Decisiones
Por Joey Hirasame

La canción utilizada en este capitulo le pertenece a Poyo Segovia, no a mi. Puedes reproducirla cuando veas este simbolo. "#".

Capitulo 1
La Marea del Cambio.

Quería a estos tipos- con toda su alma, si cabía agregarlo. Pero pasar 5 horas en una pequeña furgoneta, con solo el suficiente aire para no desmayarse, en compañía de los DH, un grupo de adolescentes de madurez variable y temperamentos inestables era más de lo que cualquiera podría soportar.

"¡Se llama Lola! Y tiene historia aunque más que historia... es un poema." -Cantó Dia, y trás un ritmo de sus bongós, Ruby, Black y Pearl marcaron el tempo con un ruidoso.

"¡Tun TUN TUN TUH!" -Tras el extraño y desafinado cantico, la furgoneta dio una curva con tal vigor y bestialismo que todos, excepto el conductor, fueron a parar a una esquina del vehiculo.

"Juro que si no se callan, abriré la puerta y los haré llegar a Olivine City caminando." -Siseó el ojiambar, con la mirada fija en el camino. Todos los Diamond Holders le miraron sorprendidos, antes de intercambiar una mirada de complicidad entre ellos. Dia se apartó de la muchedumbre, tomó sus bongós, y reasumió su tarea.

"¡Se llama Gold! Y tiene historia aunque más que historia... son chingaderas."

"¡Tun TUN TUN TUH!"

"Los odio a todos." -Murmuró el moreno. Black gateó hasta el asiento del copiloto, se dejó caer sobre él y miró sonriente a su iracundo compañero.

"También te queremos, Gold." -Respondió el castaño, divertido por la expresión en el rostro del muchacho. Gold le miró de reojo, tratando de no apartar la vista del camino, y sonrió levemente.

"No puedo esperar a que alguien venga a poner algo parecido a orden en este grupo." -Se quejó Ruby, saliendo de debajo de la pila humana al fondo del vehiculo.- "Al principio fue divertido, pero esto se esta volviendo muy poco cuchi."

"Oh, ¡Qué lindo!" -Exclamó Gold.- "¡Ruby extraña a su capitán!"- Inmediatamente, el resto del grupo se unió a la mofa, y pronto, Ruby yacía en el centro del martirio, sonrojado y en silencio.

"Descuida, Ruby." -Le tranquilizó Dia.- "Si todo sale bien, volveremos a ver a Red esta tarde."

"Hablando de Red, ¿Aún vienen detrás de nosotros?" -Preguntó Pearl, ganando la atención de todos. Black abrió la ventana más cercana y asomó la cabeza. No había visto señales de civilización desde hacía 3 horas, cuando salieron de Ecruteak City, y ahora transitaban un camino bastante rural, verde y habitado solo por unos cuantos grupos de ganado. Sin embargo detrás de la furgoneta, a no mucha distancia, venía un auto compacto, de un color azul brillante.

"Si, aún nos siguen." -Informó Black, para después regresar a la seguirdad del vehiculo y cerrar la ventana trás de si.- "Creí que por lo menos lo disimularían un poco."

"¿Por qué coño tenías que decirle a esa loca que vendriamos?" -Exclamó Gold, claramente molesto con su amigo. Black rodó los ojos y se cruzó de brazos.

"¿Qué querías que hiciera? Ella preguntó y no me quedó más que decirle." -Se justificó el castaño.- "Ella sabe cuando miento."

"Más que tu profesora parece tu domadora." -Señaló Pearl, y todos se hubiesen echado a reir... a no se porque de verdad, detrás de ellos, venía la domadora de Black.


"Solo queda el resto de la Ruta 39, y llegaremos a Olivine City." -Anunció Crys, antes de doblar el mapa y regresarlo a su lugar dentro de la guantera.- "Parece que vamos a buen tiempo, llegaremos al hotel antes de las 6."

"¿Escuchaste eso, Yellow?"- Preguntó la conductora, lanzando una mirada juguetona a su derecha, perfectamente visible aún a através de sus gafas oscuras.- "Estarás reunida de nuevo con tu amado antes del anochecer."

"¡N-No es mi amado!"- Exclamó la rubia, enrojeciendose cual tomate en su punto.

"Oh, ¿Es decir que no lo amas?"

"Si, pero- ¡No! Quiero decir..." -Crystal hubiese creído que Yellow acababa de desmayarse de no ser por la sonrisa divertida en los labios de Blue. La castaña regresó su mirada al camino, mirando fijamente a la furgoneta de Gold.

"¿Cómo va Sapphire?"- Preguntó la más adulta del grupo.

"A-Aún está dormida." -Respondió Yellow, regresando a la normalidad. Lanzó una mirada furtiva a la castaña recostada junto a ella. Pese a no haber mucho espacio, Sapphire se las arregló para quedarse dormida, con cada uno de sus miembros apuntando a una dirección diferente... y de cabeza.- "No entiendo cómo lo hace."

"Es todo un misterio." -Murmuró Crystal, antes de que las trés largaran a reir.


"¿Te sientes bien?" -Preguntó la pelirroja. Red miró por sobre su hombro a su ex compañera de clases, antes de sonreir de oreja a oreja.

"¡Claro! ¿Por qué lo preguntas?" -Exclamó el muchacho, sin perder la euforia ni un segundo. Misty respondió al gesto inconscientemente.

"Bueno, llevas meciendote en tu asiento desde que salimos de Cianwood City." -Observó la cantante, antes de dirigir su mirada hacía abajo.- "Y creo que los descanza-brazos de tu asiento ya tienen marcados tus dedos de tanto que tamborileas con ellos."

"Lo siento."- Se disculpó el ojirojo, sin embargo, no lucía para nada arrepentido.- "Es solo que estoy muy ansioso por aterrizar."

