Sé que debería estar actualizando cierta historia, pero resulta que solo en estas últimas dos semanas tendré la voluntad de escribir estos relatos XD. Serán tres en total. Él próximo sería el fin de semana próximo y él último alrededor del 31 de Octubre~. Digamos que siempre he querido intentar escribir cosas de miedo; y bueno, esta es la mejor oportunidad para empezar a practicar un poco 8D. Incluso si no les llega a asustar, espero que al menos les entretenga :3
BANQUETE DE CALABAZAS
ESPECIAL 01: AHÍ ESTÁ…
I
Ok, Namie-san… Eres muy graciosa, pero de verdad tengo curiosidad por saber cómo pudiste traer "eso" al departamento sin que yo me diera cuenta. – Dijo de repente Izaya al pasar por una de las habitaciones vacías de su departamento.
¿De qué estás hablando…? – Namie levantó la mirada de sus papeles para dirigirla hacia su empleador quien la miraba entre sonriente y confuso.
Namie-san no te hagas la tonta… Ya dime. ¿Cómo lo hiciste~? – Volvió a interrogar Izaya señalando el interior de dicha habitación.
¿Eh…? – Namie dejó sus papeles para caminar hasta el lugar en donde estaba parado Izaya, mirando el interior de esa sección.
Hazte el idiota… Ahí no hay nada. ¿Sabes? Estoy muy ocupada para tus tonterías. – Dictaminó Namie regresando todo el camino hasta su escritorio.
¿Cómo que no hay nada ahí…? Ahí claramente hay un ataúd… - El pelinegro visualizó nuevamente el horrendo féretro con velas encendidas que descansaba en ese cuarto.
Siento que eres tú el que me quiere hacer la broma… Si tienes tiempo para molestar, mejor ayúdame a terminar con esas cajas de papeles que tienes ahí… - Namie lo miró de una forma amenazante. Izaya no tuvo más opción que dejar el tema del ataúd porque en cuanto volvió a mirar, este ya no se encontraba ahí. El informante caviló inmediatamente que quizás podría ser obra del cansancio, ya que llevaba días durmiendo de cara sobre el teclado.
Lo que le recordaba que él debía hacer un trabajo en Ikebukuro.
Lo siento, Namie-san~. Acabo de recordar que debo ir a hacer el trabajo de campo. Probablemente no regrese antes de que te vayas. Si terminas temprano, eres libre de irte. – Indicó Izaya tomando su abrigo al dirigirse hacia la puerta.
Ya veo. Espero que te encuentres con tu Heiwajima Shizuo por vago. – Dijo molesta Namie antes de que la puerta se cerrara.
"Qué malvada…" – Pensó Izaya al llegar al ascensor. Ciertamente, él deseaba no encontrarse con Shizuo porque perdería mucho tiempo siendo perseguido por este. Izaya debía terminar aquel trabajo en menos de tres días y esto solo lo atrasaría más.
II
¡Dotachin~! – Saludó Izaya a Kadota desde el otro lado de la calle.
Izaya. ¿Cómo anda todo? – Kadota le devolvió el saludo. Instintivamente, el líder de la banda de la van miró a ambas direcciones en caso de que algo volando viniera hacia ellos de repente. Al cerciorarse de que Shizuo no andaba en las inmediaciones, Kadota se sintió libre de hablar con Izaya sin problemas.
Por ahora todo normal. No he visto a Shizu-chan aun~. – Contestó Izaya rebosante de alegría. Si todo seguía de esa forma, tal vez él terminaría su trabajo esa misma noche.
Es bueno escuchar eso. Aunque ahora que lo mencionas, yo tampoco lo he visto hoy... – Kadota le parecía raro no haber visto algo salir volando en todo el día, pero suponía que Shizuo y Tom debían estar en otra parte de la ciudad trabajando.
¡Oh, pero si es Iza-Iza! – Dijo Erika apareciendo de repente detrás de Kadota muy emocionada.
¡Izaya-san! ¡Qué bueno que te vemos! ¡Justamente teníamos una idea loca en mente! – Yumasaki secundó el aire festivo de Erika con esa declaración.
¿Idea loca…? – Izaya los miró curioso de saber qué podía ser esa idea.
Ustedes… - Togusa suspiró sin añadir nada más.
¡Haremos una fiesta de Halloween! ¿Vas a venir, verdad? ¡Es en dos días~! – Reveló la castaña con felicidad.
Ya que nuestro evento especial de Halloween se canceló, hemos decidido organizar uno propio~. – Yumasaki agregó de la misma forma que Erika.
