Conocí al que yo consideraba mi primer y verdadero amor cuando acababa de cumplir mis 16 años.
El era un muchacho rubio, de ojos azules y poseía las facciones mas lindas que yo hubiera visto en un joven de 23 años que era precisamente la edad que él tenía, su nombre era Anthony Brower. Tenía una mirada tierna y una sonrisa franca, cuerpo atlético, abreviando es guapísimo (eso es algo que hasta hoy no puedo negar) además de un carácter noble y amoroso, cualidades que en conjunto me cautivaron.
A pesar de que mis amigos dicen que soy bonita yo no pienso igual, sí tengo ojos verdes, piel blanca y cabello rubio, pero creo que mis pecas y lo rizado de mi cabello no me ayudan en mucho, soy delgada aunque más bien diría que soy flaca, no tengo nada que ver con mis amigas Flammy o Karen, ellas son esculturales y yo más bien me considero una chica común. Pero me estoy desviando del tema, que tonta soy.
En fin como les contaba Anthony apareció en mi vida una tarde de verano mientras ensayaba con el coro de mi escuela para cantar en la misa en la que la Hermana Grey nos había pedido entonar los coros. Anthony resultó ser el nuevo guitarrista que nos hacía falta para completar el grupo. Cuando lo vi, mi boca se abrió enormemente, pensé que era el chico más guapo que había visto y que era una suerte que estuviera integrándose a nuestro grupo. Cuando me saludó me guiño el ojo y yo sentí que se me doblaban las rodillas de los nervios. Nos caímos bien de inmediato y nos hicimos amigos.
Con el paso de los meses Anthony empezaba a gustarme de verdad, conforme más lo conocía, mas podía apreciar lo amable y cariñoso que era con todos. Aunque por momentos se ponía serio y dirigía los ensayos como un maestro dirige a un grupo, en cuanto empezaba a tocar su guitarra dejaba de lado la seriedad que había en su rostro y se transformaba, mostrando la mas encantadora de las sonrisas.
Aún recuerdo la primera vez que pude conversar con él, apenas podía coordinar las palabras que salían por mi boca y articular una frase completa sin parecer tonta. Pronto me di cuenta que era un chico sencillo y que le agradaba conversar conmigo tanto como a mí me agradaba conversar con él. Al final de todas esas conversaciones triviales, nos hicimos amigos. No olvido la primera vez que escuche de sus labios decirme "pequeña pecosa" me había puesto un sobrenombre cariñoso y yo lo acepté gustosa, como aceptaba todo lo que viniera de él. Tan pronto tuve mas confianza de nuestra amistad comencé a jugarle bromas. Era fantástico saber que lejos de molestarse era algo que le agradaba compartir juntos.
Pero todo lo bueno no es eterno, había olvidado mencionar que Anthony tenía una novia celosísima Elisa Legan una pelirroja, de ojos ambarinos y con complejo de que este mundo no la merecía. Elisa es más bien vanidosa y bastante superficial, todo el tiempo está conversando de ropa, zapatos, chismes y cosas que la hacen parecer una cabeza hueca. Elisa y mi Anthony llevaban casi 2 años juntos cuando los conocí.
Debo reconocer que no me importó mucho que fueran novios, yo quería ser amiga de él, nunca me imaginé que con el tiempo me iba a enamorar como una loca de él. Después de convivir con ellos 2 años me enteré de la peor tragedia que pude esperar que ocurriera…
Continuará…
