Cap 1
Eres un idiota.-
Quizás lo soy, pero por al menos soy importante, no una sangre sucia.- un rubio de mirada fría, de ojos grises, llenos de odio.
Por favor… no tienes otro repertorio? Solo eso?.- una chica morena, de brazos cruzados y mirada ganadora.- tantos años y lo mismo… que latero….-
Ambos compañeros estaban peleando en la biblioteca, casi en silencio. Ofendiéndose en susurros, al final del pasillo, muy cerca uno del otro, cara a cara.
…Devuélveme mi libro, Malfoy.- la chica estaba cansada del comportamiento de su compañero, él siempre le hacia bromas, le robaba sus libros y le decía muchas malas palabras. Trató de recuperar su libro, pero el chico era mucho más alto y cuando el levantó su brazo, no pudo alcanzarlo.
Que pasa Granger? Acaso eres muy chica? Ven y quítamelo.- el rubio se burlo de ella agitando el libro.
Malfoy… ultima oportunidad… te lo advierto o…-
O que?...- el se acercó más hacia la castaña.- que vas a hacer?
Ella lo miró, furiosa frente a la actitud del chico.- Sabes… creo que no hare nada.- el la miró curioso y divertido.
Sí… exacto, estoy realmente cansada de tus bromas, hurón, tú ganaste, oficialmente me rindo, quédate con el libro, Tengo suficiente dinero para comprarme uno nuevo. Además ya lo has tocado, por lo que es asqueroso para mi.- la chica se intentó girar, pero una mano la sujetó firmemente del brazo.- que te pasa! Suéltame!.-
Tú quien te crees para hablarme así… no eres más que una simple…-
Una sangre sucia?... eso ibas a decir, dios Malfoy; eres tan predecible… por ultima vez déjame, me molesta tu rostro, tu olor… me repugna cada célula de ti… por que no me dejas en paz.- la mirada del rubio se iba encendiendo a medida que la castaña hablaba, acercándose cada vez más mientras la apretaba con más fuerza.
No te conviene hablarme así…- el rubio no dejó de soltar a la chica, mientras hacia una mueca indescifrable.
Me tienes sin cuidado Malfoy, suéltame ahora…-
O sino que… Granger.- el ojigris pronuncio el apellido de la castaña parsimoniosamente, provocando más molestia de parte de la chica.-
Ya está! Hasta acá llegó mi paciencia…- la chica simplemente miro hacia otro lado haciéndose la despreocupada, para luego sin previo aviso estampar una fuerte cachetada en la mejilla izquierda del ojigris, este quedó en la misma postura mirando hacia el suelo, para luego levantar el rostro de manera bastante siniestra, esta casi al acto trató de separar el cuerpo del chico intentando dar un rodillazo en la ingle del ojigris, pero este adivinó su movimiento y se cubrió con una de sus rodillas. Se acercó muy cerca de la cara de la castaña quien lo miraba con furia y bastante agitada. Sus respiraciones chocaban mientras que se miraban desafiantes sin cortar el contacto visual.
Malfoy jamás se había sentido más ofendido en su vida, como esa simple muggle se atrevía a golpearlo. Mientras la veía notaba sus ojos apasionados, llenos de vida, sin miedo y con una fuerza tan grande como la de él. Miró un segundo su boca, roja y semiabierta, entrando y saliendo un cálido aire, dulzón... indescifrable.
La castaña no tenía miedo, todo lo contrario… se sentía exaltada, cargada de energía y adrenalina, el chico obviamente la había sacado de quicio, pero en ese momento no sabia que había en su cabeza, el chico la miraba sin odio, pero si con un aire electrizado; confuso. Se dio cuenta cuan grises eran esos ojos, cuan claros y profundos eran, un tanto fríos, pero cargados de sentidos.
De pronto la castaña vuelve a decir las mismas palabras en un susurro, lento y bien pronunciado.-…ya suéltame….- y sin saber bien que había ocurrido, sintió unos labios casi en un golpe, apretándose juntos con los de ella, tan repentino que en unos segundos no supo que hacer.
