" Si la distancia nos separa
que sepa el corazón que aun compartimos la misma luna
el mismo cielo, el mismo sentimiento,
el cual no importa cuan lejos estés...
para mi eres lo único existente bajo la fría noche"
Era justamente una noche oscura cuando todo sucedió, cuando el corazón de ambos fue perturbado por aquel sentimiento conocido como amor, simplemente un encuentro les basto para quedar prendado del otro por toda la eternidad, solo tenían un problema, y es que sus existencias eran tan diferentes, ella una simple y sencilla humana que pertenecía a la realeza, el un ser sobrenatural, un vampiro que pertenecía a los mas alto puestos, podría definirse que ambos pertenecían a la realeza de alguna manera, pero cada uno en un mundo diferente.
La manera de conocerse fue un tanto extraña, ella deambulaba como todas las noches por el basto jardín de su castillo, disfrutando del aroma nocturno de las rosas, paseaba muy segura de si misma, sin preocupación alguna, todos el aquel castillo dormían apaciblemente por lo cual el perpetuo silencio reinaba en el lugar, cuando se acorto la distancia para tomas una delicada rosa, una de las espinas pincho su mano y unas cuantas gotas de sangre cayeron a la hierba
- duele…- apenas y susurro llevándose la mano herida hasta la boca, mas fue detenida inmediatamente por alguien mas, el rubio hombre de hermosos ojos azules le tendió su pañuelo mientras detenía el escaso sangrado, la joven mas que alarmada sintió un enorme alivio y solo pudo sonreír levemente, gesto que fue correspondido de inmediato por el ojiazul, ella llevo la mano herida hasta su pecho mientras bajaba la mirada, y para cuando se percato, nuevamente estaba sola, ni siquiera había podido preguntar el nombre de aquel caballero que con tan amable acto le había robado el corazón.
Y así pasaron varias noches, ella deambulaba ahora con mayor razón, con el único propósito de encontrarle nuevamente y poder devolverle su pañuelo aunque este se había vuelto ya un objeto preciado para la joven princesa, quien seguía con aquella tormentosa duda sobre el dueño del mismo, ella misma se había hecho el propósito de encontrarle a como diera lugar, pues ahora no dejaba de pensar en el, en cualquier hora del día aquella sonrisa permanecía en su mente, mas su corazón latía frenético por el simple recuerdo. La quinta noche se volvieron a encontrar, el se veía cansado, parecía no haber podido conciliar el sueño en varios días, estaba frente a ese enorme jardín de rosas, admirándolas como si de una hermosa pintura se tratase.
-Disculpe - murmuro la joven a espaldas del rubio quien por instinto aspiro su aroma, algo mas allá que simple deseo se formulaba al tenerle cerca, su sangre parecía tocar una melodía para sus desarrollados oídos pero no solo eso también parecía ser que algo frenaba su instinto - creo que la ultima vez olvido esto - y sin mas le tendió el pañuelo provocando que otra ola de su aroma se instalase en las fosas nasales del mas alto, el cual solo asintió y tomo lo que le ofrecían, ambos sintieron como una corriente eléctrica les recorría al rozarse por lo cual dieron un paso atrás
- Deberías evitarme a toda costa - dijo con la mirada gacha mientras daba media vuelta- no, no deberías… debe hacerlo, realmente no quiero causarte daño - su voz quebrada se hizo presente y un sentimiento de tristeza inundo el corazón de la chica, pues no entendía el por que de aquellas palabras, se acerco lentamente hacia el, pero este rehuía de su contacto - hablo enserio… no es bueno que te relaciones conmigo…- la chica contuvo las lagrimas
- Lo haré… lo haré tan solo si me dice su nombre, mas no tenga por seguro que no regresare a este lugar…- aquellos mares que el otro tenia por ojos se clavaron en los verde esmeralda ahora cristalinos por las lagrimas - por favor… por favor… solo quiero saber su nombre... - suplico nuevamente y ahí el corazón del otro flaqueo, deseaba abrazarle y estas a su lado siempre, aun sin saber de donde provenía aquel sentimiento
-Esta bien… y junto con esto te haré una promesa… jamas volveremos a encontrarnos, no importa la circunstancia - la joven asintió con desgano pues la idea le parecía pésima, pero decidió no decir nada - Soy Kamijo… Yuuji Kamijo - dijo en un susurro audible que le arranco una sonrisa a la otra quien le beso la mejilla como agradecimiento antes de salir en dirección del castillo, dejando a un confundido rubio que sentía como el corazón le pedía a gritos volver a latir.
Las noches siguientes se convirtieron en una tortura para ambos, pues Kamijo solo pensaba en salir de su hogar para poder hablar con ella pues aunque ella no supiera nada de el, el sabia demasiado de ella, conocía mas de lo que podía imaginarse, desde el día de su nacimiento, de todas las proezas y errores que había realizado al paso de los años, pero nunca se había acercado a siquiera verle de cerca… a intercambiar palabra con ella, hasta que por un error suyo aquel encuentro se realizo, y sabia que ella había quedado completamente prendada como la mayoría de las doncellas al verle, pero esta vez era de una forma mas sincera, mas pura y sin que su vampirismo hubiese entrado en acción, ella realmente se enamoro de el con un solo gesto de amabilidad... ahora solo tenia dos opciones, matarla y arrepentirse por un acto tan vil, mostrarse como el moustro que el mismo se consideraba o simplemente unirla a la inmortalidad, estar con ella toda la eternidad… y era claro que su segunda opción era la mas fácil y la correcta de no ser por que tenia la duda de como lo aceptaría ella, tal vez, y era lo mas probable, ella se negaría, rehuiría al saber la verdad y era justamente lo que el esperaba, pero si lo aceptaba, tenia un miedo inmenso acompañado de una felicidad aun mas grande por tal hecho.
