Notas de autor: Bueno. Suegris es importante para mí. Al inicio era hacer un único one-shot pero me surgieron otras ideas, la ambición creció y decidí hacerle una serie de OS a Silver interactuando con el gruvia. (: Escenas así donde la familia sea feliz. Así que pido un aplauso para el shipper número uno.
Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece.
Fireworks
Estaba feliz y eso era fácil de deducir.
Silver no perdía detalle de la curiosa reacción de su nieto y sonreía ampliamente ante lo que hacía.
Lo tenía en sus brazos. El primer estruendo lo hizo saltar y abrir los ojos con sorpresa, estaba un poco asustado por el ruido pero encontró rápida tranquilidad ante la enorme sonrisa que su abuelo le regalaba y luego comenzó a buscar el lugar de donde provenían los fuertes truenos.
Fue ahí cuando sus ojos se iluminaron y empezó a reír de pura diversión gracias a los fuegos artificiales que explotaban en el aire y pintaban el cielo de diferentes colores.
Era un escenario tan pintoresco y familiar. Tan alegre e inocente.
Silver sentía que entraba en un ciclo que se repetía en diferentes periodos de su vida, lo único que cambiaba era la persona que sostenía en sus brazos. Primero había sido su hijo y ahora era su nieto, quien señalaba con sus pequeñas manos al cielo y lo invitaba a ver lo que él estaba viendo; muchos colores llamativos.
Se emocionaba con cada estallido y figura que se dibujaba en el horizonte. Y todos reían contagiados por su alegría.
―Juvia espero que hayas grabado todo ―comentó riéndose. Cargaba a su nieto en sus brazos mientras el pequeño tocaba su rostro, súper emocionado, para voltearlo hacia las luces que señalaba con su otra mano ―porque yo quiero ver todos los vídeos y fotos.
―Juvia lo hizo ―aseguró con una sonrisa y sin dejar de enfocar su teléfono celular hacia su hijo y suegro para sacar fotos de ese momento ―Gray-sama, Juvia quiere tomar una foto familiar.
El aludido obedeció y cuando su padre pasó su brazo por sus hombros, tocó la mejilla de su hijo para hacerlo ver hacia enfrente.
―Mira a mamá ―susurró. El niño parpadeó curioso y él sonrió porque le recordó tanto a Juvia.
Meneó su cabeza para que lo siguiera, el niño le hizo caso y sonrió cuando escuchó que su madre le hablaba. Juvia le saludó y le hizo juego para que la mirara a ella y a la cámara.
―Juvia les pide una sonrisa…
―¡Ya la oyeron! ¡Sonrían! ―dijo. Aunque igualar la magnitud de su sonrisa era algo complicado.
Silver derrochaba toda la felicidad que su familia le brindaba. Sabía que Gray era mucho más discreto, pero con la expresión relajada en su rostro, era notable que estaba feliz. Y su pequeño nieto, en cambio, era pura inocencia y alegría. Él era la principal atracción a capturar en una fotografía.
Esperó que tomara varias fotos y hasta que estuvo seguro que fotografió el cuadro más perfecto, se movió para invitarla a unirse…
―¡Ven Juvia! ―invitó de inmediato ―queremos más alegría en las fotos…
Que toda la familia tenía que salir en las fotografías de ese día especial. Era el día de Mika y por eso debían inmortalizar la sonrisa de todos en el álbum familiar. Esa había sido la promesa que años atrás le había hecho a su amada esposa…
Para los habitantes de Magnolia, la semana final del otoño e inicial del invierno significaba una semana de total fiesta. Y para la familia Fullbuster era el día de Mika, por ella se había establecido esa tradición y por ella quiso mantenerla, con la única diferencia de que Silver había modificado un poquito las normas… y era más la semana Fullbuster.
El cambio de estación hacía entrada y el pueblo se dedicaba a celebrar. Había ferias, fiestas y desfiles toda la semana. Para el último día, la noche era testigo de un enorme espectáculo de pirotecnia.
La primera vez que vieron los fuegos artificiales, Gray tenía casi la misma edad que su nieto, y al ser la primera vez que veía un espectáculo, su reacción fue idéntica a la de cualquier niño alegre y entretenido por su nuevo y colorido descubrimiento.
Mika y él sonrieron al verlo tan contento. Tanto que habían decidido repetir ese momento familiar todos los años… aunque con el tiempo las reacciones de su hijo fueran perdiendo el entusiasmo ante lo ya no tan nuevo y la inocencia por su inevitable crecimiento.
En un principio, cuando era un niño pequeño, Gray se acurrucaba en los brazos de alguno de los dos para ver el espectáculo de fuegos artificiales hasta quedarse dormido. Y conforme fue creciendo, dejó sus brazos para preferir sentarse al lado de ambos.
