Capítulo I: Temor.

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Sus miradas se encontraron en un momento fugaz, los labios del estadounidense se curvaron en una sonrisa brillante, tan típica de él.

Tengo miedo...

No pudo evitar que aquello cruzara por su cabeza al ser su sonrisa correspondía por el moreno, para sólo segundos después ver la mirada rojiza apartarse de la suya... Suspiró. ¿Era eso normal? Seguro que lo era.

¿Cómo es amar?

Él amaba, no había dudas de eso, él no tenía duda... Más que la comida rápida, los videojuegos e incluso más que al helado; lo amaba a él, a ese hombre de cabellos azabaches y piel morena... ¿Pero por qué esos deseos incontrolables de abrazarlo y besarlo se mezclaban con miedo?

Claramente no era una película de terror en que el monstruo genérico en turno saltaría de repente, ¿entonces por qué temía?

—United States, are you hearing me, wanker? —gritó el inglés lanzando unos documentos hechos bola, producto de la frustración al verse totalmente ignorado, hacia la cabeza del otro angloparlante.

Alfred con la mirada perdida, más en sus divagaciones y preguntas sin respuesta que poniéndole atención, mira hacia el caballero cejón. —Yeah, sure —susurra mirando sus manos, que se encontraban apoyadas sobre la mesa. —... Sure —murmura mirando por unos segundo al mexicano.

El resto le miró intrigado por su inusual comportamiento, Alemania había estado seguro de que el regaño del inglés causaría una respuesta infantil que desataría el caos, como si estuviesen observando a un lunático que hablaba sobre el fin del mundo... No lo habían visto comer ni una hamburguesa en lo que iba de la junta, algunos no sabían si temer o celebrar.

—Are you okay? —preguntó Inglaterra confundido, quien estaba ya seguro de que tantas grasas habían atrofiado el cerebro del estadounidense y ahora se había vuelto loco, sólo recibió un asentimiento de cabeza. Yankee loco. —. Whatever —optó por pasarlo por alto y continuar con aquella junta.

El rubio de ojos azules y piel bronceada volvió a sumirse en sus pensamientos, perdiéndose nuevamente en el enigma de aquellos ojos que le observaban expectante a sólo metros de distancia.

Aquella mirada causaba cientos de emociones en él; le hacia sentir vivo... Y le hacia remitirse a un verdadero terror junto a una profunda felicidad.

Tan extraño y genial...

Estaba seguro de que así era como debía sentirse... Feliz, inmensamente feliz... Pero la misma pregunta rondaba en su mente: ¿por qué sentía temor?

Mientras el resto de naciones hacia un pacto silencioso de olvidarse del comportamiento extraño del rubio, Alfred apoyó los codos en la mesa y puso entre sus manos el rostro, mirando fijamente a un punto perdido en la pared frente a él.

Su vista recorrió después la sala, mirando de reojo a los presentes, deteniéndose en cuanto su vista se posó en el euroasiático a unos metros suyo.

Rusia, su relación aún tenía sus altibajos, pero había mejorado bastante desde que terminó la Guerra Fría, al menos podían tener una conversación que no se desviara a amenazas; sin embargo, había algo que no soportaba de aquel rubio cenizo... Pasaba demasiado tiempo con Eduardo...

No es que fuese celoso... Quizá lo era un poco, pero eso es perfectamente normal, ¿no? Después de todo, ¿quién no se mantendría alerta cuando su "archienemigo" se la pasaba tan cerca de la persona que ama?

Exacto, ni Nadie podría...

Y si algo había aprendido del trágico primer amor de Spidey, para quien haya dicho que los súper héroes no enseñan nada, era que debías tener cuidado si el villano está cerca de ti y que, para evitar cuellos rotos, sobretodo no debía estar cerca del amor de tu vida.

Aunque a Spiderman le fue bien... Se ve que podría tener alguna cosa gay con Deadpool, incluso lo perdonó por matarlo... Pero sus divagaciones sobre súper héroes súper gays quedarían para otro momento; y ahora notaba que la comparación no era del todo exacta... No importa.

Bien, por supuesto que Eduardo no era su "Gwen", era mucho más que eso... Más como el Blaine de su Kurt ó la Santana de su Brittany ó el pan de su hamburguesa... El porqué de repente había pasado de Marvel a Glee y de Glee a un ejemplo cotidiano era un misterio, incluso para él, pero no se lo cuestionó.

