Disclaimer: Los personajes de One Punch Man no me pertenecen, sino a su autor. El manga es ilustrado por Yusuke Murata y One (historia), el anime pertenece a los estudios Madhouse. Este fanfic lo hice sólo y únicamente como diversión.
Personajes: Saitama/Genos
Aclaraciones y advertencia: Este fic romance, lemon, mención de mpreg y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.
Resumen: Omegaverse.Genos hará lo imposible para demostrarle a Saitama que él es digno de estar a su lado y formar un vínculo entre alfa y omega.
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OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
En la imperfección está la perfección.
Capítulo 01.- Necesidad de protegerte
Saitama suspiró abatido. Una amenaza clase kami, una nueva oportunidad para encontrar un rival digno, pero una vez más, resultó ser una completa decepción. Regresó a su apartamento, si se apresuraban podían ir al supermercado por las últimas ofertas y aún alcanzaría el tiempo para ver el nuevo capítulo de Wan Pan Man, junto a Genos; el cyborg parecía molesto por cómo la gente trataba a su maestro, ¿qué tenía de malo que un beta fuese capaz de acabar con el enemigo, aun por encima de los alfas que conformaban la clase S? Su sensei era fuerte, noble, desinteresado, preocupado por la integridad de los demás, ¡incluso lo dejaba vivir con él! Era sin duda, todo lo que un verdadero héroe debía ser.
—Vamos, Genos —dijo Saitama, ignorando los gritos de Tatsumaki, la heroína S rango 2. Una alfa con poderes psíquicos, de mal temperamento y con apariencia de omega (por su baja estatura y cuerpo frágil). El cyborg asintió, obedeciendo a su maestro sin prestar atención a la mujer.
« ¿Qué clase de alfa se deja mandar por un inútil beta?». Tornado de Terror lo había soltado con intención de herir el orgullo de Genos, pero el cyborg era inmune a eso. El único que realmente tenía el poder de lastimarlo era Saitama, nadie más.
…
Ir de compras con Saitama siempre relajaba a Genos, algo atípico en el comportamiento de un alfa, pues pese a que existía igualdad, los alfas aun detestaban hacer cosas que ellos consideraban era únicamente responsabilidad de omegas.
—Sensei, el pulpo tiene un 10% de descuento y tenemos un cupón para fideos —anunció el cyborg.
—Oh, fantástico —dijo Saitama sin atisbo de emoción.
Compraron lo necesario para unos días, el apartamento no estaba muy lejos de ahí. Extrañamente, los pasos de Saitama los guiaron hasta un parque «el mismo donde había decidido ser un héroe». Había algunas parejas en el lugar; alfas, betas y omegas en pleno cortejo. Genos observaba todo sin inmutarse, aunque por dentro no podía evitar preguntarse cómo hubiese sido tener una pareja, marcarla para su exclusividad, tener una familia propia. Con 14 años y estudiando en una escuela únicamente para alfas, jamás experimentó la cercanía de un omega en pleno celo; su madre, una omega de privilegiada familia y refinadas costumbres, jamás lo permitió «primero debes concentrarte en los estudios, que te permitan mantener a tu futura pareja y proporcionarle lo necesario para crear un hogar estable», por desgracia, eso jamás fue posible: Ese cyborg maldito se encargó de robarle todo. Con un cuerpo más mecánico que orgánico, su ser alfa se vio completamente relegado en alguna esquina oscura de su cerebro, hasta que conoció a Saitama…
— ¿Sensei? —el héroe clase A se había detenido de golpe, haciendo que el cyborg chocara contra su espalda. Saitama se había quedado estático, observando fijamente, la figura que se encontraba a unos metros de ellos. Era alto (una cabeza más que Genos), cuerpo atlético, abundante cabellera castaña, ojos negros y con un fuerte olor que gritaba alfa.
—Ryuu —susurró Saitama cuando el hombre estuvo a tres pasos de distancia. Genos miró a su maestro y al extraño frente a ellos. El cuerpo del clase A temblaba; en ese momento no era el beta más fuerte que incluso superaba con creces a los alfas que conformaban la clase S. En ese momento era simplemente Saitama, el débil e inútil, al que su propia familia había vendido a un alfa cruel y sádico. El héroe de la capa blanca se llevó una mano al cuello, ahí, donde alguna vez estuvo la marca de unión que misteriosamente se había borrado «lo que agradecía a los dioses», aunque podía sentirla quemándole como la primera vez.
