Disclaimer: nada es mío, nada me pertenece.

Y aquí vengo con una historia nueva... no tengo mucho que comentar. Simplemente leed, está escrita con mucho cariño para todos mis lectores. ¿A qué esperáis?

At the beggining

1.Entre pompones y quidditch.

-Vale, vale, vale... una vez más antes de que pierda la paciencia. ¿Dónde coño están mis calcetines de quidditch?

Delante de él, un chico se limpiaba las gafas, apoyado en la cama con total relajación.

-Pad, déjame vivir... no tengo ni idea de dónde están –dijo con despreocupación, mientras Sirius parecía pretender poner todo el cuarto patas arriba hasta encontrarlos-. Además, yo ya los he perdido veinte veces, y créeme, hagas lo que hagas no los encontrarás.

El rostro del chico se ensombreció. ¿Había acaso una vida posible sin calcetines de quidditch?

-¡Moony! –lloriqueó, desesperado-. ¡Ayuda!

-Eh –le espetó el licántropo-. No es mi culpa que no sepáis encontrar las cosas debajo de tanta mierda. Búscate la vida, tío.

-¡Genial! Iré descalzo –sentenció, con su mejor cara de perrito maltratado. Ambos chicos se encogieron de hombros, sin mostrar el más mínimo afligimiento-. ¡O mejor, no jugaré!

James alzó las cejas, dispuesto a amenazarle con quitarle su paternidad si le abandonaba en el partido final contra Slytherin, que lo decidiría todo. Remus, por el contrario, se levantó, se arregló la ropa, y murmuró:

-¿Y qué hay de todas esas fans que hay en las gradas? –Sirius rodó los ojos, con extremo aburrimiento-. Si no vas, entrarán en crisis...

-Sí –corroboró James con desasosiego, atándose los cordones de sus zapatillas-. Y eso son años de terapia, Pad. ¡Un gasto importante! Piensa en sus familias, por favor...

Sirius desistió de buscar, y trató de ignorar el comentario de James. Lo cierto era que más que seguramente habría chicas locas y obsesivas esperándole en las gradas para vitorearle y gritarle las mil obscenidades.

Pero él siempre había querido ignorarlas. Por algún motivo, ese tipo de chicas no le llamaban demasiado la atención. Estaban bien para una noche... la segunda ya le resultaban terriblemente aburridas, y sus conversaciones (si es que las había), cuanto menos eran monótonas.

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Remus recorría el cielo con la vista, tratando de seguir, junto a Peter, las dos motitas que pretendían ser sus mejores amigos, volando con rapidez sobre el campo.

James había visto la snitch, estaba claro; el problema era que su contrincante parecía haberlo visto también. Y ambos aprovechaban cuanto podían para darse golpes e intentar tirarse de la escoba. Las animadoras, desde abajo, procedían en su baile rítmico y animado, que acaparaba más de alguna mirada masculina.

-...y persiguen la snitch. Potter adelanta a Whise, sí, sí, qué precisión, qué equilibrio... avanza y... oh, vaya, eso no ha sido juego limpio...

James se agarraba a la escoba con fuerza, tras haber estado apunto de recibir una budgler, lanzada con toda la mala intención.

-...Whise sigue pendiente. Potter ha perdido la pista... –seguía el comentarista, elevando su voz con énfasis-, la cosa se pone interesante... ¡oh, el chico de los calcetines rosas ha conseguido 10 puntos más para Gryffindor!

Las gradas se llenaron de grititos histéricos de chicas conmocionadas, que le juraban amor eterno al chico de calcetines rosas, que por cierto, planeaba desde su escoba una venganza sangrienta contra el culpable de haber perdido sus calcetines.

-¡Son rojos! –gritó, señalándoselos-. ¡Rojos!

-...sí, toda una originalidad. El chico de los calcetines rosas nos está tratando de decir algo... y ¡oh¿qué es eso?

Todos, incluso los buscadores, se pararon a mirar abajo. Había un gran revuelo en las gradas, y por primera vez, Sirius no parecía el culpable del alboroto general. No, en su lugar, un grupito de chicas salían en fila, la primera con un megáfono, con el puño en alto.

No era otra que Lily Evans. Sirius apenas si pudo contener una sonrisa de medio lado. James frunció el ceño, mirando a todas partes sin poder creer lo que veía. ¿Qué querrían ahora? No era la primera vez que organizaban alguna de esas.

Todas llevaban unas camisetas blancas, con letras grandes y visibles que decían "No a los pompones. ¡Dignidad!" El joven buscador agitó su cabeza, incrédulo, esperando que el comentarista ordenase que las sacaran de allí, y ya.

