Aire…

Corrió para salir de allí, corrió para liberarse, para descansar al fin. Dos puertas más y listo, un abismo se abría ante él. Se paró en el balcón y lo que vio solo le dio nauseas: su gran nación de la cual debería estar orgulloso…

Orgullo? Que diablos era eso? Honor? Para que servía, Lo había recuperado no? Entonces, por qué demonios se sentía así? Ahogado y completamente hastiado.

Odiaba su cama odiaba su ropa odiaba el palacio, pero por sobre todas las cosas se odiaba a sí mismo. Era un cobarde, un desertor y un traidor… no quería, no podía soportarlo…

-qué haces tan tarde?- bostezó con la más notoria indiferencia y no pudo evitar una mirada de decepción al verla.

-nada- respondió mirando el mundo que se le imponía. Ahí estaba, viendo un paisaje que aborrecía y al lado de una mujer que no amaba.

-vienes por nada y con este frío? Que extraño- replicó un tanto enfadada, sabía que esperaba una pregunta o por último un gesto de cariño, pero no le mentiría, no le interesaba saber que hacia ella a esas horas y en ese lugar.

-aja- contestó sin mucha importancia, porque su atención era acaparada por los cielos, trataba de encontrar respuestas, respuestas que simplemente no llegaban, que nunca habían llegado. Quizás alguna vez en el pasado pudo ver una pequeña luz pero desapareció al instante dejándolo en esa inseguridad angustiante, confundiendo sus sentidos y nublando su criterio. Cada vez que creía hacer algo bien las cosas empeoraban. Se esforzaba, el maldito cielo sabía cuanto, para tomar buenas decisiones, pero eso parecía estar fuera de su alcance, maldita sea.

-que aburrido- se quejó la muchacha, por qué no se iba? Por qué no lo dejaba tratar de recuperar el control de su mente?

Por favor…

La miró un instante dirigiendo toda su atención en el cuerpo en frente, necesitaba verificar algo…

La atrajo por la cintura y se refugió en sus brazos buscando algo que simplemente no estaba ahí: tranquilidad…

-esto no funcionará verdad?- respondió la chica abrazándolo

-no, no lo hará- sonrió lo más tierno que pudo, la chica sin saberlo le había quitado un gran peso de encima. Tenía que agradecérselo, colocó con cuidado una de sus manos en su rostro y deposito sus labios, sería la última vez que lo haría.

-buenas noches zuko- dijo mai un tanto sorprendida.

-gracias- fue lo único que dijo y se sumió nuevamente en sus pensamientos, seguía hastiado y seguía odiando la vista pero ya no seguía al lado de una mujer que no amaba…

Quizás…

…………………………

Ok… podría llamarlo basura… pero necesitaba descargarme… maiko? No… claro que no… no es que me caiga mal, solo que el beso fue demasiado…

Eso no mas