaba para ir con sus hijos la llamaron Maicol y Timothy.
-Mira esto. – dijo el mayor al menor. – Señora Poppy. – dijo con tono lastimero.
-¿Qué sucede cariño? –
-Es que… es que… - el chico a todas luces fingía esos sollozos, pero Poppy cayo directo en su juego.
-No pasa nada, me lo pueden decir. –
-Nosotros solo tratamos de ser sus amigos, pero… creo que no lo hicimos bien, porque… nos golpearon y… había mucha gente que puede comprobarlo y …-
-Oh no, no es necesario, la directora ya me lo dijo y les creo, mis hijos suelen ser… - Poppy no sabía que decir, apenas había comenzado a tratar con ellos otra vez. – no se preocupen, los voy a castigar y hablare con ellos para que puedan ser amigos. -
-Gracias. – le dijeron los dos ocultando sus risas.
Poppy fue a ver a sus hijos, quienes tenían la esperanza de que fuera cual fuera el castigo que su padre les pusiera, ella les ayudara a que no fuera tan pesado.
-Mamá, lo que paso fue… - trataron de decir, muy enojada Poppy los interrumpió.
-Les dije "sean amables", no era algo tan difícil de hacer, ¿Por qué lo hicieron? – Ella estaba muy decepcionada de los dos.
-Es que ellos estaban molestando a un niño, y no podíamos dejar que… -
-No mientan, ya hablé con ellos, tienen una versión muy distinta a la suya, además la directora dice que los vio a ustedes peleando con ellos. –
-Si, pero porque ellos empezaron, golpearon a Blossom y. –
-Sage, los demás niños vieron como tu provocaste a Maicol. –
-Yo no hice eso. – se quejó el menor.
-No me queda de otra más que decirle a su padre que los castigue y esta vez no intercederé por ustedes. –
Los niños estaban muy decaídos, cuando Ramón llego parecía estar demasiado tranquilo, por lo regular cuando lo llamaban a la escuela iba con un humor terrible.
-Bien, regresemos a casa para poder atender a eso ojo. – dijo con un tono neutral.
-¿No estás enojado? – preguntaron los gemelos.
-Estoy más preocupado por tu ojo que por lo que hayan hecho, necesitas reposo, mañana van a trabajar, así que regresemos a casa. –
-Lo dices porque allá les dirás el castigo que les pondrás ¿verdad? – pregunto Poppy muy confundida por su taciturno tono.
-¿Castigo? No los voy a castigar. –
-¡¿QUÉ?! –
Poppy se quedó sin palabras, los niños por otro lado tenían una enorme sonrisa de oreja a oreja.
-Pero Ramón… -
-Pero nada, esos bastardos se ganaron cada golpe, los niños actuaron bien, defendieron a alguien que lo necesitaba, no voy a castigarlos por eso. –
-Eso no fue lo que paso, los niños Petrov me dijeron… -
-Por Dios Poppy, ¿a quién le vas a creer?, ¿a esos desconocidos a tus propios hijos? –
-Trata de ser objetivo, Ramón, la directora dice que ellos los sometieron. –
-Si, y también dijo que ha tenido problemas con los Petrov, que recibieron muchas quejas de mala conducta de ellos, no es la primera vez en la semana que su madre viene porque la llamen de la dirección. –
-Tienen problemas para adaptarse, los niños debieron de ser más compresivos. –
-¡Y tú tienes que aprender a darte cuenta cuando alguien te está mintiendo en la cara! – Aquello fue dicho con un sentimiento de reclamo tal, que parecía que no se refería a lo sucedido. – No voy a castigarlo Poppy. – sentencio.
-Ok, creo que esta vez estas tomando partido, tal vez tengas razón y los niños Petrov actuaron mal, pero con un golpe bastaba, merecen un castigo Ramón, y si no se los das tú, yo se los voy a poner. –
-Enserio, ¿Tu? –
-Si, yo, no necesito de ti para disciplinar a nuestros hijos. –
Ramón se cruzó de brazos y burlón vio a su esposa.
-Adelante, no me opondré, cual sea el castigo no me interpondré. –
Los niños no sabían que decir, estaban por segunda vez escuchando una discusión de sus padres, aunque esta era menos escandalosa que la primera.
-Pues yo… yo… ellos no van a…podrían… -
-¿Cres que puedas decidir pronto?, de verdad debemos regresar a casa. –
Poppy estaba muy enojada por la actitud de su esposo, pero tras los gemelos vio el cartel de la competencia. Tenía que hacer algo extremo para que escarmentaran.
-Los niños no participaran en la competencia de este año, ni en ninguna otra, se acabó su participación en el evento. –
Los gemelos no podían creer lo que escuchaban, voltearon a ver a su padre que sonreír como si hubiera escuchado algo chistoso.
-Bromeas ¿Cierto? –
-No, ese será su castigo. –
-Pero Mamá… - replicaron los niños, Ramón los callo con su mano.
-Poppy, no puedes… se lo prometimos. –
-Pues las promesas se rompen, ¿verdad niños? Como cuando me prometieron no pelear con ellos. –
Los niños se encogieron de hombros, era cierto que le habían dicho algo así, pero no prometieron nada en concreto.