—Vaya, Saitama —dijo el alfa con una sonrisa torcida —. Mírate. Calvo y una imitación de héroe que se vale de engaños para subir en el ranking, que patét… —no pudo terminar la oración, Genos lo había tomado del cuello de su traje, levantándolo del suelo sin esfuerzo.
—No te atrevas a insultar a mi sensei —los ojos del cyborg, por momentos se volvían rojos, dándole un aspecto más intimidante.
Genos no sabía quién era ese sujeto, pero no le interesaba; él, como alumno de Saitama, iba a defender su honor y cualquiera que se atreviera a ofenderlo, terminaría incinerado.
Saitama era el más grandioso héroe y la mejor persona que conociera, merecía el respeto y admiración de todas las personas.
— ¿Así que el inútil omega ha conseguido un abrelatas ambulante para protegerlo? —se burló el alfa. Aquella declaración había descolocado al ciborg quien miró de reojo a su maestro, gran error, en ese momento Saitama no era ni la mísera parte de la persona que Genos conoció; él no era ese ser asustado, trémulo, de ojos llorosos que parecía estar a punto de romperse, por supuesto que no, ése omega no era el beta despreocupado y poderoso que lo había aceptado como discípulo y salvado la vida en innumerables ocasiones y formas. El omega parado a su lado, era débil, clamaba ser protegido, y de pronto, el alfa dentro de Genos, exigía reconfortarle.
—Discúlpate con sensei —el cuerpo de Genos comenzaba a iluminarse; su brazo libre ya se había transformado en cañón, con el que apuntaba al hombre, que al ver amenazada su vida temblaba, pero se negaba a dañar su orgullo, rebajándose ante un omega.
—No recibo órdenes de un remedo de alfa —su trémula voz, amenazaba con romperse. No quería morir. —No me disculparé con un omega inútil que está seco por dentro.
Ryuu cerró los ojos al sentir el calor del cañón tan cerca de su rostro. Iba a morir. De pronto, su cuerpo sufrió una horrible sacudida y luego, un golpe seco; había sido lanzado contra el suelo y ambos héroes ya no estaban.
…
Saitama se había quedado inmóvil, observando a Genos amenazar al que fue su alfa. Su miedo era irracional, lo sabía. Ryuu ya no podía lastimarlo, ya no tenía poder sobre él, no había nada que pudiera destruir, el alfa mismo se había encargado de eso.
—No me disculparé con un omega inútil que está seco por dentro —Saitama se sobresaltó; aquello, había removido algo que creía olvidado. Llevó las manos a su vientre y derramó una solitaria lágrima. Ya no lo soportaba más. Huyó lo más rápido que pudo, quería olvidarse de todos. Corrió, tan rápido que levantó una nube de polvo y un fuerte ventarrón a su paso. Lo último que escuchó, fue la voz preocupada de Genos, llamándole.
— ¡Sensei!
Había dejado la compra en aquel lugar, pero no le preocupaba, sabía que el cyborg se encargaría de traerlas a casa, se acomodó en su futón y se cubrió por completo con las sábanas. Lloró. Lloró como no lo había hecho desde hace más de tres años, cuando derrotó a su primer kaiji, aquel hombre cangrejo. Cerró los ojos, tal vez si dormía ahora, cuando despertara, todo volvería a la normalidad, a la realidad cargada de mentiras, seguiría viviendo su falsa existencia de beta y no su realidad como un omega inservible, que ya ni siquiera experimentaba celos. Genos llegó un par de minutos después. Se encontró con una estampa bastante desconsoladora; Saitama, oculto bajo las sábanas, como un niño que teme al monstruo del armario. Su alfa interno gruñó, clamando regresar al parque y terminar con quien se había atrevido a dañar al que «ya había decidido», sería su omega.