No hizo falta más que la chica murmurara esa palabra, para que el ojigris recibiera de lleno una ola cálida y dulce, sintiendo un escalofrió en su cuello y un mareo en la boca del estómago, sintió las palabras como un caramelo y solo pudo dejarse llevar hasta la boca de la castaña, sin pensarlo, ni digerirlo. Soltó al acto el libro de la discordia y se lazó hacia ella en un acto reflejo, como una salvación y simplemente la besó, sin soltarla; sin dejar de apretarla.
Bastaron unos segundos para que ella le respondiera, sin si quiera acordarse de quien era el que estaba besando, se le echó a los hombros como intentando salvar su vida, devorando la boca del ojigris, mientras que el se acunaba en su cuerpo, extendiéndola en un abrazo, apretándola contra él y dejando que su boca se adentrara más en la de la chica. Fue un beso con rabia, apresurado; casi culpable y ansioso. Fue como si eso fuera lo que había necesitado toda su vida, el calor de una mujer fuerte y decidida. En ese momento se dio cuenta que el sentimiento jamás fue malo, que lo que creía era odio era miedo, pero que estando así de cerca todo lo demás desaparecía y así podía sentir que el corazón se comenzaba a derretir y una calma lo iba domando, haciendo que el chico simplemente bajara el ritmo y comenzara a disfrutar más ese beso.
El ojigris abrazó a la chica con cuidado, dejándola muy cerca de su cuerpo, acariciando su espalda y apoyándola más contra el estante. Ella se dejo llevar por las acciones del chico, permitiendo que este introdujera su lengua para profundizar el beso, dejó sus manos sobre sus hombros, tocando sus grises cabellos con sus dedos y sintiendo el intenso olor masculino del que tenia prendido en ese momento. Ambos acortaron más la distancia, disminuyendo la velocidad del beso, disfrutándolo y borrando sus mentes. Se sujetaron firmes, con naturalidad; como si fueran parte uno del otro.
Tiempo después, desconocido para ellos, sintieron a lo lejos los ruidos de su entorno, haciéndolos caer en cuenta de lo que habían estado haciendo, aun confundidos se separaron sin brusquedad, con cierta somnolencia y excitación y casi con miedo se miraron mutuamente para enfrentarse.
El rubio reparó en la mujer que tenia en frente, nunca se había percatado de lo linda que era, lo fino de sus facciones, el precioso color trigueño y los ojos iluminados y vivaces de la castaña. Se sintió avergonzado, pero no por lo que había hecho, sino por lo estúpido que había sido antes, lo infantil de no reconocer que simplemente tenía miedo. No sabia que decir, solo la miraba atento a que reacción tendría ella.
Ella se sentía casi tan confundida como él, en que momento pasaron de golpearse a terminar besándose de esa manera como si siempre hubiesen sido novios. Ese pensamiento hizo que sintiera un nudo en el estómago. El era el enemigo que le hacia la vida imposible, que siempre recalcaba lo mucho que la aborrecía. Se sintió avergonzada de dejarse llevar tan rápido, de no haber hecho nada para impedirlo, pero sobre todo se sentía avergonzada por haberlo disfrutado. La castaña miró hacia los lados- no había nadie- volvió la vista hacia el rubio y hizo el intento de irse a paso rápido, pero el rubio la detuvo en el acto.
No vas a decir nada…?- preguntó el ojigris, esperando alguna respuesta positiva.
No se que decir… permiso.- la castaña intentó volver a avanzar.
Espera… por favor.- esas últimas palabras desconcertaron a la chica, haciéndola frenarse y sentirse extraña, pero en buena forma. Estaba confundida, nerviosa y desconcertada, así que para poder salir de esa extraña situación sin sonar tan desesperada y cortante respondió.
estar sola… hablaremos en otro momento, por favor ya déjame ir.- ella lo miró, con una mirada un tanto suplicante. El chico no tuvo más remedio que soltarla y verla partir corriendo como si alguna clase de demonio corriera tras ella, perdiéndose al final del pasillo. Por un lado deseaba retenerla ahí hasta lograr dejar en claro las cosas, pero por otro lado; que cosas… no tenia idea que había que dejar en claro, no estaba ni si quiera seguro de lo que había pasado momentos atrás. Lo mejor seria alejarse, poner la mente en frio, quizás si hacia eso quedaría todo ahí como si nada hubiese pasado.
