Salvando una recuerdo
(Shido & Kurumi)
― ¿Me amas, Shido-san?
Había pasado ya un tiempo desde que el problema de los espíritus y del espíritu original fuese solucionado por Itsuka Shido. Tras la disolución de Ratatoskr y la anexión la rama ATS de la JSDF a las Naciones Unidas, los días de DEM terminaron y con ello una época de paz había nacido. Pero no todo fue tan sencillo; Tokisaki Kurumi fue acusada por múltiples asesinatos que cometió de manera fría, siendo así, juzgada de crímenes contra la humanidad al ser vistos los archivos que describían la forma de estos, que alguna vez escribió la hermana del joven Itsuka.
Decir que fue un final feliz es mentirte a ti mismo como a todos. Shido intentó de múltiples maneras evitar la condena que se le fue impuesta a Kurumi, pero lamentablemente nadie lo escuchaba. La burocracia había decidido juzgar a una de las chicas que impidió el fin del mundo a manera de tener contentas a las masas que pedían justicia por sus amigos y familiares fallecidos, sin saber en verdad que estos fueron los que se metieron directamente con ella y de que, además, no eran unos ángeles.
―Por supuesto que te amo… Siempre lo he hecho, ¿no?
―Perdona no haberte hecho caso―se disculpaba ella, llorando―. Fui una tonta que ni siquiera se hizo caso a sí misma.
―Ellas querían que cumplir tus metas, aún cuando las de ellas diferían de las tuyas―él acarició su rostro, notando así aquella mirada de miedo que muy pocas veces logró exhibir―. ¿Me amas, Kurumi?
―Te amo siempre, Shido-san.
Sonidos de alarmas, de gritos y de explosiones casi lograban ahogar la conversación que ambos mantenían.
Tras ver la injusticia de este mundo con los mismos ojos que Kurumi poseía, Itsuka Shido decidió salvarla y así cumplir aquella promesa que hizo hace ya bastante tiempo.
―Dime, Kurumi―llamó él, levantando del mentón a la chica para que le mirase―, aquella vez que fingimos esa boda, ¿no estabas emocionada por tener una de verdad? ¿no quieres cumplir ese sueño?
¿Cómo se le pudo ocurrir preguntar algo así de repente?
Ella no sabía que contestar en un principio, pero el fuerte recuerdo de las palabras que había escrito en aquella tarjeta la invadieron, despertando así aquel viejo sentimiento de valor que su clon obtuvo para desobedecerla e ir por su propio camino, aunque significase que ella debía morir después. Kurumi jamás pensó en esa situación por mucho tiempo, pero tras recordar, se dio cuenta que su error siempre había sido negarse a sí misma y negar que dependía mucho del chico al que su corazón amaba.
―Estoy emocionada por tener otra boda con Shido-san, pero esta vez una de verdad―respondió ella, acercando sus labios a los de él―. Y, además, de tener una familia a la cual amar.
―Entonces, déjame liberarte nuevamente, Nightmare―pronunció él, dando un beso y permitiendo que los poderes sellados en él volvieran a su dueña original, al menos una parte de estos.
De pronto la puerta cayó y numerosas personas armadas apuntaron en contra de la pareja, presenciando como un hermoso vestido de toques naranjas y negros lograba iluminar la habitación, mientras un par de ojos carmesí y dorados intimidaban a todo aquel que cruzara miradas con ella.
―No los mates, Kurumi―pidió Shido, a su vez que invocaba a Sandalphon y su ojo izquierdo pasaba a ser igual al de la chica.
Kurumi entendió lo que Shido dijo. Esta era su segunda oportunidad y no la iba a desperdiciar de una manera tan tonta. El mundo al que protegió la estaba juzgando sin conocerla, pero ahora no estaba sola y podía luchar para tener eso que tanto anhelaba… Ella deseaba tener hermosos recuerdos junto a Shido-san.