Entiendo… Por ahora no sé si vaya. Les avisaré cuando esté seguro. – Contestó Izaya. No tenía mucho interés de ir, pero si era algo hecho por sus dos humanos preferidos, quizás él podría hacer una excepción si en tal caso terminaba con sus labores.
Espero que puedas ir~~. – Dijo Erika entusiasmada. Ahora ella solo tenía que ir a invitar a los demás. Por supuesto, Erika tenía en mente invitar también a Shizuo para que se encontrara con Izaya.
"Está claro lo que ella quiere…" – Yumasaki podía ver claramente el aura maligna de Erika emanando sus intenciones.
Jaja… Por ahora debo dejarlos, los veré después. – Izaya se despidió y siguió su camino. Nada más tenía que ir a un sitio más y luego regresaría a su departamento. Ya estaba anocheciendo y no quería correr el riesgo de dañar su día invicto en que había podido evadir a Shizuo por completo solo por tentar su suerte.
III
Izaya entró a su departamento y se encontró con que ya Namie se había ido para su casa como le había ordenado después de que terminara con su trabajo.
Hasta que al fin estoy en casa… - Izaya bostezó con cansancio, su cuerpo le pedía desesperadamente descansar en una cama cómoda en vez del asiento de su escritorio como había sido las noches anteriores.
Tal vez debería dormir… - El informante entonces se encaminó hacia su habitación, no sin antes dejar su abrigo en su respectivo perchero. En el estado en que él se encontraba solo acabaría durmiéndose en el escritorio y se levantaría con un dolor de espalda supremo. Al fin al cabo, quedaban dos días más para seguir trabajando en su asunto.
Con lentitud Izaya abrió la puerta de su cuarto, perdiendo todo el sueño que tenía de inmediato al percatarse de lo que había adentro.
Un ataúd estaba en el medio de su habitación con aquellas deprimentes velas a su alrededor.
Izaya tragó saliva y cerró los ojos para volver a mirar dentro de la habitación, esperando que fuera como la vez anterior y que el cajón desapareciera al abrir sus orbes de nuevo. Sin embargo, el ataúd seguía ahí, encarándolo con determinación por permanecer dentro de su realidad. El informante no sabía cómo reaccionar.
Antes Izaya pensó que había sido su imaginación al estar agotado, no obstante, el cajón estaba ahí.
Jajaja… En verdad estoy muy cansado… - Izaya cerró la puerta de su cuarto y volvió a la sala para tirarse en el sillón. No entraría a ese cuarto que atentaba contra su cordura. Él simplemente estaba cansando, eso era todo. Cuando durmiera lo suficiente, él dejaría de ver cosas que no existían.
IV
Oye… ¿No tienes una cama? – Preguntó Namie sacudiéndolo un poco.
¡¿Eh…?! Ah, Namie… ¿Ya amaneció tan pronto…? – Izaya se sentó en el sillón mirando hacia todas partes completamente aturdido.
Si, ya amaneció hace más de dos horas… - Respondió la castaña ubicándose en el otro sillón.
Lo siento, ni siquiera me di cuenta cuando llegaste… - Izaya bostezó mientras se levantaba e iba hacia su habitación. Pero a mitad de camino, él recordó que no podía entrar a ese cuarto por lo que aguardaba en su interior. Él se preguntaba cómo rayos entraría ahí sin toparse con el ataúd.
Creo que voy a salir… - Izaya corrió a tomar su abrigo sin decir nada más.
No podía quedarse ahí.
V
Ah, ese fue un baño refrescante… - Izaya salió del baño ya más recompuesto. Había sido demasiado cortante con Namie al irse de esa forma, pero dado su estado no había podido ser de otra forma. Él mismo no se veía entrando a esa habitación para buscar su ropa e irse a dar un baño.
Izaya en verdad sentía que no debía estar cerca de ese ataúd por nada del mundo. Su mente le gritaba que algo malo podría pasarle, quizás solo era su instinto. Al menos él tenía la opción de evadir a ese ataúd, ya que tenía muchos apartamentos en donde esconderse de este.
Jajaja, gané… - Murmuró Izaya con una sonrisa.
Tristemente, esa sonrisa no duró mucho en su cara.
No puede ser… - La sonrisa del informante se deformó en algo que parecía una mueca de horror. En la sala de su departamento de emergencia estaba el ataúd esperando a que Izaya saliera del baño. Las cosas que cargaba Izaya se le cayeron de las manos y con su cuerpo algo tembloroso se pegó a la pared, rogando en su mente que esta pudiera socorrerlo.
No puedo quedarme aquí tampoco… - Izaya tomó su ropa y salió corriendo en la forma que estaba. No le importaba que estuviera envuelto en una toalla, con tal de salir de ahí lo más rápido posible le era más que suficiente.
