Dama de compañía
Summary:
Una noche podría cambiarte la vida, si tienes a una excelente "Dama de compañía".
Por Saya-Demencia
Prólogo.
El ascensor indicaba que solo le faltaba un piso, el sudor en su frente y cuello eran producto de nervios y miedo. Tenía que dar, "la noticia", esa misma que estaba seguro que haría explotar a Vegeta Ouji y definitivamente no quería estar ahí.
La suite se encontraba al final del pasillo, camino con paso decidido, ya no le quedaba tiempo, sabía que una vez entrando a esa habitación tendría que ir al "grano" como su jefe siempre le decía.
Los guardias le dieron paso sin siquiera preguntar. Nappa era uno de los únicos y pocos empleados al que se le tenía permitido visitar la habitación de vegeta. Se había ganado su confianza desde el momento en que decidió abandonar Tokio, para seguir a su jefe hasta Manhattan. "Más fiel que un perro" le había dicho esa vez.
— ¿Qué quieres Nappa? —dijo vegeta en el momento en que se servía zumo de naranja. Aún estaba con su bata de dormir, el día recién empezaba, y vaya noticia con la cual lo empezaría.
—Este… Tengo que decirle… —Nappa buscaba las palabras más exactas, pero fue interrumpido por vegeta.
—Al grano Nappa, tengo muchas cosas que hacer, hoy será un día largo, de hecho limpia mi agenda, deja solo lo más importante. —decía vegeta con su tono autoritario mientras mordía una tostada.
Nappa estaba a cuatro metros de distancia entre el desayunador donde estaba su jefe, temía acercarse más, aun no sabía con certeza como reaccionaria, aunque podría deducirlo por su humor, tal vez este no era el momento ni el lugar más indicado para darle esa "noticia". Lo haría después, cuando estuviera más tranquilo.
—Eso mismo quería decirle vegeta, hoy tienes cita con esa mujer del Room Mate Grace, quiere que seas accionista de ese hotel, quedaron en negociarlo hoy, en su "Suite"-hizo énfasis en esto último, vegeta, por supuesto sabía a qué se refería. —¿Puedo dejarla para mañana?-pregunto un poco dudoso, ya que la expresión de vegeta había cambiado después de mencionar lo de la cita.
—Sí, déjalo para mañana. La verdad no estoy interesado en ser accionista de ese Hotel.-dicho esto vegeta dio su último trago de zumo de naranja.
— ¿Hay algo más que quieras decirme? —Vegeta ya se había dado la vuelta, y Nappa aún no había salido de la habitación. Le pareció muy extraño su comportamiento, él no era así y daba la impresión de que quería decirle algo más.
—Eh, no. Lo espero abajo señor —se excusaba Nappa. Dicho esto se retiró de la suite más helado de lo que entro.
—Bulma!, Por aquí! — Maron agitaba su mano entre una multitud de gente, que de vez en cuando la pasaban golpeando con sus pesadas maletas.
—Bulma! Bulma! — esta vez era Milk quien agitaba su mano tratando de llamar la atención de la peli azul más pequeña.
—Tenemos que acercarnos a ella. — Decía Maron a Milk. —Se está perdiendo.
—Sigo pensando que no es buena idea que estés aquí. —Decía Milk mientras iba esquivando a los hombres que dejaba babeando Maron.
—No digas tonterías Milk —contestaba a la defensiva Maron — Soy su prima, su familia, es mi deber ayudarla en estos momentos.
—Pero si no se hablan desde que te rebelas…—Milk no termino de decir la frase. Maron se había parado en seco-a propósito- haciendo que Milk chocara con su espalda.
—Ahí esta Bulma! —Maron se acercó a Bulma y antes de que esta pudiera reaccionar, ya la había estrechado muy fuerte en sus brazos, como si de un abrazo entre hermanas se tratara.
—Maron! ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntaba Bulma mientras la apartaba con recelo.
—Bulma, lo siento, no sé cómo se ha enterado. No pude evitarlo. —decía Milk al momento que estrechaba a Bulma en sus brazos, claro que este si era un verdadero abrazo.
Cierto era que Bulma no quería que Maron estuviera enterada de su actual situación, pero estaba segura que con ella podría olvidarse de todos sus problemas, aunque sea por unos días. En Tokio, Maron era muy conocida por dar las mejores y espectaculares fiestas, de ese tipo que te hacen olvidar cualquier cosa…
— ¿Cuánto nos falta para llegar a Manhattan? —Preguntó el Gran Vegeta al piloto.
—Dos Horas aproximadamente. —contesto este.
— ¿Aproximadamente? ¿Acaso no puedes darme una hora exacta? —preguntaba malhumorado, mientras miraba su móvil.
—Señor, se la daría pero…
—Sin excusas, eres un perdedor. —Al Gran Vegeta le gustaban las respuestas rápidas, sencillas y sinceras. "por eso te dejo mi madre" Le había dicho su primogénito más de alguna vez.
Su primogénito, ese mismo que había esperado con ansias cuando su ex-esposa le había dicho que iba a ser papa, desde ese día, ya había planeado como seria la vida de su hijo. Cosa que no pudo cumplir, Vegeta se le había salido de las manos, era más inteligente que él, había que reconocerlo. Pero ya era hora de rectificar su error.
También había que reconocer que no sería nada fácil, por eso opto por contratar a una experta en "Dar caza a los hombres". La hermosa rubia de ojos azules viajaba con él, en un silencio muy cómodo para ambos.
Solo dos horas faltaban… y con ese último pensamiento, se quedó dormido.
N/A: Aquí mi nueva historia, más que eso es como un pequeño proyecto, que quiero compartir con ustedes, les agradezco de ante mano que se tomen un poco de su tiempo leyendo esto. Espero sus comentarios.