"¡Vaya, me siento alagada!" -Exclamó Misty, con falsa molestia.- "Parece ser que estas muy ansioso por acabar la gira. No sabía que pasar tiempo conmigo fuese tan horrible."

"¡No, sabes que no quise decir eso!" -Dijo el moreno.- "Es solo que..." -La mirada del chico viajó rápidamente a la ventana; ya estaban sobrevolando Olivine City.- "...Tengo muchos deseos de verla."


"Olivine City, ¡Oficialmente eres territorio de los DH!"- Gritó Gold, desde el techo de la furgoneta, ganando las miradas de varios playeros y algunos transeuntes en la acera. Uno a uno, los DH salían del vehiculo, cargando sus respectivas mochilas.- "Recuerden bien donde nos estacionamos, o dormirán en la playa."

"¿A qué te refieres?" -Preguntó Dia, helandose al instante.

"No tenemos para una habitación en un hotel."- Señaló Black.- "Especialmente en estas fechas, cuando todos están hasta el tope."

"¿Osea que dormiremos todos en la furgoneta?"- Preguntó Ruby, uniendose al argumento.- "¿5 Personas en una pequeña furgoneta?"

"No tuviste problemas con eso cuando fue para llegar aquí." -Musitó Gold, bajando lentamente del techo.

"¡Si, si los tuve!" -Exclamó el ojirojo, agitando sus brazos como loco.- "¿No lo recuerdas? Ofrecí varias ideas pero ninguno me escuchó."

"Si, si. Lo que digas." -Dijo Gold. Su mirada viajó por todo lo ancho y largo de la playa, hasta que encontró lo que buscaba: había varias personas montando una tarima no muy lejos de allí.- "Lo encontramos."

"¡Detente allí!" -Oh, mierda. Antes de poder echarse a correr, una mano se enganchó en su hombro y le obligó a girarse, para quedar frente a frente con aquella castaña de ojos azules que había aprendido a temer.- "¿Acaso pensabas ir sin nosotras, Gold Ongaku?"

"Honestamente, si." -Respondió él. Firme pero con tacto.- "No tienes nada que hacer aquí, Blue. No te avisé precisamente por-"

"¿Nosotras?" -Interrumpió Ruby, repitiendo lo dicho por su amiga.- "¿Es decir que trajiste compañía?"

"¡Blue! ¿Por qué desapareces así? Sabes que lo mejor es mantenernos juntas." -Se escuchó replicar a una muchacha, y pronto, de entre el barullo de la calle y los autos aparcados junto a la acera, aparecieron Crys y Yellow, ambas cargadas de casi el doble de equipaje que todos los DH juntos.

"¿También vino Sapphire?"- Se apresuró a preguntar Ruby, tratando de ocultar su nerviosismo. La idea de un día en la playa para su amiga de ojos azules, involucraba fútbol, rugby y cientas de otras actividades de las que el mesero ojirojo no quería ser participe. Y sí, el muchacho palideció cuando Blue asintió con la cabeza, con una asquerosa sonrisa plegando sus labios.

"Basta de tonterías, ¡Vamos a ver a nuestro amigo la estrella!" -Cantó Blue, antes de liderar al grupo hasta la tarima en construcción. Sin embargo, una pareja se quedó resagada, separandose de los demás.

"Pudiste haberme avisado." -Murmuró Crys, y Gold no hizo nada sino rodar los ojos y suspirar.

"Fue algo de último minuto." -Se explicó él, sin embargo, la mirada en los ojos de ella demostraban que eso no lograba convencerla.- "Lo importante es que estás aquí, también." -Escurridiza y ágil, la mano de Gold se enganchó a la de la muchacha.- "¿Vamos?"

"Si..." -Respondió ella, tratando de lucir su mejor sonrisa. Sin embargo, eso no era tan sencillo.


"¡Por fín llegamos!" -Chilló una voz, perteneciente a la persona más engreída y narcisista que alguna vez se atrevió a pisar la arena de Olivine. De cabello y ojos rosados, acompañada del resto de las Modelos, Whitney caminaba entre la gente, y ellos se abrían como el mar rojo al ver pasar a Moises.- "¡Misty estará tan feliz de vernos aquí!"

"Oficialmente somos lo más fabuloso en este lugar." -Anunció Gardenia, examinando detalladamente toda la playa. Había varios muchachos que habían detenido sus actividades solo para admirar de lejos la "cocina extranjera".- "¡Sigan soñando, queridos!"

"Es un lugar muy hermoso." -Comentó Platina, sonriendo ampliamente. Su mano viajó a su frente para resguardar sus ojos del sol, facilitando la tarea de mirar hacía el horizonte.- "Me pregunto qué habrá más allá."

"¡Te apuesto a que del otro lado del mar, alguién está viendo hacía aca de la misma forma!" -Exclamó White, abrazando por detrás a su amiga, haciendola tambalear y casi caer al suelo.- "Pero te apuesto también a que no luce tan bien."

"Tienes razón, Whitey." -Comentó la pelirrosa lider de la parvada, antes de colocarse unas gafas oscuras y sonreir engreídamente.- "Ni en esta playa ni en ninguna otra."


Red no había podido tener una conversación descente con ninguno de sus amigos durante toda la gira., principalmente porque Lance siempre lo mantenía ocupado haciendo una u otra estupidez, así que no tenía ni la más minima idea de lo que le esperaba. Pero aún entonces, sabía que esta era la última parada de su viaje, y después podría volver a casa, así que, una vez que el auto de Lance se estacionó frente a la playa, el ojirojo corría cual niño después de desayunar cereal sabor chocolate, endulzado después con azucar, nadando en malteada.

Bueno, tal vez un poco más hiperactivo.

"¡Deja de jugar!" -Gritó Lance, y el moreno de inmediato se congeló. El pelirrojo aclaró su garganta y retomó compostura.- "En lugar de perder el tiempo, ve a preparar tu instrumento, tu repertorio, tu-"

"Ya lo hice." -Interrumpió Red, sonriendo ampliamente. El jefe tenía "incredulidad" tatuado en su frente, sin embargo, pronto la estrella de la gira hizo acto de aparición junto al telonero, luciendo la misma sonrisa.

