Hola, soy FriendlyMushroom, tal vez me recuerden por historias como "Guerras Doradas", "Guerras de Troya", o "Academia Sanctuary" (Si lo leyeron con la voz de Troy Mcclure, el personaje de los Sipmsons, son de los míos). Ejem, tan rápido me desvié del tema. Pero en verdad es probable que los lectores de esta historia me conozcan por los trabajos anteriormente mencionados. Pero en fin, vamos al grano.

Siempre he sido fan de la mitología, y cuando descubrí Saint Seiya hace muchos años cuando apenas estaba estrenándose la saga de las 12 Casas, recuerdo que mis compañeros de primaria y yo solíamos discutir sobre cuál sería el Caballero Dorado más poderoso. Olviden a los de bronce, a esos nadie les importaba, todos queríamos ser nuestro Caballero Dorado favorito, el mío por supuesto que era Milo, después de todo soy un Escorpio hecho y derecho, y el Escorpio que no esté orgulloso de su signo no es Escorpio (me volví a desviar).

El punto es que mi mitología favorita no es la Griega en la cual se basa Saint Seiya, mi mitología favorita siempre fue la Nórdica. Imaginen mi sorpresa cuando Toei decidió crear una saga de relleno basándose en la mitología Nórdica. Quedé prendido, fascinado, y hasta conmovido. La saga de Poseidón después de la saga de Asgard inclusive para mí fue una gran decepción. En conclusión, pese a que Saint Seiya tiene muchas cosas fascinantes, para mí lo más sorprendente siempre fueron los Caballeros Dorados más la saga de Argard. Y tiempo después, Kurumada me regala Soul of Gold, donde combina mis 2 cosas favoritas de Saint Seiya. A lo que voy es que siempre quise escribir una historia de la mitología nórdica al estilo de Saint Seiya, pero los Dioses Guerreros, aunque entrañables, no lograban causarme el mismo sentimiento que trabajar con los Caballeros Dorados, además Toei, aunque hizo un excelente trabajo con las sagas de Asgard y Soul of Gold en mi opinión, dejaron muchos huecos argumentales referentes a la mitología Nórdica. Entonces se me ocurrió, como en su momento fue "Guerras Doradas", recrear el universo de Saint Seiya en base a la mitología Nórdica, cosa que planeé hacer hace varios años, incluso antes de la existencia de Soul of Glod, pero que hasta ahora he hecho realidad.

¿Por qué no lo hice antes? Seamos sinceros, a ustedes les gusta Saint Seiya, su conocimiento seguramente es mayormente sobre la mitología Griega, a casi nadie le gusta la mitología Nórdica, es más, la mitología Nórdica es tan compleja y complicada que es muy difícil, énfasis en muy, hacer una historia que gire alrededor de esta mitología. Ese simple hecho me desanimó demasiado, ¿cómo escribir una historia creíble de la mitología Nórdica cuando es tan fantástica y probablemente nadie me va a entender? Después de mucho pensarlo, y de escribir "Guerras de Troya", (aún no terminada pero con una gama de personajes y mitos confusos que tuve que hacer encajar para entregar una historia más o menos decente), me decidí a escribir este primer capítulo… que me costó casi un mes de planeación, investigación y desveladas, incluso compré un libro de mitología nórdica y lo estudié de pies a cabeza, escribir esta cosa en verdad fue un reto, pero un reto que espero que valga la pena.

Pero claro que no pude desprenderme de los Caballeros Dorados, ellos son y siempre serán los protagonistas de mis historias, en especial Milo que es mi signo así que, ¿qué se puede esperar de esta historia? Solo imaginen que los Caballeros Dorados siempre existieron en la mitología Nórdica, y que la tierra como la conocen es un árbol inmenso que alberga a 9 mundos, y que planeo que visitemos estos 9 mundos en una historia que, como todas mis historias, promete ser en exceso larga. Los Dioses Guerreros, tanto de la saga de Asgard como de Soul of Gold, reemplazarán en su totalidad a los protagonistas de bronce, esto no significa que los de bronce no saldrán, solo significan que no son los protagonistas.

El protagonista inicialmente será Milo, pero el protagonismo se ciclará entre todos los Caballeros Dorados, para los que gustan del romance, las pareja principal será la de Milo y Saori (No por nada me llaman el precursor del Milori), como pareja secundaria estará una especie de triángulo amoroso entre Sigmund, Hilda y Siegfried, en el que meteré a Camus a la mezcla.

Sobre la historia, y ya para que empiecen a leer porque si no nunca voy a terminar, al tratarse de la mitología Nórdica, el uso de las armas es indispensable, así que cada Caballero Dorado (rebautizados como Dioses Guerreros Dorados), tendrá un arma legendaria. Y así como en la saga de Asgard original, los Dioses Guerreros recibirán su fuerza de una estrella, no de una constelación. Las constelaciones existirán, algunas nuevas, algunas siendo la fusión de varias constelaciones para crear nuevas también, todas las estrellas son reales, ninguna la he inventado. En mis historias siempre manejo calendarios, pero el calendario de a.c. y d.c. no funciona para esta historia, así qué utilizaré un calendario al estilo Vikingo, dividido en eras, así 1E 542 se refiere al año 542 de la primera era, los Vikingos elegían las eras basándose en batallas o acontecimientos importantes que cambiaron el rumbo de la historia. Y por último, Atenea no existe en la mitología Nórdica, así que Saori será la reencarnación de la diosa Hlin.

Al final de cada capítulo, y como sé que muchos no están familiarizados con la mitología Nórdica, sus personajes, sus terminologías, lugares y héroes, encontrarán un glosario que pueden revisar cuando lo deseen, para comenzar a empaparse de la mitología Nórdica. La historia de todas formas está diseñada para que sea entendible pese a los términos extraños.

NOTA FINAL: Para mis lectores habituales, esta es la tercera entrega de la trilogía "Guerras", que escribo. Para los lectores nuevos, hagan caso omiso a esta nota, no afecta en ninguna manera a su lectura, pero si quieren una aclaración sobre esta nota, con gusto les contesto por PM.

Espero genuinamente que disfruten de esta historia, Saint Seiya no me pertenece, nadie me paga por escribir esto, y si me pagaran me dedicaría a esto de lleno pero no lo hacen. Posdata: Kuramada me roba las ideas, tengo pruebas, él lee mis fanfictions.


Prólogo:


En el principio de todos los tiempos, no existía más que caos, oscuridad y confusión dentro de la gran nada que era el universo. No había vida ni inteligencia, solo el cosmos. Entonces la gran grieta, un abismo en el centro de todo, rompió la gran oscuridad y dio inicio a la creación. Dicen los que nacieron de esta grieta, que la temperatura era tan baja que de haber existido vida en ese entonces, quien hubiere entrado habría sido inmediatamente congelado comenzando por su sangre. Este gran abismo creador recibió el nombre de Ginnungagap.

Ginnungagap vio nacer a los gigantes y a los dioses, quienes al odiarse mutuamente entraron en guerra, una guerra en la cual el universo en que vivimos fue creado. Los dioses más grandes nacieron de esta guerra, los Aesir, y de entre ellos, el más poderoso y sabio de todos fue el gran dios Odín, el padre de todos, y a medida que Odín lideraba a los dioses en su cruzada en contra de los gigantes, 9 mundos nacieron, todos formando parte de un todo, Yggdrasil.

Yggdrasil, el árbol de la vida, rodeó en sus ramas y raíces a los 9 mundos. En sus raíces, envolvió a Helheim, el mundo de la oscuridad y la muerte. A Niflheim, el mundo de la niebla. A Svartálfaheim, el mundo subterráneo de los enanos. Y a Jotunheim, el mundo de los gigantes. En sus ramas, Yggdrasil envolvió a Vanaheim, el mundo de los Vanir. A Alfheim, el mundo de los elfos. A Asgard, el mundo de los Aesir. Y a Muspellheim, el mundo de los gigantes de fuego.

Pero en medio del tronco de Yggdrasil, los dioses colocaron a Midgard, la tierra media, el mundo de los hombres, y Odín dio a los hombres el deber primordial de servir de barrera entre los 4 mundos oscuros y los 4 mundos de la luz. Ya que si los mundos entraban en conflicto, se desataría el final de todos los dioses, el Ragnarok.

Así fue que Odín, el padre de todos y quien todo lo sabe, preocupado por el gran árbol sagrado y porque los hombres no fueran capaces de proteger la estabilidad de Yggdrasil, regaló a los humanos a su única hija, la Asynjur Hlin, la diosa de la Esperanza, para que protegiera a la raza humana. Pero Odín no dejaría a su hija desamparada, y reunió en audiencia en su palacio, el Vallhala, a los 12 dioses de Asgard.

—Es mi deseo, mis hermanos dioses, que mi hija Hlin sea coronada la reina de Midgard. En ella recaerá el destino no solo de la humanidad, sino de todos los dioses, y por esto, no podemos dejarla desarmada —habló el padre de todos, y mientras los 12 dioses de Asgard discutían, Odín dio solución inmediata—. Se crearán 12 Ropajes Sagrados, del oro del mismísimo Draupnir, cada uno conteniendo una parte de la esencia de los 12, el Galdr de los dioses. Nacerán así los protectores de Yggdrasil —y así fue como, emocionados, los dioses comenzaron a trabajar.

Para el primer cumpleaños de Hlin, Frey, el dios del Resplandor y la Fertilidad, creó el Ropaje Sagrado de Aries, y en este integró el resplandor que le diera a las estrellas. Para el segundo cumpleaños, Tyr, el dios de la Guerra y el Honor, creó el Ropaje Sagrado de Tauro, y en este plantó una fuerza descomunal, y el deseo de proteger a su familia. Para el tercer cumpleaños, los dioses gemelos que se turnan su estancia en Asgard, Vali el dios de la Luz, y Vidar el dios de la Oscuridad, crearon juntos el Ropaje sagrado de Géminis, la primera mitad la creó Vali, quien tardó 6 meses en encontrar la bondad en el corazón de los hombres, la otra mitad la creó Vidar, quien tras 6 meses de escuchar las suplicas por ayuda de su hermano Vali, tardó solo un día en encontrar la maldad en el corazón de los hombres, completando así el Ropaje. Para el cuarto cumpleaños, Freyja, la diosa de la Pureza y la Muerte, construyó el Ropaje Sagrado de Cáncer, tenía la forma de una Valkiria, y era capaz de abrir la puerta entre la vida y la muerte, pero Loki, el dios del Fuego y las Travesuras, quien no era un dios de Asgard, intervino en la creación de lo que sin lugar a dudas sería un Ropaje Sagrado hermoso. Pensando que sería divertido, cambió la forma del Ropaje de ser una Valkiria a ser un cangrejo, y colocó a la oscuridad en el Ropaje para molestar a Freyja, quien estaba más que furiosa, pero no logró sacar la maldad ni cambiar la forma del Ropaje Sagrado a tiempo para entregar su regalo.

Para el quinto cumpleaños de Hlin, Thor, el dios del Trueno y la Fuerza, encontró a la bestia más valiente de toda Midgard, y de ella creó el Ropaje de Leo, y en este colocó la fuerza del relámpago, el hermano del trueno. Para el sexto cumpleaños, Frigg, la diosa de la Fertilidad y el Amor, creó el Ropaje Sagrado de Virgo, su Valkiria más esplendida, y en esta colocó la fertilidad, la sabiduría, y la prudencia. Para el séptimo cumpleaños, Forseti, dios de la Justicia y la Verdad, creó el Ropaje Sagrado de Libra, y en este colocó la balanza de la justicia y el orden. Para el octavo cumpleaños, Heimdal, el dios de la Vigilancia y la Protección que había pasado incontables meses pensando en qué forma darle al ropaje, dejó escapar por primera vez a alguien de su vigilancia, permitiendo a un Jotnar que se ocultaba en Midgard intentar asesinar a Hlin mientras la joven de 8 años recién cumplidos se bañaba, y un escorpión desinteresado salió en su defensa, muriendo tras ser aplastado por el Jotnar pero salvando la vida de la diosa. Orgulloso por la criatura, Heimdal creó el Ropaje Sagrado de Escorpio, en honor al sacrificio del escorpión que salvó a la Asynjur Hlin, y colocó la entrega, el sacrificio, y el deseo de proteger en el mismo.

Para el noveno cumpleaños de Hlin, Skadi, la diosa de las Ventiscas y la Cacería, creó el Ropaje Sagrado de Sagitario, y en este vertió sus habilidades de cacería, y lo dotó de su arco de hielo y de su determinación. Para el décimo cumpleaños, Odín, el dios de la Sabiduría y la Guerra, decidió crear el siguiente Ropaje, creando el Ropaje Sagrado de Capricornio. A este Ropaje lo llenó de una inmensa lealtad, además de que, siguiendo la idea de Skadi, le brindó su poderosa espada, Balmung. Para el onceavo cumpleaños, Njord, el dios de las Tormentas y los Mares, creó el Ropaje Sagrado de Acuario, y en este vertió sus vientos congelados, y la templanza del espíritu humano. Para el doceavo cumpleaños, Balder, el dios de la Belleza y la Bondad, creó el Ropaje Sagrado de Piscis, colocando en este una belleza tanto física como de alma.

Cuando los 12 Ropajes Sangrados fueron creados, le fueron entregados a la diosa Asynjur Hlin, la diosa de la Esperanza y protectora de los hombres, en su treceavo cumpleaños. Con los ropajes, recibió también 12 gemas preciosas, los Rubíes de Thor, su hermano favorito, quien le prometió que, así como ella amaba a Midgard, él por siempre la defendería a su lado. Así fue que a la Asynjur Hlin se le entregó el reino de Midgard, y con sus 12 Dioses Guerreros Dorados protegió a la tierra media de todos quienes quisieran dañarla, y mantuvo a los 9 mundos separados. Pero los Dioses Guerreros Dorados de Hlin no eran eternos como su diosa, ellos morían por protegerla, y aquello destrozaba el corazón de la diosa humana. Fue así que Hlin fue ante Odín.