Siempre en medio de los dos, callado y observador. Apreciando ciertos detalles invisibles a los ojos de muchos niños de su edad. Sonriendo discreto, riéndose o respondiendo a las burlas que él le hacía, agachando la cabeza cuando su madre lo regañaba, pero enfocando su vista hacia enfrente y sintiéndose feliz por estar con ambos. Era una alegría prudente pero palpable para ellos.
Así fue cuando estaban los tres…
Más pronto de lo que le hubiese gustado, había perdido a su esposa. Su hijo se había quedado sin una madre a la corta edad de diez años. A muy temprana edad, Gray se vio obligado a congelar sus sentimientos y cubrirse bajo una coraza de hielo, la cual era muy difícil atravesar.
Fue complicado para él como su padre y sufría más al saber que se guardaba todo el dolor. Gray podía estar sentado a su lado y sentirse distante. Al intentar hablarle para que se desahogara, se volvía inalcanzable. Fue así por varios meses; por cinco largos meses no pudo acercarse a él. Por cinco interminables meses, se sintió frustrado por su incapacidad… hasta que la respuesta saltó a su vista.
Los fuegos artificiales se aproximaban.
Como Gray era feliz en esas fechas. Tuvo que intentarlo. Por Mika, a quien le había prometido cuidar a su hijo. Por Gray, porque lo necesitaba. Por él, porque lo amaba más que a nada.
Se mudaron a una nueva casa con un enorme balcón, todo para verlos sin tener que estar rodeados de gente, como antes lo hacían. Solo los dos. Más íntimo. Más personal. Sin necesidad de que los vieran con pena por la pérdida de su mujer.
Supo que hizo lo correcto cuando el cielo nocturno se iluminó con chispas de diferentes colores y miró hacia su hijo para notar que las comisuras de sus labios se curvaban hacia arriba.
En una diminuta y apenas perceptible sonrisa.
Torcida y discreta.
Pero era la primera vez que lo miraba sonreír después de meses. Gray pareció comprender su mensaje; ese era el día de Mika, su madre.
No todo estaría mejor, no todo el dolor sería aliviado, pero ese fue un enorme avance para los dos y se lo hizo saber.
Su hijo volvió a sonreír gracias a los fuegos artificiales, y a su madre. Su sonrisa le recordó tanto a su inicial expresión ante el espectáculo visto años atrás… aunque no era la primera vez que lo miraba, era la primera vez en que los dos tenían que verlos solos.
Y fue, también, la primera vez que Gray se abrió con él para hablar de su madre. Le confesó extrañarla, que esa noche la recordaba mucho, que ella hubiese amado la nueva casa y la vista. Fueron susurros débiles y cerca de su oído hasta quedarse dormido en sus brazos.
Las cosas cambiaron a partir de ahí… y con los años volverían a sumar tres. Y con más tiempo, llegarían a ser cuatro; su nieto, Juvia, Gray y él.
La familia crecía y también lo hacía su risa. Con solo ver la forma en que Gray sostenía a su hijo y le señalaba algo para que viera lo mismo que él, su sonrisa se ensanchó, era como verse reflejado en ellos. Incluso que Juvia estuviera firmemente agarrada de su brazo, sonriente y escuchando lo que él decía, le recordaba a los momentos que él compartió con Mika y Gray cuando era pequeño…
El cielo seguía siendo adornado por fuegos artificiales y el asombro de su nieto no desaparecía, Silver encontraba más entretenimiento en su familia que en el espectáculo de la noche.
―Está refrescando ―se paró de puntitas para poder ajustar bien el gorro que le ponía a su hijo. Se alejó un poco para tener una mejor visión y luego arrastró sus dedos a los costados para que la tela cubriera sus orejas ―mamá no quiere que te resfríes ―acarició su nariz, haciéndolo reír.
Juvia observó con orgullo el labor de abrigar a su hijo.
―¿No crees que es mucho? ―Gray despeinó su cabello ―no se va a poder mover.
Ella negó sonriente, tomó a su hijo en brazos y abrazó con más fuerza. ―¿Verdad que si te puedes mover? ―le preguntó y el niño imitó el asentimiento de su mamá ―¿Lo ve Gray-sama? ¡Sí se puede mover!
―Está bien ―suspiró y negó con una sonrisa. Era obvio que imitaría su movimiento. Sabía que le copiaría de igual forma si hubiera hecho lo contrario a afirmar.
Juvia pegó su mejilla a la de su hijo para ambos poder voltearse a ver los nuevos disparos de fuegos artificiales que pintaban el cielo con ruedas de destellos blancos, azules y verdes.