"4 veces, en el avión." -Ahora Lance dirigía la misma mirada a su subordinada.- "¿Qué? Trata de pasar 4 horas con él en un avión sin querer arrancarle la cabeza. ¡Tenía que mantenerlo ocupado!"

"Bien, entonces-"

"¿Puedo ir a dar una vuelta?" -Se apresuró a preguntar el moreno, tomando por sorpresa al hombre. La mirada de Lance se perdió en el horizonte por unos segundos, después viajó a la tarima en preparación, en un rincón de la playa, y finalmente fue a parar sobre Red. El pelirrojo suspiró y rodó los ojos.

"Solo trata de no repetir lo que pasó en Castella City." -Murmuró el hombre. Sin esperar o dar oportunidad para un cambió de opinión, Red salió corriendo a toda velocidad, hasta perderse entre la gente que atestaba la acera colindante con la playa.


"¿A quién llama Blue?" -Preguntó Yellow, sentada sobre una manta estrategicamente colocada sobre la arena. La castaña se había apartado varios metros del grupo, y mantenía su teléfono celular pegado a su oreja, sonriendo como solo ella sabía hacerlo: maquiavelicamente.

"Ni idea." -Suspiró Crys, antes de girarse a ver a los DH. Al parecer, se habían preparado en caso de no encontrar a Red de inmediato, porque uno de ellos había traído un balón de fútbol y ahora todos corrían y pateaban por allí.- "Creí que lo de ellos era el béisbol."

"Ellos hacen practicamente de todo." -Comentó una voz ajena, llegando a sentarse junto a ellas sobre la manta. Era Sapph, luciendo un rostro lleno de adormilada rabia.- "¡¿Por qué diablos no me despertaron? ¿Tienen alguna idea de qué tan caliente se pone dentro de un auto?"

"Pensamos que despertarte no era lo más prudente que podíamos hacer." -Respondió Crys, ganando de inmediato una mirada asesina por parte de su amiga. La castaña carraspeó y rodó los ojos, antes de levantarse y salir corriendo en dirección a los DH. La expresión de Ruby al verla venir no tenía precio.

Se pasaban la pelota de un lado a otro, maniobrando en la arena velozmente. A pie descalzo y torso desnudo, todos ellos disfrutaban de lo mejor que podían hacer juntos: deporte. Podrían tener personalidades muy contrastantes, metas diversas e intereses distintos, pero esto era algo que podía unirlos. Los Diamond Holders siempre tenían algo a qué regresar, algo a que recurrir para sentirse unidos. Fue por esto... que él sabía que era un buen momento para intervenir.

Cuando Black estaba a punto de tirar a la meta, resguardada por Dia, una rafaga roja pasó frente a él, despojandolo del balón, y tumbandolo a la arena debido a la sorpresa. Aquella mancha en movimiento se despojaba rápidamente y sin perder control del balón de sus ropas, quedando pronto en igual condición que los demás, vistiendo solo sus pantalones.

Al llegar frente a la portería, Dia ni siquiera se movió, causando que el balón fuera a parar varios metros al fondo de la playa. La sonrisa del lider de los DH era como un faro, que marcaba el camino a los demás barcos navegando en la oscuridad.

"Entonces." -Comentó el ojirojo, antes de rascarse la mejilla derecha con su dedo índice.- "¿Quién va ganando?"

En medio de gritos y rugidos de euforia, todos los muchachos, e inclusive Sapphire, embistieron a Red, hundiendolo en una pila de cuerpos humanos contra la arena. La conmoción alcanzó pronto los oídos de las muchachas, quienes se apresuraron al lugar del barullo.

"Te llamaré luego." -Dijo Blue, aún hablando por teléfono, sonriendo dulcemente.- "Ya llegó."

Uno a uno, los chicos se levantaban de la arena, hasta dejar ver a un Red cuya piel se había enrojecido y cubierto en arena, pero cuya sonrisa no flaqueó ni un poco. Tomandolo completamente desprevenido, Blue atrapó a su amigo de la infancia en un asfixiante abrazo, llenandose ella también de arena.

"Promete..." -Murmuró ella, solo para el oído del muchacho.- "...Promete que no volverás a irte de mi lado." -Al principio, Red no supo qué hacer, pero una vez que su mente procesó las palabras, sus brazos rodearon a su amiga y la acercó más a sí mismo.

"Lo prometo." -Respondió, marcando aquella sonrisa en cada palabra. Entonces, desde detrás de un par de hebras de cabello castaño, Red la vio a ella; aquella rubia por la que había hecho todo esto. El ojirojo se deshizo lentamente del abrazo de Blue, y dio un par de pasos en dirección de Yellow. Habían pensado tanto, ambos, en todo lo que se dirían cuando volvieran a encontrarse. Pero en ese momento... en ese momento, cuando Yellow lo embistió en un abrazo, llorando en su pecho desnudo, todas esas palabras ya no tuvieron significado.- "...A mi también me alegra verte." -Bromeó Red, arrancando una corta carcajada de todos los presentes.

Y justo cuando el ojirojo se disponía a decir algo, un zumbido proveniente del bolsillo derecho de su pantalón lo detuvo en sus cabales. Su mano se adentró en este y rápidamente recuperó un pequeño aparato que lucía más como una pequeña computadora que un teléfono celular. Red solo necesitó ver el número para saber cúal era el motivo de la llamada.

"En verdad me gustaría quedarme a platicar y a ponerme al corriente." -Dijo él, separandose con dificultad de la rubia que se adhería a él como si la vida se le fuere en ello.- "Pero debo ir a afinar los últimos detalles para el concierto."

"Claro, claro." -Exclamó Gold, antes de llevarse ambas manos detrás de la cabeza.- "Las obligaciones diarias de un gran artista."