—Oh padre mío, ¿existe en este mundo o existirá, magia poderosa que me ayude a olvidar? A mis Dioses Guerreros Dorados he perdido en las diversas guerras, y no puedo ver a sus remplazos como he visto a los primeros. Con el miedo de volverlos a perder he retraído sus armas, y he herido a Midgard que ha entrado en desesperanza. ¿Puedes hacer algo para ayudarme a olvidar? —preguntó la Asynjur a su padre, en audiencia con los otros dioses. Y al poco tiempo, Loki, el amigo de los dioses, entró al gran salón e intervino.

—Por el bien de Midgard, y de los 9 mundos, a la Asynjur de la Esperanza no se le puede permitir flaquear en su misión —exclamó mientras sacaba un libro de su túnica—. En este libro los dioses encierran las memorias, ya que en este libro se encuentra el principio y el fin de todo. Si el padre de todo lo aprueba, que este libro te arrebate las memorias, cada vez que la esperanza haya desaparecido de Midgard, para poder renovarla, más fuerte, más gloriosa, en el treceavo cumpleaños de cada nueva vida que obtengas —y así fue acordado. Siempre que la esperanza de Hlin muriese, una nueva esperanza debía forjarse. Solo cuando no quedara esperanza a Hlin se le permitiría abrir el libro del Ragnarok, borrando sus memorias, rejuveneciendo su cuerpo, y siendo entregada a su Valkiria más querida, Brunilda, para ayudarla a preparar a su nueva esperanza.


Saint Seiya: Guerras del Ragnarok.

Saga de Midgard.

Capítulo 1: Reencarnación de Hlin.


Midgard. Santuario de Hlingard. 01 de Septiembre de 3E 1,978.

—Y esa, Saori, es la historia del nacimiento de los 12 Ropajes Sagrados de la Asynjur Hlin, la diosa de la Esperanza —terminó una muchacha, de 11 años de edad, de larga cabellera blanca, y que hasta ese momento le leía una historia a una niña de apenas 5 años de edad recién cumplidos, de cabellera morada y hermosa, con un ojo azul, el otro esmeralda, y que abrazaba a su almohada con interés mientras pedía con la mirada a su cuidadora que continuara con la historia—. Ya es muy tarde, nos hemos extendido hasta tu cumpleaños, eres demasiado impaciente, Saori —insistía la mujer, pero Saori, la princesa del reino de Hlingard, tan solo inflaba sus mejillas en desesperación.

—Pero no deseo dormir todavía, Hilda —aclaraba la joven, que ya tenía a su cuidadora agotada—. Cuéntame más de los Ropajes Sagrados. ¿En qué bestias se basaron los dioses para elegirlos? ¿Por qué no se les ha visto en más de 100 años? ¿Cuándo volverán los héroes de Yggdrasil a Midgard? ¿Acaso no se les ha visto porque la Asynjur Hlin lidera a sus ejércitos en alguno de los otros mundos? ¿Dónde está la Asynjur Hlin? —proseguía Saori impaciente.

—Son demasiadas preguntas que no te puedo contestar en un solo relato, Saori —se quejó Hilda, evidentemente cansada y deseando dormir—. Un último relato, pero solo uno, y después, en el nombre de Odín, te vas a dormir —apuntó Hilda, y Saori asintió sintiéndose regañada—. Escoge con cuidado… ¿qué historia deseas escuchar? —preguntó Hilda.

—Umm… pero todas las historias me gustan… pero, me gustaría más una que tuviera que ver con los Ropajes Dorados… ¿cuál podría ser la mejor? Umm… ¿no me puedes contar las 12? —preguntó, y la mueca de descontento de Hilda fue su respuesta—. Está bien, está bien… cuéntame la historia de Heimdal, y del día en que se distrajo en su vigía. ¿Cómo puede el dios de la Vigilancia y la Protección perder de vista lo que vigilaba y protegía? —se preguntó Saori.

—¿Por qué eliges historias tan largas? —volvió a quejarse Hilda, pero Saori le hizo un ademán a manera de súplica, incluso arrodillándose en su cama de plumas de ganso—. Está bien… —se rindió Hilda, y Saori vitoreo lanzando sus brazos al aire. Pero antes de que pudiera comenzar, la puerta de su cuarto fue golpeada—. Qué raro que la servidumbre continúe despierta —se sorprendió Hilda—. Adelante —continuó, permitiendo que un joven de unos 19 años de edad llegara ante Hilda e hiciera una reverencia—. Buenas noches, Aioros —sonrió Hilda.

—Buenos días, Hilda —corrigió él, deprimiendo a Hilda aún más, que miraba a Saori en señal de descontento—. El Sumo Sacerdote Derbal desea saber si la señorita Saori se ha dormido ya. Aunque puedo confirmar que no es así —miró Aioros en dirección a Saori, que sonrió nerviosamente ante las acusaciones—. Lo lamento, Hilda. El Sumo Sacerdote insiste en que Saori debería estar durmiendo. Dijo algo sobre que la mañana de este día es muy importante y que Saori debería estar durmiendo para estar en buenos ánimos —insistió.

—Estoy al tanto, pero Saori parece tener una fascinación por esperar sus regalos de cumpleaños despierta —agregó Hilda de forma sombría, sobresaltando a Aioros—. Veré que se duerma en breve… puedes confirmarle a Derbal que Saori está dormida, no tiene por qué quedarse despierto él también —aseguró Hilda, y Aioros asintió, y se despidió—. ¿Vez lo que ocasionas? Derbal me va a reprender severamente por el hecho de que continuas despierta —aseguró Hilda.

—No tengo por qué obedecer las órdenes de Derbal, él no es mi padre —agregó Saori con arrogancia, mientras Hilda pestañeaba ya adormilada, y buscaba el relato que le había prometido a Saori—. Es el ultimo, lo prometo, después iré a dormir —sonrió ella, mientras Hilda continuaba buscando el relato.

Aposentos del Sumo Sacerdote.

—Sumo Sacerdote… ¿está usted seguro? —sentado en el trono de los aposentos del Sumo Sacerdote se encontraba Derbal, el representante de Odín en Midgard y líder del ejército más poderoso de Midgard, el ejército de los Dioses Guerreros. Frente a él estaba uno de sus súbditos, un hombre de 20 años a quien en esos momentos Derbal encargaba una misión de suma importancia—. Pero es solo una niña, mi señor. ¿No hay algo que se pueda hacer para evitar esto? —le preguntó el hombre, a lo que el Sumo Sacerdote respondió con descontento.

—Para alguien destinado a portar un Ropaje Sagrado Dorado, Saga, me decepcionas —fue la respuesta de Derbal, mientras Saga, su fiel lacayo, bajaba la mirada y asentía en preocupación—. Te estoy encomendando esta misión a ti en vista de que Aioros es demasiado gentil para hacerlo. Mañana despertarán los 12 Ropajes Sagrados de su largo sueño de 100 años. Es obvio que Saori no es, como pensábamos, la diosa Hlin. Nos dejamos llevar por sus ojos con heterocroma, y dejamos que un mal muy grande llegara a Hlingard. Esa niña no es más que una impostora. Su padre, el Rey Wotan que en paz descanse, estaba equivocado —enunció Derbal.

—¿Y si se equivoca, mi señor Derbal? ¿Y si me pide que asesine a la diosa Hlin? —preguntó Saga, y en ese momento, Aioros que estaba por entrar en los aposentos del Sumo Sacerdote, se detuvo para seguir escuchando—. ¿Qué prueba tiene de que Saori no es la diosa Hlin? —se preguntó.

—¿Quieres una prueba, Saga? —preguntó Derbal, mirando a Saga en señal de descontento—. Que descaro, debería mandarte cortar la cabeza por esto. Pero eres uno de los Dioses Guerreros Dorados elegidos, y la prueba la obtendrás en breve, solo es cuestión de mirar en dirección a las estrellas —aclaró Derbal, mientras caminaba a su balcón, y con la mirada apuntaba a una constelación en el cielo, que al verla, Saga quedó impresionado—. La constelación de Aesir solo aparece en el cielo cuando los 12 Ropajes Sagrados han despertado, y a los primeros rayos del sol, como cuenta la leyenda, revelará la ubicación de los 12 Ropajes Sagrados y sus guardianes —explicó Derbal, impresionando a Saga, quien no podía creerlo—. Hay algo que no te he contado, Saga, algo que he mantenido en secreto y que deseaba confirmar antes de cometer una imprudencia. El Jarl Wotan tenía otra hija además de Saori —la revelación dejó a Saga sin habla, y también a Aioros quien escuchaba la conversación—. El Jarl Wotan me lo contó en su lecho de muerte. Por miedo a su esposa Jordis, Jarl Wotan le ocultó la existencia de su primogénita, Lyfia. Es ella la heredera de Wotan, quien se profetizó sería la diosa Hlin bajada del cielo por los dioses. Pero mientras Saori exista, este reino y los Dioses Guerreros deben servirle, y Lyfia no puede tomar su lugar legítimo en el palacio de Hlingard, no al menos que… —prosiguió Derbal.

—No al menos que Saori sea asesinada, y Lyfia sea anunciada como su reemplazo por fallecimiento —dedujo Saga, y Derbal le asintió con una sonrisa—. Mi señor Derbal, mi lealtad a con el Santuario de Hlingard es inquebrantable, y la constelación de los Aesir en el cielo debería ser prueba suficiente, pero… siento duda en mi corazón —sentenció Saga.

—Eso es porque la Estrella de Pólux brilla sobre ti, Saga —le explicó Derbal, colocando sus manos en los hombres de Saga—. El Ropaje Sagrado de Géminis, fue creado por los dioses hermanos Vali y Vidar, luz y oscuridad. Es natural que sientas estas dudas. Por esta razón debes confiar en mí —aseguró, entregándole una Daga Dorada a Saga—. Termina con esto, en el nombre de Odín —entonces Derbal notó a Aioros en la puerta, y sonrió—. Ah, Aioros. ¿Traes noticias de Saori? ¿Se ha dormido ya? —preguntó Derbal, y Aioros meditó al respecto.

—Aún no, mi señor —agregó Aioros con toda la seguridad que le era posible—. Pero su cuidadora, Hilda, ha mencionado que en unos minutos más se dispondrán a dormir. Creo que es acertado decir que una hora más se requiere para que la señorita esté dormida —finalizó Aioros.

—Saori seguro está muy impaciente por abrir sus regalos de cumpleaños —agregó Derbal—. Es suficiente, Aioros, puedes retirarte a tus aposentos. Daré por hecho que en una hora Saori se encontrará dormida, retírate —Aioros asintió, y medio cerró la puerta para seguir escuchando—. Escucha esto, Saga… si Saori no está muerta en una hora, tendré tu cabeza en su lugar, y le entregaré tu Ropaje Sagrado a tu hermano Kanon. No olvides que solo hay un Dios Guerrero Dorado para el que siempre hay un reemplazo asegurado —finalizó Derbal, y Saga reverenció, Aioros entonces comenzó a correr en dirección a la habitación de Saori.

Aposentos de Saori.

—Mientras más rápido encuentres la historia, más rápido podremos dormir —se quejaba Saori, abrazada de su almohada, sin una pisca de sueño en el rostro, contrario a Hilda que ya bostezaba con fuerza—. ¡Hilda! —recriminó Saori.

—Ya lo encontré… —aclaró ella, se aclaró la garganta, y continuó—. Heimdal, dios de la Vigilancia y la Protección —comenzó Hilda, y Saori se acomodó en su cama—. Elegido por los dioses para ser el guardián del Bifrost, el puente de arcoíris que une a Midgard con la tierra de los dioses, Asgard. Por encargo de Odín, el padre de todos, se encontraba en su palacio, el Grímnismál, pensando en el regalo para el octavo cumpleaños de la Asynjur Hlin, la única hija de Odín —y Saori asintió, demostrándole a Hilda que seguía bien despierta y escuchando—. Tan próxima estaba la fecha, que por vez primera desde la Segunda Era en que se asignó a Heimdal como el guardián del Bifrost, alguien escapó a su guardia. Se trataba de la Asynjur Hlin, quien impaciente, deseaba conocer Midgard. Bajó por el puente arcoíris del Bifrost, hasta la tierra media en el tronco de Yggdrasil. Tan largo fue el trayecto que, agotada y sudorosa, se metió a bañar en la primera laguna que encontró. Pero Midgard se encontraba en guerra con los Jontus, y un Jotnar de la escarcha la encontró mientras se bañaba. En ella sentía un Galdr hermoso, que era lo que los Jontus más odiaban, por lo que el Jotnar, molesto, salió de su escondite para intentar matar a la diosa —Saori se asustó, incluso ocultó su rostro detrás de la almohada, no queriendo saber lo que ocurriría después—. Heimdal entonces salió de su palacio, y volvió a montar la guardia, y con sus sentidos agudizados, regalo de todos los dioses y que lo hacían escuchar el crecimiento del pasto y de la lana de las ovejas, y ver a 100 millas de distancia tanto de día como de noche, además de requerir menos tiempo de sueño que un pájaro, encontró sin problemas a la diosa Hlin, que se había escapado de su guardia. Preocupado, el dios del Ropaje Divino blanco, llamó a todos los seres vivos de Midgard con su potente rugido, a que alguien salvase la vida de la Asynjur de la Esperanza. Pero nadie se atrevió a hacerle frente al poderoso Jotnar, que se acercaba peligrosamente a Hlin. Solo un pequeño escorpión decidió hacerle frente, y el Jotnar, en respuesta, lo aplastó —Saori cerró sus manos en plegarias, imaginando al inmenso gigante de hielo pulverizando al pobre escorpión con su enorme pie—. Pero el aguijón del escorpión se había clavado en el pie del Jotnar, quien se quejó de dolor mientras moría por el veneno. Conmovida, Hlin lloró por el valiente escorpión, y con su Galdr enunció su nuevo nombre, Antares, y lo subió al cielo como una de las estrellas de la constelación de Aesir. Al notar la valentía del escorpión, no quedaron más dudas en la mente de Heimdal, quien terminó de crear el Ropaje Dorado de Escorpio, Antares, y se lo obsequió a Hlin el día de su octavo cumpleaños. Esa es la historia de la primera y única vez que Heimdal falló en su guardia, y del escorpión que se convirtió en el guardián de Hlin —finalizó Hilda, y Saori aplaudió—. Ahora a dormir —apuntó, pero de pronto la puerta de la habitación se abrió de golpe.