Los dos reían alegres ante los colores que se trazaban. Gray los observaba atento y sin parpadear. Sonrió, su hijo nunca sería el más expresivo del mundo pero sus acciones y gestos lo delatarían al decir mucho más de lo que creía.
Silver no tardó en reír ante el momento familiar. Estaba orgulloso y satisfecho de ver a su hijo así.
―¿Qué? ―al escucharlo reír, volteó a verlo con el entrecejo fruncido. ¿Qué le hacía tanta gracia?
Silver alzó los hombros. ―Nada… ―amplió su sonrisa cuando lo vio achicar los ojos al no creerle.
Algo andaba mal. Aparentemente para él.
Gray lo vio por largos segundos. Conocía a su padre tan bien como para saber que esa respuesta en realidad era una tapadera para seguir jugando con él. Además, esa expresión y esa manera de verlo… se burlaba de él y eso era obvio, lo que no tenía claro era el por qué.
―¿De qué te ríes? ―gruñó.
Silver arqueó una ceja. ¿Por dónde empezaba?
Con la verdad y el camino más corto y adecuado. Reía porque estaba feliz de que fueran su familia. Pero era más fácil y divertido atacar por otro lado. ¿Por dónde empezaba?, ¿Cómo empezaba?
¿Qué jamás creyó que encontraría una buena mujer que lo soportara con lo difícil que era?, ¿Qué estaba orgulloso de ver lo buen padre y esposo que era? Sí… era lo más conveniente: burlarse mientras lo halagaba para llegar a la verdad.
―Me siento orgulloso ―carraspeó y Gray abrió los ojos con sorpresa ―los amas… ―se sonrojó incómodo por esa afirmación, Silver sonrió porque esa era la reacción que esperaba ―y nunca creí que eso pudiera pasar.
Mika y él lo había educado bien. Sabía comportarse y era amable. Era apuesto como su padre pero no tenía su encanto y simpatía, al contrario. Gray era huidizo, cerrado y con muchos miedos. Y por fortuna había conocido a una chica llena de paciencia que supo juntar y pegar los cachitos de su lastimado corazón.
Juvia había sido la luz en la vida de su hijo. Otro fuego artificial, si se quería poner romántico. Aún recordaba la primera vez la invitó a casa. Fue una tarde incómoda y llena de sonrojos, donde pronto se encariñó con la chica y su hijo igual, aunque mostraba más vergüenza con las excesivas muestras de amor de la chica.
Él solo se rió por ello; que sus palabras decían no, pero sus acciones reflejaban lo contrario y ella podía entenderlo. ¿Quién más? ¡Eso era un milagro! Y como ya había recibido muchos halagos, tenía que decirlo.
Todo había cambiado…
La vergüenza dejó de ser una barrera, se quedaba embelesado sin temor a que lo vieran, era más franco y un poco más abierto con lo que sentía y ahora tenía una gran y hermosa familia.
Y era gracias a una personita que pudo darle más amor del que ya tenía.
―No creí que encontraras a una buena mujer que te soportara… ―ladeó su rostro sin borrar su sonrisa. Gray lo fulminó con la mirada pero era consciente de que no podía refutar sus palabras. Silver asintió satisfecho ―no te tenía nada de fe, pero me has sorprendido gratamente.
Su hijo puso los ojos en blanco y dio media vuelta, dispuesto a ignorarlo…
―¡Oye! ¡Estaba bromeando! ¡Te estás volviendo sensible! ―volvió a reírse por su comentario y por la mala cara de Gray.
Tuvo que morder la parte interna de su mejilla para comportarse.
―Papá… no lo arruines por favor ―desvió la mirada para esconder su sonrojo.
Frunció el entrecejo ofendido. Que eso solía decírselo cuando lo estaba avergonzando demasiado. Como la primera vez que había invitado a Juvia a casa, según Silver había sido encantador y según su hijo había actuado raro y solo incomodaba. DEMASIADO.
―Imposible ―Gray rodó los ojos y Silver borró en automático la sonrisa de su rostro ―¿Hablas en serio? ―su hijo asintió y él apretó los labios para después despeinar su cabello antes de hablar―. Está bien, lo siento. Bromeaba, sabes que es imposible que un Fullbuster fracase en algo.
―Papá…
―Lo digo en serio, hijo. Y aquí tengo la prueba ―palmeó su hombro con cariño. Era a eso a lo que quería llegar desde un principio. Esta vez lo pronunció serio y sin burlas.
Gray sonrió agradecido y un poco avergonzado por sus palabras.