Espera... ¿Yo sería Kurt? ¿Podría triunfar en New York? ¡Dejaré de ser una nación y me volveré una estrella de Broadway! Aunque...

Y entonces regresó la vista hacia el ruso... ¿Era él como un Karofsky en la historia? ¿Ó sólo sería como Rachel? ¿Ó sólo la abuela homofóbica? ¿Acaso podría ser la hamburguesa vegetariaba que deseaba sustituirlo?

Eso sería un crimen... ¡Las hamburguesas vegetarianas no son hamburguesas reales!

¿Miedo? ¿Por qué ese sentimiento estaba tan presente? No le temía a Rusia, estaba más que seguro de ello, ¿entonces a qué?

Su mirada se paseó por la sala nuevamente, buscando algo en que distraerse, posando la vista en el mexicano que había hecho un lío de su cabeza y corazón; se encontró con su sonrisa y sus ojos observándole con dulzura.

Entonces pudo notar con claridad lo que desde un principio le fue tan claro como una pepsi crystal, algo con lo que surgía la misma contradicción entre si era bueno o no... Tenía miedo, pero no del tipo de miedo que sentía al ver una película de terror...

No temía a ninguna de las naciones ahí reunidas, mucho menos temía a aquel soviético, por perturbadora que fuera su sonrisa.

Tenía miedo de perder lo que tanto le había costado ganar.

Porque él siempre soñó, siempre deseó, tener un "final feliz", justo como lo tenían tantas de las geniales películas románticas producidas en su país... Justo como debió ser en La la Land... ¿Por qué Ryan Gosling? ¿Por qué Emma Stone?

Pero, después de enamorarse, después de tantos encuentros y desencuentros, después de que aprendió realmente a amarle a él como a nadie... Tras todo eso, la vida continuó...

No deseaba que su amor llegara a un final, eso nunca, quería un "para siempre", ¿pero era eso posible? Si no se llegaba a un "final feliz", entonces no podría saber que todo estaría bien...

¿Y si con tantas vueltas que da el mundo el amor de su vida terminaba dando con alguien más?

Someone better...

Temía caer en mil pedazo mientras le veía marcharse...

What's me with no you?

Porque se sabía débil ante él como ante nadie más... ¿Debía ser así?

Y correspondió a su sonrisa, a esa sonrisa que tanto temía que desapareciera; sonrió inspirado por el brillo de aquellos ojos que temía un día llegar a ver vacíos o mirando a otro con la misma dulzura que en ese momento le dedicaban; un escalofrío recorrió su cuerpo al rememorar la temperatura de aquella piel morena que temía sentir fría, que temía saber acariciada por alguien más; y suspiró al sentir el vibrar de aquella voz dulce que sólo podría ser suya, que temía escuchar un día susurrando palabras de amor a otra persona, pero que temía más no volver a escuchar.

—La junta ya terminó, gringo —informó sentándose junto a él. —. ¿Estás bien? Llevas toda la santa mañana con esa mirada de ido —rió un poco.

Con mil sentimientos arremolinándose en su corazón, sin borrar la sonrisa de su rostro pronunció con claridad y sin duda las palabras que no seguro nunca se cansaría de dedicarle a él y sólo a él. —I love you, Ed.

Ambos sonrieron, se miraron y desearon que ese momento durara más... Entrelazaron sus manos, no necesitaban hablar; en ese preciso momento el amor fue su lengua materna, la distancia física sustituida por la cercanía emocional y sus corazones latieron al unísono.

Entonces se dieron cuenta, los dos lo supieron, no cambiarían aquel temor por nada más... Porque ahí estaban, amándose, y lo harían a pesar de toda la distancia o el tiempo que se interpusiera... Y eso era lo único que importaba.

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Éste corto oneshot fue traído a ustedes por "Campaña para un mundo con más historias USAMéx, menos faltas de ortografía y tamales para todos" junto a l'amour de ma vie que sin saberlo inspira ésta y cada una de las historias que tengo en borradores

{Esto debió salir ayer, pero hubo algunas dificultades técnicas...}

Así que para ti, Ana, por ser tan maravillosa, éste es el inicio de una antología de oneshots de ésta ship que me hiciste adorar.

Espero que te agraden

Todo tiempo es insignificante comparado a la eternidad que busco a tu lado; pero no quiero dejar pasar éste momento sin decir "te amo".