—Me temo que no, Hilda —escuchó la joven, que se sobresaltó y retrocedió asustada, mientras un hombre en las sombras se acercaba—. Tienen que salir de aquí, ahora —le explicó Aioros a una incrédula Hilda, mientras el joven miraba en todas direcciones esperando que no apareciera Saga—. Escucha Hilda, Derbal ha ordenado la muerte de Saori, la llama falsa, dice que los Ropajes Sagrados despertarán hoy bajo el mando de una tal Lyfia —aseguró Aioros, y Hilda se mostró sorprendida—. Salgan de aquí, ahora. No pierdan el tiempo —prosiguió Aioros, entregándole a Hilda una bolsa de piel con varios objetos en su interior, mismos que Hilda inspeccionó—. ¡Vayan! ¡Busquen a un hombre llamado Dohko en Oppland! —insistió.

—Estos son… pero Aioros —comentó Hilda contrariada, pero Aioros de pronto entró a la habitación y se ocultó en el armario mientras señalaba a la ventana—. ¿Estás loco? ¡Es el piso más alto! —señaló Hilda, y entonces escuchó unos pasos y tuvo que reaccionar rápidamente—. Nos vamos, Saori —tiró de su mano Hilda, y juntas salieron al balcón pese a las quejas de Saori, quien se mostró aterrada cuando Hilda se pasó del otro lado de la baranda del balcón y saltó a un marco contiguo que unía el balcón de la habitación de Saori con el balcón de la habitación contigua—. Solo sigue el marco hasta la siguiente habitación… —le explicó Hilda, mirando el pequeño marco en el cual caminaba, y viendo al fondo un mar embravecido—. Odín, dame fuerzas… —se espantó Hilda. Pero viendo la inmensa estatua de Odín frente de ella, se armó de valor y tiró de Saori, obligándola a seguirla.

—¡No están! —escucharon Hilda y Saori, y la pequeña de 5 años resbaló, pegando un grito tremendo mientras Hilda se aferraba al balcón contiguo y atrapaba a Saori justo a tiempo. Desgraciadamente, el grito alertó a Saga, que se asomó por fuera del balcón y descubrió a las jóvenes que intentaban escapar a la habitación contigua—. ¡Alto! —exclamó Saga intentando ir por ellas, pero en su distracción, sintió una fuerza de cosmos descomunal a sus espaldas—. Este cosmos es de… —se sorprendió Saga.

—¡Destello de Skadi! —se escuchó el poderoso ataque, que Aioros lanzó de su puño como cometas de hielo que impactaron a Saga, y lo lanzaron por el balcón hasta estrellarse con el mismo, quedando tendido en su contra—. ¡Hilda! —se acercó Aioros a la baranda y se pasó al otro lado, intentando llegar ante Hilda, estirándose, mientras Hilda comenzaba a resbalarse por lo húmedo de la nieve del balcón del que se sostenía—. Ya casi… —se estiró aún más Aioros, y cuando Hilda perdió el agarre, Aioros la sujetó justo a tiempo, y tras columpiarla en su eje junto a Saori, las lanzó a ambas al balcón de la habitación contigua, momentos antes de que Saga se repusiera, tomara a Aioros del brazo, y lo lanzara con violencia dentro de la habitación de Saori—. ¡Váyanse de aquí! —gritó Aioros, y pese a que Saori aún estaba sobresaltada y llorando del miedo, Hilda tiró de ella y huyó mientras Aioros le cortaba el paso a Saga, que intentaba salir de la habitación para asesinar a Saori—. No pasarás —insistió Aioros.

—¿Cómo te atreves a fallar a las órdenes de Derbal? —elevó su cosmos Saga, intimidando a Aioros—. Tú y yo somos sus discípulos. ¡Nos disputábamos el título de Sumo Sacerdote después de que él se retirara! ¿Cómo puedes entregarte a la traición? —lloró Saga, dolido por la traición de a quien consideraba un amigo muy querido.

—Tú eres quien se equivoca si piensas que el asesinato de una niña de 5 años es justo. ¡Odín no lo aprobaría! ¡Sea o no Hlin es una niña indefensa! ¡Y la hija de tu fallecido Jarl! ¡Y no me quedaré de brazos cruzados mientras ustedes intentan asesinarla! —elevó su cosmos Aioros, desafiante, y Saga se horrorizó por el conocimiento de saber que debía combatir a su amigo—. ¡Despierta Saga! ¡Jarl Wotan no le sería infiel a su esposa nunca! ¡Saori es su hija legítima! ¡Los Ropajes Sagrados no despertarán hasta dentro de 8 años más! —insistió Aioros.

—¡La constelación de Aesir brilla en el cielo, Aioros! ¡Eres tú quien necesita despertar! —insistía Saga, impotente, furioso. No deseaba enfrentar a su amigo—. ¡Esta es tu última advertencia! ¡Desiste ahora y suplicaré tu perdón ante Derbal! —pero Aioros estaba decidido, y movió su cabeza en negación—. ¡Tú forzaste mi mano, Aioros! ¡Colapso de Yggdrasil! —atacó Saga, con 9 esferas de energía de diferentes colores desprendiéndose de sus manos.

—¡Destello de Skadi! —respondió Aioros, lanzando sus cometas congelados en dirección a las 9 esferas, y la tremenda explosión de cosmos destrozó la habitación de Saori, que inclusive comenzó a caer separándose del resto del palacio, en dirección al océano congelado, con ambos combatientes aún dentro en la habitación—. Diosa Hlin… perdóneme si le he fallado… —enunció Aioros mientras la habitación continuaba cayendo, pero entonces sintió la mano de Saga tomarle la suya, mientras Saga se aferraba de los restos del palacio que aún no caían—. ¡Saga! —lloró Aioros, y Saga hizo un esfuerzo sobrehumano por ayudar a Aioros a subir, pero el ataque de Aioros lo había dejado malherido. Sangre caía del brazo de Saga y manchaba el de Aioros.

—Lo lamento, Aioros… —lo soltó entonces Saga, dejándolo caer en dirección al océano—. Pero tú traicionaste al señor Derbal, y ya es muy tarde para salvarte. Es mejor si mueres ahora que ejecutado por nuestro Sumo Sacerdote… —y así Saga se incorporó, y comenzó a correr buscando a Hilda y a Saori.

Puente de Cristal del Santuario de Hlingard.

—Rápido Saori —continuó Hilda, tirando de Saori, quien lloraba aterrada mientras sabía que su vida peligraba. Hilda guio a Saori hasta el puente de cristal que se encontraba suspendido entre la ciudad de Hlingard y el Palacio, y fue recibida por un escudero de tan solo 15 años de edad, y quien montaba guardia en el palacio.

—Señorita Hilda, ama Saori —interrumpió el escape el joven, intimidando a Hilda, quien lo empujó a un lado, sorprendiéndolo—. ¡Alto! —exclamó el joven, que entonces divisó a Saga corriendo tras las señoritas.

—¡Detenlas, Shura! ¡El amo Derbal ha ordenado la ejecución de Saori! —exclamó Saga, sorprendiendo a Shura, quien miró en dirección de las señoritas en impotencia y mientras se encontraban cada vez más cerca de llegar al final del puente de cristal—. ¡Detenlas, en el nombre de Odín! —ordenó Saga, y el rostro de Shura se llenó de determinación.

—En el nombre de Odín —preparó su mano Shura, elevando su cosmos alrededor de la misma—. ¡Espada de Balmung! —lanzó un corte, que levantó hielo mientras surcaba en dirección a las chicas, amenazando con partirlas a la mitad. Pero, en el último momento, un cosmos divino y cálido sobresaltó a Shura, quien usó todo su cosmos para desviar el ataque, que pasó a la izquierda de ambas, derribándolas, pero partiendo el puente que comenzó a desquebrajarse, mientras una aterrada Hilda abrazaba a Saori, y caía con ella desde una altura impresionante en dirección al océano—. ¡Ama Saori! ¡Señorita Hilda! —gritó Shura perturbado.

—Hiciste lo que tenías que hacer, Shura —aclaró Saga, mientras miraba los trozos de hielo sepultar a las jóvenes en una tumba de hielo, agua y nieve—. Nadie podría sobrevivir a semejante caída, se ha hecho la voluntad de Derbal, y justo a tiempo para saber si sus palabras son verdad o no —miró Saga en dirección al cielo, donde las 12 estrellas de la constelación de Aesir, una constelación que se decía solo era visible cuando los 12 Ropajes Sagrados despertaban tras 100 años durmientes, brillaba con intensidad. Los primeros rayos del nuevo día se alzaron entonces, y las 12 estrellas de la constelación lanzaron destellos de luz a Midgard, levantando una explosión de cosmos descomunal, y liberando de los interiores de la tierra misma a 12 cometas dorados que se elevaron al cielo, 2 de los cuales volaron en dirección a Saga y Shura—. Por Odín, todo es cierto… Saori era una impostora, y la verdadera diosa Hlin vive en la señorita Lyfia —se estremeció Saga, mientras un cometa dorado se estrellaba sobre los restos del puente, y adoptaba la forma de una fuerza de cosmos dorada que se posaba frente a él con una fuerza explosiva y la silueta de un ser humano con 4 brazos, antes de solidificarse en un Ropaje Sagrado, que estalló en sus piezas vistiendo a Saga de dorado—. Aioros… esta es la fuerza que negaste por dudar del Sumo Sacerdote.

—¿El Ropaje Sagrado de Géminis? Pero si faltan 8 años para que se cumplan los 100 años profetizados —enunció Shura, que entonces vio otro de los cometas dorados estallar frente a él, sobre los restos del puente de cristal partido a la mitad. Pero, tan solo se trataba de una caja de plomo con apenas unas flamas doradas ardiendo anclándose a la caja conteniendo en su interior el Ropaje de Capricornio, y que no vestía a Shura—. ¿Qué ocurre? ¿Acaso no soy digno? —se arrodilló Shura frente a la caja, y golpeó el suelo con su puño, sintiéndose un fracasado—. ¿Será acaso este mi castigo por haber dudado? No volveré jamás a reflejar tal debilidad —concluyó, deseoso de volverse merecedor de la armadura.

Un tercer cometa dorado bajó, siguiendo la corriente del rio, bajando por cascadas congeladas, y estrellándose a las afueras de la ciudad de Hlingard. Fue entonces que Saga supo que Aioros seguía con vida, y que pese a la traición, el Ropaje Sagrado de Sagitario lo había elegido, como había profetizado el Sumo Sacerdote, Derbal. Los otros 9 Ropajes Sagrados volaron por todo Midgard, en diferentes direcciones, buscando a sus nuevos dueños.

Grutas de Brezal de Gnita.

En las legendarias grutas de Brezal de Gnita, un lugar casi inaccesible donde se dice habitan dragones y existe una puerta secreta que guía a las raíces que llevan directamente al Svartálfaheim, un niño de apenas 12 años inspeccionaba con su antorcha en mano los vestigios arqueológicos de una antigua civilización, cuando de pronto las paredes de las cavernas se vieron iluminadas por un cometa dorado que estalló formando a un carnero alado hecho enteramente de cosmos. El joven de cabellera rosada y lunares purpuras sobre las cejas miró a la imponente bestia, que lanzó un bramido de dolor antes de ser tragado por la caja dorada en que se había transportado, sellándose por completo frente al niño, que inspeccionó la caja con suma curiosidad.

Pueblo de Vígrídr.

En las planicies de Vígrídr, una amplia pradera de una extensión inimaginable donde los granjeros pastoreaban a sus ovejas y ganado, otro cometa dorado se estrelló frente a un muchacho que montaba guardia matutina frente a los ganados bovinos. Era bastante alto para su edad, de piel morena y cabellera larga y negra, frente a él se abalanzó un furioso toro de cosmos que bufó con tal fuerza que espantó a todo su ganado. Sin embargo, en lugar de retraerse, el muchacho le hizo frente a la bestia, que lo miró fijamente, antes de regresar a su caja dorada, donde quedó sellado.

Pantanos de Fýrisvellir.

Surcando los ríos pantanosos de Fýrisvellir iba un joven de 15 años de edad, en una misión autoimpuesta tan sombría que helaría la sangre de quienes la escuchasen. Navegando sobre un bote pequeño, el joven por poco termina en el fondo del rio pantanoso cuando un cometa dorado se estrelló en el agua frente a su barca, llenándolo de agua fangosa y maloliente, mientras del interior del rio brillaba intensamente un cangrejo dorado de cosmos que lo miraba con desprecio, mientras con un alarido que le estremeció el alma al joven navegante, el cangrejo volvía a quedar sellado en la caja dorada en la que había llegado.

Ciudadela de Heorot.

