Cuanto me despierto en las mañanas, suelo quedarme acostada mirando al techo de mi habitación por un largo rato. Pienso en la vida, en las cosas que sucederán y en las cosas que ya sucedieron, pienso en mi nombre, "Lapis", y me pregunto en qué mierda pensaban mis padres cuando estaban parados en el registro civil y decidieron llamarme así. También suelo cuestionarme por qué hago lo que hago, las razones de mis acciones y eso. Aveces no lo sé. Aveces solo actúo y veo lo que sucede a causa de ello. Es mi naturaleza supongo, así como los leones al matar a todas esas cebras inocentes para sobrevivir.

No se lo qué digo en ocasiones o por qué me meto tanto en problemas. Como esa vez que hice que metieran al basurero a esa rubia obesa, solo porque se me quedó mirando y me saludo. Jasper la hizo rodar un poco por el pasillo mientras todos se reían al mirarla cubierta de desperdicios y líquidos asquerosos.

Creo que se llama Sadie, se sienta en el medio de mi salón de clases y está enamorada del flacucho idiota que no puedo recordar su nombre en este momento.

No sé por que le hice eso en primer lugar, digo ¿cuál era el objetivo en primer lugar?, fue gracioso claro, pero aún así ella no se tomó muy bien la broma.

La vi cubrirse el rostro y meterse al baño de la escuela a llorar. Pensé que estuvo mal hacerle eso, y no porque la oí llorar o porque al día siguiente noté que no había asistido a clases, sino por la mirada que me dio Steven después de hacerlo. Con sus simples ojos negros me decía que había estado mal. Tenía esa desaprobación en su mirada junto a una expresión de recelo. En ese momento me sentí un poco mal por lo que hice, ya que si Steven Demayo rechaza algo, es porque de verdad esta mal.

El es algo tímido y reservado, tiene el cabello rizado y es menor que yo. Tuve cierta obsesión con él durante un rato muy largo porque no suele hablar con muchos a lo que he visto. Cuando le pregunte por el a Yelena quien sabe todo de todos los que se necesitan saber, solo sabía que era amable y sus notas eran buenas, pero además de eso desconocía sus intereses o las clases que tomaba. Todo eso lo hizo parecer alguien misterioso supongo.

Una vez llevaba unos cuadernos mientras caminaba en los pasillos de la escuela, le dije a un amigo que se metiera en su camino y lo empujara. El término en el piso junto a los cuadernos. Aparte a mi acompañante y me puse al frente de él para que supiera quien lo había ordenado. Me miró con cierto enojó al ver que había sido a propósito, me desafió con sus ojos color negros y en ese momento sentí ciertas reacciones en mi cuerpo que no podría explicar. Desde ese momento decidí molestarlo de vez en cuando, solo para divertirme un rato.

Cuando había temporada de lluvias, abría su casillero y ocultaba su paraguas en ocasiones. Hice que unas amigas intimidaran a la india cuatro ojos amiga suya, Connie, para que no lo invitara a que se fueran juntos a casa, tuvo que irse sola a casa con motivos que no entendía, y eso mismo sucedió con dos amigos suyos más.

Una vez no hubo nadie que lo pudiera ayudar con la lluvia, pase cerca de la banca en donde estaba sentado con mi paraguas en mano. Lo mire seriamente y el me miró con disgusto. Nos quedamos así por un rato mientras escuchábamos la lluvia caer hasta que el se cruzó de brazos y desvió la mirada.

Tenía la idea que nos fuéramos juntos, pero creo que no era el momento indicado y no lo fue durante dos paraguas más. Al tercero, una de mis amigas le rompió los lentes a Connie. Volvió a casa con un ojo morado y una nariz sangrante.

Steven fue hasta mi salón para decirme de cosas. Se veía muy molesto pero no recuerdo bien lo que me dijo, solo se que me quedé absorta mirando el movimiento de sus labios.

Cuando llegue a casa ese mismo día, le pregunte a mi padre que había visto en mi madre para casarse con ella.

—No tengo ni la menor idea cariño —dijo sin despegar su mirada de su escritorio —Y lo único que le puedo agradecer a esa mujer, es que te tuvo a ti Lapis. Nada más importa.

