0Era un día nevado en Cloudsdale, la primavera llegaría pronto, y muchos ya se preparaban para empacarlo y darle la llegada a la estación. Mientras eso ocurría, por las nevadas y concurridas calles hechas de nubes, caminaba una pegaso amarilla, con aire lúgubre y paso lento pero firme, se dirigía a su universidad como una rutina normal en su nueva vida como pegaso universitaria, era una de aquellas ponies que pensaba que "una Cutie Mark no te definía ni te decía que debes ser en la vida" aunque su Cutie Mark era algo incomprensible a simple vista, quería ser algo más que eso. Sus pensamientos, que eran melancólicos a la luz del día, solo podían repetir los momentos en que ella si era completamente feliz, cuando pasó 11 años de su vida en el mismo lugar, con los mismos ponies, pero con cosas distintas cada día.

- ¡Kiato! De pronto, una voz conocida rompe en dos la meditación de la pegaso amarilla; otra pegaso marrón se le acerca con aire alegre y despreocupado.

- Hola Minty Swear – Respondió Kiato, luego de sonreír escondiendo sus sentimientos tristes. - ¿Cómo estás? ¿Qué tal el viaje a Manehattan?

-¡Fue lo máximo! Conocí muchas cosas allá, y en especial la estatua de la libertad, y me monté en uno de esos raros ferry y además… - Minty Swear se detiene al ver que Kiato Flyer miraba de vez en cuando el suelo con una mirada perdida.

- Uh, Kiato… ¿Te sientes bien? – Le pregunta la pegaso marrón.

- ¿Uh? ¡Si! Si estoy bien… ¿Por qué no he de estarlo? – Respondió rápidamente, volviendo a sonreír. –Bueno, será mejor que entremos pronto a clases, ya sabes, evitar los retrasos… - Kiato estira sus alas y se disponía a volar, cuando es detenida por Minty que tiene una cara de preocupación.

-¿Segura que estás bien? Tal vez tu… - Estaba a punto de darle un pequeño toque con su casco, cuando Kiato se aleja de ella con miedo.

- ¡SI ESTOY BIEN! Yo… Yo… Me tengo que ir… Lo siento… - La pegaso amarilla al estar nerviosa, despega bruscamente del suelo y vuela desigualmente y con tropiezos sin dirección alguna.

- Kiato, tu no estás bien… Y voy a averiguar el por qué. – Musitó Minty Swear para si misma y se fue vacilante.

Era bastante obvio, Kiato Flyer no estaba bien. Tenía un enorme agujero en su interior. Casi nadie en su universidad sabía lo que le pasaba por dentro, y ella no quería que ellos lo supiesen. Siempre se le notaba feliz y activa, pero a ratos de perdía dentro de si y se le notaba melancólica y depresiva. Kiato era, como se dijo al principio, una pony que se había vuelto "fría y cerrada" con el cambio rotundo que había hecho su vida, y era difícil acostumbrarse a ello. Tanto así que hasta su metabolismo fallaba, no dormía bien, y tenía ojeras, cosas muy extrañas en ella.

Habían terminado las clases y era tiempo de volver a casa. Minty Swear había decidido esperar a Kiato para acompañarla a casa, y tratar de descubrir que era lo que le pasaba. Pero, cuando salió de primeras, vio que Kiato ya se había ido por la puerta norte del lugar. Minty recordó que Kiato le había dicho que iba a visitar una amiga, y que no podía ir con ella. En la estación de trenes de Cloudsdale, Kiato tomó un tren expreso a Canterlot, donde vive una vieja amiga. Durante el viaje se preguntaba: "¿Por qué me citaría en Canterlot?" "¿Qué planea hacer ahora?" "Con ella, todo puede esperarse." Luego se conectó a sus audífonos y veía el atardecer cayendo sobre Equestria, el bello paisaje rosado con naranja, cayendo las últimas luces del día sobre las nubes de las últimas fronteras de Cloudsdale y llegando a las grandes montañas de Canterlot. Había llegado, el viaje no duró mucho, y en la entrada de la estación estaba una pegaso color blanco, con melena marrón y con una enorme sonrisa.