La ciudad de los héroes, Heorot, alguna vez gobernada por el héroe legendario Beowulf, donde los grandes Guerreros Vikingos entrenan incansablemente por el derecho a portar uno de los 30 Ropajes Sagrados de Midgard, se vio estremecida por un cometa dorado que se estrelló en un fuerte de batalla donde hasta esos momentos entrenaba un joven aspirante de 12 años de edad, de cabellera castaña suave, con los brazos y las piernas vendadas por el arduo esfuerzo, y el dije de una flecha alrededor de su cuello. El cometa desmoronó el techo de madera del fuerte, y de pronto estalló transformado en un poderoso león de cosmos que le rugió con fuerza, asustando a todos los compañeros de entrenamiento del muchacho, pero él no se intimidó, inclusive desafió al león, que de pronto fue tragado por la caja dorada en que llegó, sepultando a la ciudad de los héroes en un silencio sepulcral.

Ciudad de Gimlé.

La ciudad de los templos en honor a los dioses, Gimlé, estalló con la caída de un cometa dorado que atravesó el techo de un templo en honor a la diosa Frigg, la esposa de Odín, dentro del cual un joven rubio de 12 años meditaba hasta esos momentos, en que se vio obligado a abrir los ojos para observar a una caja de plomo que irradiaba a duras penas las flamas del cosmos dorado. Por alguna razón, esta caja no brillaba con la misma vida que los otros cometas dorados poseían, sino que estaba completamente apagada, como si faltara tiempo para que recuperara su verdadera fuerza de cosmos, tiempo que el joven se tomaría para meditar, sobre la razón de que la caja de plomo se presentase frente a él.

Reino de Oppland.

El reino en las montañas a donde Aioros planeaba que Hilda y Saori se dirigieran, frente a la montaña más alta del mundo, Galdhopiggen, donde un hombre de pronunciada barba rojiza mantenía eterna vigilancia como si del mismísimo Heimdal se tratase, fue bombardeada por un cometa dorado que se clavó dejando un cráter tras de sí a las afueras del reino por donde la cascada de Iving caía en dirección al Jotunheim, la tierra de los gigantes. El hombre parecía sorprendido de la llegada de la caja de plomo, pero no se dignó siquiera a verla, se mantenía concentrado en la constelación de los Aesir en el cielo, como deduciendo que no debería estar allí, que algo estaba mal en el orden de las cosas, pero aceptando su destino para vestir el Ropaje Sagrado una vez más, cuando este recuperara su brillo.

La Isla de Lyngvi.

La isla de la muerte en medio del lago Ámsvartnir que una vez cada 100 años es visitada por 800 asesinos de todo el mundo enviados por el Santuario, en su mayoría criminales desalmados o simples cazadores buscando una presa experimentada, sorprendió a los combatientes con el impacto de un meteoro dorado, que cayó justo en frente de un joven de 12 años que en esos momentos atravesaba el cuello de su rival con una lanza de fresno improvisada. La caja de plomo parecía llamarlo, y al verla todos los presentes intentaron hacerse con ella, pero de movimientos rápidos y certeros la caja de plomo fue manchada por la sangre de las victimas del joven de cabellera azulada, que deseaba hacerse con la caja de plomo más que cualquiera de los otros aspirantes.

Puerto de Munarvágr.

La playa de los Berserkers, y lugar de descanso del héroe legendario Ragnar Lodbrok. Un pueblo costero donde los Drakkars más magníficos podían encontrarse. El silencio de los muelles se vio interrumpido aquella madrugada cuando un cometa dorado decapitó a uno de los Drakkar más hermosos del atracadero, enterrándose frente a un joven y habilidoso carpintero de 12 años, y que observó la caja con frialdad, entendiendo de inmediato su significado, pero contrariado por el color a plomo que la rodeaba.

Bosque de Hormímir

Un joven hermoso de 14 años dormía en los campos de flores cercanos al Santuario de Hlingard, pero despertó súbitamente cuando el bosque fue impactado con fuerza por un cometa dorado. El Bosque de Hormímir, rebosante de vida, recuperó con un cosmos sagrado las heridas de los árboles arrasados por el impacto del meteoro dorado, cuya caja de plomo quedó atrapada debajo de las raíces de uno de los árboles más grandes del bosque, con el joven hermoso preguntándose la razón de la llegada de semejante objeto, y esperanzado en que fuera la solución a sus plegarias a los dioses.

Santuario de Hlingard. Sala del Trono de Hlin.

—¡Está ocurriendo! ¡En verdad está ocurriendo! —sonrió Derbal con malicia, mientras miraba la constelación en el cielo, brillar con 5 de sus 12 estrellas más fuertes que las demás, pero brillando sin lugar a dudas, como decían las profecías que ocurriría siempre que los 12 Ropajes Sagrados despertaran de su sueño de 100 años previos al regreso de la diosa Hlin a Midgard—. Ahora, con una representante más manejable, Midgard acaba de pasar al dominio de los hombres verdaderamente —se dijo a sí mismo el Sumo Sacerdote, y bebió de su copa de vino, mientras Saga llegaba ante él con la mirada baja—. ¡Esplendido! ¡Mírate mi querido discípulo! ¡Reluciente en el Ropaje Dorado! ¡Dios Guerrero de Pólux, Saga de Géminis! —prosiguió el Sumo Sacerdote, pero entonces notó la mirada sombría de Saga—. ¿Qué ocurre hijo mío? —preguntó contrariado por la expresión de Saga.

—Maestro Derbal… —se arrodilló Saga frente al Sumo Sacerdote—. Aioros ha traicionado al Santuario. Se interpuso en mi camino por asesinar a la falsa Asynjur, y tanto Saori como Hilda escaparon por el puente de hielo que Shura derribó sobre ambas —Derbal no tardó en reaccionar ante aquellas palabras, violentamente, tomando a Saga del cuello, sorprendiendo al de Géminis.

—¿Y vistes sus cuerpos al caer por el rio, o la sangre tiñendo el agua de escarlata? —le preguntó Derbal mientras miraba a Saga fijamente a los ojos, antes de azotarlo con rudeza frente al trono de Hlin, en el cual se sentó esperando respuestas.

—Cayeron de una altura que ningún humano podría sobrevivir —aclaró Saga en preocupación—. Además de que los restos del puente les cayeron encima, Shura y yo esperamos, pero nadie salió a flote. Sé que se encuentra molesto, Sumo Sacerdote, pero debo informarle también que Aioros sobrevivió, y que extrajo de la armería del Santuario los Zafiros de Odín —le explicó.

—¿Qué has dicho? —enfureció Derbal, elevando su cosmos violeta que rodeaba todos los alrededores de la habitación del trono, preocupando a Saga, quien vio incluso su cosmos sobrepasado por el tremendo poder del Sumo Sacerdote, que lo incineraba con ira, antes de tranquilizarse y regresar en sí—. No importa… —se calmó el Sumo Sacerdote, sorprendiendo a Saga, quien no podía comprender semejante poder, pero cerrando su mano en un puño, dispuesto a alcanzar ese poder él mismo—. Saga, hoy ante el pueblo, la Sacerdotisa Lyfia será anunciada como la representante de la diosa Hlin en Midgard. Y se presentarán también a los 7 Dioses Guerreros que la representan —explicó Derbal, pero Saga no comprendía el cómo se elegirían a los Dioses Guerreros, sin la protección de los Zafiros de Odín—. Tu misión sin embargo, consiste en encontrar a Aioros, y a los Zafiros de Odín. Dedicarás tu vida de ser necesario a encontrarlos, y te daré el liderato de la Orden Dorada para que lo logres. No me defraudes, Huskarl Saga —enunció Derbal, y entonces tomó una antorcha que iluminaba la habitación del trono, y la arrojó sobre el trono mismo de Hlin, iniciando con un incendio que Saga no alcanzó a comprender—. Evacúa a cuantos puedas. Los habitantes de Midgard se preguntarán por la princesa Saori. Les daremos una excusa perfecta —y tras una reverencia, Saga se retiró de la sala del trono—. No habrá roca bajo la que te puedas esconder, Saori. Saga va a encontrarte, y él va a asesinarte. Midgard es de los hombres, los dioses ya tienen el Asgard. Esta, es mi declaración de guerra —sentenció Derbal, mientras reía en su maleficencia, y el Santuario ardía en llamas.

Ulfrgard. Orillas del rio Slíd.

Un anciano pescador se encontraba a las orillas del río, posando su único ojo sobre las cristalinas aguas esperando poder pescar algo para el desayuno, cuando de pronto sintió un tirón de su caña, y el fornido anciano se puso de pie y comenzó a tirar con fuerza, sacando de las frías aguas a Hilda, quien respiró a como pudo tras sus pulmones llenarse de una mescla de agua y de aire, lo que no se podía decir de Saori, inconsciente a su lado, quien pese a salir del agua no logró respirar del todo.

—Sao… Saori… —balbuceaba Hilda, arrastrándose a encuentro de Saori y presionándole el pecho en repetidas ocasiones intentando resucitarla, pero la niña no reaccionaba, no respiraba, y estaba inmensamente pálida. Hilda estuvo a punto de soltarse en llanto, cuando el anciano pescador sacó una piedra blanca y redonda con el grabado de 2 líneas negras pegadas en su vértice formando una especie de flecha muy sencilla. Colocó la piedra sobre el pecho de Saori, colocó el peso de su mano sobre el mismo, aspiró, y enunció casi en un susurro.

—Kaunaz —enunció, y tan pronto salieron las palabras de sus labios, Saori respiró nuevamente, llenando sus pulmones del preciado oxígeno, y vomitando el agua que se había tragado. Hilda, un paño de lágrimas por lo que había presenciado, se lanzó a Saori y la abrazó con fuerza, y ambas lloraron desconsoladamente, mientras el anciano pescador guardaba su caña, se colocaba su sombrero, y sacaba su bastón antes de retirarse en silencio mientras Hilda tranquilizaba a Saori, y miraba horrorizada al Santuario de Hlingard ardiendo frente a la inmensa estatua de Odín.

Centro de la Ciudad de Hlingard.

—Es una deshonra, y un acto de cobardía —más tarde aquella mañana, Derbal se encontraba junto a Saga de Géminis frente a una multitud que lloraba el incendio y la supuesta muerte de Saori, hija de Jarl Wotan. Hilda y Saori se encontraban entre la multitud, ocultas bajo capuchas que cubrían sus respectivas identidades, mirando a Derbal directamente, quien fingía remordimiento, mientras continuaba con su discurso en medio de la ciudad—. Bajo el velo nocturno, los enviados del reino enemigo de nuestras tierras, el Reino de Brávellir, el reino de la guerra, fueron auxiliados por el traidor, Aioros, el destinado a convertirse en un Dios Guerrero Dorado, y entraron al palacio que por los preparativos de las celebraciones del quinto cumpleaños de nuestra princesa, se encontraba desprotegido —Saori entonces cerró sus manos en puños, pero Hilda la tranquilizó colocando su mano sobre su hombro—. Pero sepan, que la princesa será vengada. La diosa Hlin, quien pensábamos renacería en el cuerpo de la princesa de Hlingard cuando cumpliese su treceavo cumpleaños, según había sido profetizado, renació en otro cuerpo mortal, el de la hija ilegítima de Jarl Wotan, el fallecido Jarl de Hlingard. Les presento a Lyfia, hija de Wotan, representante de Hlin en Midgard, y a sus 7 Dioses Guerreros, los guardianes de Midgard —presentó Derbal a una joven de 13 años, de cabellera azul pálida, y con heterocroma, siendo uno de sus ojos azul, el otro de un morado profundo. Junto a ella se posaron 7 Dioses Guerreros, que fundieron sus cosmos junto con el cosmos de Lyfia. Solo entonces las dudas de Saga se disiparon, la mujer frente a él era la diosa Hlin bajada del Asgard para gobernar a los humanos, y los 7 Dioses Guerreros eran la prueba contundente.

—¡Reino de Hlingard! —comenzó la joven, y su reino fue silenciado—. Los 7 Dioses Guerreros me respaldan, proclamándome como la señora de Midgard, la Asynjur Hlin, y si aún quedan dudas en sus corazones, a mi lado se encuentra un Dios Guerrero Dorado, protector no de Midgard, pero sí de Yggdrasil —presentó Lyfia a Saga, quien hiso una reverencia. Y aceptándola, Lyfia continuó—. Cada 100 años, 12 Ropajes Sagrados regresan del Asgard donde han sido sellados, a Midgard para servir como los guardianes de Yggdrasil, evitando que los 9 mundos entren en conflicto unos con otros. Por órdenes de mi padre, Odín, y del resto de los 12 dioses de Asgard, se me ha asignado a esta orden. Más de momento, y por razones que no alcanzo a comprender, solo el Dios Guerrero de Pólux, Saga de Géminis, ha respondido a mi llamado. Pero les juro, que no descansaré hasta que mi esperanza esté reunida, y exista la paz en Midgard —finalizó Lyfia, y su pueblo vitoreo. Saori estaba sumamente molesta, pretendía salir y llamarla mentirosa, pero Hilda nuevamente la detuvo.

—Paciencia, Saori. Incluso si sales ahora y demuestras que sobreviviste, la presencia de un Dios Guerrero Dorado es prueba de lo que dice Lyfia ante los ojos de los habitantes de Hlingard —le aseguró Hilda, y Saori la miró con preocupación—. Tú eres la Asynjur Hlin, de eso no me cabe duda, pero antes de arriesgar nuestras vidas debemos descubrir el cómo renacieron los Ropajes Sagrados antes de tiempo, y el cómo demostrar tu identidad. Sé paciente, Saori… encontraremos la manera —finalizó Hilda.

—¡Hombres de Hlingard! —prosiguió entonces Derbal—. Con la Asynjur Hlin de nuestro lado, la gracia de Odín recaerá sobre nosotros. ¡Llevaremos la guerra a la ciudad de la guerra misma que se atrevió a arrebatarnos a nuestra princesa, con la Asynjur Hlin guiándonos! —prosiguió él.

