Capitulo uno: Un nuevo destino.

Hacia mes y medio que estando en su anterior hogar en un país de sur América el padre de Mark había llegado una noche a casa con la noticia de que se marcharían a Inglaterra, a mediados del mes de Julio.

-Buenas noches familia¡¡¡ les traigo, noticias buenas para unos, malas para otros…

-De Que se tratará?-preguntó la Sra. Collins.

-Tenemos un nuevo trato con el ministerio de magia de Inglaterra, nos Mudamos para allá¡¡¡¡

-¿Que?¡¡¡-Exclamó Mark.

Al oír estas palabras se quedó petrificado, realmente ¿había escuchado bien a su padre? Si lo hizo por fin entendió a que se refería cuando dijo "malas para otros…", porque eso solo significaba para el que tendría que abandonar una vez más todo lo que conocía: su escuela, sus amigos, todo…

-¿Por cuánto Tiempo?-pregunto Mark, al ver la expresión del rostro de su padre que lo estaba observando como si hubiera estado esperando esa reacción por parte de el.

-Por tres años-Respondió el padre de Mark.

Mark no se molestó en expresar lo mal que se sentía en ese entonces, porque al fin y al cabo su opinión no contaría para hacer cambiar la de su padre, así que se encargó en esos últimos días de despedirse de todos sus amigos, con los cuales había pasado sus últimos dos años y de los cuales aprendió muchas cosas, por otra pare Mark pensaba que si bien dejaría atrás a una gran cantidad de cosas que extrañaría, no podía negar que irse a Europa y entrar en una nueva escuela de magia, donde aprendería muchas cosas mas de las que ya sabia, no podía dejar de ser una aventura cautivante, entre las cosas de la escuela que iba a extrañar era su asignatura de artes oscuras, de las cuales había aprendido una gran cantidad de cosas aunque no le gustara usar, y la extrañaría porque opinaba que para saber que traman los magos tenebrosos, hay que pensar como un mago tenebroso, además de que sabia, por lo que le contó su padre, que la nueva escuela a la que asistiría no enseñaban a los niños las artes oscuras sino a defenderse de ellas.

(Días después… Ya en Londres)

Mark pensaba que aunque su padre había estado desde hace muchos años cambiando constantemente de lugar de residencia, y por consiguiente, de escuela a su hijo no habia podido lograr que este se acostumbrase a la situación, porque siempre esta el afecto que se le toma a los amigos que se conocen, y como desde que salió de Australia su país natal hace cinco años no había durado más de tres años en un país, se podía decir que tenia muchos.

En ese momento estaba pasando por una de las calles de Londres en el auto encantado que había alquilado su padre al momento de llegar, y se le vino a la mente una pregunta que se tenía guardada desde hace días.

-Papá como se llama la escuela a la que asistiré aquí en Inglaterra?- dijo.

-Hogwarts, y ahora que lo preguntas tu ingreso allí será un caso poco común, porque ya llevas algunos años de estudios en otros colegios-le respondió-y hace poco mantuve una conversación con el director Dumbledore y me dijo que no tenia ningún problema con tu llegada, ya que se le han presentado otros casos similares, también me contó que el sistema de selección de esa escuela es un poco diferente y que tendrías que someterte a el para escoger a los compañeros de clases con que compartirás dormitorios por el resto del tiempo que estudies ahí.

-Muy bien.- Respondió Mark.

Preguntándose cual seria ese sistema de selección al que tendría que someterse, se sonrió, imaginándose pasando por una serie de obstáculos mágicos, o tal vez respondiendo algún examen, pero no se puso nervioso, de todas formas ya se estaba acostumbrando a ese estilo de vida.

-Bueno, hemos llegado.-dijo el Sr. Collins.

Se habían detenido frente a un pequeño establecimiento que estaba un poco oculto entre una tienda de música y una librería en medio de una calle muy transitada, luego de estacionar el auto lo cual fue muy fácil, entraron al establecimiento, que estaba un poco en penumbras y tenia un grupo de mesas donde había algunos magos y brujas de aspecto extraño.

-Nos quedaremos aquí algunos días, mientras conseguimos residencia. Además será de utilidad mientras compramos los libros para ti Mark, aquí traigo la lista de útiles escolares que envió el director.

Mark tomó la carta que le entregó su padre, tenia un sello con un león una serpiente un tejón y un águila alrededor de una gran H, Abrió el sobre y leyó, había una lista de libros, también una lista de artículos escolares, y decía que las túnicas debían de ser negras, el ya las había usado doradas y verdes en sus dos anteriores colegios, se alegró por el cambio de color.

El anciano que estaba detrás del mostrador le entregó un par de llaves al Sr. Collins y este subió por las escaleras seguido por su esposa y Mark.

Al llegar arriba el Sr. Collins le entregó una de las llaves a Mark y este entró en la habitación 11.

Una Nueva Amistad.

