CAPITULO 1: EL DESPERTAR.
Observas cada puerta, cada espejo, cada faro, cada posibilidad. La muerte, el horror y la sangre se convierten en una constante y la vida, el amor y la felicidad en una variable. Y te das cuenta que todo debe terminar donde inició: bajo el agua.
El espacio-tiempo se puede representar de tantas maneras. Yo prefiero verlo como un juego de ajedrez. Cada persona en su partida, intentando ganarle al destino para cumplir sus deseos o acometidos. Algunas personas no pueden derrotarlo. Cambian su táctica incontables veces, sacrifican piezas o se vuelven más agresivos en el estilo de juego. Juegan hasta el cansancio, y siempre pierden. Y cada intento se vuelve más infructuoso y desesperado que el anterior... quizás está predestinado a suceder asi: una cadena de hechos trágicos que llevan a una conclusión lógicamente trágica, que no se puede alterar y que no debe ser alterada. Lo único que se puede hacer es observar el espectáculo.
¿Pero si, a nivel cuántico, una de las partidas es más importante para el Multiverso que las demás y el resultado lleva a un desequilibrio en el sistema?
Creando una paradoja que aparecerá continua y eternamente tras las puertas, alterando su contenido. ¿Cómo se soluciona tamaño problema?
Promocionas un peón.
Tienes que ser hábil, discreto, inteligente y, sobre todo, paciente. Tienes que mover las piezas indicadas hasta llegar a ese octavo casillero, para transformar un peón en una reina.
Reinas, omniscientes, capaces de moverse por todo el tablero. La pieza más importante y letal del juego. ¿Con dos reinas se puede ganar una partida de ajedrez?
-Eso dependerá de los jugadores.
-Quizás no esté listo.
-Nadie está listo para un poder tan grande, hermano.
-Entonces dejamos el continuo espacio-tiempo en manos de un niñato sin experiencia en variaciones cuánticas.
-Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
-Que la desesperación no nos lleve al caos.
-Quizás el caos, solo por esta vez, sea la solución de este asunto.
Se puede ver el Multiverso de diferentes formas: como un mar de puertas, o cientos de espejos, o como una enorme y complicada telaraña o un tablero de ajedrez.
Él puede verlo de todas las formas.
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La podredumbre y la muerte de Rapture lo cubrían dándole un aura maligno, bestial, monstruoso. Pero en el otro lado todo era diferente. Los rayos del sol provenientes de un enorme ventanal iluminaban con calidez la habitación. Una decena de libros se desparramaba sobre una desarreglada y fina cama, una taza de té descansaba sobre una pequeña mesa y, junto a ella, una pintura de vivos tonos a medio acabar mostraba una preciosa imagen de la Torre Eiffel.
Se deshizo del último cadáver de splicer y, repleto de curiosidad, se acercó lo más posible hasta escuchar una voz cálida, hermosa, angelical... y apareció ella. Tenía un largo vestido blanco con detalles en azul que se acomodaba muy bien a perfecta figura. De cabello castaño largo, tez clara y ojos más azules que el mar. La joven se paseaba por la habitación mientras cantaba con una armonía digna de un ángel. Despreocupada, giró ligeramente y se encontró con la horrenda figura que lo observaba.
Su rostro cambió repentinamente al encontrarse con aquel ser. En el otro lado un joven de piel gris fijaba sus brillantes ojos amarillos en su figura. Sus ropas estaban ensangrentadas y destrozadas y sus manos teñidas de un rojo furioso. Respiraba con suma dificultad, como si fuese una bestia que intentaba calmarse luego de largas horas de cacería. A su alrededor, las pilas de cadáveres mostraban el resultado de una sangrienta faena.
La mirada de la joven la mostraba sorprendida e impactada, no sabía si tenerle miedo o lastima, si ayudarlo o gritar despavorida. Estaban cara a cara, a centímetros de distancia, pero alejados por kilómetros y años.
Y ella cerró el portal.
Pero solo fue un sueño...
-Un sueño...
"-O una imagen. "
"-Una que debes recordar. "
-¿Por... que? ¿Que... que está pasando?
"-Tienes que despertar. "
"-Para salvar a la chica... "
"—A todas ellas. "
-Está despertando.
-No, sigue dormido.
-La cámara está por abrirse, hermana.