—Pero no se hará sin un Alto Jarl —prosiguió Lyfia, mirando a Derbal—. La diosa Hlin es la única que puede declarar a un Alto Jarl, así que, por tu lealtad al servicio de mi padre, yo, la Asynjur Hlin, hija mortal de Wotan el anterior Jarl de Hlingard y Alto Jarl de Midgard, e hija legítima de Odín, el padre de todos, te declaro Jarl de Hlingard, y Alto Jarl de Midgard —y el reino vitoreo. Saga no podía estar más orgulloso de su maestro, y sin embargo la traición de Aioros, sumado al descontento de haber asesinado a Saori, le causaba un terrible pesar.

—Acepto con humildad el título que se me presenta, Asynjur Hlin —prosiguió Derbal, dirigiéndose al pueblo como el nuevo Jarl de Hlingard, y de todo Midgard—. Y como nuevo Alto Jarl, declaro el inicio de una nueva era, la Cuarta Era de la humanidad —enunció Derbal, y el pueblo se entregó en ovación.

—Nos vamos, Saori… —enunció Hilda, mirando en sus manos a 7 piedras preciosas—. Si Derbal quiere una guerra, reuniremos a nuestro ejército primero. No dejaremos que el malnacido se salga con la suya, ¿o sí? —preguntó Hilda, y Saori lo pensó detenidamente.

—Quisiera recuperar el reino de mi padre… pero… —miró Saori en dirección a Saga, quien se arrodillaba frente a Lyfia nuevamente, aceptándola como la reencarnación de la Asynjur Hlin—. ¿Cómo levantarse en contra de los Guardianes de Yggdrasil, los 12 Dioses Guerreros Dorados? —se preocupó Saori.

—Entrenando a una generación de Dioses Guerreros capaces de enfrentar incluso a la Orden Dorada —escuchó Saori, y tanto ella como Hilda se preocuparon, y se dieron la vuelta para encontrar a un ermitaño de barba roja pronunciada—. Soy Dohko, el viejo maestro, y en el nombre de Odín le juro que recuperaremos su reino, Asynjur Hlin —reverenció, le ofreció su mano, y Saori la tomó agradecida.

La Isla de Lyngvi. 01 de Septiembre de 4E 05.

Un Drakkar surcaba por las tranquilas aguas del lago Ámsvartnir, en dirección a una isla prohibida de la cual muy poco se sabía. Los habitantes de Hlingard podían ver la isla con facilidad desde los atracaderos de la ciudad, pero tenían estrictamente prohibido acercarse a la misma. Solo los Drakkars, los barcos dragón que servían al Santuario de Hlingard, tenían permitido navegar en dirección a la isla, y solo con el Sumo Sacerdote, o un Dios Guerrero, al mando del navío.

Para los habitantes de Hlingard, la leyenda era fácil de recordar. 80 Drakkars, cada uno con 100 guerreros, zarpaban a la Isla de Lyngvi una vez cada 100 años. Los Drakkars se quemaban en las orillas de la isla como un tributo a los dioses, y solo uno regresaba con la guardia de Hlingard en su interior. Años más tarde, cuando la luz dorada iluminara la Isla de Lyngvi por la noche, a la mañana siguiente zarparía un solitario Drakkar, con la misión específica de regresar con el Dios Guerrero de Antares, quien vestía a Escorpio, como único sobreviviente de la Masacre de la Isla de Lyngvi, y por ende, elegido como el cazador más experimentado.

—Esperen en el Drakkar, yo me haré cargo de esto —agregó el Dios Guerrero que comandaba el Drakkar, de 17 años de edad, mientras sostenía una inmensa espada-látigo, bastante gruesa, que parecía tremendamente pesada, pero que el Dios Guerrero cargaba al hombro como si no le pesase nada, e incluso saltaba con ella a una altura que ningún mortal podría siquiera imaginarse posible—. ¡Hemos visto la señal del Cazador Dorado iluminar la Isla de Lyngvi por la noche! ¡Muéstrate ante mí, Dios Guerrero de Antares! —ordenó el Dios Guerrero, y de los interiores del frondoso bosque que cubría a la isla, un Dios Guerrero Dorado comenzó a salir con una arrogante sonrisa en su rostro, mientras sus ojos brillaban escarlata con la luz de su cosmos maligno—. Mi nombre es Sigmund de Polaris Alfa, Dios Guerrero de Granir —se presentó el Dios Guerrero, que tras sentir el cosmos agresivo del Dios Guerrero Dorado de Antares cerró su mano con fuerza contra el mango de su espada—. Derbal, el Alto Jarl, me advirtió que probablemente te encontraría en el estado Berserker, fuera de control por años de matanzas encerrado en esta isla. Vuelve en ti o me obligarás a usar a mi espada, Gram, en tu contra —amenazó Sigmund, más en respuesta, el Dios Guerrero de Antares materializó una lanza en su mano derecha, y apuntó con esta a Sigmund—. Esa lanza… ¿podría ser… Gungnir? —se sorprendió Sigmund, y evadió entonces la lanza, que el Dios Guerrero de Antares había intentado utilizar para darle muerte—. No soy tu enemigo, Dios Guerrero —preparó su espada Sigmund, y se lanzó contra el Dios Guerrero de Antares, que azotó su lanza contra la Gram de Sigmund con fuerza, lanzándolo en dirección al Drakkar, frente al que estuvo a punto de estrellarse—. Eres fuerte —sonrió Sigmund—. ¿Cuál es tu nombre? —preguntó Sigmund.

—No tengo nombre… y si lo tenía, lo he olvidado ya… —preparó su lanza nuevamente el Dios Guerrero de Antares, elevando un cosmos maligno y escarlata alrededor de todo su cuerpo—. Enviaron a 800 asesinos a la isla de mi familia, asesinaron a mi padre y a mi madre, me convertí en un asesino por defender mi isla, y cuando esa caja cayó del cielo y todos intentaron hacerse con ella, los asesiné uno por uno hasta que esta cosa salió de la caja y se aferró a mi cuerpo. Desde entonces jamás me había sentido tan poderoso. Con esta cosa defenderé mi isla… estás en mi isla… lárgate de mí isla… —insistió el Dios Guerrero Dorado, mientras Sigmund sonreía y se mantenía desafiante.

—Es suficiente, Sigmund —escucharon ambos, mientras Derbal, el Alto Jarl de Midgard, bajaba de su Drakkar y encaraba al Dios Guerrero sin nombre—. Me presento, soy el Alto Jarl de Midgard, Derbal. Si es un nombre lo que deseas, se te otorgará uno. Después de todo no podemos ir por toda Midgard con los bardos contando hazañas de un guerrero sin nombre. ¿Qué tal un nombre que jamás se haya escuchado en Midgard? Veamos… 'Mid' significa 'medio', y 'lo', significa 'el que vive'. Si lo unimos obtenemos 'Midlo', pero como 'dlo' significa 'maldito', dejémoslo en 'Milo', ¿qué te parece? Dios Guerrero de Antares, Milo de Escorpio. No suena para nada mal —sonrió Derbal, y el ahora llamado Milo lo miró fijamente con curiosidad—. Lo que le pasó a tu familia es lamentable. Pero la isla estaba fuera de los límites, no debieron intentar construir una granja en tierras del Jarl sin su consentimiento. Pero Jarl Wotan seguramente estaba demasiado enfermo para dar su consentimiento. Seguro tus padres no tuvieron opción. Permíteme compensarte por la pérdida, te haré Jarl de alguna tierra, si demuestras ser digno por supuesto —señaló Derbal.

—Ya tengo una tierra, y estás parado sobre ella —agregó el arrogante Dios Guerrero Dorado, y apuntó con su lanza al cuello de Derbal, forzando a Sigmund a preparar a Gram nuevamente, pero Derbal se lo impidió con un movimiento de su mano, mientras el Dios Guerrero ahora llamado Milo regresaba a su bosque—. Tienen hasta el mediodía para largarse de mi isla, parásitos. O mi ira recaerá sobre ustedes —aseguró.

—¿Quieres esta isla? Es tuya entonces, nadie volverá jamás a poner un pie en la Isla de Lyngvi, tan solo te pido que me escuches —le pidió Derbal, y el molesto Dios Guerrero se dio la vuelta—. Eres el sobreviviente de la Matanza de la Isla de Lyngvi, que por tradición es el lugar donde el Dios Guerrero de Antares, el de Ropaje Sagrado de Escorpio, es elegido. Eres el cazador por excelencia, el guardián de los dioses elegido por Heimdal. ¿Por qué anclarte a una diminuta isla cuando puedes hacer de Midgard tu reino? Como campeón de la Asynjur Hlin, obtendrás gloria a donde vayas, tu nombre será aclamado, riquezas inimaginables te esperan… —pero nada de aquello llamó la atención de Milo, pero Derbal tuvo una idea—. Si es tu justicia, castigarás a quienes dejen a un niño sin su padre o su madre —sentenció, y nuevamente encontró la lanza de Milo en contra de su cuello.

—¿Quién ordenó la masacre de la Isla de Lyngvi? —presionó la lanza en contra del cuello de Derbal, sacándole algo de su sangre. Sigmund nuevamente intentó ir en auxilio del Alto Jarl, pero Derbal nuevamente lo detuvo—. Habla ahora, hace unos momentos no dejabas de parlotear —insistió el Dios Guerrero.

—Jarl Wotan, el anterior Jarl de Hlingard que en paz descanse… —respondió Derbal, mientras Milo continuaba moviendo el filo de la lanza por su rostro, abriéndole más la piel—. Falleció hace 6 años, un año antes del ataque a Hlingard por los hombres del Reino de Brávellir con quien estamos en guerra —aclaró el Alto Jarl.

—Una respuesta sospechosamente conveniente… —lo miró en desconfianza Milo, y retrajo su lanza—. ¿Gungnir la llamaste? —preguntó mirando a Sigmund—. Considero que si se me ha ofrecido un nuevo nombre, es conveniente otorgarle uno a mi lanza también —y sin decir más, Milo comenzó a subir en el Drakkar, sorprendiendo a Sigmund y a Derbal—. ¿Tengo tu palabra de que la Isla de Lyngvi me pertenece, y que jamás será escenario de otra masacre? —preguntó con arrogancia, y Derbal asintió en ese momento—. Entonces… necesito encontrar una razón diferente para vivir… ¿qué desean de mí? —preguntó sin rodeos, y Derbal sonrió en ese momento.

Ulfrgard. Arenas de Batalla de los Dioses Guerreros.

Ulfrgard, la ciudad de los lobos, es el nombre con que se conoce a la ciudad vecina de Hlingard. Un lugar donde solo hay campamentos militares, arenas de batalla, y fuertes dentro de los cuales los reclutas y aspirantes a Dioses Guerreros se entrenan esperanzados en obtener uno de los 30 Ropajes Sagrados de Midgard disponibles. Pero en raras ocasiones, cuando algún dueño de un Ropaje Sagrado Dorado faltaba por encontrar la muerte, o no existía candidato digno para algún Ropaje Sagrado Dorado, era aquí donde se elegía a un digno portador.

Alrededor de esta ciudad, Saori, ya de 10 años de edad, cubría su cuerpo con una piel de lobo blanco, con la cual se ocultaba entre la nieve que caía por toda la ciudad. La verdadera Asynjur de la Esperanza, se movía con sigilo, evitando ser vista por los guardias de la ciudad, y buscando entre los fuertes a un aliado en su cruzada por recuperar su reino. Una vez encontrado el fuerte correcto, Saori se esforzó por llegar a la ventana abarrotada, y miró dentro del fuerte que servía de prisión para su compañero.

—Fenril —llamó en un susurro a un joven malherido dentro de una de las celdas del fuerte. Tendría aproximadamente 14 años de edad, de cabellera color verde menta, y unos ojos rasgados color ámbar. Estaba encadenado de manos y pies, con el pecho vendado, y se incorporaba con dificultad—. Fenril lo lamento tanto. Me duele verte así de malherido —lloró Saori en preocupación—. Te has esforzado tanto, quisiera poder ayudarte más —aclaró, mientras le pasaba una manzana y una pieza de pan por la ventana, que el joven aceptó con agradecimiento.

—El arduo trabajo ha rendido frutos, mi señorita… esta tarde me enfrentaré en duelo por el derecho a vestir el Ropaje Sagrado de Leo —le explicó Fenril, y Saori se mostró más que agradecida por el esfuerzo de Fenril.

—Sé que es muy importante el poder hacernos con la fuerza de los Ropajes Sagrados Dorados, Fenril. Pero tu vida también es muy importante, tanto para Hilda como para mí —le ofreció su mano Saori, y Fenril se estiró lo más que pudo y la tomó con orgullo—. ¿Cómo podré agradecerte lo gentil que has sido conmigo? —preguntó.

—No hay nada que agradecer —le aseguró Fenril—. Su padre fue de los pocos amigos verdaderos a la familia Fenril. Incluso me dio un hogar cuando mis padres fueron asesinados por un oso salvaje. Es lo menos que puedo hacer por usted. Me convertiré en su Dios Guerrero de Leo —prometió.

—Solo será sobre mi cadáver, Fenril —escuchó Fenril, y Saori se sorprendió de ver a otro joven, de 17 años de edad, encadenado de manos y piernas en la celda frente a la de Fenril, respirando pesadamente en cansancio y por sus múltiples heridas—. Es bueno que te alimenten… soy mayor que tú, me sentiría mal si no te enfrentara en tus mejores condiciones. Pero bien podrías ser mayor que yo, estar mejor alimentado, y tener más masa muscular que yo, y aun así encontraría la forma de vencerte —lo miró el joven sombríamente—. Come… deseo enfrentarte en tus mejores condiciones. Y te juro que nadie me arrebatará lo que es mío por derecho —prosiguió el prisionero, mientras Saori lo miraba fijamente.

—Perdóname por esto, Fenril —comentó Saori, y bajó de los barrotes alzando algo de nieve tras caer de bruces, y entones se escucharon sus pasos que rodearon el fuerte, hasta llegar al lado de la celda del otro joven, desde la cual le ofreció una manzana—. Puede comer usted también. No le traigo comida a Fenril para darle una ventaja, lo hago porque me preocupo por su salud —se estiró Saori, y el joven tomó la manzana—. Saori, hija de Wotan —se presentó la niña con modales excelsos.

