Hola...

Esta es una serie de One Shot que quedaron en el aire, escritos algunos incluso desde antes de terminar de colgar la historia, espero que lo disfruten, no son correlativos, y no todos son tras el sexto libro...

Aunque la calificación dice NC-17; este One Shot no lo es, sólo para evitar malos entendidos...

Dentición decidua*

Octubre de 2009

El llanto se hizo más agudo y Draco movió su cuello de izquierda a derecha, tratando de relajarse, mientras agitaba con rapidez la varita sobre el caldero y miraba de reojo el pequeño monitor que tenía levitando a un lado, donde podía ver la imagen de Harry, con un lloroso Kay en brazos, y moviéndose de un lado a otro, aunque aquello no estaba consiguiendo ningún resultado, pues el pequeño seguía llorando.

—Vamos —suspiró Draco agregando el último ingrediente a la poción, y viendo como la sustancia se iba poniendo más clara a cada instante, consultó el reloj de pared que tenía en frente y supo que aún le quedaban al menos unos quince minutos de cocción.

Golpeteó con los dedos sobre el escritorio, mirando nuevamente hacia el monitor, Harry seguía caminando de un lado al otro de la habitación, meciendo a Kay y susurrando cosas mientras el llanto del niño no cesaba.

—Aún le queda veinte minutos —informó tocando uno de los botones, para que Harry lo pudiera escuchar en la habitación del niño. Harry giró el rostro y Draco pudo ver mejor la carita roja de Kay, surcada de lágrimas y el cabello rubio pegado a la frente por el sudor.

—De acuerdo —asintió Harry levantando un poco más a Kay para que lo viera a la cara —Kay, ¿Has escuchado a papá Draco? En veinte minutos vendrá con la medicina.

—Poción —corrigió Draco automáticamente, Harry, sobre el llanto de Kay, que no había cesado en ningún momento, arqueó una ceja.

—Lo que sea —masculló Harry.

—Lo siento… —suspiró Draco, mirando un momento hacia la poción y luego hacia el reloj. Aún faltaba para que estuviera lista.

—Vamos, Kay… —gimoteó Harry, dando más vueltas a la habitación, se detuvo y miró directo hacia el monitor, aunque no podía ver a Draco. —No importa, no es tu culpa que…

—¿Kay llora? —preguntó una voz, Draco suspiró, agotado, cuando notó que Zoe y Sofía estaban en la puerta, ambas tomadas de la mano y luciendo sus pijamas azules, con sus largos cabellos negros despeinados y sus grises ojos somnolientos, mirando hacia Harry y Kay con curiosidad.

—Niñas —dijo Harry girando para encarar a sus pequeñas y tratando de controlar a Kay, que se agitaba de un lado a otro.

—¿Kay llora? —preguntó nuevamente Sofía.

—¿Por qué Kay llora? —preguntó Zoe, inclinando la cabeza y mirando hacia el niño, que, pese a que las miraba fijamente con sus ojos verdes, no dejaba de llorar.

—Papá Draco tendrá lista la medicina para Kay en…

—Poción —corrigió la voz de Draco desde el monitor y Harry negó con la cabeza.

—Lo que sea, papá Draco lo tendrá listo en un momento —explicó Harry meciendo a Kay, que había empezado a gritar con más fuerza.

—¿Por qué Kay necesita medicina?

—¿Poción? —preguntó Zoe, imitando a Draco, quien sonrió al otro lado de la pantalla, observando la escena.

—Pues…

—¿Por qué no intentas darle nuevamente el juguete congelado? Tal vez ahora sí esté con ánimos de tenerlo —interrumpió Draco, mirando hacia un lado de la cuna, dónde había quedado el pequeño juguete para morder, era de color verde, se lo había dado Hermione, y tenía pequeños pedacitos de hielo en el interior, lo que hacía que las encías de Kay se sintieran, de alguna manera, aliviadas. O al menos eso era lo que decían que hacía.

—Cierto —afirmó Harry, caminando hacia el otro extremo de la habitación y recuperando el juguete. Sofía y Zoe seguían de pie, observando con atención la escena.

Harry se inclinó un poco y sacó el juguete, levantándolo con una mano hasta ponerlo delante del cada vez más rojo rostro de Kay:

—Mira lo que tía Hermione nos ha dejado por aquí; ¡y éste sí te lo puedes meter a la boca! —le dijo con entusiasmo al pequeño, mientras lo acercaba más, instándolo a tomarlo. Kay dejó de llorar por un instante, fue perceptible el pequeño momento de silencio, mientras tomaba el juguete entre las dos regordetas manos y lo observaba con detenimiento.