-Debe de estar fallando. El tiempo tiende a arruinar estos trastos.
-Que no...
-Que sí.
-¡Que no!
-¡Que sí!
-Hola... ¿quién está ahí?
-Oh, veo que tienes razón, hermano. Va a despertar.
-Será mejor que nos marchemos, luego nos toparemos con él.
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Abrió sus ojos ligeramente, con un leve zumbido que r esonaba en su cabeza. Una densa capa de tierra y polvo cubría su Vita-Cámara, que tardo algunos segundos en abrirse. Al salir de ella, un frio terrible estremeció su cuerpo. Está en una habitación de mala muerte, con apenas algo de luz de las lámparas de neón que cuelgan del techo y amenazan con apagarse en cualquier momento. Las algas marinas cubren las paredes casi en su totalidad y un charco de agua salada ocupa el piso gracias a las pequeñas fisuras en el techo. Frente a él, una silla metálica totalmente oxidada lo esperaba con una grabación. Comenzó a caminar hacia él de forma muy torpe, como si no lo hubiese hecho en años o décadas lo reprodujo.
"Matt... -la frágil y moribunda voz de una mujer comenzó a sonar. -si escuchas esto es porque has regresado y bendito sea Dios por ello. Ya no estaré para cuidarte en la jungla de Rapture, en ese ambiente de horror y desesperación en el que me he obligado a criarte. No sé si moriré antes por el cáncer o los splicers... -se oye una pequeña y angustiosa carcajada seguida por un silencio sepulcral de varios segundos. -Te amo, más que nada en este mundo y… ojalá hubieses estado más tiempo conmigo para vivir en el mundo real y no en esta burbuja de miseria. Debes irte, salir, ser feliz... debes usar bien tu poder, por favor. No cometas mis errores... -la mujer se larga a llorar desconsoladamente ante sus propias palabras. Matt puede sentir un tono de pena absoluta, como si se arrepintiera de cada decisión tomada en su vida. -salva a la chica, sálvalas a todas, salv... "
La grabación se corta repentinamente y explota. El joven suelta con rapidez el artefacto para evitar la pequeña implosión. Observó a su alrededor, encontrando una puerta que se camuflaba entre la vegetación subacuática. Matt camina hacia ella y la abre con suma dificultad, y lo que ve lo deja impactado.
La siguiente sala esta, para lamento de Matt, mucho más iluminada que la anterior. Varios cadáveres putrefactos se desparraman en el suelo, junto con trozos ensangrentados de ropas y otros objetos destrozados. La sangre se impregnaba en el piso y las paredes, decorando de forma aún más horrorosa el escenario. El joven se movía con lentitud, intentando evitar el contacto con aquellos cuerpos sin vida. Su mirada apunta hacia adelante, quiere ver lo menos posible de ese macabro lugar. Llega hasta un ascensor con los controles destrozados pero funcionales. Toca con fuerza uno de los botones y las puertas se abren segundos después. El interior se encuentra en plena oscuridad y un olor repugnante que parecía contenido por años sale de él.
Retrocedió dos pasos, muy asustado, el poco valor que tenia se esfumó repentinamente con el olor a carne podrida. No quería entrar y nada en el mundo lo obligaría a meterse en ese ascensor.
-¿Cara...? -se escuchó una voz masculina a sus espaldas, dejando a Matt helado.
- ¿... o cruz? -siguió una mujer. El de ojos amarillos giró la cabeza muy lentamente, encontrando a dos personas que fijaban su mirada en él. Ambos iguales, de cabello rojizo, tez clara y ojos celestes. Los dos vestían de negro, y eso los volvía mucho más siniestros en ese ambiente de muerte.
-¿Qui... quiénes son? -balbuceó Matt confundido, era difícil no estarlo.
-Estamos para ayudarte.
-O para que nos ayude.
-Quizás te ayudes a ti mismo.
-Y, en efecto, a otra persona.
-¡Basta! -gritó, intentando detener su confuso intercalado de palabras. Ellos no mostraban algún otro sentimiento en sus rostros y sus voces más que una frialdad pura. -¿Que... qué demonios quieren?
-Que elija cara. -contesta el hombre.
-O que se decida por cruz. -prosigue la mujer.
