I.- EL DESPERTAR
La verdad, es que estaba bastante aturdido cuando salí de la caja. Veía puntos de colores y un resplandor blanco que me enceguecía, seguro que había viajado bastantes kilómetros sumido en la oscuridad de un incómodo habitáculo rectangular donde apenas cabía mi cuerpo. Debí tener las piernas entumecidas, pues al querer dar el primer paso, caí cuan largo soy al piso, haciendo una muy poco decorosa salida a escena.
Lo primero que oí fue una voz dulce, pero firme, casi cantarina, de un timbre desconocido para mí, debido a que viví la mayor parte de mi existencia hasta entonces en un mundo donde la disciplina, la fuerza y los deportes extremos eran mi pan de cada día, sin mucho tiempo para cosas que estuvieran fuera de este contexto.
Al escuchar este sonido inhabitual, inmediatamente mis sentidos se pusieron alerta y aguzando el oído, me forcé a enfocar el objeto que se oponía ante mis ojos a la fuente de luz más cercana.
-Hola, ¿Te encuentras bien?-
Fue lo siguiente que escuché, al tiempo que visualizaba unos enormes ojos azules y una larguísima cabellera rubio platinado que enmarcaba un rostro tostado por el sol.
-Eres Max, Max Steel, ¿Cierto?-
¿Quién es esta mujer?, ¿porqué sabe mi secreto?, ¿trabaja para Ntek?, ¿Es una espía de Psicho?, mil preguntas rebotaban en las paredes adoloridas de mi cerebro de una manera tan intolerable que, por el momento, decidí seguirle la corriente, ya que tras el primer análisis, no parecía demasiado peligrosa (a no ser que me enterrase un tacón aguja de sus zapatos o intentase ahorcarme con la cadena dorada, con pendiente de corazón, que adornaba su fina garganta).
Está bien, -dije-, supongamos por un momento que soy ese personaje que nombras, ¿cómo y de dónde me conoces? ¿Qué tanto sabes de mí?
Su reacción fue inesperadamente sincera, ya que pareció reflexionar un instante, como avergonzada, bajando la vista hasta la punta de sus botines rosados.
-La verdad, no mucho, -dijo- y acto seguido, sacó del bolsillo de su lujosa parka (¡Dorada!) con guarniciones de piel un pequeño trozo de revista, un recorte, donde se veía inequívocamente mi efigie, acompañada de mi nombre clave y... ¿un precio? ¿O sería alguna clave o número telefónico? Muchas ideas y chistes se me vinieron a la cabeza, sin pensar que algunas de ellas estaban bastante cercanas a la realidad...
- Disculpa- dijo, mientras me miraba de arriba abajo, de una manera que me hizo estremecer un poco, a mí, que he estado jaraneando al borde de un abismo o mirando de cara a la muerte y sonriendo- parece que tienes frío... Tengo algo de ropa en el auto.
Ahí caí en la cuenta que de seguro estaba tiritando hace rato, puesto que había viajado y salido al exterior apenas cubierto por una delgada bermuda para kickboxing de color violeta. (Hacía bastante frío).
Por practicidad (y por curiosidad) decidí seguir unos pasos al extraño personaje que había contemplado con ojos azorados mi "nacimiento" y al darme la vuelta... (Oh, estúpido y mil veces estúpido de mí), casi caigo de nuevo, pero de la risa al ver la caja claramente rotulada con mi nombre y fotografía. ¡Salve Ntek! que bien guardas tus secretos, pensé, gracias a Dios que no había nadie más cuando salí. La verdad, estaba preparado para cualquier cosa al salir de mi empaque, como una pelea con ninjas, robots asesinos, una emboscada mortal de Elementor, lucha cuerpo a cuerpo con Psicho, pero no para ser acosado a preguntas por una rubia curiosa.
El "autito" resultó ser un convertible rojo furioso de buena cilindrada, cuya potencia de seguro no era aprovechada al máximo por su parsimoniosa dueña. Al imaginármela en medio de una carrera o una persecución mortal, no pude menos que contener la risa nuevamente.
Mientras me perdía en estas elucubraciones, la mujer había sacado una maletita (rosada) del auto, y cuando me esperaba lo peor, (como que me pasara un abrigo rosado con plumitas o un peto), extrajo del interior un polerón de hombre y unos pantalones de bastante buena tela, todo muy sobrio y de mi talla (más curioso).
Me he portado muy mal contigo- le dije, bastante más manso y agradecido, debido al entumecimiento- ni siquiera he preguntado tu nombre.