"Te apuesto a que ni siquiera se dignará a vernos una vez que suba al escenario." -Se quejó Black, con falso enojo. Red sonrió ampliamente, preparando una respuesta ingeniosa, pero un par de manos lo empujaron por la espalda hacía adelante.

"Basta ya. No hay tiempo que perder." -Ordenó Blue, con toda la seriedad que pudo reunir.- "No sería justo que llegaras tarde y te riñeran solo por nuestra culpa."

"¡Andando, y suerte!" -Exclamaron Dia y Pearl al unísono. El ojirojo sonrió fugazmente en la dirección de ambos, antes de fijarse una última vez en la tímida rubia frente a él.

"Cuando vuelva..." -Murmuró Red, sorprendiendo a Yellow. La mano del muchacho pronto se encontró sobre la de ella, acariciando suavemente el dorso de esta con un pulgar.- "Tenemos mucho de qué hablar."


No cabía duda de que Olivine City, por lo menos durante las vacaciones, era el lugar con más turismo en toda la región de Johto. Y viva prueba de ello, era el concierto de Mystick. La playa se había llenado de gente en cuestión de minutos, y para cuando todo estaba listo para empezar, no cabía ni una aguja sobre la arena.

Sin embargo, gracias a su puntualidad- o más bien dicho a la insistencia de Gold por salir antes que el sol- los DH habían conseguido buenos asientos. No estaban en primera fila, pero aún así lograban tener un buen panorama de todo lo que ocurría en el escenario. Esto probo particularmente cierto cuando fueron los primeros en armar revuelo una vez que Red apareció en el escenario.

El mayor de los primos Ongaku saludó al público un par de veces, antes de tomar el micrófono de la base y moverlo un poco, de un lado a otro.

"Buenas tardes, Olivine City." -Saludó el ojirojo, recibiendo una euforica ovación del público.- "Bienvenidos a este, el útlimo concierto de la gira Mystick Flower. Antes de comenzar- porque por si no lo habían notado, yo soy el telonero." -Red pausó unos segundos, esperando a que el coro de risas se desvaneciera.- "Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer algo que no he podido hacer durante toda la gira: presentarme yo mismo." -El muchacho calló por un instante, escaneando a la muchedumbre de un lado a otro, antes de agitar su mano erraticamente.- "¡Hola, mi nombre es Red Ongaku! Era estudiante de la Academia de Bellas Artes de Goldenrod City, y soy también el mejor béisbolista que han visto en sus vidas."

"¡Ya quisieras!" -Se escuchó gritar a una voz en el tumulto, que Red identificó como la de su primo.

"Lo que trato de decir es que soy un chico promedio, pero yo me esforcé por estar aquí frente a ustedes algún día." -Comentó Red, antes de girarse hacía la derecha, posando su mirada en cierta persona a un costado de la tarima.- "Sin embargo, si el señor Lance Wataru no me hubiese dado la oportunidad, yo no estaría aquí en este momento. Tengo fé en que hubiese sido en el futuro, pero no tan pronto. Por eso le agradezco a él, y le agradezco a Misty. Y le agradezco también a mis amigos, sin quienes no habría tenido el valor de subir nunca aquí."

Todo el público había posado sus miradas sobre el encargado del evento. Aquel pelirrojo representante solo miraba al telonero con una extraña mezcla de asombro y realización.

"Pero bueno. Ustedes no vinieron aquí para escucharme hablar, ¿O si?" -La multitud estalló una vez más en aplausos y gritos. Justo cuando Red se disponía a bajar de la tarima por su guitarra, presenció como alguien la colocaba frente a su estomago. Su mirada viajó hacía arriba, y se topó con aquellos ojos marrones de su jefe.

Sin decir nada, el hombre regresó a su lugar, dejando a un confundido Red con su intrumento firmemente sujeto a sus manos. El ojirojo sonrió y se volvió hacía el público.

"¡A darle!"# -Lenta y armoniosamente, los dedos del muchacho comenzaron a rasgar las cuerdas del instrumento de madera, emitiendo un sonido que cierta persona había extrañado tanto, sin darse cuenta.

Aquellas palabras, aquellas rimas, aquel sonido que salía de la boca del ojirojo, al principio no tenía sentido para ella, pero poco a poco ese ruido se transformo en un susurro. Si, eso; era como se él estuviese susurrando esas palabras en su oído. Solo para ella. Y cuando la mirada de Red se posó sobre la suya, en la suya y en la de nadie más, sabía que era cierto.

Su corazón latía con fuerza, sus manos estaban sudando y sin embargo, su mirada no se apartaba del muchacho que se mecía de un lado a otro, atrayendo toda la atención del público hacía sí mismo, pero lograba mantener el contacto visual con su rubia admiradora.

Por otro lado, los DH, Sapphire, Crys y Blue también disfrutaban del número. Algunos pocos cantando también aquella canción.

Yellow no pudo evitar que su mente vagara al pasado, al momento en que él y Red se conocieron. No, no fue aquella tarde en el autobus, aunque Red crea eso por el resto de sus días.

Era su primer día de clases en la Academia. De hecho, era el primer día de muchos, ya que los cursos acababan de comenzar. Todos ya se habían marchado, sin embargo, ella seguía en el salón de dibujo, sola, pintando el atardecer que se asomaba por la ventana en su lienzo virgen. Trazó un par de lineas más antes de dar por terminado su trabajo, y después bajó de la banca sobre la que estaba montada.

Ya era tarde, y tenía que poner todo en su lugar, así que haciendo uso de sus cortos brazos, abrazó todas las botellas de pintura a su estomago y caminó hacía el armario junto a la puerta. Sin embargo, cuando estuvo a punto de llegar, la puerta se abrió subitamente y se impactó de lleno contra el rostro de la rubia. Yellow trató de mantener el equilibrio, soltando las pinturas en el proceso, pero tras unos segundos, cayó sentada al suelo.