-¡No a las animadoras! –la voz de Lily resonaba por todo el campo, y las chicas que la seguían repetían sus frases-. ¡Las mujeres también podemos jugar a quidditch!

-Vaya... –silbó el comentarista, amortiguando los gritos de la prefecta-. Parece que la revolución feminista ha llegado a Hogwarts... esta ya es la decimosexta manifestación, si los cálculos no me fallan...

Evans y sus chicas, no daban tregua.

-¡Estamos hartas de exhibirnos! –gritaba-. ¡Queremos oportunidades como jugadoras!

James descubrió, irritado, que el comentarista parecía más emocionado con las chicas que con el partido. Apretó sus dientes, y con decisión, hizo bajar su escoba, descendiendo hasta el campo, encarándose directamente con Lily.

-¡Eh, tú! –espetó, cogiendo la escoba, y señalándola con el dedo-. Sal de aquí, y busca otro escenario para salvar el mundo. No sé, lo que quieras, como si te da por protestar por el cautivo de ballenas en un zoo, pero deja en paz el partido sino quieres que...

-Las ballenas no están en los zoos, Potter –dijo ella, bajando el megáfono.

-Oh, claro, se me olvidaba que estoy hablando con la perfecta prefecta.

La aludida apretó los labios, y se dispuso a contestarle, cuando la voz del comentarista resonó por todo el campo.

-¡Y Slytherin coge la snitch; Slytherin ganador de la copa!

Los ojos de James salieron de sus órbitas.

-¿QUÉ?

Las animadoras de Slytherin emprendieron su baile, con evidente ánimo. Lily continuó su marcha.

-¡Dejad los pompones! –gritó, señalando a las del equipo vencedor-. Merecemos dignidad, un papel digno en el mundo del deporte...

James, por su parte, miraba a la chica atónito, dudando sobre si merecía la pena correr el riesgo de asesinarla.

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-No me lo puedo creer... –repetía James una y otra vez, dando vueltas sobre sí mismo, vestuario arriba, vestuario abajo-. ¡No me lo puedo creer!

-Vamos, James, no es tan terrible perder la copa... –insistió Peter con timidez, que junto con Remus había entrado con los chicos en un vano intento por animarles.

-¿Que no es tan terrible? –exclamó, disgustado-. Es mi último año en Hogwarts, por Dios, es... humillante.

-No, eso NO es humillante –se quejó Sirius, desviando por primera vez la vista de la puerta entreabierta del vestuario-. Lo que ha sido humillante ha sido tener que llevar estos calcetines... rosas.

James estalló en una carcajada, dándole la razón.

-De todas formas... ¿no tenías otros calcetines?

-Verdes –dijo el chico, con resignación-. Mis padres sólo compran calcetines verdes. Y comprenderás que no me voy a poner calcetines verdes en un partido contra Slytherin... Y como no encontraba los míos pues...

-Pad –intervino el licántropo, alzando una ceja-. ¿Probaste con un accio?

Sirius meditó unos instantes.

-Mierda.

-Eso pensaba... –Remus negó con la cabeza.

-¿Sois conscientes de que no podré volver a mirar a un Slytherin a la cara? –insistió James, con desesperación-. Quizás no pueda volver a meterme con Snivellus, siquiera...

-¿Por perder la copa? –repitió el licántropo, con hastío.

-¡Por perder mi orgullo! –gritó con desesperación-. Prácticamente les restregué la victoria, y ahora tendré que soportar mi humillación.

-Si lo piensas, no se te está mal... –dijo, en tono paternal.

James entrecerró los ojos, con molestia, dispuesto a cambiar de tema. Nunca le gustaba cuando los comentarios de Remus le hacían pensar.

Se fijó en Sirius, que de nuevo volvía a tener su cabeza metida en la rendija de la puerta, mirando hacia fuera con algún extraño interés que no conseguía comprender.

-¿Sirius? –dijo, frunciendo el ceño-. ¿Qué hay afuera?

El chico dio un respingo, y cerró la puerta. Sus mejillas ardían en un intenso color rojo.

-Oh, nada, nada...

James hizo un gesto de comprensión, y se acercó.

-Están buenas las animadoras... ¿eh? –dijo, haciendo un ademán de abrir la puerta.

-Prongs –le advirtió Remus-, lamento informarte de que tu nivel de testosterona últimamente está más alto que la media masculina en Hogwarts.

James frunció el ceño, mirando afuera. No parecía haber nada interesante. Ya no había animadoras. Sólo estaban las manifestantes, con sus botellines de agua, que parecían tener la intención de encadenarse o algo parecido.

-Pad, pero si sólo está Evans y compañía... avisa antes de hacerme perder el tiempo –chasqueó la lengua.

Sirius, en cambio, miró al suelo. Remus sonrió.

-James, es que Sirius estaba mirando a Lily, está claro.