—Los condenados a muerte no tienen nombres… —fue la respuesta del joven, mientras miraba la manzana en su mano, y la mordía con fuerza—. Pero cuando era un hombre libre, me llamaban Aioria. Y pese a que agradezco el alimento, me temo que seré yo, y no su amigo, quien vestirá a Leo. Será una tragedia desilusionarla, Saori, hija de Wotan. Pero ese león y yo somos amigos, y planeo vestir su Ropaje Sagrado —finalizó, y entonces se escuchó la puerta del fuerte abriéndose, y Saori se espantó e intentó escapar antes de ser vista, pero su manga se atoró con la apertura de la madera dentro de la cual estaban colocados los barrotes.

—No eres el único Dios Guerrero que se presentará en el Santuario de Hlin a jurar su lealtad a la Asynjur de la Esperanza —escuchó Saori la voz de Derbal, horrorizándose, sabiendo lo que pasaría si llegara a ser descubierta—. En la Isla de Lyngvi, 800 criminales, mercenarios y soldados voluntarios, se enfrentan a muerte para elegir a un único Dios Guerrero de Antares. En Ulfrgard ocurre algo similar. Los guerreros más prometedores de todos los pueblos de Midgard son elegidos, 1,000 en total, y son reunidos en Ulfrgard para un torneo de 1,000 hombres. Los aspirantes son aislados de la civilización mientras son participantes del torneo, solo salen derrotados o muertos, y hoy se elegirá al Dios Guerrero de Regulus de entre estos sobrevivientes —señaló Derbal, y Milo, quien lo acompañaba, observó a ambos con interés, pero se encontraba más interesado en la mano atrapada entre los barrotes de la prisión de Aioria, quien notó la mirada de Milo, y encaró al Dios Guerrero de Antares con desprecio.

—Tus ojos aquí, fanfarrón. Que cuando tenga mi Ropaje Sagrado mediré fuerzas con los grandes —lo amenazó Aioria, y Milo lo miró en señal de descontento, pero mantenía la mirada desviada en dirección a la ventana, donde ya no veía nada, pero como cazador experimentado que era, sabía que alguien estaba allí ocultándose—. ¡Escúchame bien, Dios Guerrero! —azotó los barrotes Aioria con fuerza, ganándose la atención de Milo—. El Ropaje Sagrado de Leo me eligió, no sé por qué razón no despertó por completo y me vistió, pero Leo es mi amigo y juré vestirlo. Y cuando lo vista… voy a castigarte a ti y a todos los tuyos que asesinaron a mi hermano —enunció, mientras sostenía el dije en forma de flecha en su mano derecha.

—Ah, Aioria, el hermano del traidor —se acercó Derbal, y Aioria le rugió con fuerza—. Escucha esto, Milo. Hace 5 años, Aioros, el prospecto de Dios Guerrero que vestiría a Kaus Australis, el Ropaje Sagrado de Sagitario, asesinó a la hija de Jarl Wotan y a su criada personal, Hilda de Polaris. Después abrió las puertas del Santuario de Hlingard, permitiendo a los Guerreros Vikingos, los que pertenecen al ejército de los hombres al mando del Jarl Svend Ulfson del Reino de Brávellir, entrar y quemar el Palacio de Hlingard. Aún estamos reconstruyendo el lugar —mintió Derbal, y Milo notó con extrañeza la tonalidad de su voz, sabiéndolo—. Desde ese momento, a toda la familia del traidor lo alcanzó la deshonra. Sin embargo, la diosa Lyfia, representante de Hlin en Midgard, le perdonó la vida y permitió que compitiera por el derecho a portar el Ropaje Sagrado de Leo. Pero no deja de ser más que un sucio traidor ante mis ojos, y los ojos de todo Midgard—. Enunció Derbal.

—Lyfia me perdonó la vida, Derbal, y solo por eso no voy a asesinarla —lo miró Aioria desde el otro lado de los barrotes—. Pero no pienso ser tan condescendiente contigo. Voy a matarte… a ti y a los asesinos de mi hermano, es mi derecho —finalizó Aioria en un rugido, y entonces miró a Milo con desdén—. ¿Tú qué me miras? También tengo tu cara dibujada en mi puño —aseguró.

—Eres como yo… —enunció Milo, mirando a Aioria fijamente—. Un ser que no debe lealtad a nadie más que a sí mismo, buscando su lugar en el mundo. Te estaré esperando a que vistas tu Ropaje Sagrado, gatito. Nada me gustaría más que medir mis puños contra los tuyos —enunció, y entonces miró a Derbal—. Me quedaré a ver su combate —comentó Milo, molestando a Derbal—. He dicho… no le debo mi lealtad, no hasta que preste juramento, y aún si presto juramento no se lo debo al Alto Jarl, sino a la diosa que protege. Pretendo ver, con mis propios ojos, a la clase de orden a la que perteneceré ahora que he aceptado mi Ropaje Sagrado, antes de jurar mis lealtades —aseguró.

—Si no juras lealtad en el nombre de la Lyfia, el resto de la Orden Dorada, y los Dioses Guerreros te darán cacería y obtendremos tu Ropaje Sagrado para entregárselo a alguien más digno —lo amenazó Derbal, con Sigmund y sus guardias colocándose a la defensiva, pero aquello a Milo no le interesó, se estaba divirtiendo demasiado—. El Santuario de Hlingard está en la cima de la montaña frente a la estatua de nuestro señor Odín —le recordó Derbal, y entonces sacó de su mano un objeto, que le entregó a Milo—. Este es el Octavo Rubí de Thor, ya llegará el tiempo de explicarte para qué sirve y su importancia. Lo único que debes de saber de momento, es que ahora eres su guardián, va en la ranura de tu cinturón —apuntó a la ranura en el Ropaje, donde Milo colocó el Rubí, que brilló intensamente al ser colocado en su Ropaje Sagrado—. Te veré en el Santuario al anochecer, y espero que para entonces tanto tú como el Dios Guerrero que vista a Leo, hayan jurado lealtad —se retiró Derbal, y entonces Milo se quedó solo con Aioria.

—No necesito ser un genio para saber quién va a ganar esta batalla —miró Milo en dirección a Fenril, quien lo miraba con desdén—. Uno es un perro faldero, siguiendo las órdenes de su amo ciegamente, el otro un león que desea su melena por sus intereses personales. Siempre he creído que el servir a alguien es una pérdida de tiempo, solo se existe para sí mismo. Pondré atención a tu combate, y en cuanto a ti, faldero —se dirigió a Fenril nuevamente—. Prueba que me equivoco… pruébame que vale la pena luchar por alguien más —y así, Milo se retiró.

—Yo también soy un cazador… —enunció Fenril mientras Milo se retiraba—. Aunque me considero más un lobo que un león. Y no olvides jamás que los lobos encontraron su lugar junto a los humanos por el beneficio de ambos. Eso lo aprendí al conocerla a ella. Un día vas a conocerla, Dios Guerrero de Escorpio, y veremos si en verdad es posible vivir para uno mismo —terminó, mordió su manzana, y miró a Aioria fijamente—. Come… quiero enfrentarte en tu plenitud de fuerzas —aseguró Fenril, y Aioria le sonrió.

Afuera del fuerte, Saori se ocultó y miró al Dios Guerrero de Escorpio retirarse a las arenas de batalla en dirección a la ciudad, y mientras lo hacía, su rostro se ruborizó un poco, mientras miraba al Dios Guerrero con esperanza.

—El Dios Guerrero que representa al escorpión que protegió a costa de su propia vida a la Asynjur Hlin… —se apenó la diosa, como si recordara su existencia anterior vagamente, en el mito, y recordara el sacrificio del escorpión, o tal vez fuera la historia que Hilda le había contado aquel día hace 5 años cuando intentaron asesinarla. Fuera cual fuera la razón, el joven que vestía el Ropaje de Escorpio, se había ganado su admiración—. Necesitamos reclutar a los Dioses Guerreros Dorados… y él no ha jurado lealtad a Lyfia… —se frotó la frente Saori, pensando detenidamente lo que iba a hacer—. Si Fenril gana el Ropaje Sagrado de Leo, y si convenzo al de Escorpio de unirse a la rebelión, tendríamos 3 Ropajes Dorados en nuestro ejército. Tengo que convencerlo —se determinó Saori, y comenzó a correr tras de Milo, mientras ignoraba que Aioria había escuchado todo desde el otro lado de su celda.

—¿Una rebelión contra Lyfia? —se mostró pensativo Aioria—. Lyfia me perdonó la vida… pero no le debo lealtad al Santuario de Hlin. Sería interesante ver qué tipo de rebelión y en qué me beneficia. Tengo una deuda contigo, Lyfia, y Aioria siempre paga sus deudas —finalizó, mientras su celda era abierta, y guerreros rasos vistiendo Ropajes de soldados comunes se acercaron a él—. Ya era hora, comenzaba a aburrirme —sonrió Aioria.

Reino de Oppland. Mirador de Galdhopiggen.

—¿Saori? —llamaba Hilda, quien ahora vivía en una casa a las afueras del Reino de Oppland, y llegando ante el mirador donde Dohko, el veterano de guerra que las había acogido en su casa, miraba en eterna vigilia en dirección a la montaña de Galdhopiggen. Como si supiera que era su responsabilidad el cuidar que nada saliera de esa montaña—. Dohko, ¿has visto a donde ha ido Saori? La comida se está enfriando, y no me pasé toda la mañana haciéndole pan de cumpleaños para que no se lo coma —enunció mortificada.

—Saori está en Ulfrgard en estos momentos —le respondió Dohko con tranquilidad, asustando a Hilda, que se quedó boquiabierta—. Tiene la idea de reclutar a algunos Dioses Guerreros Dorados para la rebelión —finalizó.

—¿Y la dejaste ir? —se molestó Hilda, y Dohko asintió, con una sonrisa en su rostro, como si supiera que podía confiar en Saori—. ¿En qué estabas pensando? ¡No está lista! ¡Su entrenamiento no ha terminado y no hemos encontrado a todos los Dioses Guerreros que portarán los Zafiros de Odín! ¿Tiene esto que ver con Fenril? —se molestó Hilda.

—Saori está un poco desesperada por recuperar a su esperanza. Y Fenril le es leal —aseguró Dohko, molestando a Hilda—. Aunque es preocupante que el muy tonto se haya dejado capturar para el torneo para el Ropaje Sagrado de Leo, pero si el plan de Saori funciona, tendremos 3 Ropajes Sagrados en nuestra posesión —aseguró Dohko.

—¿3 Ropajes Sagrados? ¡Esa niña está poniendo en riesgo a la rebelión! —se molestó Hilda, y Dohko tan solo sonrió—. ¿No vas a ir por ella? —se molestó Hilda, y Dohko movió su cabeza en negación mientras continuaba con su guardia.

—Es la voluntad de la diosa Hlin, sus órdenes fueron muy claras: «No me sigas. Si me atrapan debes continuar con la rebelión »—le enunció Dohko las palabras exactas de Saori, y Hilda se tiró del cabello en señal de desesperación.

—¡Sin Saori no hay rebelión! —le gritó, y Dohko tan solo movió sus hombros de arriba abajo indicando que no le importaba—. ¿Qué clase de Dios Guerrero Legendario eres? —se molestó Hilda, caminando a paso apresurado en dirección de un inmenso hombre de barba y cabellera verdosa suave, que aparentaba unos 25 años de edad, y a un joven de 15 años y cabellera rosada que leía mientras recargaba su espalda a un árbol.

—La clase de Dios Guerrero Legendario que confía en su diosa ciegamente, Hilda —se susurró a sí mismo Dohko—. Después de todo, no es la primera vez que sirvo como su Dios Guerrero —continuó su vigilancia Dohko, sin querer dejar de ver a la montaña.

—Tholl, Alberich —llamó Hilda, y el hombretón que hasta esos momentos cortaba madera con su poderosa hacha, le dirigió toda su atención, no así lo hizo el de cabellera rosada que se mostró más molesto que nada por ser interrumpido en su lectura—. Es Saori, ha ido a Ulfrgard. Necesito que alguien vaya por ella —pidió Hilda, y unos maderos cayeron al suelo detrás de ella, y un tercer individuo se dispuso a ir a recoger su espada—. No puedes ser tú, Siegfried —pidió Hilda a un guerrero de 16 años, de cabellera larga y cremosa, y quien poseía unos ojos azul pálidos—. Entiéndelo por favor, si vas tu hermano… —intentó explicar.

—Dime una cosa, Hilda, ahora que la situación lo apremia… —le apuntó Sigfried, quien preocupó a Hilda por su determinación—. ¿Tienes miedo en verdad de que mi hermano me reconozca e intente llevarme a la fuerza ante Derbal, o temes que lo enfrente y lo lastime? Hilda de Polaris —sentenció Siegfried con desprecio.

—Viejas heridas se abren —se burló Alberich, el de cabellera rosada y ojos verdes, a quien Tholl silenció con la mirada—. No es como que me importe con quien se compromete la gente. Pero por algo el apellido de Hilda no es Dubhe —se burló nuevamente.

—Mi compromiso con tu hermano mayor no tiene por qué incomodarte, ¿o me equivoco? —agregó Hilda con autoridad, molestando a Siegfried—. Tholl. Si no te molesta, ¿puedes tú traer a Saori por favor? —y el inmenso hombre reverenció, y se retiró con su hacha pegada al hombro—. El compromiso no existe desde que hui de Hlingard junto a Saori —expresó Hilda.

—Aun así jamás dejaste de usar su apellido —le espetó Siegfried, le dio la espalda, y se retiró con molestia. Mientras tanto, Dohko miró desde el mirador a Alberich con desprecio, quien alzó las manos pretendiendo ser una víctima inocente de sus miradas.