"¡Ah!" -Se escuchó gritar a un chico. Tras toda la conmoción, Yellow no se había dado cuenta de que había cerrado los ojos, y cuando los abrió de nuevo, se encontró con un muchacho de cabello negro y piel bronceada, con pintura en la cara. Más especificamente sobre sus ojos.- "¿Por qué está tan oscuro aquí dentro?" -La rubia estaba a punto de preguntarse cómo fue que el chico terminó manchado de pintura, pero obtuvo su respuesta cuando sintió la botella sobre la que había caído sentada.

"Lo siento, dejame limpiarte." -Ofreció la rubia, sin embargo el joven retrocedió sonriente.

"No te preocupes. Tengo algo de prisa y solo vine a buscar a alguien."- Explicó el moreno, antes de tratar de abrir sus ojos. Sin embargo, se rindió trás un par de intentos.- "¿No haz visto a un chico muy parecido a mi, pero de ojos ambar pasar por aquí?"

"Eh... no."- Respondió ella. Tras un suspiro del chico, y varios segundos después, Yellow extendió su mano y trató de presentarse.- "Soy-"

"Bueno, gracias." -Le cortó él, antes de regresar por donde vino, mientras Yellow solo le siguió con la mirada. Luego de unos segundos, se escuchó un golpe seco al fondo del pasillo y un sonoro- "¡Auch!"

El último acorde trajo a Yellow de vuelta a la realidad, seguido por una ronda de aplausos, gritos y vitoreos por parte de la audiencia, Red hizo una educada reverencia y bajó del escenario, pero no sin antes guiñarle un ojo a la sonrojada rubia.


Para cuando el concierto terminó, la noche había caído sobre la iluminada costa de Olivine, y todo el grupo paseaba por la playa, felicitando y gozando de la compañía de su lider.

"¡Salgamos a festejar!" -Gritó Gold, abrazando a Crys por la cintura. Al escucharle, esta última le miró con severidad.- "Vamos, acabo de encontrarme con mi primo-casi hermano- después de un año. ¡Es algo que debe celebrarse!"

"Una chica en el concierto me invitó a una fiesta junto al faro." -Comentó Pearl, atrayendo todas las miradas hacía si.

"Eso suena como un plan." -Exclamó Blue, rápidamente tomando las riendas de la situación.- "Chicas, vamos a prepararnos. Muchachos-"

"No me ladres, sé lo que tengo que hacer." -Bromeó Red, recibiendo una mirada matadora por parte de su amiga.- "¡Jugaba! Estaremos listos en un rato. Las esperaremos junto a la furgoneta."


30 Minutos después, Black ya estaba listo y paseando por la playa. Las chicas no mostraban señales de aparecer, así que el castaño decidió aprovechar el tiempo para recorrer el lugar. Solo Arceus sabía si algún día tendría otra oportunidad. Fue así como llegó al faro, pasando de largo la creciente verbena en el camino.

El monumento estaba desolado pero funcional, así que Black no tuvo problemas para navegarse por la plataforma. No parecía haber nadie cerca, y aquel sitio parecía traerle una extraña calma y quietud. Quería hablar con Red; quería preguntarle tantas cosas y pedirle tantos consejos. Pero habría tiempo para eso después. No había razón para arruinar el momento de su amigo.

Algo irrumpió en la serenidad de la bahía: al borde de la plataforma, había alguien sentado. La oscura silueta era ilumida solo por el fulgor de la luna que se cernía sobre ellos, por lo que era dificil identificarla. Black no se dió cuenta, pero seguía caminando hacía la extraña figura.

"En este mundo, nunca sabemos en qué momento las cosas cambiarán." -Se escuchó decir a una voz. Una voz femenina, suave y melancólica. Entonces, la silueta se movió, y permitió que Black vislumbrara el lado izquierdo del rostro de la chica desconocida. Un ojo, de color azul, se cruzó con la mirada de Black, y este último no pudo evitar sentirse extraño. Esa expresión, sentía como si la hubiese visto en otra parte, sentía que en alguna otra persona había visto aquel semblante de tristeza y... decepción.- "Pero la Luna siempre estará allí. Sin importar que las cosas siempre cambien, uno puede contar con que la Luna siempre flotará en el firmamento."

Aquella persona se puso de pie y se giró hacía Black, dejando que su cuerpo se bañara en el resplandor del astro gigante en la oscura noche. Su cabello era largo, lacio y de color magenta, cayendo agraciadamente por su hombro derecho en una elegante coleta. Sus ojos eran de un azul claro, parecían un cielo en el que cualquier persona se sentiría capaz de volar.

"No importa que tanta sea la distancia por la que están separadas dos personas." -Recitó ella, antes de dejar salir un pesado suspiro.- "La Luna luce igual desde donde quiera que la mires." -La extraña caminó directo hacía el castaño béisbolista, y justo cuando Black creyó que se impactaría contra él, le pasó de largo. Haciendo gala de sus reflejos de deportista, la mano de Black se enganchó a la de ella.

"¿Quién eres?" -Preguntó él, mirandole fieramente. Ella le miró de reojo y sacudió su mano de la de él.

"Skyla."


"¿A donde fue todo mundo?" -Preguntó Dia, saliendo de la furgoneta, completamente listo para celebrar. Gold suspiró y se cruzó de brazos, recargando su espalda contra el costado del vehiculo.

"Bueno. Mi querido primo se llevó a Yellow a no-se-donde, Sapphire abdujo a Ruby y Black fue a perderse o a solicitar un secuestro."- Enumeró el ojiambar, antes de partir su expresión funebre en una amplia sonrisa maliciosa.- "Lo cual nos deja a tí, a mi y a Pearl para arrasar esta noche."

"Sin mencionar a Blue y a Crys." -Comentó Pearl, antes de salir también de la furgoneta.- "Por cierto, ¿Crees que tarden mucho más?"


"¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?" -Preguntó Blue, sentada de piernas y brazos cruzados en una silla detrás de Crys, quien no paraba de mirarse en el enorme espejo en la pared. La susodicha miró a la mayor por el reflejo del cristal antes de arquear una ceja interrogante.- "No te atrevas a mentirme, sé que algo te preocupa."

"Es una estupidez." -Confesó Crystal, para después sentarse sobre la cama.

"Pero es lo suficientemente grave como para afectarte de tal forma que yo me doy cuenta." -Dedujo la castaña.- "Sueltalo."

"...Veras, lo que sucede es que-" -Y justo cuando Crys estaba por abrir su corazón y dejar fluir todas sus dudas e inseguridades a su amiga, el teléfono de esta comenzó a timbrar. Rápidamente, Blue recogió el aparato del tocador y lo llevó a su oído.

"Entiendo, ya voy." -Fue lo único que dijo la mayor, antes de colgar, meter el teléfono a su bolso y avanzar hacía la puerta.- "Lo siento, tengo que irme."


La razón por la cual la había traído hasta aquí era todo un misterio para ella. Tan pronto como Yellow salió del hotel, Red se enganchó de su mano y la condujo hasta un rincón olvidado de la playa; oscuro y totalmente desierto. Finalmente, cuando el ojirojo dejó de caminar y ella se atrevió a abrir la boca para preguntar qué demonios pasaba, Red la tacleó en un abrazo, la alzó en el aire y atrapó sus labios con los propios. Y dentro de pocos segundos, la rubia se encontró a si misma respondiendo al acto.

Con la delicadeza de un primitivo barbaro, el moreno recostó a su compañera en la arena, mientras continuaban con aquella caricia tan profunda. Las manos de Red se asentaron en la cintura de ella, y no mostraban señales de moverse pronto; mientras que las de Yellow revolvían las hebras de ollín sobre la cabeza de Red, enredando sus dedos en cada fino cabello. Tan abruptamente como todo comenzó, Red se separó de Yellow, utilizando sus brazos para mantenerse firme sobre ella.

"¡Lo siento, lo siento, lo siento!" -Exclamó él, con el rostro ardiendo en vergüenza, igualando al de la rubia que yacía bajo su cuerpo.- "M-Me dejé llevar y-"

Ella nunca había sido buena para tomar la iniciativa, pero cuando sus manos sujetaron el rostro de Red con tal cariño, y cuando sus ojos llenos de lagrimas se toparon con los de él, Red entendió la idea.


La fiesta estaba en su apogeo. Había chicas bailando en el centro, chicos riendo y armando revuelo a los lados, y montones de personas bebiendo lo que Gold imaginaba era cerveza. Sin intercambiar palabra alguna, Gold y Pearl partieron cada quien por su lado, dejando solo a un inocente Dia. Sin embargo, el peliazul no estuvo perdido por mucho tiempo. Sintió un leve golpeteo en su hombro, y al girarse, se vio gratamente sorprendido por aquellos ojos de color extraño que tanto, tanto había aprendido a amar.

"¡Plat!"- Exclamó el béisbolista, abrazando a su novia con fuerza.- "¿Qué haces aquí?"

"Whitney nos trajo a todas." -Respondió ella, señalando a la pelirrosa que bailaba con trés chicos a la vez en el centro de la fiesta. Dia sonrió y, aún estrechando a Platina entre sus brazos, se apartó de la fiesta. No necesitaba alcohol, no necesitaba otras chicas.

Mientras la tuviera a ella, estaba feliz.

Por otro lado, Pearl si estaba interesado en las chicas que rondaban por la arena, y Gold estaba muy interesado en el alcohol.

Tras servirse un vaso de aquella bebida que tanto anhelaba, Gold se giró para buscar a cualquiera de su grupo, pero solo encontró a Pearl, bailando con una desconocida. No pudo evitar sonreir antes de llevarse el vaso a los labios y dar un sorbo. ¡Cómo extañaba esto! Después de la partida de Red, no quedó nadie que luciera lo suficientemente mayor para comprar cerveza por ellos, y la rara vez que lograban conseguir un poco, tenían que dividirla entre 5, así que no quedaba mucha para el disfrute del ojiambar.

"¿Te diviertes?" -Preguntó una de las fiesteras, llegando junto a Gold para servirse ella misma un vaso de aquel elixir bendito. Gold sonrió a labio apretado y asintió con la cabeza.- "Me pareces conocido, ¿Te he visto en algún lado?"

"Dicen que me parezco al telonero que abrió el concierto." -Respondió Gold, dejando escapar una pequeña carcajada ante la ironía.- "Aunque me preocuparía si no fuera así; es mi primo."

"¡Enserio!" -Exclamó ella, a lo que Gold respondió asintiendo lentamente.- "¿Y tú no eres músico?"

"Claro que si. Aunque yo, entre otros instrumentos, toco la flauta." -Explicó el ojiambar, antes de mostrarle ambas manos a la chica.- "Soy muy bueno con los dedos."

"Y al parecer también con las palabras." -Gold se giró velozmente sobre sus talones para quedar de frente con la propietaria de aquella voz que interrumpió su casual charla con esta desconocida. La mirada de la peliazul se cernía afilada por sobre el hombro del ojiambar, directamente a la inocente extraña a la sitaución. Entendiendo el mensaje, la chica sin nombre se alejó del problema, dejando solos a aquel par de tortolos.- "¡Eres increíble!" -Exclamó Crys, antes de alejarse de Gold a paso veloz.

"¡Espera!" -Gritó él, antes de correr tras ella. Al alejarse lo suficiente del alboroto, el moreno por fin detuvo a su novia, sujetandola de la mano.- "¿Qué mosca te pico? ¿Por qué te comportas así?"

"¡No me quieras ver la cara de estúpida, Gold!" -Exclamó ella, girandose para verle de frente. Había algo extraño en su mirada, algo a lo que Gold no podía poner nombre.- "Ahora todo tiene sentido. El "inesperado" viaje a este sitio, solo con tus amigos. ¡Solo querías una oportunidad para jugarme sucio!"

