Tú me perteneces, y yo te pertenezco

Los Personajes y la trama son obra de la increíble Cassandra Clare, la pequeña historia es mia. Espero que les guste

Recorriendo las calles de New York, Clary volvía (sola) de uno de los ensayos de la banda (de mil y un nombres) de Simón, ahora llamada "Mortal Blood". Los múltiples comentarios de Eric mencionando a su nueva novia, habían acabado por molestarla, deseando sacar su estela y ponerle una runa para callarlo de una vez.

La noche era fría, por lo que Clary se aferro a la chaqueta de cuero que le había prestado el otro día Jace; aun tenía su aroma, el dulce olor masculino que inundaba sus sentidos, atontándola, recordando el momento exacto en que él se la puso entre los hombros de ella, protegiéndola de este crudo invierno para luego juntar sus labios con los de ella, haciéndola estremecer.

Sus recuerdos fueron cortados, cuando sintió un ruido atrás suyo, miro sobre su hombro para encontrar la causa. Nada. Siguió caminando sin darle importancia hasta que volvió a escuchar un sonido, apenas audible. Volteo la cabeza, y pudo observar a un chico alto, rubio platinado y con un impermeable que ocultaba su cuerpo.

Acelero el paso, pensando en su hermano. Luego de haber caminado ya una cuadra y media, decidió fijarse si el chico seguía detrás de ella. Estaba en lo correcto, los pelos de su nuca se pusieron de punta. Tenía miedo. Una cazadora de sombras no podía tener miedo, estaba estrenada para luchar contra demonios.

Tal vez estaba paranoica ¿cómo saber si realmente la estaba siguiendo?

De pronto, se le cruzo la idea de doblar en la esquina, un lugar no muy… lindo, por el cual había pasado muchas veces, pero nunca entrado. Una especie de callejón, largo a la vista hasta llegar a una pared (alta) de lo que parecía ladrillos.

Cuando llego el momento, doblo, buscando algún cuchillo serafín en la chaqueta de Jace, en la que para su mala suerte, no había ninguno. Miro sobre su hombro nuevamente, y vio como el muchacho giro en la curva y entro al callejón en el que se encontraban sacando de su impermeable un cuchillo serafín para luego susurrar "Umbael" el que comenzó a brillar como una estrella. Demonios! El también era un nefilim a comparación de que ella estaba desarmada y el no.

¿¡Quien eres?! – demando la pelirroja

¿Acaso no me reconoces, Hermanita? – y en ese momento Clary quedo inmóvil. Era él. Su hermano estaba en frente suyo y ella no tenía nada con que defenderse. De pronto recordó la vez en que se encontraba entrenando junto a Jace en el Central Park, cuando el dijo Va a haber momentos en que te encuentres con un demonio y no tengas un arma para defenderte, en ese momento no puedes entrar en pánico. Tienes que recordar que cualquier cosa puede servirte de arma. Una rama de árbol, un puñado de monedas, un zapato, cualquier cosa Miro a su alrededor, esforzando la vista. Agradeció al Ángel cuando encontró un fierro en uno de los costados, oculto entre cajas y cables.

¡Aléjate! – dijo levantando el fierro como si fuera una especie de espada. Al ver que el hacia todo lo contrario, cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo golpeo con el fierro, o eso creyó ella hasta que no lo encontró en su lugar. Malditos sean sus reflejos. Giro por completo, buscando a Sebastián mientras levantaba nuevamente su arma. Nada, hasta que algoo mejor dicho alguien se tiro arriba de Clary, alejando el fierro de su mano y colocando ambas por encima de su cabeza, dejándola atrapada debajo de él, a su merced. Tenia ganas de escupirle en la cara cuando se fue acercando cada vez mas, hasta quedar a solo unos centímetros de ella.

Tú me perteneces – y antes de que la ojiverde pudiera contradecirlo, la callo con un beso. - y yo te pertenezco