-Vale, vale... elijo cara. -responde el joven, algo enojado por la inexpresiva actitud de los sujetos. El gemelo lanza la moneda al aire, la cual cae segundo después en la palma de su mano derecha, que se cierra rápidamente para no mostrar el resultado.
Al instante, la mujer se acerca a Matt, quien no puede estar más confundido, y lo empuja hacia atrás con violencia, derrumbándolo en el piso del ascensor.
Matt, casi desesperado, intenta recomponerse y salir del ascensor, pero las puertas se cierran en su cara, reemplazando la imagen de los gemelos por oscuridad pura.
-¿No fuiste muy dura? -pregunta el hombre de forma irónica a su hermana.
-Hice lo que debía hacer. -responde observando fijamente su mano. -Ahora es tu turno.
El gemelo abre su puño, mostrando el resultado. La moneda de plata pura tenia tallada la imagen de un ángel portando en sus manos una espada y un pergamino. Cara.
-Este no es un buen augurio, hermana. -dijo con frialdad, guardando la moneda. -Como con el señor Dewitt.
-Recién ha comenzado. Veremos cómo le va cuando llegue a Columbia. -contesta confiada la pelirroja.
-¿El Tejido podrá resistir una variación cuántica más?
-Por el bien de todos, espero que sí.
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Está enojado, más que eso. Aún su mente no logra asimilar todo lo sucedido y el ambiente que lo rodea no ayuda en nada a eso. Siente por lo menos un par de cuerpos bajo sus pies, que emanan un hedor nauseabundo. El viaje se hace largo, casi interminable y poco a poco comienza a desesperarse, hasta que por fin las puertas del elevador se abren ante una habitación impecable.
Una cama matrimonial cubierta con sabanas rojas, una mesa de luz de roble acabada de forma impecable, un espejo de pared adornado con oro, un lujoso escritorio, un enorme guardarropa a medio abrir y un gran ventanal que mostraba el fondo oceánico le dan la bienvenida, y Matt no podía creerlo. Caminó lentamente hacia la cama y sentándose en ella, intentó olvidar todo lo que había visto antes, pero eran sus únicos recuerdos. Junto a él había una grabación, con una nota sobre ella que ordenaba "escúchame". Tomo el artefacto en sus manos pensando en hacerle caso al mensaje, pero no lo hizo. La suelta sobre la cama y la grabadora da un ligero rebote hasta quedar inmóvil sobre el colchón.
Matt queda sorprendido al fijar su vista en la larga bata mugrienta que llevaba encima y camina hacia el guardarropa, decidido a cambiar sus ropas. Toma una camisa blanca, un saco de color gris oscuro, un pantalón que combina perfectamente con el saco y unos zapatos negros. Escondido entre las diferentes prendas se hallaba un rifle Thomson, bien acomodado y con varios tambores de munición junto a él. Lo recoge y recarga rápidamente para luego dejarlo sobre la cama junto a la grabación. Tarda unos minutos en acomodarse la nueva vestimenta, que le daban un toque elegante.
Acto seguido caminó hacia el espejo y por primera vez vio su rostro: el iris de sus ojos era de un amarillo brillante y acompañan a una cara bastante favorecida, de piel blanca y rasgos faciales atractivos pero fríos. El cabello corto color castaño y una delgada contextura física terminaban de formar su aspecto.
"¿Tendrán ellos algo que ver en todo esto?" pensó al recordar a los extraños sujetos que había visto, aunque la respuesta era obvia. Tomó de nuevo el rifle en sus manos y miró fijamente la puerta de la habitación, como si una pulsión intentara atraerlo hacia ella. Tomó una larga bocanada de aire y caminó rápidamente, decidiéndose a girar el pomo de aquella puerta. Escuchó gritos...
Cientos, desgarradores, infrahumanos. Había salido al hall de lo que alguna vez fue un lujoso hotel que ahora se hallaba en ruinas. Escombros, estructuras oxidadas y cadáveres decoraban el sitio, junto con el agua salada que se drenaba por las grietas del techo. Trató de salir ese horroroso lugar moviéndose con cuidado, casi extrañando la fina habitación en la que había estado minutos atrás. A lo lejos, varias sombras humanas fijaron sus ojos en él y los gritos comenzaron a acrecentar su volumen. Casi instantáneamente, Matt se dio cuenta de para qué le serviría el rifle.