-Poppy, retráctate, Ahora. – Ramón estaba comenzando a enojarse.
-No. –
-Pase más de un año entrenando con ellos, nos preparamos juntos, hicieron un álbum, hablamos de esto cada maldita noche, no puedes simplemente decirles que no. –
-Esto no se trata de ti, aunque tú también deberías de aprender una lección, ese será el castigo, ahora, me acabas de decir que no te interpondrías en lo que escogiera, bien… Blossom y Sage no participaran en la competencia. –
-Escuchaste eso Timothy. – dijo el mayor en una voz que los gemelos alcanzaron a oír. – creo que vamos a ganar por default. –
Al escucharlos decir aquellos los dos suplicaron.
-Por favor Mamá, danos otro castigo, cualquier cosa, lo que nos digas lo haremos, pero por favor, déjanos competir. –
-No. – dijo tratando de ocultar su felicidad. – no habrá más competencia y se acabó. – Volteo a ver a su esposo, pensó por un momento que este se sentiría orgulloso de ella por haber causado esa reacción en los niños, pero su rostro expresaba el sentimiento contrario.
-¿Pero que hiciste? – susurro solo para que ella escuchara.
-Lo que tú me dijiste, los castigue. – ahora no entendía su emoción, volviendo a su tono normal, Poppy lo tomo del brazo y dijo. – Vayamos a hablar con la señora Petrov antes de que se vaya, tenemos que disculparnos. –
-Oigan, gemelos perdedores, disfruten de su última semana de paz, porque nuestro reinado comenzara pronto. –
-No canten victoria tan pronto, las cosas podrían cambiar. – les contestaron los dos.
Los dos hermanos se retiraron del lugar, mientras Blossom y Sage discutían.
-¿Qué vamos a hacer? – le pregunto el menor a su hermano.
-Hay que tratar de convencer a Mamá, ella siempre sede. –
-¿Crees que lo haga? ¿Qué pasa si no? –
-Pues… tal vez, podamos hablarlo con Papá. –
-Veo imposible que Papá seda. –
-Yo también, por eso no podemos fallar, hay que intentarlo. –
Los padres detuvieron el andar de la mujer regordeta.
-Señora Petrov, mi esposo y yo queremos disculparnos por lo que nuestros hijos le hicieron a los suyos. –
-Oh no, no es necesario. –
-Lo ves Poppy, ella dice que no es necesario. – dijo para dar la vuelta.
-Ramón… lo sentimos tanto, de verdad, queremos recompensarlos. – decía dándole la mano.
-Pues, es que… vera, en la otra escuela también se metían en peleas y … -
-Pero en este caso los míos comenzaron y me siento terriblemente mal, mi esposo Ramón también, discúlpate… - le decía apretando lo dientes.
-Poppy, no lo voy a hacer. – comento en voz baja.
-Solo dale la mano. –
-No. –
-¡Ramón! –
En contra de su voluntad el hombre se volteó, tomo la mano de la ancha mujer y sacudiéndola con vigorosidad le dijo con tono falso.
-Siento tanto que mis hijos le dieran una paliza a los suyos, no se preocupe, creo que con esto sus hijos aprendieron la lección. –
-Ramón. – Poppy estaba más enojada que antes.
Por un momento todos quedaron en silencio, Ramón dejo de agitar la mano de la mujer, solo la sostenía sin apartarle la vista de los ojos.
-¿Pasa algo señor Ramón? – la señora Petrov se comenzaba a sentir incomoda por el contacto.
-Ramón, Hola… suéltala. – le pidió apenada Poppy.
El hombre de golpe se puso pálido, soltó su mano, se veía ansioso, miraba confundido a todos lados, para finalmente ponerse de color verde enfermo y terminar corriendo a un basurero, sin ningún motivo comenzó a vomitar.
-¡Ramón! – Seda y Satín que estaban más cercas fueron a ayudarlo, mientras que Poppy aún más apenada que antes le hablo.
-Lo siento tanto, debe de sentirse mal o algo así, no se preocupe por él, ya se le pasara, podemos ir usted y yo a comer o a desayunar, me gustaría pasar más tiempo con su familia. –
-Ramón ¿Te encuentras bien? – Las gemelas estaban confundidas con el actuar de Poppy, quien parecía estar más pendiente de agradar a la señora Petrov, los niños al ver el estado de su padre se acercaron.
-¿Estas bien? – preguntaron los gemelos.
Sin decir una sola palabra Ramón se enderezo, tomo a sus hijos por las manos y comenzó a caminar, casi corriendo con ellos de regreso a casa.
-Papá… ¿Qué pasa? ¿De quién corremos? –
Ramón se veía desubicado, muy perdido, se sentó en la parada de autobuses donde los niños solían tomar el que los llevaba a Cloud City.
-Quiero ir a casa…- murmuro con un tono asustado.
Los niños no comprendían el actuar de su padre, un poco temerosos le preguntaron.
-¿A casa con Mamá y nosotros o… con el abuelo y tío Nube? – aquella idea de un posible divorcio había regresado a sus mentes.
-¿Eh? – esa pregunta activo de nuevo al hombre, que se levantó y con fuerzas renovadas dijo. – Vamos a casa, ahora. –
-Papá ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? –
Pero Ramón no respondía, llego su hogar y de inmediato se fue al baño.