-Nombre genérico, Bárbara Millicent Roberts "Peaches and Cream", pero mi nombre "personal" es Ángel- dijo con una sonrisa cómplice.
-También me pareces un ángel, pero... supongo que... ¿puedes darte la vuelta un minuto, por favor?
Con una sonrisa pícara en su rostro, se volteó hacia el camino, mientras yo me encajaba las prendas con una celeridad acorde al frío y a mi entrenamiento de agente especial. Acto seguido, ella dobló mis bermudas y las guardó en una bolsa de plástico. Luego, sacó un cooler (rosado también) del auto y al abrirlo, extrajo un termo y sirvió dos vasos de café bien caliente.
Sin decir palabra, sacó también una bolsa con unos sándwiches de pollo con palta, que, con vergüenza, debo admitir que ni siquiera rechacé débilmente, ya que estaba famélico... (Qué cómico habría sido, morir envenenado :-P)
Ahora sí que estaba agradecido, y de verdad, empecé a pensar que era una especie de "ángel".
-¿Y ahora?, ¿Qué vas a hacer?- Preguntó.
-No tengo la más remota idea –confesé, devolviéndole el vasito- la verdad es que esperaba otro tipo de recepción, algo muy distinto, no sé…
-¿Cómo una fiesta? ¿O una comida, quizás?
-Nooo…. Realmente me refería a que esperaba a algún superior con instrucciones para alguna misión secreta y peligrosa… Algo de acción, que sé yo, siquiera algún dinosaurio de goma descontrolado que necesitara una lección…
-Hm.- "El verdadero hombre de acción", la escuché murmurando, pero la frase cliché de mi caja tenía otro matiz al ser pronunciado por su boca color de rosa. -Entonces, si no hay pelea, tal vez sería bueno que por mientras te consigamos un buen alojamiento -concluyó.
-No es mala idea, -acepté- debo tener una central de información cerca y un cuartel general de operaciones.
-Ven, -me dijo-, sube, tal vez pueda ayudarte con eso también…
Cada vez me sentía más intrigado por esta damita misteriosa. No era un agente, eso estaba claro, y al parecer, tampoco era enemiga, pero eran demasiadas coincidencias, era obvio que sabía de mi llegada y que estaba preparada para recibirme, pero… ¿Quién la envió? Y… ¿porqué? Tal vez tras una larga ducha caliente y una pequeña siesta ayudaran a la total reposición de mis sistemas. Por el momento su suave sonrisa guardaba un perfecto hermetismo.
Mientras rodábamos por un tablado bastante poco pulido, decidí guardar silencio también, prestando muy a mi pesar toda mi atención a la larga melena dorada que ondeaba tras nosotros en el vehículo.
Finalmente, se detuvo en una habitación de regulares dimensiones, con la pintura desconchada y donde reinaba por sobre todo una cajonera no demasiado moderna, coronada en el penthouse por un habitáculo de dimensiones apropiadas para nuestra especial talla de muñecos.
Una cama de madera (genial, no es de plástico rosado), dominaba el dormitorio, rodeada del séquito de tocadores, cepillos para el cabello, ropa de mujer, cremas y demases a los que los hombres solemos prestar muy poca atención… Aquí había algo que no encajaba muy bien para mi gusto.
-¿Es tu casa?- era la pregunta obvia, pero necesaria en mi situación.
-Sí- dijo, enrojeciendo- es que estamos algo cortos de alojamiento, pero a futuro va a cambiar… musitó con mirada soñadora.
Eh, pero me estoy yendo por las ramas, disculpa. Aquí puedes descansar un rato y luego darte un baño, yo tengo cosas pendientes que hacer así que volveré a la tarde… no voy a espiarte ni nada por el estilo… ji, ji, ji…
-OK, gracias.-Realmente necesitaba reponerme del largo viaje que había realizado y cuyo punto de partida estaba en algún lugar de China, pasando por Nueva York, Santiago, Chillán y para terminar en otra remota ciudad de Chile: Cauquenes, si es que era cierto todo lo expresado por Ángel, la rubia barbie que parecía ser la designada para ser mi Cicerone en esta, por demás extraña aventura, que recién comenzaba…
Aún tenía miles de preguntas por hacerle, pero, mi sentido común me decía que obtendría las respuestas en su debido momento y que por el momento lo mejor que podía hacer era tomar un sueño reparador, ya que mis nanobots se habían descargado casi por completo en la inactividad de la caja.
