Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Rumiko Takahashi, solo los tomo porque me encantan.

–Sesshomaru, solo dilo.– Ella me exige que le responda algo que de por sí ya sabe. Trato de poner distancia entre ella y yo sobre nuestra posición en el sillón pero ella coge mi mano izquierda para evitarlo. –Dímelo, amor. Solo quiero oírlo de ti.–Ella aprieta su agarre, yo desvío la mirada. Ella sabe lo que hice, aun así quiere oírlo de mis labios. Suelto un largo suspiro antes de empezar.

–Te engaño. Me veo con otra mujer desde hace un tiempo….–La fuerza que sostenía mi mano disminuye notablemente, sino fuera porque ahora soy yo quien la coge ésta permanecería lánguida.

–¿A qué te refieres con "desde hace un tiempo"?

–Diablos, Kagura. Sabes a lo que me refiero.–Me levanto de golpe del sillón de nuestra sala.

–Sé lo que hiciste, no soy estúpida. Incluso lo sé desde mucho antes que me lo dijeras.– Ella suena tan ecuánime, pensé que reaccionaría de otra manera.

–¿Entonces..?

–Quiero saber por qué lo hiciste. –Ella se para y se coloca detrás de mí.– Tú y yo estábamos bien o eso creía. Entonces…qué fue lo que pasó.–Volteo a verla y la cojo por los hombros. Ella me sostiene la mirada y puedo notar cómo se le humedecen los ojos.– ¿Acaso fue mi culpa? – Antes que la primera lágrima termine de recorrer su mejilla la abrazo. Soy un maldito cabrón.

–Claro que no. Soy yo el que falló, no te culpes.–La escucho quebrarse en mis brazos, yo solo acaricio su cabello con una de mis manos tratando de consolarla.

Pasan los minutos y nosotros seguimos ahí, solo abrazados en medio de la sala.

–Quiero que te vayas.–Ella toscamente se suelta de mí.

–No quiero dejarte sola.– Trato de alcanzarla pero ella se aleja aún más.

–¿Qué? Ahora te importo, Sesshomaru.–Ella me encara y yo me quedo mudo.

–…

–Vete. ¡Ya!

–Creo que deberíamos hablarlo.

–Qué tenemos que hablar. Cómo te coges a otra en cuanto te doy la espalda.

–No, yo…

–Cállate. Cualquier cosa que digas solo empeorará esto. Quiero me dejes sola.– Ella corre a la puerta principal y la abre. Correrme del departamento era lo más tranquilo que esperaba de una mujer como ella.

–Mis cosas…

–Saldré al trabajo a las ocho, cuando regrese espero que te las hayas llevado.–Asiento con la cabeza y salgo de la estancia. Antes de irme solo quiero saber…

–La boda…

–¿Cuál boda?–Ella cierra de un portazo.

Y con esa pseudo-pregunta se termina nuestro compromiso y relación de seis años. Maldito alcohol.

Cinco meses atrás…

–No tienes algo más fuerte.– Le exijo al barman. Vine a emborracharme y no me iré sin lograrlo. Ser despedido por tu propio padre es motivo suficiente.

–Bueno, hay una novedad en la casa, pero si te tomas más de tres no recordarás ni tu nombre. –El tipo detrás de la barra me sonríe retándome, o al menos así lo siento yo.

Mph. Qué esperas, sírveme una copa.– Él sonríe con malicia mientras se aleja a prepararme el trago. Después de varios minutos regresa con un vaso pequeño de vidrio, luego observo como acerca un mechero y le prende fuego al licor.

–Pero qué mi…–La impresión de la llama hace que de un brinco de mi banco.

–Aquí tiene señor, un flaming shot. Ya sabe, no se lo tome de un trago o se quemará.– El barman sonríe de medio lado y se aleja a atender a sus demás clientes. Para ser una miércoles el lugar está un tanto repleto.

–Eso se ve peligroso.– Escucho una voz cantarina a mi izquierda, giro la cabeza y noto a una jovenzuela sonriéndome.

–Yo pedí un trago, no un mechero. – Respondo fastidiado.

–Pues déjeme decirle que ese es el trago más popular del bar. He visto a más de diez personas pidiendo uno.

–A mí me parece una banalidad.–Me encojo de hombros.

–Es verdad pero aun así todavía no lo ha probado.

–Toma.–Le extiendo el vaso, ella parece más interesada en él que yo.

–¿Me está invitando un trago, señor.?– Ella suena confundida.

