Pequeñas complicaciones

Era un día normal en la ciudad de Tomoeda, un día que muy pronto cambiaría, pero en ese momento la joven Sakura Kinomoto no lo sabía.

Ella estaba, como siempre atrasada para la escuela, y aunque ya estuviera en la secundaria no se le podía quitar esa costumbre.

Mientras corría a la escuela vio a una persona con el uniforme de la secundaria parada en el camino junto con un osito de peluche.

"No puede ser"- pensó Sakura – "Esa persona… yo la conozco".

- ¿Eres tú Syaoran?- preguntó Sakura. Entonces el muchacho se dio la vuelta y la miró con una sonrisa.

- Los asuntos y trámites que tenía que resolver en Hong Kong por fin han terminado. De ahora en adelante podré quedarme en la ciudad de Tomoeda.

- ¿En serio?

-Si.

-¿Ya no tendremos que conformarnos con cartas y llamadas de teléfono?

-Así es. En ese momento las lágrimas comenzaros a salir de los ojos esmeraldas y fue corriendo a abrazar a la persona que por tantos años había esperado, desde que eran niños.

-¡De ahora en adelante siempre estaremos juntos! Dijo la muchacha.

-No sabes cuanto te extrañé.


Cuando llegaron a la escuela todo el mundo se sorprendió de ver al muchacho de ojos ámbar.

En cuanto llegaron al salón una voz los llamó.

-¡Sakura! ¡Li!- gritaba Tomoyo, la mejor amiga de ambos mientras corría a su encuentro.

-Veo que ya se encontraron. Estoy tan feliz de que ya estén juntos- Dijo la de ojos amatista

-Espera… ¿Tomoyo tu ya sabías que Syaoran iba a llegar?- preguntó Sakura con una cara que claramente mostraba cuan sorprendida estaba.

-Si, ella lo sabía- contestó el ámbar- pero yo le dije que no te dijera nada, solo quería sorprenderte- en ese momento la amatista sonrió.

–Lo siento Sakura, pero las cosas salieron mejor de lo que hubiera planeado si te lo hubiera dicho.-Dijo Tomoyo.

En ese momento llegó el profesor y entonces comenzó la clase.

Durante toda la clase, a pesar de estar sentados uno delante del otro, Sakura y Syaoran no podían dejar de mandarse sonrisas, y miradas.

"No puedo creer que ya esté conmigo" pensó la oji-verde. "Luego de tantos años, tanto lo esperé" en ese momento una sonrisa se asomó en su rostro. Y entonces todo volvió a su mente, la ves que le él le dijo que estaba enamorado de ella, cuán confundida estaba al principio, pero con la ayuda de sus amigos pudo reconocer sus sentimientos, la noche en vela que pasó confeccionando el osito que le daría antes de que volviera a China, el bus… sobretodo el bus. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta que la clase había terminado y que estaba ella sola con él y su mejor amiga.

-¿Sakura?- le dijo la amatista- ya es hora del almuerzo.

-¿Qué? ¡A sí!- se levantó del asiento, en ese mismo momento Syaoran la tomó de la mano provocando un adorable sonrojo en sus mejillas.

-Vamos-él la condujo afuera del salón.

Igual que en la entrada la aparición del joven ámbar causó una revuelo, en primera porque estaba muy guapo, con esos ojos ámbar en los que una se podía perder, esas cejas gruesas, pero que en él se veía como si fuera lo mejor del mundo, ese cabello desordenado que lo hacía parecer a uno de esos modelos que siempre aparecían en las portadas de revistas, y claro, con todo en ejercicio que hacía, es decir artes marciales, se podía decir que estaba demasiado buen formado. Lo segundo, era extranjero, y todo el mundo sabe que siempre los extranjeros causarán revuelo en todo el mundo. Y lo tercero, era que estaba tomado de la mano con una muchacha de grandes ojos verdes, y que para muchos de los chicos era un sueño.

Fueron estas tres razones para que las muchachas comenzaran a voltear la mirada hacia el recién llegado, lo vieran a él con una cara, que se podía decir demasiado embobadas con el chico, y a la muchacha con una mirada asesina que clamaba que le suelte la mano en ese momento. Entre estas últimas se encontraba una muchacha de un cabello rojizo y de ojos verdes pero nada perecidos a los de Sakura, en sus ojos solo se veía un gran vacío, como su no tuviera sentimientos, solo objetivos, de todas ella era la que miraba al par de castaños como a un objetivo más.

Tomoyo que se daba cuenta la manera como la gente miraba a sus mejores amigos y no supo que hacer, estaba un poco preocupada por la manera en que miraban a su amiga Sakura, y un poco asustada de la manera tan lujuriosa que miraban a su novio Syaoran. Pero Syaoran y Sakura no se daban cuenta de nada, solo miraron a los ojos del otro y se perdían en sus profundidades, estaban tan felices de volverse a ver, no podían creer que estuvieran así de cerca de nuevo.

Syaoran la había extrañado tanto, cada vez que recibía una llamada o una carta rogaba que fueran de ella, tenía tantas cosas que resolver, pero siempre trataba de hacerlas lo más rápido posible, para terminar con todo y volver a Japón con la persona que más quiere.