Al día siguiente Mark se levantó temprano, tenia muchas ganas de explorar el callejón Diagón del que había escuchado hablar a unas brujas la noche anterior cuando había bajado a cenar antes de acostarse. Así que después de pensar en el día interesante que tenia por delante recostado en su cama se levantó y fue al baño a asearse y se miró en el espejo mágico, realmente tenia muy mal aspecto por el cambio de horario y clima, como se lo recordó su reflejo, luego de esto salió al pasillo por donde pasaba en ese momento una chica de cabello castaño con un gato en los brazos, la cual le dio los buenos días a Mark y este le respondió de igual forma. La chica comenzó a bajar por las escaleras, y Mark creyendo saber hacia donde se dirigía la siguió, la chica salió por la puerta trasera del Caldero Chorreante y se detuvo frente a una pared de ladrillos dentro de la cual Mark pensó que había una entrada oculta, por eso cuando la chica sacó su varita mágica y al tocar uno de los ladrillos se abrió, no se sorprendió al verla, este tipo de pasadizos secretos eran muy comunes en la escuela de Egipto a la que asistió, la cual quedaba oculta en el Valle de los Reyes Mark pensó que el mago que había hecho la entrada al callejón diagón podría haber aprendido la técnica en Egipto.

La chica de pelos castaños volteó la mirada hacia Mark mientras el pasadizo se abría, Mark le sonrió, pero la chica se limitó a voltearse y pasar por el pasadizo con aire altivo, Mark se sonrió nuevamente preguntándose si toda la gente de Inglaterra lo recibiría de esa forma y precedió a adentrarse en el callejón diagón.

Mark descubrió, en menos de los que se imaginaba, que no estaba tan equivocado al pensar que la gente de Inglaterra no seria muy amistosa, mientras pasaba por el callejón abarrotado de tiendas de magia observó que la gente parecía recelosa y asustada aunque estaba seguro de que no era exactamente por su llegada, en los establecimientos había carteles con fotografías de magos con aspecto altivo y Mark se percató que eran fugitivos buscados por el ministerio llamados "Mortífagos", de todas formas Mark no se sorprendió al verlos, ya sabia que la llegada de su padre a Inglaterra estaba relacionada con el hecho de que un mago muy peligroso llamado Lord Voldemort estaba suelto y como su padre era un auror perteneciente a una división internacional a la cual había llamado el ministerio de magia de Inglaterra ya tenía una idea mas o menos cercana de que era lo que sucedía en aquel país.

Deir el-Medin ni el Dorado, las otras dos ciudades mágicas en las que había residido Mark anteriormente luego de su partida de Australia no tenían callejones como ese, porque los espacios eran amplios ya que los muggles no tenían acceso a la ciudad entera, pensando en que esto era muy interesante, entró en una tienda para túnicas llamada "Madame Malkins".

-Buenas joven que deseas?

-Esteeeee… túnicas para el colegio de Hogwarts.-respondió Mark.

-Has venido al lugar correcto, colócate encima de ese taburete para tomarte las medidas.

Mark obedeció a la señora y al cabo de media hora estaba saliendo de la tienda con sus nuevas túnicas de Hogwarts cuando inesperadamente.

-¡AY!.

Una chica morena con el cabello rojo oscuro que iba comiendo un helado distraídamente chocó contra el a la salida de la tienda.

-Discúlpame, es que no te vi.

-Si? No me di cuenta.- Gruñó Mark.

Y con un movimiento de la varita Mark se quitó las manchas de helado.

-¡No debiste hacer eso! no esta permitido hacer magia en las vacaciones.

Mark se sorprendió al recibir esta información.

-No lo sabía es mi primer día aquí en este país y de donde vengo me permitían hacer magia en todo momento, siempre y cuando no lo hiciera delante de los muggles.

-¿De donde eres?- preguntó la chica.

-De Australia, pero he vivido en otras partes.- A Mark no se le había pasado el mal humor y no quería especificarle a una desconocida todos los detalles de su vida.

-Está bien. Me llamo Patricia Glasky.- Vivo aquí en Londres.

-Un placer yo me llamo Mark Collins, nos veremos luego.

-¿Vas a Hogwarts este año?- Preguntó Patricia.

-Si,-dijo Mark, en ese momento escuchó la voz de su padre en el espejo de dos caras que tenía en el bolsillo.

- ¡Mark! responde.

-Si papá dime que sucede?.-.

-Te llamé para saber como estabas, sé que no te lo había advertido, pero las leyes de aquí son muy estrictas. No uses magia a no ser que sea estrictamente necesario.

-Esta bien papá.

-Ten cuidado, trata de no estar en lugares solitarios y si ves algo extraño suspende tus compras, lo primero es tu seguridad. Cuídate y nos vemos en la noche

Volteó a ver a su alrededor, pero la chica ya no estaba, entonces decidió que tenia que ir a la librería.