Draco y Harry contuvieron el aliento durante un momento, hasta que Kay decidió que el sabor de aquel juguete no era agradable y lo hizo volar hacia el otro lado de la habitación, cayendo a los pies de Sofía y Zoe, que permanecían tomadas de la mano y muy juntas observando todo con curiosidad.

—No, Kay, no —reprochó Sofía mientras se agachaba a recoger el juguete, arrugando su pequeña nariz cuando se dio cuenta de que estaba mojado.

—Papá no quiere que botemos cosas. No, no botar cosas —continuó Zoe, tomando el juguete que su hermana le pasaba y caminando hasta la mecedora, dejando por fin el juguete sobre ella.

—¿A Kay le duele la panza? —preguntó entonces Zoe, acercándose para alcanzar a Harry, que daba vueltas nuevamente, ya que Kay había vuelto con más energía a berrear.

—No, princesa, no le duele la panza —respondió Harry tratando de no perder de vista a sus hijas mientras paseaba a Kay de un lado al otro, aunque sabía que era inútil —; le están saliendo los dientes, pronto tendrá tantos dientes como tú y tu hermana y podrá comer muchas cosas… pero ahora le duele un poco y por eso llora.

—Papá Draco sabe curar dolor de panza —comentó Zoe, siguiendo con la mirada a Kay y luciendo aún confundida.

—Sí, papá Draco nos cura, que cure a Kay —decidió Sofía levantando una mano y con una sonrisa triunfante.

—Y eso intento, cariño —intervino desde el monitor Draco, mirando de reojo la poción y el reloj, ya le faltaba sólo unos cuantos minutos.

—¿Por qué papá Draco no aquí? —preguntó Zoe mirando hacia el monitor.

—Porque está preparando la medicina…

—¡Poción, Potter!

—Lo que sea, lo está preparando ahora mismo, porque el frasco que teníamos listo se cayó hace unas horas cuando…

—¡No Harry, no les digas que…!

—… ustedes estaban jugando con Jules a los fantasmas misteriosos —concluyó Harry, escuchó claramente el sonido de un golpe en la mesa del otro lado del monitor y luego miró hacia sus niñas, que se habían quedado quietas, mirándolo con los ojos muy abiertos y… ¡Oh, Demonios! Esa expresión de…

—… fueron ellas las que lo botaron al piso —terminó de hablar Draco en un susurro, sabía que ya era demasiado tarde.

Empezó Zoe, apenas botando unas lágrimas y arrugando la frente.

—A Kay le duele panza porque jugamos con Jules…

Y luego Sofía hizo aquel mohín con los labios:

—Y se cayó su medicina…

—Y… —y Zoe no pudo continuar, ambas empezaron a llorar sonoramente mientras corrían a abrazarse a las piernas de Harry, que se quedó congelado en el medio de la habitación, con Kay agitándose de un lado a otro sobre sus brazos y sus dos hijas aferradas a sus piernas y mojando sus pantalones con las lágrimas mientras también gimoteaban algo acerca de que no habían querido hacer llorar a Kay.

—¡Oh, vamos! —se quejó Harry, no creyendo que en verdad le estuviera pasando aquello.

—Te dije que te detuvieras, Potter —se medio burló en ese momento Draco, entrando al fin por la puerta con el frasco de poción para Kay en una mano y el monitor en la otra.

—Vamos, toma a Kay y yo me encargo de las niñas —aceptó Harry extendiendo a Kay hacia Draco, las niñas miraron a Draco y parecían dispuestas a saltar sobre él también, pero Harry las detuvo, sosteniéndolas por el hombro, mientras ellas seguían llorando y observando a Draco llevar a Kay a la cuna y aplicarle la poción en las encías.

—Ya está, niñas, papá Draco tiene la poción y Kay dejará de llorar —trató de consolar Harry mientras levantaba a cada niña con un brazo y ellas recostaban sus cabezas sobre los hombros de Harry.

—¿Ya no le dolerá? —preguntó una, ahogando su voz contra el cuello de Harry.

—No, cariño, ya no —respondió Draco, mientras trataba de aplicar la poción a un muy enojado y aún lloroso Kay.

—Niñas… vamos, ya es tarde, no deberían estar despiertas —continuó Harry, mientras suspiraba al dejar de escuchar los llantos del más pequeño de sus hijos.