-¿Papá? –
Luego de un rato salió y les ordeno a los gemelos.
-¿Qué están esperando? Sage, alista tus cosas para mañana, ayuda a tu hermano con eso, Blossom, ven conmigo a la cocina, tengo que revisar ese ojo. –
Ambos niños le hicieron caso, Sage se fue a arriba, tomo una maleta y comenzó a guardar todo lo que normalmente llevaban a los eventos. Blossom por otra parte era revisado por su padre, no había mucho que hacer mientras no se desinflamara, por lo que le dio una bolsa de hielo y lo mando a recostarse.
-Toma este desinflamante y descansa un poco, yo preparare una mezcla para bajar un poco ese tono morado. –
-Claro Papá…-
Apenas el niño había subido las escaleras se escuchó el sonido de la puerta abrirse. Poppy estaba histérica.
-Ramón… Ramón ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué actúas así? La familia Petrov tiene muchos problemas, su economía no está bien, la caza era lo único que los ayudaba, no son malos niños, solo trataban de ayudar a conseguir comida y trabajo a su padre, son gente de campo, tienen diferentes ideas, diferentes tradiciones… Por favor solo… - Poppy se quedó viéndolo, hablaba de sentir empatía por los demás, pero no estaba siendo empática con su esposo, se debía de sentir mal, tal vez por eso no contesto el teléfono. Se acerco a él y con un tono dulce le pregunto. - ¿te sientes bien? –
-Si… gracias, solo, tuve un poco de vértigo, creo que no me cayó bien salir corriendo de casa. –
-Cariño, por primera vez escogí un castigo digno para nuestros hijos, y voy a hacer lo que me dijiste, no me voy a echar atrás, así como espero que me apoyes, mañana mismo daré de bajas sus papeles de la competencia y estarán fuera. –
-Entonces, ¿es enserio? ¿No vamos a participar? – dijo Sage que acaba a entrar a la cocina.
-Si… no lo harán, Sage, sé que tú y Blossom querían mucho estar en el evento, pero tienen que entender que se portaron mal y que todo tiene una consecuencia, ¿sí? Mamá no quiere ser mala, solo quiero que aprendan una lección. – le comento Poppy a su hijo que simplemente la ignoro.
-Papá, terminamos de alistar las cosas. –
-Bien, ya tengo la mezcla, enseguida subo. –
-Sage… Cariño. –
Pero el pequeño solo la pasó de largo y se fue arriba.
-¿Viste lo que acaba de pasar? Me ignoro. –
-¿Qué esperabas Poppy? – le pregunto su esposo para después ignorarla de la misma forma que habían hecho el niño.
-Ramón… Ramón, Ramón te estoy hablando, tenemos cosas que discutir. –
Poppy al fin entendió la indirecta, estaban enojados con ella, lo pensó por un momento, debía de haber hecho las cosas bien, la gente castigada no estaba feliz y despreocupada, sin duda dio en el clavo, Ramón debía de sentir envidia de que sus castigos fueran más severos que los suyos. Arriba en la habitación de los niños su padre revisaba al mayor.
-Esta mezcla bajara el tono de ese moretón, déjala que se seque y luego te enjuagas. –
-Está bien Papá. - decía mientras se le escapaba una lagrima.
-¿Estas triste? –
-No. – mintió el niño. – solo estoy preocupado, ¿y si no sale el color? –
-Es un buen remedio, yo lo usaba antes y siempre me funciono. –
-¿Te peleabas muchos, te dejaban moretones? –
-No eran moretones precisamente. – dije sin prestar atención en sus palabras.
-Oh…-
- ¿Entendiste a que me refiero? – pregunto dudoso.
-Eran… ¿marcas de beso?, el abuelo dice que… -
-Déjalo así. – corto la conversación. – Lamento que tu madre no los deje participar en la competencia. –
-Papá, ¿No puedes hacer nada? –
Ramón se quedó callado, Blossom dio por hecho que eso era un "No".
-Los chicos Petrov nos retaron. –
-Sage, no le digas. – pidió Blossom, no quería meterse en más problemas.
-¿Los retaron a que? –
-En la competencia, si nosotros ganábamos ellos dejarían de molestar a los demás, si perdemos, nosotros no haríamos nada para detenerlos. –
-¡Sage! – Blossom estaba muy molesto, pero ya no podía hacer nada.
Ramón miro a sus dos hijos, se levantó del suelo y con una actitud distinta les dijo.
-Ya no se preocupen por eso. –
-¿Por qué? –
-Descansen los dos. –
Bajo las escaleras para ir con Poppy.
-Bien, lo estuve pensando, sé que ustedes están molestos. – le hablo la mujer al verlo. – Pero por primera vez creo que hice un buen trabajo y necesito que me apoyes, ¿puedes hacerlo? – pidió de forma amable.