"¡¿Podrías hablarme despacio, por favor?" -Exclamó el joven, arrojando las manos al aire.- "¡No entiendo nada de lo que estas diciendo! ¿De qué me hablas?"

"Y pensar..." -Murmuró ella, ignorandole por completo. Crystal apretó los labios con fuerza, con la mirada gacha y los ojos luchando por mantenerse secos.- "Y pensar que yo... confié en ti." -Fue entonces que todo tuvo sentido para el muchacho. Por fin todas esas palabras hilaban una red de coherencia para el muchacho... y no le gustó mucho el resultado.

"¿Crees que quería engañarte?" -Preguntó él, antes de dejar salir una carcajada. Una amarga carcajada.- "¿Es eso por lo que me ladras? No seas tonta, Crys. Sabes que yo nunca-"

"¡No, no lo sé!" -Soltó ella, retrocediendo bruscamente cuando Gold trató de abrazarla.- "Te conozco Gold."

"Crys..." -Comenzó él, tratando de ganar compostura, de mantenerse lo más sereno posible. Para después fallar miserablemente.- "Hemos estado juntos oficialmente 4 meses. Antes de eso, estuve aproximadamente otros 9 meses tratando de convencerte para que fueras mi novia. Y ahora... ¿Vas a decirme que durante todo ese tiempo solo haz estado esperando a que metiera la pata?" -Él sabía que no era una buena elección de palabras, pero en ese momento eso era lo que menos le preocupaba.

Cuando Crystal no hizo más que desviar la mirada, Gold dejó salir sonoramente un aliento que no sabía estaba conteniendo. No fue un suspiro, fue mas bien un resoplido. Al principio, se sintió ofendido, después molesto, luego eso se convirtió en enojo, y al final, Gold estaba ciego de ira.

"No puedo creerlo..." -Murmuró él.

"Comprende que-"

"¡Comprende nada!" -Le cortó Gold, antes de sujetarla por los hombros.- "Después de todo lo que hice por ti... no me creiste capaz de cambiar."

"No era eso, yo solo-"

"¿Sabes algo?" -Le cortó nuevamente, para después soltarla y retroceder varios pasos.- "Vete al diablo." -Esas palabras le dolieron más de lo que le gustaría admitir.- "Tú nunca te equivocas, así que voy a volver allá, voy a beber hasta la inconsciencia y voy a ligar a cualquier puta que se cruce por mi camino. Vete al diablo, y ten una buena vida."

Crys literalmente escuchó su corazón romperse mientras veía alejarse a Gold. Parecía como si algún animal se hubiese introducido en su garganta; no podía respirar, y el simple hecho de tragar le parecía una tarea titanica. Luchaba por tratar de mantenerse firme, pero antes de darse cuenta, ya estaba corriendo a toda velocidad en dirección al hotel.


"Menos mal que no ibas a tardar." -Exclamó Blue, llegando al encuentro con cierto castaño de ojos verdes. El susodicho levantó la mirada del libro que sostenía entre sus manos; aquellas orbes esmeralda acuchillaban a la ojiazul através de los cristales de sus gafas. Green cerró su libro, se levantó de la banca sobre la que estaba sentado y comenzó a caminar por el malecón, seguido de la muchacha.

"Te preguntaría si tienes alguna idea de cómo es la vida de un estudiante Universitario." -Comenzó él, antes de soltar un pesado suspiro.- "Pero tu y yo sabemos que nunca lo podrás experimentar."

"Yo también te quiero, amorcito." -Dijo ella, en un suspiro, para después engancharse con ambos brazos del torso de su novio.- "Ya llegó el hijo prodigo, por si te interesa saberlo."

"Para mí no hace diferencia." -Dijo él, en aquel tono monotono que solo él sabía utilizar a la perfección.- "De igual forma no podré ir a verlo."

"¿Pero acaso no te reconforta saber que allí está por si lo necesitas?" -Preguntó ella, y justo cuando él abrió la boca para responder:- "Por supuesto que no, ¡Miren con quién hablo!"


"Por última vez, ¡No!" -Exclamó Ruby, antes de arrojar el balón lejos. Sapphire siguió aquel objeto con la mirada por un rato, hasta que se perdió en la oscuridad de la noche. Fue después que esa mirada de rabia casi animal se posó sobre el ojirojo.

"¡No seas tan niña!" -Exclamó la castaña, para después correr trás el balón.- "Es solo un juego de fútbol, nena."

"Sapphire, mirame." -Dijo él, tras un suspiro de exasperación.- "Estoy vestido para una fiesta, maldita sea. ¡No para un sudoroso partido de soccer!"

"¿En verdad quieres ir allá?" -Preguntó ella, asqueada ante la simple idea de pasar la noche con un grupo de personas que no conocía. Pero no, ella no podía explicarle eso a él, porque no sabía poner en palabras lo que pensaba. En lugar de eso, dejó salir lo primero que le vino a la mente.- "Solo hay alcoholicos y prostitutas."

"Por dios, Sapph." -Gruñó él, cubriendo sus ojos con una mano.- "Uno pensaría que habrías madurado un poco ya." -Y dicho eso, el muchacho partió con rumbo desconocido, dejando sola a la chica salvaje.


...A la siguiente, sin duda se ligaría a la siguiente... Bueno, la noche era joven. ¡No había prisa! Quiza era porque había pasado mucho tiempo sin hacerlo, pero por alguna razón, Gold no era capaz de hablar con ninguna chica. Usualmente, no tenía problema alguno, pero esta noche parecía una tarea imposible. Siempre era lo mismo.

Cruzaba la mirada con una muchacha, ella le sonreía, y justo en la parte cuando se suponía que él respondiera al gesto, caminara hacía ella y comenzaran a charlar, Gold bajaba la mirada y le daba un trago a su cerveza. Un trago superficial, ya que llevaba toda la noche con el mismo vaso y no había bajado ni a la mitad.