-¡Kiato! ¡Al fin llegas! – Exclama aquella pony, mientras corre para abrazarla.- ¿Qué tal el viaje?

- Hola Draw Lover, ¿Cómo has estado? – Kiato respiraba entre cortado, el abrazo fue muy fuerte, pero lleno de cariño. Hace mucho no la veía, desde que se mudó a Canterlot por motivos desconocidos – Fue normal, y veloz.

- Muy bien, me alegra que hayas venido, ahora, acompáñame, tengo algo para ti.

Las dos ponies pegasos despegaron entre las luces encendidas de las calles de Canterlot, sobrevolando todas las construcciones, y haciendo maniobras en el aire. Cuando ya estaban cerca al lugar, Draw se desvía un poco y le indica a Kiato donde debe aterrizar. Llegaron a una rara pastelería donde estaba oscuro, tenía una pobre iluminación y había una extraña caseta azul al lado de esta, Kiato no le presta atención a ese detalle y se detiene tras de Draw.

- ¿En donde estamos? – Preguntó Kiato al ver el extraño paisaje delante de ella.

-Es la mejor pastelería de Canterlot. Aquí hacen deliciosos pasteles. Vamos, entra.- Exclamó Draw Lover dándole un pequeño empujoncito a la pegaso amarilla animándola a entrar.

La pastelería por dentro no era como se veía por fuera. Era una maravilla, y estaba relativamente lleno de ponies comiendo aquellas delicias, Kiato estaba muy sorprendida, pero aún no entiende la razón de por que su amiga la pegaso blanca la trajo aquí.

- Ven Kiato, vamos a comer algo aquí – Se animó a decir Draw Lover pidiendo una mesa. Al rato que se habían sentado, Kiato decidió preguntarle sin rodeos:

- Draw, ¿Por qué me trajiste aquí?

- Vaya, pensé que no me lo preguntarías. – Decía Draw Lover entre risas – Verás, tu cumpleaños es dentro de dos días, ¿verdad?

- Si claro, pero…

-Y por eso he decidido darte un regalo de cumpleaños adelantado, ya sabes, no puedo viajar a Cloudsdale todo el tiempo y no puedo verte siempre, entonces, ¡he decidido darte esto! Además estás algo depresiva y melancólica y solo quiero levantarte un poco el ánimo. ¿Qué dices?

- No sé que decir, solo que agradezco mucho este detalle. Muchas, muchas gracias Draw Lover.

- No hay de qué. ¡Monique!

Una pony terrestre turquesa se acerca a la mesa, dispuesta a traer su orden.

- ¿Si señorita?

- Tráeme un especial de cumpleaños, con malteadas extra y con pastel… Y que sea de avellanas.

- ¿Algo más?

- No, muchas gracias.

En menos de cinco minutos, una enorme bandeja de postres, pasteles y dulces llenó la mesa totalmente, Kiato se sintió aterrada de que cantidad de cosas traía un especial de cumpleaños. Draw Lover parecía emocionada.

-Bien, ¡feliz cumpleaños adelantado, Kiato Flyer! – Exclamó la pegaso blanca.

-Aw, muchas gracias Draw Lover. Es un detalle bastante bonito. No sé como agradecerte.

- No es necesario, ahora, a degustar.

Después de comer, Draw Lover le entrega a Kiato un último regalo.

- ¿Qué es eso?- Pregunta Kiato curiosa (y demasiado llena, comieron mucho)

- Esto es un regalo para ti, tontita. Mira lo que tiene adentro.

La pegaso amarilla destapó cuidadosamente el paquete y vio un raro pastel con tres velas encendidas. Era de color azul con amarillo y olía delicioso.