-Poppy, sé que crees que tomaste una buena decisión, pero créeme, esta es la peor de todas. –
-No empieces Ramón, sé que estas molesto, ahora no es tiempo de discutirlo, todos estamos muy alterados, podríamos ponerle pausa y mañana… -
-Si, podemos ponerle a todo "pausa", eso suena muy bien, me encantaría pausarte a ti y dejarte así por mucho, mucho tiempo. –
-¿A que te refieres con eso? –
-Poppy, nadie está feliz, ya lo notaste, te felicito, te saliste con la tuya como siempre, ahora, por favor… no molestes más a los niños… déjalos en paz. – Ramón había dicho algo y quería mantenerlo, a no ser que lograra hacerla cambiar de parecer, si no la convencía no tendría de otra más que apoyarla.
-¿Crees que lo hice para molestarlos? Tu sabes que hicieron algo mal. –
-Si, tienes razón, un golpe bastaba para defenderse, pero ese no es el castigo que merecen, quizás no lo sepas, pero se han esforzado mucho para despedirse de la competencia, ahora nada de eso dará frutos, no solo tiraste todas las horas de entrenamiento a la basura, sino que junto con ello te llevaste cada momento del día que yo pase con ellos entrenándolos, ¿para que? Para nada. –
-Entiende, no lo hice para molestarlos. –
-Claro, dijiste que yo tomo partido por ellos, ¿y tú que estás haciendo? –
-Ramón, no estoy tomando partido por los Petrov, sabes… creo que nuestros hijos tienen esa actitud tan negativa asía ellos por tus comentarios, deberías de medirte con las palabras que usas cuando hablas de esos pobre niños. –
-¿Mis comentarios? Por Dios Poppy, lo dices como si ese hombre hablara solo cosas buenas de mí, ¿Qué crees que este diciendo ahora el señor Petrov? Que nuestros hijos son asombrosos, que son geniales, les está explicando a los suyos como disculparse o ¿de verdad crees que los vayan a castigar como tú lo has hecho con Blossom y Sage? – Ramón dejo escapar un suspiro de hartazgo, se floto la cara con las manos y ya cansado de todo eso le dijo. – Poppy, por favor, si no es por los niños hazlo por mí, ponles otro castigo, déjalos concursar. –
-No. – la mujer se paró derecha y sin miedo.
-¿No? ¿hablas enserio? –
-Todos en esta casa necesitan aprender a ser un poco más flexibles, es muy fácil decir que eres tolerante con las personas que no te caen tan mal, pero eso no tiene ninguna virtud, deben de ser paciente y tolerante con las que realmente no te agradan. Los niños necesitan aprender eso… y tú también. –
-¿Yo tengo que aprender una lección? –
-Si, no solo lo digo por los Petrov, Ramón, soy una buena madre, escogí un buen castigo, estoy segura de eso, no sé porque no te sientes orgulloso de mi, estas molesto por lo del entrenamiento, ya te dije que lo entiendo, pero no es para que ustedes tres se ponga así, Blossom y Sage deben de aprender que no soy alguien que solo está para jugar, tienen que verme como una figura de autoridad, como te ven a ti, ellos deben de ver eso… y tú también. – La mujer sabía que su esposo no confiaba en sus métodos, le tenía muy poca fe, esta era la oportunidad perfecta de demostrarles que ella se podía hacer cargo de la situación sin su ayuda y sin doblegarse.
-Poppy, dime que esto no tiene nada que ver con tus celos asía ellos… -
-¡Claro que no! Ramón, jamás le haría eso a los niños, no me estoy vengando ni nada por el estilo. – Ya se estaba arrepintiendo de haberle confesado aquello.
-No sé porque no te creo. - dijo dándole la espalda y abriendo la puerta del invernadero.
-¿A dónde vas? Ya no es hora de que trabajes y además estamos teniendo una charla. –
-No termine mi trabajo de esta tarde por ir a la escuela, no puedo dejarlo para después. –
-Si, si puedes, necesitamos terminar con esto de una vez, no habrá pausa ¿ok? –
-La habrá, no seguiremos discutiendo esto, menos si los niños están aquí, no quiero que pasen otro trago amargo, con el pésimo día que han tenido hoy tienen más que suficiente. –
-Bien, en eso tienes razón, mañana que ellos se vayan a la pasarela lo discutiremos con mayor calma. –
-Excelente, hasta que tomas una elección congruente. – dijo con mal tono para cerrar tras de si la puerta.
Poppy trato de no ponerle demasiada atención a esas últimas palabras, sabía que cuando Ramón estaba enojado decía cosas de las que luego se arrepentía, de cualquier forma, tenía que hablar con otras dos personitas que seguramente estaban igual de molestas. Subió las escaleras pensando en que les iba a decir, los miro desde el portal de su cuarto, Sage caminaba por la habitación ordenando algunas cosas, se parecía tanto a su padre, cuando estaba nervioso o estresado se ponía a limpiar, Blossom por otro lado estaba sentado a la mitad de la misma, totalmente cabizbajo.
-Y… ¿Cómo están? – pregunto con torpeza.
Sage ni la volteo a ver, siguió en lo suyo siendo bastante obvio en que la estaba ignorando, Blossom solo hizo un leve movimiento de sus hombros como señal de que la escucho, pero no respondió nada.
-Niños, sé que deben de estar decepcionados, pero en todo lo que nos pasa en la vida debemos de aprender algo… Miren, el no competir este año no es… -
-Me lavare los dientes y me iré a dormir, te recomiendo hacer lo mismo Blossom. – Dijo Sage sin prestarle atención a Poppy.