Y así pasaron el almuerzo, absortos en los ojos del otro, pensando que era el mejor día de su vida.


Al llegar al parque Pingüino se despidieron de Tomoyo quien los observaba con una sonrisa. La felicidad de su mejor amiga era la suya, siempre la dijo, y ahora ella era más feliz que nunca.

-Te acompañaré a tu casa-dijo el ámbar mirándola a los ojos.

-Está bien, pero antes por que no nos quedamos un momento en el parque-dijo Sakura.

Entraron al parque y memorias del pasado los abrumaron, en ese parque , pasaron tantas cosas entre ellos dos, ese parque era suyo, de nadie más, a demás al entrar al parque recordaron una ocasión especial.

-¿Te acuerdas lo que pasó aquí hace tantos años?- preguntó Syaoran con una mirada perdida como si estuviera viajando a través del tiempo para encontrar esa memoria.

-Aquí me dijiste que estabas enamorado de mi- respondió la oji-verde con un sonrojo y mirando al piso. Syaoran se puso en frente de ella tomándole de las manos con una mirada ahora fija en los ojos verdes de aquella muchacha que la había conquistado sin que ella se diera cuenta, y eso es lo que más le gustaba de ella, era tan distraída.


FLASHBACK

Sakura caminaba en camino a su casa, ella de pronto sintió como alguien la observaba desde atrás y se dio la vuelta. Era Syaoran entonces corrió a saludarlo.

-¡Syaoran! Sabía que estabas detrás de mí.

-¿Cómo lo supiste…?

-¡Simplemente lo supe!- respondió la oji-verde son una sonrisa.

-¿Qué te parece si nos vamos juntos?

-E-está bien.

Y así siguieron caminando hasta llegar al parque Pingüino.

-Nos sentiremos muy triste sin Eriol- dijo Sakura. Se mismo día el profesor Terada les dijo que Eriol iba a volver a Inglaterra.

-Si- respondió el niño de ojos ámbar.

-Por cierto…Me dijiste que tenías algo importante que contarme cuando terminara lo de la torre Tokio… ¿Qué me quieres decir?-preguntó la niña a su amigo.

En ese momento el niño dejó de caminar, "este es el momento, ahora o nunca", pensó.

Se sacó el gorro del uniforme y se dio la vuelta para encararla y la vio allí esperando una respuesta con una cara tan dulce, debía de decirlo ya.

-Yo…quería decirte que…estoy enamorado de ti.

-¿Qué?-Sakura no sabía que más decir.

-Tú eres la persona más importante para mí. Solo quería decirte eso. Regresa con cuidado a tu casa.- entonces se fue dejando a Sakura muy sorprendida.

FIN DEL FLASHBACK


Todos esos recuerdos de cuando eran niños, en especial ese, hicieron que la oji verde mirara a los ojos ámbar en frente de ella con la cara muy roja, y él la miró con una ternura indescriptible, ella había estado enamorada de Syaoran desde hacia antes de que él se lo confesara, pero no se había dado cuenta hasta ese momento. Pero al final se lo pudo decir antes de que se vaya, pudo entregarle el osito que hizo durante la noche, ese día cuando él ya estaba en el bus que iba al aeropuerto.

Entonces ese era el momento perfecto, sentían como sus rostros se acercaban cada vez más buscando los labios, pero sonó el celular de Sakura, que hizo que los dos salieran de su mundo y se pusieran rojos como tomates. Tenía que ser, claro está, su hermano Touya.

-¿Monstruo donde estás?- desde pequeña su hermano usaba ese apodo para referirse a Sakura, claro a ella no le gustaba nada.

-¡Hermano cuantas veces te dije que no soy un monstruo!- dijo Sakura, molesta.

-No importa monstruo solo dime donde estás.

-Ya estoy llegando a la casa, no te preocupes estoy acompañada.

-¿Tomoyo está contigo?- preguntó su hermano.

-No, es Syaoran…

-¡Ese mocoso!... ¡Sakura ven inmediatamente a la casa!

-¡No le digas mocoso! Y no te preocupes que ya llego -y Sakura colgó el teléfono.

Syaoran, bueno, parecía un poco molesto, "claro, tenía que ser su oportuno hermano", pensó.

Desde que se conocieron ellos nunca se habían llevado muy bien que digamos.

Salieron del parque y se dirigieron a la casa de los Kinomoto.


Ese momento la muchacha de cabello rojizo y ojos verdes se encontraba en su habitación, pensando en el recién llegado, en sus ojos, su cabello, su sonrisa, bueno en todo lo que a él se refiere. Él tenía que estar con ella, no puede ser que esté con una muchacha como Kinomoto. Pero tenía un plan para lograr lo que se propuso, claro que cuando pareces no tener emociones y solo piensas en tener algo o alguien sin considerar las consecuencias, bueno, es muy fácil ser cruel, por que al fin, "el fin justifica los medios", pensó. Además ella también lo estaba esperando, es silencio, pero esperándolo con fervor. Ella no podía creer que él pueda querer a otra persona que no sea ella, pero eso cambiará.

-Van a ver que al final las cosas saldrán a mi favor- dijo para sí misma.

En ese momento alguien la llamó.

-Kaoru… es hora de cenar.

-Muy bien madre, ya bajo-y se preparó para cenar.