–Haz lo que quieras.– Yo regreso mi vista al frente, ignorándola.

Ella se acerca y se sienta aún más cerca, un banco nos separa.

–Normalmente no le acepto un trago a un extraño, pero en verdad quiero probarlo. Tome.– Ella me acerca una copa con un líquido blanquecino y espumoso.–Hagamos un trueque, ¿le parece?–Yo la miro de reojo.

–No tomo piñas coladas.

–Eh, ¿Por qué no?

–Pues… no soy UNA adolescente.

Pff– Ella roda los ojos.–Tomar una piña colada no es sinónimo de feminidad.– Ella se cruza de brazos.– De hecho, llevarse por esos prejuicios da mucho que hablar de un "macho".– Ella hace hincapié en la última palabra con sus dedos.

Yo volteo a verla y la encuentro divertida mirándome. No sé qué es gracioso.

–Bien, señorita. Veamos quién termina su trago primero. Usted el shot y yo la piña colada, ¿le parece?

–Bien.–Ella sonríe aún más si es posible. Muchacha tonta.

–Uno…

–Dos…

–Tres.

Y así conocí a Rin. La mujer más jovial que hayas conocido, jamás. Tomándose un trago que acababa de incendiarse con un completo extraño. Ataviada con un corto vestido azul lleno de flores, azules como sus ojos y tan vivos como las flores. Su sola presencia desencajaba en un lugar como este, pero aún así alejarme de ella parecía inevitable aún más después de los flaming shot y los tragos más raros que probamos esa noche solo porque decidimos fastidiar al barman. Ella siempre tan feliz…y yo como nunca tan cómodo.

–Quiero mi Smoker's Cough, Toby.– Ella le hace un puchero al barman.– ¿Es posible que no sepas hacerlo?.

–Sí sé hacerlo, señorita. Pero aquí no servimos eso.

–Como es eso posible. ¡Quiero hablar con tu supervisor!–Ella finge escandalizarse.

–¿Acaso no tienes mayonesa, Toby?–el mencionado me pone mala cara.– Imposible, exijo el libro de reclamaciones.–Yo le sigo el juego a mi compañera, hartando más al barman que no deja de ver su reloj para echarnos del lugar.

Rin estalla en risa y yo solo me quedo embobado viéndola. No sé si es por lo ebrio que estoy o nunca antes noté lo hermosa que es.

–¿Qué?

–Ehmm…nada.– Yo quito mi mirada, incómodo. Ella me mira suspicaz.

–Tú…hic…Pensabas cosas sucias, ¿verdad?...hic– Ella me acusa con su dedo índice.

–Tonterías.– Mi voz suena tan ridícula. En verdad estoy ebrio.

–Sí claro.–Ella roda los ojos. Se queda en silencio mirando mi camisa.

–¿Qué?

–Tienes una linda corbata.–Ella luce tan seria mientras dice eso. Estamos muy ebrios.

–Bien, ya estas muy ebria. Será mejor que te embarque en un taxi.

Saco dinero de mi billetera y ella de su bolso para cancelar los tragos. Evitamos dejar un céntimo de propina para Toby, solo para joderlo más. Aún no entiendo por qué lo agarramos de camote.

Salimos del bar y afuera aún está oscuro. De suerte logro coger un taxi amarillo, abro la puerta y entramos para compartir taxi. En su estado lo más seguro es dejarla en la puerta de su casa.

En el camino ella me cuenta las bromas que le hicimos a Toby y los que pensaba hacerle cuando regrese al bar. Yo no puedo evitar reír escuchando los "crímenes" que piensa hacerle a ese hombre. El tiempo pasa tan rápido que no notamos que ya llegamos a su casa. Ella saca unos billetes para pagarle al chofer, abre la puerta para bajarse, se gira y me da un beso en la mejilla derecha. Se separa a penas de mí y nos perdemos mirándonos.

–No quieres tomar una taza de café.–Me dice a la oreja.

–Yo…no creo que sea buena idea.

–Por favor, somos adultos o ¿no? Será solo un momento.– Yo vuelvo a perderme en sus ojos contagiándome de su seguridad. Le cojo la mano y salimos del coche.

Y ese momento prometido se volvió a repetir a lo largo de días, semanas y más.

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Hola a tod s, aquí reviviendo. Sé que dirán que tengo un tema con hacer infiel a Sesshomaru pero es que la inspiración me viene así. Lo bueno es que estoy soltera jeje. Bye.