-Si, ya voy… - dijo mientras se levantaba del piso y le daba el teléfono de casa a su madre.
-Blossom, hijo, yo… ¿Por qué tenías el teléfono? –
-Le hablé a Suset y Cristal, les dije que no era necesario que vinieran. –
-¡Cristal! Lo había olvidado, Blossom, no era necesario que lo hicieras, podíamos ir todos a ver la competencia y luego venir a comer, les dije que no podían participar, pero pueden asistir, ver desde las gradas también es divertido, habla de nuevo y dile que… -
-Nadie quiere comer con un perdedor… y ya perdimos al no concursar. – Blossom se fue directo al baño tras decir aquellas palabras, Sage salió apago la luz y le cerró la puerta en la cara a Poppy.
-Eso fue muy grosero jovencito, abre de nuevo la puerta o si no. –
-Buenas noches Blossom. – dijo Sage para irse a su cama.
Poppy trato de entrar, pero la puerta estaba cerrada con seguro, toco varias veces pero nadie respondió, tras unos minutos más de charlar sin tener ninguna repuesta, la madre se dio por vencida y se fue abajo, entro al invernadero, con tono cansado le dijo a su esposo.
-Ramón, lo niños no quieren hablar conmigo, están muy enojados, ¿eso te pasa cuando los castigas? –
-No, eso pasa cuando les das un castigo que no se merecen. –
-Me vas a decir que nunca te han hecho la ley del hielo. –
-Poppy, jamás me han dejado de hablar, se enojan en ocasiones, pero no como hoy, es tan nuevo para mí como para ti verlos así, ahora, sabes que no me gusta que entres al invernadero, sal por favor, no quiero que arruines otra cosa. –
La mujer de cabellos rosados azoto la puerta, parecía que los tres conspiraban para hacerla cambiar de opinión, pero no se iba a dejar, sin duda así era como debía de sentirse Ramón cada que ella tenía esos secretos con los gemelos, si ellos iban a jugar de esa forma, ella podía fácilmente vencerlos.
-Ya lo verán. – dijo mientras se iba a su cuarto y se ponía su pijama. – sé que tengo razón, los tres van a entender tarde o temprano que solo quiero lo mejor para todos en esta casa. – acostada en su cama casi cerrando los ojos termino por decir. – Si… mañana será un buen día, todo esto se resolverá. –
Una buena noche de sueño era todo lo que necesitaba, pensó, la despertó el bullicio de la casa, pasos de aquí a allá, maletas rodando por el piso, los niños preguntando cosas a Ramón, la voz de Seda y Satín en la sala.
-Es verdad, la pasarela… - Poppy se había olvidado que sus hijos tenían trabajo, regresando se irían directo con su abuelo y no volverían a casa hasta la tarde del domingo, iba poder pasar ese fin de semana a solas con Ramón. Cuando volteo a su lado de la cama se dio cuenta que este estaba intacto. - ¿se pasado toda la noche en el invernadero? –
De cualquier forma, nada le haría perder su ánimo, tendrían una acalorada charla con él, para terminar resolviendo las cosas en la cama, Poppy se moría de ganas de que sus hijos ya se fueran, se levantó, cambio de ropa y fue abajo.
-Hola Satín, hola Seda… ¿Qué tal su día? –
-Pues apenas vamos comenzando, ¿Crees que les puedas decir algo a los gemelos respecto a su cara? – pregunto Seda.
-Parecen que están muy enojados, no queremos que se vean así en el desfile. –
-Descuiden, estarán sonrientes cuando modelen, son muy profesionales, ¿Verdad que si? Blossom, Sage. –
Los niños ignoraron a su madre por completo, ya habiendo subido sus cosas al carro dijeron sin ni siquiera mirarla.
-Hasta luego Papá. –
-Cuídense mucho, no hagan travesuras. – les contesto Ramón.
-Claro que no. – dijeron al darse la vuelta y comenzar a caminar por el jardín.
-¿No se les olvida despedirse de alguien? – pregunto un tanto molesto Poppy, pero los niños siguieron su camino, apenada por la actitud de sus hijos delante de sus amigas dijo. – Niños… ya saben cómo son, solo están un poco molestos por lo del castigo. –
-Amiga, ¿no crees que fuiste un poco dura? – la cuestionaron las dos.
-Chicas, se lo que hago, los gemelos necesitan escarmentar y… -
-Está bien, tu eres su madre, sabes lo que haces, no quisimos ser inapropiadas, es solo que, no se ven felices. –
-Lo sé… -
-Nos vemos después, llevaremos a los niños con tu padre después del evento, disfruta tu fin de semana con Ramón. –
-Gracias, eso hare. –
Tras despedirse de sus amigas la mujer los vio partir, Ramón ya estaba de vuelta en el invernadero, cosa que no le agrado para nada a la mujer, toco un par de veces la puerta y este salió con su clásico rostro taciturno.
-¿Pasaste toda la noche en el laboratorio? – pregunto molesta.