Draco, que ya estaba calmando a Kay, lo observó en silencio, siempre le gustaba lo fuerte que Harry era, como para poder cargar a ambas niñas sin parecer que fuera demasiado esfuerzo. Sus hijas seguían hipando, pero cada vez más suavemente, clara señal de que pronto caerían dormidas.

Harry le sonrió de medio lado, balanceándose un poco, mientras las niñas por fin se iban durmiendo.

—Ya casi están dormidas.

—Lo sé —Draco asintió, tomó a Kay en brazos y se acercó a él, el niño lucía un poco más relajado.

—Debemos tener más de esa poción a mano.

—Le di un poco esta mañana a Gael… Mauro aún sigue fastidiado, pensé que en la noche podría hacer más, no que las niñas… —susurraba Draco, pero fue interrumpido por un beso de Harry en los labios.

—Te apuesto lo que quieras a que aquella noche en que me besaste, en tu habitación de Slytherin, luego de las vacaciones de navidad, no imaginaste que acabaríamos así—comentó cuando se apartó de él.

—¿Con tres niños con excelentes pulmones?

Harry soltó una carcajada, aunque la acalló rápidamente, sintiendo a sus hijas removerse un poco.

—Me refería a felices —corrigió Harry.

—Siempre tuve un buen presentimiento acerca de ti —respondió Draco, apartando con cariño un par de rubios mechones del rostro de Kay, que ya empezaba a dormirse también.

—Mentiroso —rebatió Harry, Draco bufó burlonamente —. Iré a dejarlas en su habitación.

—De acuerdo, lo cargaré un rato más, hasta que esté completamente dormido.

—Yo regreso en cuanto Sofía y Zoe estén en sus camas.

—No, no te preocupes, ya debes estar cansado por haber estado cargando a Kay tanto rato… yo te alcanzo en la habitación.

Harry asintió y salió caminando lentamente de la habitación, cargando a ambas niñas en brazos.

Cuando Draco lo alcanzó en su habitación había pasado ya cerca de media hora, lucía cansado, al igual que él.

—Despertó hace un rato, pero ya se volvió a dormir —susurró Draco, metiéndose en la cama y pegándose al cuerpo de Harry.

—Oh… Es tarde, supongo que mañana dormirán hasta tarde —suspiró Harry, envolviendo a Draco entre sus brazos y mirando hacia el reloj de la mesa de noche, era más de la una de la mañana.

—¡Oh, que iluso eres, Potter! —río Draco, levantando la cabeza para darle un beso en los labios a Harry y luego recostarse nuevamente sobre su pecho —, descansa, nos faltará energía mañana.

—Cierto —contestó Harry, sabía que sus hijos, no importaba que tan tarde se acostaran la noche anterior, siempre estaban de pie a las seis de la mañana, muchas veces se preguntaba si lo madrugador lo habrían sacado de Draco.

—Y otra cosa —dijo de pronto Draco, levantando el rostro y mirando hacia Harry, aún en la oscuridad podía ver perfectamente sus rasgos, su mirada cansada y su sonrisa —, tienes razón, hace años, luego de las vacaciones de navidad, cuando te besé en mi habitación, no me imaginé terminar así contigo.

—Lo sé, yo tampoco.

—Pero que bueno que fue así, ¿cierto?

—Cierto —afirmó Harry con una sonrisa, inclinándose para besarlo nuevamente, sus labios reconociéndose y saboreándose, sus lenguas persiguiéndose, Harry siempre se asombraba de la manera como el besar a Draco lo hacía sentir, tan maravillado, como si fuera la primera vez que lo besaba y a la vez extasiado, como si se tratara de un viajero sediento luego de haber encontrado una gran fuente de agua.

Se apartaron lentamente, y se miraron con cariño una vez más, antes de dejarse caer completamente en la cama y abrazarse, sabían que al día siguiente tendrían muchas cosas que hacer, sobre todo con los tres niños, que Kay lloraría de nuevo por los dientes que le estaban saliendo y que las gemelas probablemente romperían algo también, pero esa era su vida, la que habían elegido y la que los hacía ir cada noche, aunque agotados, con una sonrisa en el rostro a la cama.

*La dentición decidua, conocida también como dentición de leche, dentición infantil o dentición primaria, es el primer juego de dientes.

W W W . wikipedia . org/wiki/Dentici%C3%B3n_decidua


¿Qué les pareció? ¿Muy empalagoso? Bueno... espero que se animen a dejarme sus comentarios...

Pronto subiré otro más...

Mientras que tengan lindo día...

Zafy