Ulfrgard. Arenas de Batalla de los Dioses Guerreros.

A Saori le costó algo de trabajo encontrar la arena de batalla donde Milo había ido a observar los combates que se celebraban allí. Se sostenía la capucha en todo momento, un distingo indiscutible de su identidad era el color de su cabellera, por lo que era imprescindible mantenerla oculta o sería fácilmente descubierta.

Varios habitantes de los pueblos cercanos, algunos provenientes incluso de Hlingard, se habían reunido frente a las arenas de batalla, rodeadas por escalinatas de madera, y un palco donde Derbal se sentaba. Después de todo, era él quien condecoraba a los Dioses Guerreros. A su izquierda se encontraba Saga de Pólux, el Dios Guerrero de Géminis, a su derecha Shura de Deneb Alguedi, Dios Guerrero de Capricornio. Sigurd de Polaris Alfa, Dios Guerrero de Granir, se encontraba también en las arenas de batalla, pero debajo del palco, vigilando los alrededores. Saori sabía que si su identidad era descubierta, estaría en un peligro terrible, pero no podía evitar observar a Derbal con desprecio, y estaba decidida a hacer todo lo que fuera posible por derrocarlo, y así fue como tras encontrar a Milo recargado contra una columna de madera, se decidió a salir de su escondite e intentar reclutarlo.

—Gente de Midgard —exclamó Derbal, sobresaltando a Saori mientras se acercaba. Derbal había comenzado a dirigirse al pueblo mientras los soldados rasos les abrían los grilletes de manos y piernas a Fenril y Aioria—. De 1,000 guerreros que han combatido en torneo por el derecho de convertirse en el Dios Guerrero de Regulus, representado por la bestia Leo, solo quedan 2 valientes —apuntó Derbal a Fenril y a Aioria, y Saori comenzó a alzar una plegaria por Fenril—. Han derrotado a sus respectivos contrincantes, y tras esta batalla, el más digno será condecorado con el Ropaje Sagrado. Será un encuentro a 3 escudos, pueden usar el arma que prefieran —un escudero se acercó a Aioria, un segundo fue hacia Fenril, les entregaron un escudo de madera a cada uno, y les dieron a elegir entre una selección de armas, de la cual Fenril se hizo con una daga corta en extremo afilada, mientras Aioria tomaba en su mano un caestus, un guante de metal reforzado con el que dio un par de golpes a su escudo de madera.

—A decir verdad, un par de garras amarradas a un caestus me serían más útiles que esta cosa —miró Fenril a su daga, mientras Aioria se arreglaba su escudo de batalla—. Espero que sepas combatir así como hablas —apuntó Fenril con su daga.

—Ven por mí, faldero —cerró su mano alrededor de su puño, y se lanzó en dirección a Fenril, que lo evadió e impactó su mentón con su escudo, intentó clavarle la daga, pero Aioria cubrió con su propio escudo, y así continuaron combatiendo, mientras Milo los observaba fijamente. Saori estaba en extremo preocupada por Fenril, pero se armó de valor para ignorar la batalla, y se acercó a Milo con una sonrisa genuina.

—¡Llegué a tiempo! —exclamó con fuerza suficiente para llamar la atención de Milo, que estaba lo más aislado de la gente que le era posible para observar la batalla entre Aioria y Fenril, notando que la niña no le prestaba atención a la batalla, y en su lugar le dedicaba a él toda su atención, lo que lo apenaba un poco. Saori era la primera mujer que veía en casi 10 años desde que fue aislado en la Isla de Lyngvi para combatir por el derecho a portar el Ropaje Sagrado de Escorpio, aunque eso Saori no lo sabía—. ¿Eres un Dios Guerrero? Es la primera vez que conozco a un Dios Guerrero —continuó Saori, intentando hacer plática, sin saber realmente qué decir, pero ruborizando a Milo, que intentaba mantener la calma. Primera mujer en mucho tiempo que veía o no, la verdad era una muy joven y no debería de causarle estas molestias, por lo que intentó ignorarla y concentrarse en la batalla dándole la espalda, lo que molestó un poco a Saori—. ¡No seas grosero y dirígeme la palabra! ¡Ignorarme no es educado! —continuó la niña, aunque con una divertida sonrisa en su rostro, como si hubiera notado la timidez de Milo, o recordara algo en su cosmos que la acercaba a Milo.

—No fastidies, mocosa. ¿No ves que intento analizar a mi rival? —le contestó Milo con molestia, esperanzado en que la ruda respuesta la ahuyentara. Pero por supuesto que Saori no pretendía dejarse intimidar, por lo que Milo pretendió hacer énfasis en lo importante del combate, y que requería de toda su atención—. Hoy entregarán el Ropaje Sagrado de Leo. Estas presenciando un momento digno de recordarse en la historia de Midgard. De 1,000 guerreros, ya solo quedan 2. Quien logre encender su cosmos con mayor fuerza será quien gane el derecho a utilizar el Ropaje Sagrado de Leo —explicó de forma arrogante, y Saori se ruborizó un poco, mientras lo escaneaba con la mirada.

—Es intimidante… y a la vez emocionante… no puedo explicarlo… —se susurró a sí misma Saori, y el de Escorpio la miró fijamente, notando el rubor de sus mejillas. De pronto la batalla perdió importancia, mientras ambos se miraban fijamente—. Siento que te conozco… —se susurró Saori, pero de inmediato se recuperó, y continuó con la conversación—. Saori, hija de Wotan —se presentó la niña, y el joven la miró con curiosidad, demasiada, a decir verdad. El nombre del padre de la niña creyó haberlo escuchado antes—. Se cortes y dime tu nombre —le pidió con dulzura, fastidiando al joven que desvió la mirada, intentando ocultar su vergüenza.

—La cortesía es un lujo que se gana, no que se exige —el arrogante Dios Guerrero agregó, y cuando notó la mirada de esperanza de Saori, él simplemente se rindió—. Milo, Dios Guerrero de Antares, Ropaje Sagrado de Escorpio y guardián del Octavo Rubí de Thor. Leal Dios Guerrero al servicio de la Asynjur Hlin, diosa de la Esperanza. ¿Satisfecha? —le preguntó mientras se cruzaba de brazos.

—¡Sí! ¡Y mucho! —contestó Saori, con su eterna sonrisa, mientras Milo se perdía en la misma, y le daba la espalda ignorándola. Saori entonces movió sus labios, como diciendo algo más que llamó la atención de Milo, pero que fue incapaz de ignorar. Fue apenas una frase que estremeció su alma profundamente, y lo obligó a prestarle total atención a la niña frente a él. Cuando Saori salió del trance de la frase que había mencionado, notó entre la multitud a un hombre inmenso, y a Hilda que viajaba junto a él, y horrorizada, tuvo que replantear su plan, tomándole del brazo a Milo—. Este enfrentamiento es muy interesante pero, ¿te gustaría acompañarme? Pienso que podemos divertirnos mucho juntos —tiró de su brazo Saori, y lo forzó a seguirlo, obligándolo a salir de la arena de batalla, y quienes vieron el acto, comenzaron a susurrar sobre el descarado Dios Guerrero Dorado que salía tomado de la mano de una chica demasiado joven para él.

—¿Qué haces? ¿A dónde me llevas? —se quejó Milo, llamando la atención de Hilda, que notó los mechones de cabello lila de Saori danzar con los vientos tras el movimiento brusco de Milo de soltarle la mano a Saori, alertándola, y mirando en dirección de Tholl.

—La han descubierto —exclamó Hilda, llamando la atención de Sigmund, quien se sorprendió por escuchar aquella voz tras tantos años, y de Fenril, quien también conocía la voz y fue impactado en su distracción por Aioria, que le rompió el primero de los 3 escudos.

—¿A dónde miras, faldero? —exclamó Aioria con molestia, encontrando al gigante entre la multitud—. ¿Amigos tuyos? —preguntó, y Fenril se decidió a continuar con el combate para no llamar la atención, pero quien sí la llamaba era Sigmund, que miró en dirección a Hilda, quien al notar la mirada se tapó la boca escandalizada.

—Perdóneme señorita Hilda, pero Saori es más importante que su reunión con su prometido —sacó Tholl un par de hachas de la capucha que usaba para esconderse, alertando a Sigmund—. ¡Mjolnir! —lanzó su ataque Tholl, uno dirigido a Milo, quien lo notó y evadió justo a tiempo, el otro dirigido a Derbal, quien en su distracción no se lo esperaba, pero que Sigmund interceptó con su espada. Ambas hachas regresaron a Tholl, quien de un poderoso brinco llegó ante Milo, apuntándolo con su hacha—. Es tu fin —comenzó Tholl, quien entonces fue atacado por Sigmund, pero al parecer las confusiones apenas y estaban comenzando, ya que un par de esferas de viento envueltas en relámpagos violetas lo interceptaron y derribaron, mientras un hombre en una capucha café atacaba a Sigmund.

—Siegfried, ¿por qué me seguiste? —se molestó Hilda, sorprendiendo a Sigmund, que no solo volvía a ver a su prometida después de 5 años, sino a su hermano que también desapareció al poco tiempo.

—¿Qué diantres está pasando aquí? ¡Saga, Shura! ¡Apresen a esos hombres! —ordenó Derbal, y los Dioses Guerreros Dorados que le servían bajaron de un brinco, Saga atacó a Tholl, y Shura comenzó a preparar su espada para hacerle frente a Siegfried mientras Sigmund se recuperaba de la distracción, cuando una espada de fuego interrumpió a Shura, proveniente de un tercer hombre encapuchado.

—Ah, la confusión en el ambiente es refrescante —agregó Alberich, desafiando con su espada a Shura—. Permítanme traer un poco de luz a sus oscurecidas mentes, somos los integrantes de la rebelión en contra del Santuario, y hemos venido por su cabeza, Derbal. ¡Ahora Fenril! ¡El Ropaje Sagrado de Leo debe estar detrás de su trono! —ordenó Alberich.

—¡Maldición! ¡Me esforcé mucho en este torneo! —enfureció Fenril, saltó sobre el escudo que sostenía Aioria, y se impulsó en dirección a Derbal—. ¡Leo es mío! —incineró su cosmos Fenril, e intentó asesinar a Derbal, cuando Aioria de un brinco se puso frente a él, rugió con fuerza, e hizo estallar su cosmos, derribándolo.

—¡Tu combate es conmigo, Fenril! —enunció Aioria—. Y me conozcan como traidor o no, legítimamente me voy a encargar de reclamar a Leo —se lanzó Aioria contra Fenril, y las batallas rodearon el lugar, asustando a los que visitaban la arena de batalla, quienes comenzaron a huir despavoridos.

—¿Cómo se salieron las cosas de control de esta manera? —preguntó Milo, mirando a Saori fijamente, notando que la niña estaba aterrada—. ¿Quién eres? ¿Por qué se ha armado semejante alboroto por protegerte? —se posó Milo frente a ella, con una aguja roja creciendo en su dedo, mientras envolvía a Saori con su sombra—. Y ten cuidado con lo que responderás —finalizó.

—¡Mi nombre es Saori, hija de Wotan! —enunció con todas sus fuerzas, y los presentes, los que no habían huido al menos, la miraron con curiosidad—. ¡Soy la legítima heredera del trono de Hlingard, y la diosa Hlin renacida en cuerpo humano! ¡Y he venido a reclamar lo que es mío! —tomó de la mano de Milo en ese momento, sin importarle la aguja con la que lo amenazaba—. ¡Tú eres mi guardián! ¡Escorpio representa a Heimdal, el guardián de los dioses! ¡Y en este momento, tu diosa requiere de tu protección! —aseguró Saori, y Milo la miró con confusión.


Creo que los dejé más confundidos que nada. Seguramente es una lectura muy difícil de seguir de momento, ya que estamos hablando de una mitología con la que no creo que estén muy familiarizados. Así que me tomaré un espacio al final de cada capítulo exclusivamente para colocar un glosario que les ayude a comprender más sobre la mitología Nórdica/Escandinava/Vikinga. Al ser el primer capítulo, hay demasiado que definir, pero mientras más se avance en los capítulos les aseguro que menos les tendré que explicar. El glosario estará dividido por secciones y en estricto orden alfabético.


Glosario:


1 - CRIATURAS:

Berserkers: Humanos que han sido drogados hasta perder el control y comportarse como bestias salvajes, eran guerreros muy temibles pero que en ocasiones por lo poco que pensaban se ahogaban al lanzarse de los Drakkars.

Jontus: Traducido como gigantes, posee un singular siendo este el de Jotnar.

Valkiria: Mujeres hermosas que sirven a la diosa Freyja y a la diosa Frigg, cabalgan en sus corceles por los campos de batalla buscando a los que murieron encontrando la gloria para llevar a los guerreros a Asgard, la mitad de los guerreros se entregaban en el palacio Valhalla a Odín y la otra mitad al palacio Fólkvangr de Freyja. Se decía que para que una Valkiria te levantara y te llevara ante cualquiera de esos 2 dioses, tenías que estar empuñando un arma como prueba de tu gloriosa muerte. Si la Valkiria no te llevaba, estabas condenado al Niflheim, donde los que no alcanzaban la gloria, vivían sin aspiraciones ni logros, sin aceptar a ningún dios, o de enfermedad o vejez eran condenados, en el Niflheim se les castigaba con cuerpos decrépitos de los cuales debían arrancarse las uñas para construir un barco inmenso con ellas, el Naglfar.

2 - DEFINICIONES:

Aesir: Una de las 2 razas de los dioses, en su mayoría son dioses belicosos, de dominios en la guerra y en la hechicería o la magia. Tiene una forma femenina, Asynjur.

Asynjur: Forma femenina de la palabra Aesir.