-No, dormí perfectamente anoche. –
-No mientas, el lado de tu cama estaba sin usar… Sabes que odio que pases más tiempo del necesario ahí y… -
-No pase la noche en el invernadero, dormí perfectamente bien en otra de las tantas habitaciones que tenemos, sabes, es lo bueno de tener tantos cuartos, si no quiero pasar la noche contigo solo tengo que cambiarme al siguiente. –
Poppy lo miro sin entender a que se refería, pero era hora de arreglar todo para poder pasar su fin de semana juntos.
-Vaya, realmente estás enojado. –
-¿Tu que crees? –
-Vamos a comenzar desde el inicio, Los Petrov tienen problemas económicos, no quisieron decirme de que tipo, pero realmente les está yendo mal, por eso regresaron a Villa Trolls, su familia está aquí, bueno, solo queda la madre de la señora Petrov quien les está ayudando con todo esto, en Pueblo Berteno ellos casaban para tener que comer, por eso lo niños… -
-Lo entiendo. – contesto sin muchas ganas.
-¿De verdad? –
-Si, en cuanto a su problema, ya entendí, no la están pasando bien, su problema es… - Ramón se puso un poco pálido, se cruzó de brazos y dijo algo fuera de lugar mientras se abrazaba a si mismo. – tengo mucho frio, está haciendo frio, ¿lo sientes? –
-No cambies el tema, el clima está bien, de hecho, podría decir que está un poco caliente, mira… solo tienes que decir que lo sientes, el señor Petrov vendió sus armas a unos amigos que tenía en el Pueblo Berteno, hubiera conseguido un poco más de dinero si tu no hubieras roto la escopeta de Maicol. –
-Lo lamento, no fue la mejor de mis reacciones. –
-Me alegra tanto que lo aceptes. – dijo dejando escapar un suspiro de descanso. – lo mejor sería que te disculparas con ellos, mira, que te parece que cuando sea la pijamada de bienvenida y ellos vengan a cenar tu… -
-Me disculpare, pero no ahora… -
-Si, no te digo que sea en este momento, la cena con la pijamada es… -
-No habrá pijamada. –
-Pero acabas de aceptar que te equivocaste. –
-No, yo nunca dije eso, Poppy, ellos no van a entrar a mi casa. –
-Nuestra…¡NUESTRA! Deja de decir que es solo tuya. –
-¡Bien! – contesto con tono molesto. – ellos no entraran a "nuestra" casa ¿feliz? –
-Ramón, necesitan mucha ayuda y comprensión, tu más que nadie deberías de saber de eso, solo trata de ser amable, ayuda a los niños con eso. –
-Tal vez haya pijama de bienvenida si… -
-¿Si que? – Poppy no sabía ya que hacer para convencerlo.
-Si los niños participan en la competencia. –
-Eso no. –
-Pues entonces olvídalo. –
-Ramón, esto no se trata de un trato o trueque, están castigados y ya. –
-Pues no habrá pijamada y "ya", solo olvídala, no insistas. –
-Los niños deben aprender a ser amigos de todos, no está bien que sean tan selectivos, se pueden estar perdiendo de conocer a personas increíbles y es porque les estas dando un mal ejemplo. –
-¿Yo les doy un mal ejemplo? ¿Qué hay de ti? Prefieres darle tu tiempo y compasión a los demás que tu propia familia. –
-Eso no es verdad, mimo a los niños más que a cualquiera, más que a ti incluso. –
-Claro, los apoyas cuando todo es divertido y no hay nada serio, pero cuando realmente necesitan tu ayuda, que los apoyes, prefieres apoyar a alguien más. –
-Ramón, eso no es lo que está pasando y… -
-Tienes de aquí hasta el día de la competencia, eso es en una semana, una semana para pensar en cambiar de opinión, cambia el castigo Poppy. –
-¿Es una amenaza? – pregunto con tono de burla. - ¿Qué piensas hacerme? – dijo con tono coqueto.
-La cuestión es ¿Qué no voy a hacerte? –
-Eso suena sexy, quiero saber más. –
-Primero. – dijo levantando la tapa de una enorme olla que estaba en la estufa, esta estaba hasta el tope de avena cocida. – Aquí está tu desayuno cariño. – menciono con tono burlón.
-¿Hablas enserio? –
-Hay suficiente para el desayuno, comida y cena de hoy y mañana, no voy a cocinarte nada especial. –
-Juegas rudo. – Poppy tenía muchas golosinas escondidas, además fácilmente podía salir y comer algo en la Villa, por lo que no se preocupó. – Intenta darme otro golpe. – lo reto.
-Esperaba que dijeras eso, Poppy… no dormiré contigo. –
-Ok, porque yo no quiero dormir, este fin de semana será inolvidable, te lo prometo. –
-A eso me refiero, no me "divertiré" contigo hoy o mañana, ni la semana que resta. –
-¡¿Qué?! –
-Tu dijiste que podía decirte cuando quería y cuando no, pues no quiero nada contigo en este momento, ahora si me disculpa, voy a adelantar el trabajo de la semana, tendré mucho tiempo libre, es una lástima que no vaya a tener nada que hacer en estos días. –
-No. – dijo interponiéndose entre él y la puerta. – No puedes hacerme esto, estuvimos esperando este fin de semana los últimos días. –
-Mira que casualidad, los niños esperaron durante meses la competencia y ahora no van a participar, que lastima ¿no? –
-Ramón… -
-Poppy, solo serán un par de días, relájate… disfruta tu tiempo libre. – le dijo esquivándola y entrando al invernadero.