Con cuidado, el cyborg se acercó al bulto que ocultaba a su maestro; despacio, quitó las sábanas y atrajo al mayor en un abrazo. Saitama se aferró, necesitado, al cuerpo metálico de su autonombrado discípulo; él era la única persona que no lo juzgaba por ser beta (y sabía que no lo haría ahora que conocía su naturaleza omega), ese cyborg de rubios cabellos, lo veía como jamás nadie lo hizo: con respeto, admiración… devoción.
—Sensei, ahora está a salvo, yo no dejaré que nadie lo dañe —Saitama cerró los ojos, ocultando su rostro en el espacio entre el cuello y el hombro del cyborg; ¡oh! Un estremecimiento le recorrió casi imperceptiblemente; olía tan bien, era una extraña mezcla de aceite, fresas y hogar, sí, Genos olía a hogar, a protección… a familia.
—Él… era Ryuu —Saitama sabía que no era necesario hablar, Genos no le obligaría a remover su tormentoso pasado, pero él necesitaba desahogarse —. Éramos vecinos, nunca fuimos amigos o siquiera cercanos, Ryuu creía que los omegas solo existían para complacer a los alfas y no tenían derechos más allá de ver, obedecer y callar —el cyborg frunció el ceño e hizo un poco más de presión en el abrazo —. Mi padre compartía esa misma ideología y como Ryuu era de buena familia…
—Lo vendió —finalizó Genos con rencor. Si algún día se encontraba con ese hombre, lo haría pagar todo el sufrimiento que le hizo pasar a su maestro.
—En mi primer celo como su omega, quedé embarazado —Saitama parecía estar a punto de llorar, su cuerpo temblaba y su voz se quebraba a cada palabra, había tenido que hacer pausas para evitar ahogarse a causa de lo cerrada que sentía la garganta. —Murió por culpa de Ryuu.
Saitama sintió a Genos tensarse, incluso podía sentir el enojo del joven ciborg en ese frío cuerpo, hasta sus deseos de venganza.
—Luego de eso, escapé y borré todo contacto con mi vida anterior—dijo Saitama retomando el tema —. Intenté encontrar trabajo pero nadie contrata a un omega unido sin el consentimiento de su alfa. En mi cuarto intento, ya estaba desesperado, fue cuando me encontré a un kaijin enojado que buscaba un niño que le había hecho una travesura. Esa fue la razón por la que decidí ser un héroe.
Cuando el relato terminó, Genos se separó ligeramente de Saitama, para poder verlo a los ojos.
—Usted es increíble, sensei —dijo el cyborg y se maravilló al verlo sonrojado, con la mirada cristalina y una expresión melancólica. Era simplemente hermoso, pero Genos no quería ver dolor en Saitama, él deseaba que sonriera, que fuese el mismo de siempre —. No importa qué sea; omega, beta o alfa, yo siempre estaré a su lado.
—No digas esa clase de cosas vergonzosas con tanta tranquilidad —Saitama desvió la mirada, cohibido y pleno por partes iguales.
Genos atrapó a su maestro por la barbilla, acercando su rostro al del mayor; Saitama cerró los ojos para disfrutar mejor de la sensación que el aliento caliente de Genos dejaba en él, provocándo un agradable cosquilleo cuando el cyborg rozó sus labios. Lo deseaba, quería besarlo, pero temía al rechazo, el joven rubio debió darse cuenta, pues se pegó más a él, haciendo que sus pechos tocaran.
— ¿Puedo besarlo, sensei? —Saitama asintió, casi con vehemencia. Una risilla escapó de lo más profundo de su ser, justo antes de ser acallada por los labios del rubio. El contacto fue corto, pero cargado de sentimientos y promesas por cumplir.
—Hay que dormir —susurró Saitama acurrucándose en el pecho de Genos, permitiéndose (luego de mucho tiempo), ser un omega.
Continuará…
…
Nota de la autora:
Bien, este es mi segundo fic y el primero de más de un capítulo de este fandom. Y ya qué mi beta es directamente responsable de que yo perdiera mi alma (de nuevo XD), con One Punch Man, así que le dedico este fic a ella.
¡Quiero 1000000000 o no actualizo! XD Nah, es broma, actualizaré luego de terminar con los de Sherlock (Grimm. El de los mil nombres, etc), a menos que mis musas decidan lo contrario.
Bueno, bye bye.
Nota de la beta: Gracias 3