Balmung/Gram/Grani: Nombres de la espada de Sigfrido, el héroe legendario del Cantar de los Nibelungos.

Bifrost: Puente de arcoíris vigilado por Heimdal, que conecta a Midgard con Asgard.

Caestus: Guantelete de hierro sólido que se usaba como arma en los momentos en que los caballeros medievales perdían sus espadas.

Drakkar: Barcos vikingos con la proa de madera tallada como la cabeza de un dragón, los vikingos solían colgar sus escudos de los costados mientras remaban.

Draupnir: Anillo mágico creado por los enanos Brokk y Sindri, que le regalaron a Odín, tenía la propiedad mágica de crear 8 copias de sí mismo cada 9 noches.

Galdr: Significa encantamiento o hechizo, podía ser recitado por hombres, mujeres y dioses. Se trataba de encantamientos recitados en voz, en ocasiones a manera de canto y poseía diferentes niveles según la fuerza del poseedor y la fuerza del encantamiento mismo. (Para efectos de la historia será utilizado como equivalente al cosmos de los dioses).

Ginnungagap: Nombre de la grieta que se abrió en la nada de donde nació toda la existencia según la mitología Nórdica. De esta grieta nació el primer gigante, que dio inicio a la raza de los gigantes y los dioses.

Grímnismál: Nombre del palacio de Heimdal en Asgard.

Kaunaz: Una de las 25 runas que se utilizaban para la adivinación y que es controlada por el dios Odín. Su poder especial es el de la curación.

Vallhala: Nombre del palacio de Odín en Asgard, y a donde llegan los muertos en batalla. Posee paredes hechas de lanza, techos hechos de escudo, y entre las aperturas de las lanzas y los escudos hay cotas de malla. Posee 500 puertas y 40 más (no pregunten, así se describe siempre), de la cual saldrán 800 guerreros Einherjer de cada puerta a combatir en el Ragnarok.

Ragnarok: El final de todos los dioses, la batalla final que se librará entre los gigantes y los dioses que traerá consigo el fin del mundo Nórdico y la muerte de casi todos sus dioses.

3 - DIOSES:

Baldr: Dios de la Belleza y la Bondad, hijo de Odín y de Frigg. Es el segundo hijo de Odín. Se le atribuye también como el dios de la Luz. Es uno de los precursores, junto con Loki, del Ragnarok.

Forseti: Dios Aesir de la Justicia y la Verdad, hijo de Balder y de Nanna. Se le consideraba el más sabio y elocuente de los dioses de Asgard. Su mejor amigo es Tyr, pero ambos resuelven los conflictos de diferente manera, Forseti queriendo llegar a la mediación.

Frey: Dios Vanir del Resplandor y la Fertilidad, hijo de Njord y de Nerthus (aún en discusión). Un dios cálido y quien odiaba a los Jotnar casi tanto como Thor, se le entregó el mundo de Aflheim como su reino donde se convirtió en el dios más venerado de los elfos, tiene una hermana melliza, Freyja.

Freyja: Diosa Vanir de la Pureza y la Muerte, hija de Njor y de Nerthus (aún en discusión). También se le asocia el amor, la belleza y la fertilidad. Algunos piensan que Frigg y Freyja son la misma diosa que en algún momento se separó en diosas diferentes. Freyja es la reina de las Valkirias.

Frigg: Diosa Asynjur de la Fertilidad y el Amor, no se sabe si es hija de Fjörgynn, o si ese es otro nombre con el que se conoce a Odín pues Loki lo llama así en la Lokacena. Se teoriza que puede ser como Thor, hija de Odín y de Jord, y después convertirse en la hija y esposa de Odín. También se teoriza que ella y Freyja son la misma entidad, lo que la haría hija de Njord y de Nerthus (aún en discusión), sea como sea, es la diosa más importante, junto con Freyja, de los escandinavos. Tiene el don de la profecía, y es la única a quien se le permite sentarse junto a Odín en el trono Hlidskjálf, desde el cual puede ver a los 9 mundos.

Heimdal: Dios Aesir de la Vigilancia y la Protección, hijo de Odín y de Egia, Augeia, Ulfrun, Aurgiafa, Sindur, Atla, Iarnsaxa, Gjálp y Greip, quienes eran las Eddas. Odín se enamoró de ellas, se casó con las 9 y las 9 se fusionaron en un solo ser con quien Odín tuvo a Heimdal. Se le asignó como el guardián del Bifrost, y los dioses le dieron sentidos tan agudos que podía escuchar crecer el pasto y la lana de las ovejas, ver a 1,000 millas de distancia, y dormir menos que un pájaro. Posee un cuerno de guerra, el Gjallarhorn, que sonará una vez el día en que llegue el Ragnarok.

Hlin: Asynjur de la Esperanza, la protectora de los hombres, una de las Valkirias al servicio de la diosa Frigg. No se conoce mucho de ella pero se teoriza que fue una diosa muy importante, similar a Atenea o inclusive la misma Atenea a quien se le rendía culto en la religión escandinava. Algunos estudiosos inclusive han llegado a identificarla como otro de los nombres de Frigg.

Loki: Dios Jotnar del fuego y de las Travesuras, hijo del gigante Farbauti y la humana Laufey, lo que técnicamente no convierte a Loki en un dios, ni se le rendía culto alguno, sin embargo era un amigo muy querido de Odín y era bienvenido en Asgard. También era un amigo muy querido de Thor, y ayudaba a los dioses casi tanto como los metí en problemas. Poseía el poder de la transformación, era carismático y tuvo varios 4 hijos, todos criaturas monstruosas que asesinarían a los dioses. Él será el responsable del Ragnarok, pero aun así no se le considera un dios malvado.

Njord: Dios Vanir de las Tormentas y los Mares. También se le atribuyen la tierra fértil, la costa marina, y la navegación. Antes de convertirse en un dios de Asgard, era un prisionero Vanir quien fue intercambiado por el dios Aesir Hoenir.

Odín: Dios Aesir de la Sabiduría y Guerra, hijo de Bor un gigante primordial, y de Bestla, Odín fue el primero de los dioses junto con sus hermanos Vili y Ve (por eso se le llama el padre de todos). Es tuerto de uno ojo ya que lo dio en sacrificio por sabiduría (por eso se le llama el tuerto y el que todo lo sabe). Es el dios más grande de la mitología escandinava, se le atribuyen también la poesía, la magia, la victoria y la caza. Posee una lanza que jamás erra en su blanco de nombre Gungnir, y su esposa es Frigg, aunque ha tenido muchas esposas y muchas amantes. Se le considera un dios benevolente y justo.

Skadi: Diosa Jotnar de las Ventiscas y la Cacería, hija del gigante Tjazi. Los dioses mataron a su padre, por lo que la furiosa de Skadi, diosa Jotnar del invierno, se puso su armadura y marchó a Asgard a hacerles la guerra. Tan fiera era Skadi que los dioses hicieron un trato con ella, pondrían los ojos de Tjazi en el cielo como estrellas y la casarían con uno de los dioses, quien tras una serie de eventos desafortunados terminó siendo Njord.

Thor: Dios Aesir del Trueno y la Fuerza, hijo de Odín y la giganta Jord. Un dios impulsivo y campeón de los hombres, ya que protegía a Midgard de los Jotnar, la raza de los gigantes. Poseía un martillo de mango corto, el Mjolnir, el arma más poderosa jamás creada (según los nórdicos).

Tyr: Dios Aesir de la Guerra y el Honor, hijo del gigante primordial Ymir. Un dios de una sola mano, y quien se teoriza era el dios más importante de los pueblos escandinavos antes de ser reemplazado por Odín.

Vali: Dios Aesir de la Luz, hijo de Odín y de la giganta Rind. Se le consideraba también el dios de los arqueros, de puntería insuperable, pero fuera de eso no es un dios muy importante, salvo para los escaldos.

Vidar: Dios Aesir de la Oscuridad, hijo de Odín y de la giganta Gríd. También era el dios del silencio, de la venganza y de la justicia.

4 - LOS 9 MUNDOS:

Alfheim: El mundo de los elfos, o elfos de la luz ya que los elfos oscuros existen también. Es un lugar de extensos bosques y naturaleza muy hermosa, donde gobierna el dios Frey y la diosa Freya. Este mundo está en una rama de Yggdrasil.

Asgard: El mundo de los Aesir. Hogar de los dioses, en su mayoría Aesir pero hay algunos Vanir que viven aquí también. En su interior están las 12 Moradas de los Dioses, los templos donde recompensan de diferentes maneras a los muertos. Está conectado al puente de arcoíris Bifrost, protegido por el dios Heimdall, y es la única forma de llegar de Asgard a Midgard. Este mundo está en la copa de Yggdrasil.

Helheim: El mundo de la oscuridad y la muerte, se encuentra en la raíz más baja de Yggdrasil. También se le llama la capital de la muerte.

Jotunheim: El mundo de los gigantes de la escarcha y las montañas (o roca). Un mundo congelado. Este mundo está en una raíz de Yggdrasil.

Midgard: La tierra media que rodea el tronco de Yggdrasil, donde los humanos viven. Es una superficie plana en forma de disco rodeada por agua. Posee dos puentes, el Bifrost que conecta con Asgard, y el Gjallarbrú que conecta con Hel. Los gigantes visitan este mundo porque intentan llegar al Bifrost y sibir a Asgard a hacerle la guerra a los Aesir.

Muspellheim: El mundo de los gigantes de fuego llamados Muspel. Los Muspel son los seres primigenios, que existían incluso antes de la creación y del Ginnungagap. De hecho, si no es por el aburrimiento del ser primordial Surtur, que aburrido lanzaba sus llamas a los interiores del abismo Ginnungagap, no se hubiera credo la vida en Yggdrasil.

Niflheim: El mundo de la niebla. A donde se condenan a quienes no murieron obteniendo gloria en la vida, condenándolos a una existencia miserable y carente de honor, donde los muertos construyen un inmenso barco con las uñas de sus manos y pies que se arrancan continuamente para la construcción. Los 11 ríos de todo Yggdrasil nacen de este mundo Este mundo está en una raíz de Yggdrasil.

Svartálfaheim: El mundo subterráneo de los enanos, también llamados Elfos Oscuros, aunque los Elfos Oscuros también existen como una identidad ajena a los enanos. Es un mundo de sombras, donde los enanos tienen sus talleres y ciudades. Este mundo está en una raíz de Yggdrasil.

Vanaheim: El mundo de los Vanir, que son otra raza de dioses diferente de los Aesir. No se sabe mucho de los Vanir, solo que son dioses más bondadosos, de la fertilidad u la sabiduría, y que estuvieron en guerra con los Aesir. Este mundo está en una rama de Yggdrasil.

Yggdrasil: El fresno cosmológico que sostiene entre sus ramas y raíces a los 9 mundos de la mitología Nórdica. 4 mundos los sostiene en sus ramas, 4 en sus raíces, y a Midgard, la tierra de los seres humanos, alrededor de su tronco.

5 - LUGARES:

Ámsvartnir: Lago legendario donde se encuentra la isla de Lyngvi.

Bosque de Hormímir: Bosques sagrados que se dice sobrevivirán al Ragnarok.

Ciudad de Gimlé: La planicie donde solían reunirse los dioses y tienen sus templos, sobrevivirá al Ragnarok.

Ciudadela de Heorot: La ciudad de los héroes donde el legendario Beowulf gobernó.

Galdhopiggen: La montaña más alta de noruega.

Grutas de Brezal de Gnita: Grutas donde se escondió el dragón Fafnir y hay una entrada al Svartálfaheim.

Iving: Uno de los 11 rios que parten del Niflheim y rodea a los 9 mundos.

La Isla de Lyngvi: La isla en medio del lago Ámsvartnir.

Pantanos de Fýrisvellir: Pantanos donde se cree que se encuentra el cauce del rio Gjöll que va al Niflheim.

Reino de Brávellir: Ciudad de la guerra erguida en honor a los reyes Harald y Sigmund Ring.

Pueblo de Vígrídr: Planicie a las afueras del Bosque de Hormímir que será el lugar de la batalla del Ragnarok.

Puerto de Munarvágr: Muelles donde se fabrican los Drakkars, y lugar de entierro de Ragnar Lodbrok.

Reino de Oppland: Ciudad de las montañas, el lugar más cercano a Jotunheim frente al monte Galdhopiggen.

Santuario de Hlingard: Creada para la historia, reúne los nombres de 'Hlin', la Asynjur protectora de los hombres y 'gard', que significa lugar o residencia. Es la capital de Midgard, donde se encuentra el Palacio de Hlin, y es la equivalente nórdica a la ciudad de Atenas.

Slíd: Uno de los 11 ríos que parten del Niflheim y rodea a los 9 mundos.

Ulfrgard: Creada para la historia , lugar donde se entrenan a los Dioses Guerreros.

6 - PERSONAS:

Beowulf: Un héroe legendario que se convirtió en rey de Gautlandia, enfrentó al gigante Grendel y a su madre, después a un dragón, es uno de los pocos héroes legendarios que se conocen de la mitología Nórdica.

Jordis: Otro de los nombres de Frigg, lo utilizaba cuando viajaba disfrazada de mortal por Midgard.

Ragnar Lodbrok: Héroe histórico/legendario de la mitología escandinava, pertenecía a la casa de los Yngling, cuya descendencia serían los últimos Vikingos y comenzarían el reinado de los Reyes Daneses.

Svend Ulfson: Héroe histórico que fue el último de los reyes Vikingos y quien dio origen a la dinastía de los reyes daneses.

Wotan: Otro de los nombres de Odín, lo utilizaba cuando viajaba disfrazado de mortal por Midgard.

7 - TÍTULOS:

Alto Jarl: Título nobiliario que denotaba al rey que gobernaba sobre los otros reyes.

Huskarl: Título nobiliario que se entregaba a los guardianes personales de una casa o persona.

Jarl: Título nobiliario equivalente al de rey.