-Ya se, estas bromeando, si, es eso… pues, me voy a ir un rato arriba, quizás te sientas cansado y quieras ir a dormir al cuarto, no sé que pueda pasar. –
Pero Ramón no bromeaba en lo absoluto, paso todo el día trabajando en su laboratorio sin descanso. La avena fue lo único que cocino, Poppy pensó que en cualquier momento sucumbiría, al igual que ella que iba a rogarle a la puerta del invernadero a que saliera, pero no tenía respuesta, la mujer sentía quemarse por dentro, se había mentalizado a que esos días no dejarían que su cama se enfriara, en que lo harían hasta desmayar, hasta que no les quedara fuerzas, ¿Cómo se podía negar? Realmente debía de ser una broma, trataba de convencerse ella, se estaba dando a desear, ya entrando la noche fue a su cuarto y se preparó para la ocasión, un lindo juego de lencería y un nuevo producto recién llegado. Se puso un bello kimono oscuro y bajo esperando encontrarse con su esposo, él estaba en la cocina bebiendo un poco de agua, ella sabía que no podía estar por siempre encerrado ahí.
-Y… ¿Qué tal tu día? – pregunto la mujer recargándose en la barra.
-Pues, con lo que hice hoy creo que adelante casi dos semanas. –
-Eso suena bien, libre por dos semanas. –
-¿Vas a cenar? –
-Tal vez. – Poppy agito frente a él un tubo de lubricante de chocolate. – quiero comer esto, pero no sé con que acompañarlo, tu sabes con que pueda "comerlo". –
-No. –
-De verdad ¿no tienes ideas? – dijo mientras abría su kimono mostrando su provocador conjunto. - ¿no se te atoja? –
Ramón se acercó a ella acorralándola contra la barra, Poppy no puso ninguna resistencia a su cercanía.
-¿Quieres jugar? – pregunto con tono provocativo.
-Claro que si. – Poppy comenzó a frotar sus cadenas contra las suyas de forma seductora. – Vamos Ramón, sabes que no soporto la espera, que cuento los días para hacer esto contigo, por favor, no me castigues. – rogaba con tono aniñado.
-Poppy… - susurro rozando sus labios con los de ella.
-Ramón… - la mente de la mujer ya estaba navegando de nuevo en los mares de fantasías que quería cumplir, su cuerpo estaba listo, su entrada estaba húmeda, sus latidos embravecidos. – Llévame arriba, ahora… por favor, ya no aguanto. –
-Poppy… es que eso no va a pasar. –
-¿Quieres hacerlo aquí? ¿En la cocina? –
Su esposo le regalo una agradable sonrisa, se separó de ella y continúo hablando.
-Ni en la cocina, ni en la sala, ni en ningún otro lado. –
-¿Bromeas? –
-Poppy, ya te había dicho que no va a pasar. –
-Ve como estoy vestida. – dejo caer su kimono al piso descubriéndose por completo. - ¿no te gusta? –
-Claro, te ves increíble, es solo que no quiero. –
-Pero… -
-Ya sabes cuál es el trato. –
-No, esto no es justo. –
-No es justo ¿Por qué? Cuando los niños hacían algo malo tú me convencías a tu manera, pues esta es la mía. –
-Yo… yo te, te hago sentir bien… yo solo, esto no es justo… no voy a hacer lo que tu quieres. – se quejo.
-Excelente, no hay problema, ya me acostumbré. –
-¿Qué quieres decir con eso? Habla claro, ya no soporto que me digas las cosas entre líneas. –
-Bien, ¿Cómo te lo explico? Estoy harto de hacer lo que tu quieres, adaptarme a tus horarios, seguir tus estúpidas peticiones, dejar lo que yo quiero para complacerte a ti, pides tantas cosas, ya no puedo. –
Poppy estaba en shock, no sabía que responderle.
-Hace un par de días te pregunte que si había un problema entre nosotros y dijiste que no, si hay algo pendiente este es el momento de hablarlo. –
-No. –
-¿Por qué no? –
-Porque quiero que te des cuenta tu sola. –
-No soy adivina, no puedo saber que es lo que te molesta si no me lo dices. –
Ramón sabía que tenía razón, pero aún no estaba listo para hablar.
-Has estando pasando por alto muchas cosas, la tristeza de los niños, su frustración con los Petrov, lo que prometes y luego olvidas. –
-Sabes que soy distraída, tú lo dijiste, no soy mala con ustedes ni lo haga apropósito, yo solo tengo demasiadas cosas en la cabeza. –
-Pues vacíala. –
-No puedo, son cosas importantes que debo hacer. –
-Más importante que nosotros. –
-Tu jamás estarás en segundo plano. –
-Poppy… no solo hablo de mí, me refiero a los niños. –
-Claro, ellos también cuentan. –
-Pues no parece. – Ramón había logrado desviar de nuevo el tema, para él lo importante en ese momento era que los gemelos entraran a la competencia. – Hace mucho que no me preguntas que es lo que quiero. –
-Lo sé y lo lamento, esta vez será como tú quieras ¿Qué es lo que quieres? –
-Quiero que los niños participen en el evento. –
-No estoy hablando de los niños, estoy hablando de esto que pasa aquí ahora. –
-"Esto" no va a suceder, ya te lo dije. –
-Y yo ya te dije que no van a participar. –
-Entonces seguimos con el mismo plan para la semana. –
-No puedes hacer eso, no puedes romper tu promesa. –
-Claro que puedo. –
-Ramón, por favor… de verdad te deseo, no me dejes así. –
Poppy lo abrazo por la espalda, comenzó a besarlo y a acariciarlo esperando con eso levantar su animo.