-¿A Evans? –rió el buscador-. Me cuesta creerlo...

-¿Por qué? –preguntó Sirius, encogiéndose de hombros-. Es divertida, alegre, segura de sí misma y... por Dios, no me negarás que es preciosa.

Cuando Sirius apartó la vista de la causante de tales halagos, se encontró con los ojos de los tres merodeadores abiertos de par en par.

-Vaya... –dijo Remus, divertido-. Desde que Lily y tú habláis te estás volviendo un sensible, tío.

-Me gusta –admitió, con naturalidad, y con una sonrisa tonta que a James no le gustó ni un pelo.

-Eh, eh, eh, recapacita y piensa antes de hablar –dijo, tratando de mantener la calma-. ¿Has dicho la palabra 'gusta' refiriéndote a la misma Lily de la que yo creo que estamos hablando?

-James, no estás en posición de escandalizarte por ello –le recordó Sirius, molesto-. No era precisamente mi lengua la que estaba en su garganta en la fiesta de Halloween.

El chico recibió aquel ataque como un cruel hachazo, y se encontró sin argumentos. Remus apenas pudo reprimir una carcajada.

-Sólo fueron unos besos... –se quejó, excusándose, pero inevitablemente ruborizado-. A los diez minutos ya nos estábamos insultando otra vez. ¡Y además! No hubo lengua.

Sirius frunció el ceño.

-Sí, claro, no hubo lengua... Pues eso no es lo que me dijiste en la habitación cuando se acabó la fiesta. ¿O quieres que te recuerde lo que me contaste cuando...?

-No serás capaz –le advirtió, con mirada sombría. Tanto Remus como Peter los observaban con curiosidad. Sirius le retó con la mirada, con evidente diversión.

-"...y se acercó a mí, y sentí su lengua y... oh, dios, besa tan bien que..." –su voz quedó callada cuando la mano de James le tapó la boca, con instintos plenamente homicidas.

-Vaya, vaya, James... –dijo Remus, con falso tono de reproche-. A mí no me habías contado nada de eso...

-Porque fue una tontería –repitió el chico, amortiguando la voz de Sirius, que continuaba sin tregua repitiendo todo el discurso cursi que en algún momento había soltado él mismo-. La emoción del momento, sin más. ¡Ni que me gustara Evans, por Dios! Simplemente fue... no sé, raro.

Sirius apartó la mano de James de su boca.

-¿No te gusta Lily, entonces?

El chico se encogió de hombros.

-No, ya te lo he dicho.

-Genial –dijo con regocijo, frotándose las manos-. Porque pienso invitarla a salir algún día.

-Ningún problema –aceptó el chico, con total sinceridad.

Remus, en cambio, no parecía tan convencido.

-Una cosa es que vayas a invitarla, y otra que ella vaya a aceptar.

-Gracias por tu confianza, Moony, pero te recuerdo que ahora ella y yo nos llevamos bien.

James rodó los ojos.

-Sí, lo sé, lo sé –insistió el licántropo-. Pero todos conocemos a Lily, no es la típica que sale con un chico porque sí... no sé, Sirius. Teniendo en cuenta que tienes a todas las chicas detrás de ti, que te fijes precisamente en la única que no se muere por tus huesos es, cuanto menos, paradójico...

-Me gustan los retos, supongo... –dijo el chico, con media sonrisa-. Además, tengo un presentimiento.

-Por Dios –exclamó James, recogiendo sus cosas-. Dejadme salir de aquí antes de que el exceso de glucosa del ambiente acabe conmigo.

El chico, efectivamente, salió por la puerta, y Sirius aprovechó este movimiento para echar una última mirada a los terrenos, y observar a cierta pelirroja, megáfono en mano. Era verdaderamente preciosa.

Faltaban dos días para la graduación. Y Sirius, como ya había anunciado, tenía un buen presentimiento.


Fin del cap

¿Qué os ha parecido? XD, bueno, esto, en realidad, no es más que una pequeña introducción. El fic, de hecho, será completamente posthogwarts. Este capítulo me ha servido para explicar un poco la situación de los chicos en el colegio.

Lo interesante vendrá después. Calculo publicar, más o menos, cada dos semanas, o bien cada mes, depende del éxito que obtenga este fic (nótese chantaje en la frase xDDD) No sería yo si no lo dijera jiji.

Nada, simplemente eso, que os pido sinceramente vuestras opiniones, porque yo al menos estoy muy emocionada con este fic. Soy consciente de que algunos estáis en la selectividad, otros en los globales... por eso no os pido que os extendáis. Simpelmente, que si lo leéis, dejéis un review, aunque simplemente ponga 'me gusta'. ¡Gracias!

Besitos!

Dream-kat