VI
Explícame… ¿Qué demonios te pasa…? - Namie le habló lo bastante molesta a Izaya, a causa del lugar en el que se encontraban.
Lo siento… Es solo que… - Izaya no sabía si era buena idea decirle a Namie lo que le estaba sucediendo.
¿Es solo que…? No es normal que seas arrestado por la policía por exhibicionismo. No es propio de ti. Ahora habla de una vez, no quiero sentir que he perdido mis dos horas en esta estación… - Exigió Namie.
No es nada… ¿Ya pagaste la fianza? ¿Ya podemos irnos? – Izaya decidió evadir el responder la pregunta de Namie, prefería que pensaran que era un exhibicionista que alguien que se había vuelto loco. No deseaba terminar en un manicomio por decir que él veía un ataúd que obviamente no existía.
Ya veo, haz lo que quieras. Y ya la pagué, nos podremos ir en cuanto terminen de firmar algunos papeles para dejarte ir. – Dijo Namie retirándose de la celda en donde tenían a Izaya. Él sabía que ella estaba furiosa, porque odiaba que la metiera en problemas. Namie seguía escondiéndose de sus perseguidores, así que andar por los territorios de la policía no era algo muy seguro.
Al menos para ella…
VII
Namie al llegar al departamento había optado por sumergirse en sus archivos e ignorarlo por completo. Si Izaya quería seguir haciendo el idiota, ese sería su problema. En eso, ella recibió un mensaje proveniente de las hermanas de Izaya diciendo que tenían nueva información de Seiji y Mika.
Oye, me tengo que ir… Surgió una emergencia. – Era el momento adecuado para dejar el departamento, como estaba el ambiente en estos instantes, ella estaba más que feliz de irse.
¿Qué…? No puedes irte aun… - Izaya dijo un poco dudoso.
No quería quedarse solo mientras estaba en el departamento.
Ya había terminado mi trabajo antes de que cierta persona fuera arrestada. Dijiste que me podía ir si terminaba con mi parte. – Dijo Namie enarcando una ceja.
Tienes razón… Puedes irte entonces… - Izaya dijo de mala gana, no tenía buenas razones para seguir reteniendo a Namie a esas horas de la tarde. Tal vez le estaba dando demasiada atención a esa alucinación. No era algo que él haría en otras circunstancias, lo único que estaba haciendo era perjudicándose él mismo.
Cuando Izaya escuchó la puerta cerrarse el temor volvió a su corazón.
Él sabía que dentro de su habitación aquel ataúd lo estaría aguardando.
Él no debía entrar ahí…
Nunca…
Algo malo podría pasarle…
Los instintos humanos de sobrevivencia le decían a Izaya que se mantuviera lejano de ese lugar peligroso.
VIII
Apenas eran las seis de la tarde para Izaya…
Pronto oscurecería y él estaría aún más asustado.
Lo mejor para él era pasar la noche en casa de Shinra o algún conocido…
Estaba incluso a punto de ir a la casa de sus hermanas.
Bien… Puedo dar una vuelta por la ciudad. – La lógica de Izaya le decía que ese ataúd jamás podría aparecer en medio de una calle o parque. Incluso si así pasara, él podría huir del lugar rápidamente. Pero estando en el departamento solo podría vivir bajo la zozobra de que el ataúd apareciera demasiado cerca de él. Y con ese pensamiento, Izaya jaló el pomo de la puerta confiado de que esta sería la mejor solución a su dilema.
Sin saber que este solo sería el principio.
¿Qué…? ¡No juegues conmigo! ¡Ábrete maldita puerta! – Izaya terminó pateando la puerta que ahora le impedía salir de su propio departamento.
Ya él no podía escapar.
IX
Izaya estaba sentado en su silla frente al escritorio con varias navajas sobre este, vigilando la entrada de su cuarto casi sin pestañar. La electricidad había sido cortada en todo el edificio desde el momento en que se había cuenta que no podía salir. Desde eso, él había pasado más de una hora en la oscuridad solo iluminándose con su celular.
El informante ya en este punto había llamado a casi todos los números de su celular, pero nadie le había contestado.
¿Cuánto más tiempo él estaría de esta forma…?
Estaba claro que el ataúd debía estar ahí adentro, pero él solo estaría seguro si este no salía de ahí. Su única esperanza era que alguien viniera a su departamento, probablemente la única que podría hacer eso sería Namie por la mañana. Se preguntaba si él podría aguantar hasta el día siguiente.