-Pará, ya te dije que no quiero. –
-Veamos si tu "amiguito" piensa igual. – Las manos de la mujer se movían rápido en aquella zona privada, ya harto de su comportamiento trato de zafarse de ella.
-Poppy pará, por favor…¡Detente! – dijo empujándola asía atrás golpeando sin querer una de sus mejillas, aquella cachetada dejo en shock a los dos, ambos estaban conscientes de que había sido un accidente, Poppy no sabía que decir y Ramón no tenía ganas de disculparse, por lo que un incómodo silencio se apodero de la cocina.
-Voy a seguir con algunas cosas en el laboratorio, no me esperes. –
-Claro… de cualquier forma ya no tengo ganas de hacer nada. –
Poppy tomo sus cosas y se fue a su habitación, repasaba la escena una y otra vez en su mente, "¿Por qué está molesto Ramón? ¿Qué fue lo que pase por alto esta vez?" pero por más que pensaba no lograba encontrar la respuesta, paso la noche divagando, iluminando con la luz de su celular aquel collage, tratando de descifrar el rostro de su esposo en cada foto, pensaba en lo que hacia él, en lo que hacia ella, en las cosas cotidianas, en esos pequeños detalles, tenía razón, hasta en las cosas pequeñas ella siempre tomaba una decisión, pero no era su culpa, él siempre le preguntaba que quería y ella respondía, todas esas veces que Ramón podía escoger algo le regalaba su oportunidad a ella, tal vez él esperaba que ella dijera "oh no cariño, yo escogí la vez pasada, ahora hazlo tú", o tal vez hacia todo eso esperando que ella le regresara las mismas atenciones, hace mucho que no le preparaba comida o lo invitaba a salir, había dejado los labores de la casa a su cargo, el tiempo con los niños y un sinfín de pequeñas tareas que de seguro ya lo tenían harto, ahora que lo notaba, si era injusta, ocho horas diarias pasaba él en el laboratorio y estaba al pendiente desde su trabajo que así fuera, pero ella pasaba más tiempo en la alcaldía que en casa con su familia, eso lo podía arreglar, ya no haría horas extras, de hecho, podía tomarse unas vacaciones, después de todos, hacía años que no tomaba unas, un viaje familiar y todos estarían felices, pero eso no repararía lo de la competencia, Seda y Satín la hicieron dudar, tal vez si se había excedido, pero no quería echarse para atrás, estaba tan confundida, no sabía si eso era lo que mantenía enojado a Ramón o si su enfado radicaba en otra cosa. No pudo dormir tratando de encontrar la respuesta, estaba cansada, hambrienta y desbordando lujuria, si no cedía ante él sería una semana bastante difícil de sobre llevar, no solo por Ramón, los niños estarían en aquel plan de fingir que ella no existía. No se rendiría de cualquier forma.
Ramón por otro lado había dormido muy bien, para tranquilizarse un poco siguió con la rutina como normalmente era entre los días de la semana, se levantó temprano, hizo un poco de yoga y salió a correr al bosque, el ejercicio lo hizo sudar demasiado, la apretada ropa deportiva que llevaba puesta estaba claramente mojada, tenía mala suerte, se detuvo un momento a hacer unos estiramientos enfrente de la casa mientras pensaba que hacer, su ropa estaba en su cuarto, también sus cosas de aseo personal, no tendría de otra más que ir por ellas, esperaba que Poppy siguiera dormida. Pero no era así, ella estaba muy despierta, lo vio cuando llego a casa, tras un par de minutos en la ventana contemplando a su esposo se acomodó en el lado de la cama donde él solía dormir, olio su almohada, las sabanas, aquella esencia que se prendió de ellas, volvió a sentarse en la orilla de la cama, pensó sobre la ausencia de Ramón aquellas dos noches, en cómo se sentía al respecto "¿Valen la pena los niños Petrov? ¿Tanto como para esto? ¿Cómo para perderlo a él?" el silencio de los gemelos también resonaba en su cabeza, el ver como la ignoraban, "¿Realmente estoy obteniendo lo que quiero?".
-No puedo forzarlos… - termino por concluir para ella sola. – no puedo forzarlos a que les agrade alguien, solo estoy haciendo que los odien más. -
Poppy no estaba para nada feliz con lo que tendría que hacer, daría marcha atrás con el castigo, los gemelos podrían participar por última vez en la competencia como habían quedado. Le molestaba ser la primera que se doblegara, ya ni sabía cuál era la razón de su decisión, si el hambre, el deseo, el cansancio o lo que dijeron sus amigas, pero, aun así, no quería perder, tendría que encontrar la forma de hacer que pareciera que ella no se dejó ganar.
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TO BE CONTINUE…
