Tabla: Brevedad.

Palabra: Perdón.

Claim: Gemelos Weasley.

Advertnecia: SPOILERS.

Con los nuevos datos de George y su pareja que Rowling proporcionó, no podía dejar de escribir sobre esto. Muchas gracias a Booh por mirar y crticar la primera parte, y a Isengard por el visto bueno xD.


El Reflejo

Observó su reflejo con detenimiento, por enésima vez en esa noche y, como cada una de estas, creía verlo a él. Se materializaba frente a sus ojos sin ningún tipo de piedad, advertencia o contemplación. Con su mejor túnica de gala y su cabello rojo perfectamente peinado, con la mirada abatida, los labios tiesos, y las cejas ligeramente encorvadas. Extendió una mano hasta rozar su rostro con la punta de los dedos¿o era el suyo? no podía decirlo con certeza.

–Perdóname... Las palabras brotaron torpemente de sus labios, como un susurro prácticamente inaudible. Por un instante creyó notar cómo ladeaba la cabeza y sonreía levemente, de esa forma tan suya. Sin embargo, enseguida se percató de que esa peca, justo sobre el labio superior, no pertenecía a Fred, tampoco esa pequeña e imperceptible cicatriz a la altura de la oreja. Se sintió estúpido, era tan sólo un espejo. Él no estaba en ningún lugar cercano, no importaba si su subconsciente necesitaba desesperadamente verlo una vez más. Bueno, todo él en realidad.

–¡George! –La voz de su madre llegó a través de la puerta.– Será mejor que te apresures o los nervios de Angelina colapsarán.

–Enseguida voy –gritó, haciendo su mayor esfuerzo porque su voz sonase normal. Molly pareció conforme con la respuesta, la oyó bajar las escaleras.

Suspiró, le habían repetido cientos de veces que no estaba haciendo nada malo, pero en el fondo, no podía dejar de sentir como su estomago se contraía en un extraño remordimiento. Como si estuviese a punto de concretar el mayor error de su vida, como si estuviese traicionándolo de la forma más burda y denigrante.

Durante meses se preguntó los motivos, tanto los suyos como los de ella. Ambos querían, quizás, inmortalizarlo. Sentir que en realidad él siempre estaría allí. Ella podría prácticamente hacer caso omiso a las circunstancias y en cambio pretender que nada había cambiado. Él, por otro lado, podía procurar ser ambos en un solo cuerpo, de todos modos prácticamente siempre lo habían sido. Era sólo cuestión de esforzarse un poco.

Se acomodó la túnica casi por inercia, no podía estar más impecable. La puerta se abrió a sus espaldas y enseguida sintió una mano pesada sobre su hombro.

–Es hora. –La voz de Lee Jordan le sonó casi como un pésame. "Maldición", pensó, ya estaba poniéndose paranoico. Se suponía que era el día más feliz de su vida.

–Lo se –Intentando contener la creciente necesidad de observar el reflejo, aunque sea una vez más, salió tras el padrino de bodas. El momento había llegado poco dispuesto a dejarse postergar.

Si George se hubiese permitido echar una última ojeada al espejo al otro lado de la habitación, quizás hubiese alcanzado a notar como un pelirrojo, con una sonrisa nostálgica en su rostro, mágicamente, desaparecía.