-¿Me das otro pastel como regalo especial?

- No, no, Kiato. Esto es un pastel especial. ¿Ves esas tres velas encendidas? Estas te pueden cumplir cualquier deseo. Pero este debe ser algo que en realidad te haga muy feliz, o que complete algo faltante en tu corazón. Pero debes tener cuidado con tu deseo, una vez apagada la vela no se regenerará.

La pegaso amarilla estaba muy sorprendida. No comprendía la magnitud de aquel regalo y el por qué Draw Lover se lo daba.

- ¿Y por que me das ese regalo?

-Por que creo que eres lo demasiado sensata para saber que hacer con el. Te conozco Kiato, no eres nada egoísta y cada deseo será bueno, pero solo un deseo por vela, y claro está: No debes intervenir en el tiempo y en el espacio. Cosas atroces ocurrirán si lo haces. ¿De acuerdo?

- De acuerdo, de nuevo muchas gracias, Draw Lover, fue una noche genial.

- De nada…

De pronto Draw Lover vio un brillo en una de las ventanas, y venía de aquella rara caseta telefónica azul, cosa que Kiato no notó.

- Eh, Kiato… Te voy a acompañar de nuevo a la estación, ya es tarde y yo debo volver… a casa…

- Pero Draw, son apenas las ocho y media…

- Lo siento, pero me llaman a… - Pausa por nervios – me llaman a estudiar, ya sabes, soy una de las estudiantes de la princesa Luna y ella es bastante puntual en clase. Debo irme ya… Quisiera quedarme más tiempo, pero no puedo.

- No importa, está bien. Vamos.

Ya la luna estaba en un punto máximo y su brillo iluminaba la estación de trenes, donde Kiato y Draw Lover se despidieron con un abrazo.

- Prometo ir a visitarte a Cloudsdale pronto. Te quiero Kiato. Buen viaje…

Kiato solo pudo sonreír con una mirada baja y se despidió con un ademán triste, era triste despedirse de alguien que vivía tan lejos. El tren empezó su marcha, y lo último que la pegaso amarilla vio de su amiga fue una sombra antes que el vapor nublara la vista. El viaje no duró mucho y ya era bastante tarde en Cloudsdale cuando Kiato arribó. Entre sus cosas cargaba el regalo que Draw Lover le había dado, insegura de que hacer con él.

Cuando llegó a casa decidió irse a dormir temprano, estaba bastante cansada. No sin antes buscar un pequeño cuaderno entre sus cosas, tenía algunas hojas sueltas y muchas fotos. Era su diario escolar, cosa que guardaba con mucho cariño y devoción. Se puso a hojearlo un rato; y no evitaba sonreír cuando encontraba un recuerdo alegre, y entristecerse un poco cuando encontraba un recuerdo no tan grato. No sabía si lo que la deprimía era el hecho de que las cosas que alguna vez quiso se fueron y nunca volverán o si nunca en la vida repetirá unas experiencias de esas, tan reconfortantes y hermosas. Cerró su cuaderno y se dispuso a dormir. Mientras el sueño le ganaba, decía en medio de susurro:

- Cómo desearía repetir el año pasado de principio a fin, juraría disfrutarlo al máximo… - Y luego se durmió.

La única luz que se veía en el cuarto era de las velas del pastel de cumpleaños de Kiato, pero de súbito una de ellas se apagó. La noche siguió como de costumbre, solo que en la madrugada sonó un reloj despertador de la nada. Kiato se despertó de golpe, el ruido era ensordecedor y ella buscaba de donde salía semejante sonido. Cuando encuentra el reloj, no evita sorprenderse.

- ¿Son las cinco de la mañana? Pero… ¿Por qué?... Y la fecha, ¿qué día es hoy? – Busca a tientas un calendario, lo que revela este la deja petrificada…

-¿Veinticinco de… Enero… del… 2012? Oh, Celestia, ¿que ocurrió aquí?