EL COMIENZO

En aquel lugar, llamado "Punto Nemo" estaba una mujer adulta de ya unos 36 años de edad. Sentada sobre aquella isla de plástico, cuestionándose de cómo llego a pasarle todo eso por sólo un ridículo malentendido, dispuesta a recordar, cierra los ojos y vuelve años atrás lo sucedido.

Todo comenzó en el año 1998, un día jueves al rededor de las 7 de la mañana, cuando en las noticias surgió, que habían detenido a una joven. Noticia que perforaba la cabeza a la gente cada vez más.

Allí en un rincón de un auto policial, estaba una muchacha, de unos 25 años de edad, cabello largo y levemente enrulado en las puntas, de una tonalidad rojiza. Su piel pálida hacia resaltar su color de cabello. Y un flequillo largo cubría su ojo izquierdo, dejando ver sólo su ojo derecho, era color verde claro.
La joven estaba en un estado melancólico, tratando de concentrarse para recordar lo que había sucedido, con la mirada fija en el infinito, y solo de vez en cuando daba algún suspiro que otro. Pero no podía recordar nada, le dolía excesivamente la cabeza, sentía como si le hubieran golpeado muy fuertemente la cabeza.

De repente da un exagerado grito al sentir que algo la toma por el brazo y la jala. Pero se calla, al ver a un policía sorprendido, este mismo trató de calmarla y dialogar un poco con ella, tras no tener éxito con esto, la lleva directamente dentro de la comisaria.

Estar sentada en ese banco le hizo recordar a una de las experiencias más feas que tuvo. Con sólo recordarlo le daba vergüenza. Centrando su atención a la misma nada, piensa, piensa y piensa sin éxito, se agarra la cabeza para evitar perderla del dolor.

La muchacha, siente una fría mano, que se apoya sobre su hombro, acto seguido, una voz profunda y lenta le saco de sus pensamientos.

-Buenos días señorita, me presento, yo soy el oficial Cleveland, es un gusto en conocerla, estoy a cargo de su caso.

-Mucho gusto. Cooper, Scarlet Cooper. ¿Usted sabe lo que sucedió?

-No a fondo, lo que todos dicen es que está aquí por una denuncia de sus vecinos, escucharon gritos, y golpes.

-¿Gritos y golpes? ¿De parte de quien?

-… En serio, me gustaría decírselo, pero no conozco el caso a fondo…

-De acuerdo… Sólo avíseme si sabe algo...

-Con permiso…

A un costado de la sala, estaba el personal policial. Scarlet decidió escuchar de qué hablaban.

-Sí, cuando ingresamos estaba como en un estado de éxtasis, parecía un poco perdida cuando la esposamos, la metimos al automóvil y la trasladamos, mientras tanto estaban transportando al hospital al otro tipo. Hallaron medio kilo de cocaína. Así que por lo que parece la joven estaría acusada de dos casos.

-Bueno, ya veremos, recién me informaron que la victima estaría viniendo para acá dentro de unos minutos.

-Perfecto, mientras tanto llévela a una celda.

-Entendido.

Después de haber oído todo eso, recapacitó ¿A quién habría golpeado? Lo único en que pensaba era si fue tan dura, como para que lo lleven a un hospital. Después de reflexionar bien sobre el tema, dentro de lo que parecía ser una jaula, finalmente la sacaron, todo parecía estar bien, la liberarían, ¡sí!, pero se le fue todo al carajo cuando vio a Damien sentado en una habitación del otro lado.
¿Damien? Se pregunto ella misma, ella había golpeado… ¿A su pareja?
Sea lo que sea tendría que olvidarse de todo, sólo quedaba esperar lo que sigue. Las miradas de Damien y Scarlet se cruzaron por un momento al salir del cuarto, sus miradas fueron muy breves, ambas tan frías e indiferentes.
Después de eso no tiene más recuerdos, nunca estuvo al tanto de lo que paso después, lo único que sabía era que estaba en un juicio ¿A tal grado habría llegado esto?

-Cooper, háganos el favor de pasar al estrado a declarar.

-S-Sí, su señoría. -Dijo un poco pérdida-

Después de jurar y todo lo demás, el juez procedió.

-Quiere explicar su versión de los hechos o por lo menos lo que se acuerda.

¿Que habría dicho Damien? La verdad que no presto atención en ningún momento, todo esto le fastidiaba mucho, desde luego, era por su libertad pero en estos casos quiere que acabe ya todo, así poder concluir con todo está mierda.

-Bien… la verdad no tengo muchos recuerdos… pero haré lo que pueda… -Trató de explicar despacio y con tono seguro, pero aun así se sentía un poco presionada-

-¿Está bien?

-Sí, lo siento, prosigo.

-Adelante…