—Ya veo...

Mi madre abandonó a mi padre hace ya muchos años. Tuvo un amorío por lo que se, y se casó con alguien más, probablemente tiene una familia ya. Desde entonces prefiere olvidarla por completo, aunque se que es muy triste para el en ocasiones que ella no esté. Veo que se queda sentado en su cama, mirando hacia la pared sin decir nada, simplemente pensando.

Es reservado siempre y solo dice lo necesario. Se que en una época no fue así.

Me había imaginado a Steven conmigo recientemente, como pareja. Creo que al ser el un chico no tan popular, y yo una joven popular y problemática con un futuro incierto, se podría establecer algo entre nosotros.

No lo sé, es obvio que quedaríamos muy bien como pareja. Solo hay que imaginarlo.

Desde el paraguas intente acercarme a él, pero, resultó ser difícil. ¿Cómo poder llegar a el? Se debían cuidar las apariencias y no podía solo ir hasta su salón e invitarlo a hablar sobre nada. Luego estaba la complicación de encontrar un momento en donde solo estemos los dos, luego tenía entendido que no le caía tan bien como quería.

Cuando nuestras miradas se encontraban, podía sentir ese sentimiento de rechazo. No se si me odia, pero, le provocó algo a él y eso es bueno, ¿no?

—Hey Lazuli, ¿por qué tanto interés en el chico de primer grado?

—¿De cuál hablas?

—Tu sabes, el del cabello chino, rizado o lo que sea, no sé, ya sabes, Steven.

—¿Qué te importa lo que quiero con el? —pregunte y mostré seriedad —Tal vez solo quiera ser su amiga y ya.

Ella sonrió.

—¿Qué es tan gracioso?

—Bueno, el te detesta.

—¿Qué? ¿Enserio?

—Hiciste que las chicas le dejarán el ojo morado a su amiga Lapis —dijo con una sonrisa —Si quieres algo como una amistad, ya la cagaste.

—Exageras un poco ¿no? No creo que él sea una persona que pueda detestar.

Me miro y sonrió burlonamente.

—¿Cuanto interés se ve que le tienes al chico? No estarás enamorada o algo así, ¿verdad?

—¿Qué es lo que dices Aquamarine? En lo absoluto.

Para el final de esa semana, había dejado de lado, todo tipo de comentarios. El consejo de mi padre y la habladuría de mis amigas no me daban nada, así que decidí irme por lo que creo.

Bajarle a mis idioteces igual podría funcionar. No se debía ser una genio para saber que a Steven tendía a no agradarle las personas problemáticas. Pero fuera de lo que sucediera y aunque me tomara mis limitaciones. Siempre terminaba haciendo ese tipo de cosas y más cuando Steven se encontraba cerca mío.

Era extraño, pero, me gustaba sentir su mirada intensa acusatoria, ver el fuego en sus ojos o ser su centro de atención en el momento. Podía sentir como mi corazón latía con más fuerza al ver que me miraba, pero al final me sentía mal al saber que él desaprobaba mis acciones. Como cuando hice que metieran al bote de basura a la rubia obesa esa.

Por eso me pregunto por qué hago lo que hago acostada en mi cama por las mañanas.

A la hora del receso mientras Steven comía con su círculo usual de amigos. Caminaría donde se encontraban sentados con mi bandeja de comida y se la aventaría a su amigo enclenque Peedee y a él, rociándolos de alimentos. Todo el lugar se quedó en silencio cuando hice eso.

Steven se levantó de la mesa enfadado mientras observaba el desastre que tenía en sus ropas y también en las de su amigo. Luego volteó a verme con ira.

—¡Mira lo que hiciste! —gritó enfado —¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Nunca tienes suficiente?!

Supe que ese era el límite cuando noté como sus ojos se cristalizaban un poco debido al hartazgo. Apretó sus puños con impotencia, miró a los alrededores y después se retiró de la cafetería molesto, para que luego sus amigos lo siguieran después de mirarme con disgusto.

Ignore las miradas de todos a los alrededores y el silencio que hubo en todo el lugar, y sin más que hacer, volví de nuevo con mis amigos como si nunca hubiera sucedido nada.

No había sucedido nada, ¿verdad... ?