Solo queda un número al que no he llamado… - Vio Izaya en su lista de contactos, dando una leve pausa a su vigilancia.
El número de Heiwajima Shizuo estaba frente a sus ojos.
No… Jamás… - Izaya sonrió insanamente.
Todavía él no había perdido tanto la cabeza como para llamar a su peor enemigo.
X
Tres horas y medía se habían perdido en la oscuridad de su situación, su celular marcaba las 10:35 de la noche. Ya él comenzaba cabecear por el sueño que lo estaba invadiendo.
Izaya no podía soportar más el cansancio y por ello se tiró en su sillón, esperando que nada pudiera quitarle el sueño esta vez. Al arroparse con su abrigo, él cerró sus ojos sintiendo el alivio de poder descansar por fin. Nunca el sillón se había sentido tan confortable como ahora. Pronto ya no importaría como estaba todo a su alrededor, porque él partiría hacia el mundo de los sueños.
Crack.
El sonido de algo rompiéndose alertó a Izaya en su sillón quien tomó su navaja sin perder el tiempo.
¿Qué había sido eso…?
XI
Orihara Izaya había buscado algún objeto roto por todo el departamento en esa última hora y no había encontrado nada. Solo quedaba un sitio que no había sido revisado por él y ese era su habitación. El informante entonces subió las escaleras en dirección a su cuarto, realmente deseaba que lo que sea que se hubiera caído no fuera en ese lugar.
Al pararse frente a la puerta, Izaya no pudo evitar tragar saliva. Con sumo cuidado y siempre teniendo su celular en lo alto para iluminar, el informante abrió la puerta casi temblando de miedo. Adentro estaba el féretro siendo iluminado por esas tétricas velas que solo aumentaban el pavor en su interior.
Rasguño.
Rasguño.
Rasguño.
Algo dentro del ataúd comenzó a rasguñar la madera haciendo saltar del susto a Izaya en su lugar.
Había algo adentro.
Izaya no estaba solo en el departamento como horas atrás hubiera querido creer.
Alguien estaba dentro de ese ataúd…
N-No… - Izaya estaba llegando a su límite de resistencia mental. Él tomó su celular sumamente desesperado y marcó al último número que hubiera siquiera pensado en llamar para pedir ayuda. Incluso si esa persona venía hasta su departamento a asesinarlo, no importaba porque al menos él no estaría solo en esta pesadilla.
Hasta con Heiwajima Shizuo estaba mejor que con este ataúd.
Sin embargo, Izaya escuchó el tono de un celular dentro de la habitación.
El sonido provenía del interior del ataúd.
¿S-Shizu-chan…? – Izaya se giró hacia el ataúd que ahora estaba abierto. Él estaba tiritando de nuevo mientras caminaba hacia el cajón que ahora solo tenía un celular naranja en el fondo.
¿Dónde estaba el dueño de ese celular ahora…?
El informante tomó el celular con sus manos y vio varios mensajes que habían sido escritos hace dos días por Shizuo. Cada uno de ellos iba dirigido hacia todos los conocidos de él, pero estos nunca lograron ser enviados por alguna razón. Izaya se sorprendió al ver que incluso había uno dirigido hacia él.
"Ayuda… Pulga, sácame de aquí. Ese ataúd está aquí. Esto es horrible…"
Izaya tragó saliva al leer este mensaje, porque luego de esto algo baboso aterrizó sobre su hombro, obligándolo a mirar hacia arriba. Con la poca luz del celular que había, él pudo identificar el chaleco de barman de esa persona que había intentado mandarle el mensaje. Varios segundos después fue aplastado por el peso de algo.
"¡Ahhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ayu-…!" – Los sonidos de desesperación de Izaya fueron devorados por la oscuridad que se plantó en aquella habitación.
Nada más volvió a escucharse hasta la mañana siguiente…
XII
¿Y ahora dónde está él…? – Namie llegó a las ocho en punto de la mañana como su horario lo exigía, topándose con solo el aire dentro del apartamento. El abrigo de Izaya estaba tirado en el sillón, cosa que le pareció extraña ya que sabía que él cuidaba demasiado esta prenda.
Oye. ¿Dónde estás? – Ella escuchó un ruido proveniente de arriba.
La secretaria comenzaba a impacientarse, si era otra broma como la de hace dos días ella lo golpearía. Por lo tanto, Namie subió hasta la habitación personal de su jefe para ver si tenía suerte de hallarlo ahí. Curiosamente, no tuvo siquiera que tocar el pomo de la puerta porque esta se abrió sola frente a ella.
Dentro del cuarto de su empleador había un ataúd con unas fúnebres velas junto a este…
-FIN-