―Y la tuya está… ―calló al no verlos. Estiró el cuello todo lo que pudo para buscarlos. Gray achicó los ojos y se volteó a ver lo que su padre trataba de mostrarle ―y aquí están…
Los dos sonrieron en cuanto los encontraron: acostados sobre uno de los camastros y estaban arropados con una sábana. Juvia estaba de lado y rodeaba a su pequeño hijo con un brazo, para acercarla a ella. Había una enorme sonrisa dibujada en su rostro mientras tarareaba para poder dormirlo.
Los fuegos artificiales habían menguado, el espectáculo estaba por terminar, suponía que se había rehusado a entrar aunque tuviera sueño y a Juvia no le quedó de otra que dormirlo fuera de casa.
Lo vio retroceder y tratar de hacer el menor ruido posible para no estropear el trabajo de Juvia. Su hijo dio media vuelta y él soltó un suspiro con una extraña sensación en el pecho…
Estaba feliz. Vibrante. Iluminado y con su familia. Orgulloso y lleno de dicha.
Silver se paró frente a Gray y extendió sus brazos.
―¿Qué?
Su sonrisa se volvió más y más grande a cada segundo. Ni se lo imaginaba, pero él quería recordar viejos tiempos… lo necesitaba porque esa noche sus recuerdos se habían estado removiendo.
―Abrázame ―dio un paso hacia enfrente y lo rodeó fuertemente con sus brazos, a sabiendas de que él debía tener la iniciativa. Restregó su mejilla contra la de su hijo, incapaz de contener su felicidad por más tiempo.
―Suu-éltame ―trató de moverse pero Silver imprimió más fuerza en su agarre para no dejarlo ir ―¿¡Po-or qué-e!?
―¡Eres mi hijo! ―las lágrimas comenzaron a asomarse por sus ojos. Gray se incomodó aún más.
―Por favor… baja la voz ―habló entre dientes, prácticamente rogaba. Estaba paralizado gracias al abrazo de su padre y su propia incapacidad de reaccionar ―vas a despertar a…
―¿Por qué no abrazas a tu padre? ―moderó su voz y, sin soltarlo, retrocedió un poco para verlo a los ojos. Gray lo miró confundido y con el rostro totalmente rojo ―¡Antes lo hacías! Me abrazabas y dormías en mis brazos, ¿no me merezco un abrazo? ¿Verdad que me lo merezco, Juvia? ―preguntó al verla sentada en el camastro, sin descuidar a su hijo, pero atenta a la escena de ambos.
―Gray-sama… ―lo sintió removerse con la voz y suave risa de Juvia. De seguro se sentía más presionado porque ya sumaba un dos contra uno.
―Gracias ―su abrazo perdió la fuerza asfixiante, pero lo mantuvo lo suficientemente cerca de él para que lo escuchara.
―Papá…
Lo vio abrir la boca para decirle algo, incluso lo sintió mover sus brazos para abrazarlo, pero se adelantó para interrumpirlo. Silver se alejó de él, apretó sus brazos y le sonrió, Gray le correspondió.
―No digas nada. Lo sé… ―pausó y tuvo que tomar un profundo respiro para seguir hablando ―estamos orgullosos de ti ―sonó serio y sincero. Con todo el alma impresa en sus palabras.
Se separó de él… Sabía que quería decirle algo pero antes de que lo hiciera, esbozó una gran y burlona sonrisa que se coordinó con el último fuego artificial de la noche.
No fue necesario que hablara. Tampoco que le dijera más… ya tenían la aprobación y con eso, cerraban con broche de oro. Eran una gran familia.
BAAAAAAH.
Muchas vueltas, Silver siempre hace lo que quiere en mis fics. Es mi shipper número uno con más autoridad y me proyecto. XD Lo publico ahora porque mañana es día del padre y pues no voy a poder publicar, era mi homenaje al suegris y a todos los padres del mundo que me caen bien (?)
En fin. Agradezco a Emma por el beteo paraparaparaparapara. xD
VIERON EL AAAAAAAAAAAAART DE MASHIMA, OOOOOOOH QUE HERMOSOOOOOOOO. NADIE ME CONVENCERÁ DE QUE NO ES UNA ESCENA AFTER KISSS. XDD ES QUE AAAAH, SUS CARITAS DE FELICIDAD. *hearts* Creo que me darán más ganas de vomitar fics fluffy (?) YOHOHOHO
Volviendo al capítulo, no quise decir el nombre del bebé porque quise mantenerlo en incógnito. xD Tengo pensando, al menos, otro capítulo. Y ya. Creo que es todo de lo que puedo hablar públicamente. Recuerden: si les vienen a contar cositas malas de mí, manden a todos a volar, y díganles que yo no fui. :x
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