Pearl no parecía tener problemas. Ahora estaba bailando con- ¡Santo hijo de Arceus en bicicleta! De acuedo, al parecer también había perdido practica bebiendo, porque la única manera en la que vería a Pearl bailando con "esa" chica, sería estando realmente ebrio.

Decidió dejar de lado a Pearl y sus extraños gustos por un segundo, y al tratar de cambiar de curso su trayecto de pensamientos, su mente rápidamente repasó su pelea con Crystal... y bebió para olvidar.

Tal vez se había propasado, tal vez ella no se merecía que le hablara así, y tal vez pronto- más de lo que se imaginaba- se arrepentiría de eso. Pero ella también se comportó como una perra; una perra que no le tenía confianza. Aunque claro; helo aquí, en una fiesta, con bebida en mano y tratando de ligar a una completa desconocida para desquitarse con ahora ex novia. Gold no era ningún santo.

No lo dejaría. No dejaría que todo ese esfuerzo que invirtió en ella se fuera con la marea. Él nunca se esforzaba por nada a menos que fuera importante, ¡Y maldita sea esto lo era!

Para cuando el ojiambar se dio cuenta, ya estaba frente a la puerta de la habitación de las chicas, en el hotel. Maldito alcohol.

"¿Crys?" - Sabía que había sido él quien llamó a la puerta, pero la voz que resonó en aquel corredor no se parecía en nada a la suya. Era la voz de alguien mas débil, tímido y nervioso. No podía ser suya.- "Crys, por favor abre." -Aún sin respuesta, Gold consideró la idea de golpear la puerta, pero decidió no hacerlo, ya que de atreverse, lo más seguro era que perdiera la calma y terminara derribandola.- "Crys, te lo suplico."

"Vete al diablo." -Se escuchó decir a la peliazul desde el interior de la habitación, y Gold no pudo evitar golpear su frente contra la puerta. ¿Por qué tenía que usar esas palabras?

"No me iré de aquí hasta que arreglemos las cosas." -Afirmó él, tratando de mantener su voz en un volumen razonable.- "Así que puedes abrirme, o puedo pasar toda la noche hablandole a la puerta." -Durante un par de segundos, que para Gold se sintieron eternos, se escuchó como la puerta era despojada del seguro. Gold tragó pesadamente y abrió con cuidado la puerta, para después entrar a paso lento. Lo primero sobre lo que posó su mirada fue Crys, vestida en sus pijamas, sentada en el centro de la cama, mirandole fijamente.

"¿Qué es lo que quieres?" -Preguntó ella, tratando de sonar molesta, pero fallando miserablemente a oídos de Gold. Él la conocía; ese tono que acababa de usar indicaba que había estado llorando. Lo cual solo hizo que el ojiambar se sintiera como un mierda todavía más grande.

"Quiero disculparme."

"Pues no-"

"Dejame terminar, por favor." -Pidió él, sin dejar que el calor se apoderara de su mente.- "Fuera la situación que fuera, no debería hablarte así nunca. Aunque tu y yo no fuesemos nada, te debo por lo menos un tanto de respeto. En cuanto al motivo por el que desconfías de mi..." -Los ojos dorados del muchacho se plasmaron en el techo por unos segundos, tratando de ordenar sus ideas.- "Supongo que es valido. Si aún temes que te traicione, es porque no he hecho algo genuinamente grande para ganar tu confianza. Por eso..." -Gold avanzó lentamente hasta la ojiazul, se sentó en el borde del colchón y sujetó delicadamente su mano.- "No quiero perderte. No quiero que me niegues la oportunidad para ser feliz contigo."

Durante varios minutos, no se pronunció otra palabra en aquella habitación. Al cabo de lo que Gold consideró como suficiente, se levantó con toda la dignidad posible, caminó hasta la puerta y sujetó la perilla, pero un par de brazos rodearon su cuerpo, atrapandolo firmemente.

"Por favor... no te vallas." -Se escuchó pedir a la peliazul, amortiguando su voz contra la espalda del chico.- "Yo... también lo siento."

"¿Tú?" -Preguntó él, para después girarse y quedar de frente con ella.- "¿Por qué?"

"...¿Qué tengo yo?" -Al principio, Gold realmente no entendió la pregunta, pero trató de calmarla abrazandola a su pecho.- "Las chicas con las que salías antes eran hermosas, eran artistas, eran talentosas. Y sin embargo, en un punto las engañaste a todas. ¿Qué tengo yo que te mantendrá conmigo? ¿Qué es lo que me hace diferente a ellas?"

"Para empezar, cerebro." -Bromeó él, pero no le hizo gracia a ella.- "Para seguir... eres más hermosa. Somos muy diferentes, pero al mismo tiempo me entiendes como quiza nadie lo ha hecho. Contigo... puedo ser un yo diferente. Alguien a quien no le importan cosas tan insignificantes como el béisbol o la música, mientras esté contigo. Lo que te hace diferente a ellas, en resumen, es... que a ti te amo."

Y aunque en el futuro se presentaran más discusiones como la de esa noche, en ese instante, Crys tenía una cosa muy, muy clara.

"También te amo."

N/A: Ya volvió tu papi! Sip, esto es Decisiones: la tan esperada secuela de Lazos. Como se podrán haber dado cuenta, me deshice del uso de letras de canciones para esta historia, pero aún doy la opción de que complementen el capitulo con la cancion que utilicé originalmente. No en todos los capitulos estaré utilizando canciones, así que no se preocupen y recuerden que el escucharla es totalmente opcional. Solo por si no quedó claro, esto "#" significa "Dale play, cabron."

No les prometo un nuevo capitulo muy pronto, porque de por si escribir este me tomo un chingo de tiempo, pero si les puedo pedir paciencia... y reviews. Para más información, visiten mi perfil. Adios!