Bueno… otra historia para ustedes…
Capítulo 1: La invitación.
Blu despertó en la cómoda cama de su nido. Bostezó y luego se desperezó.
"Mmm… que bonito día…" – pensó mientras miraba hacia el exterior.
Era el 23 de Diciembre.
"Falta poco para la navidad" – pensó Blu – "Iré a visitar a Linda, quizás esté planeando algo de diversión"
Batió sus alas, pero en el camino alguien lo interrumpió.
"¡Hola!" – exclamó una voz femenina.
Blu miró hacia abajo, y allí vio a su mejor amiga, Perla.
A pesar de que ya se habían besado, ellos decidieron conocerse un poco más antes de ser novios, por lo que por ahora siguen siendo amigos muy unidos.
Bajó a saludarla.
"¡Hola, Perla!" – saludó Blu abrazándola sin temor, a lo que ella sonrió y se lo correspondió.
"¿A dónde ibas con tanta prisa?"
"Mmm… quería visitar a Linda"
"¿Sigues encontrándote con esos humanos?" – ella estaba algo decepcionada – "¿Por qué?"
"Nada en especial" – mintió.
"Blu…" – susurró ella – "Sabes bien que eres un pésimo mentiroso"
"No lo soy" – se defendió él.
"No me mientas"
"Ya te lo dije, nada en especial"
"Blu…" – susurró ella mirándolo adorablemente.
Blu soltó un gruñido al ver sus ojos.
Perla esbozó una sonrisa, sabía que sus ojos eran el punto débil de Blu.
"Es Navidad"
"¿Navidad?" – Perla estaba confundida – "¿Y eso qué es?"
"¿No sabes lo que es la navidad?" – Blu estaba incrédulo – "¡No puedo creerlo!"
"¿Tiene algo que ver con el Carnaval?" – preguntó ella con interés.
"No, pero es algo parecido"
"¿En serio?"
"Sí, es una fecha muy especial, habrán fuegos artificiales, muchos fuegos artificiales para ser preciso, habrá comida deliciosa, pero lo que más me gusta es cantar villancicos"
"¿Me cantas uno?" – pidió ella.
"Emh… yo no sé cantar…"
"Vamos, Blu, apuesto a que tienes una muy bonita voz"
"De acuerdo…"
Perla escuchó con atención.
"Noche de paz… noche de amor…
Oye humilde el fiel pastor…
Coros celestes que anuncian salud…
Gracias y glorias en gran plenitud…
Por nuestro buen redentor…"
"Blu… es una canción hermosa…" – opinó ella sonriendo – "¿Noche de amor?"
"Sí, Perla" – respondió él – "Noche de amor…"
Ambos sonrieron y se miraban con cariño, casi con amor.
"Blu, nunca te agradecí por salvarme de morir ahogada"
"Oh, no tienes que hacerlo" – dijo él.
"Por favor, déjame darte una recompensa"
"No, Perla, no es necesar-" – la voz de Blu se quebró cuando Perla acarició su rostro y empezaba a acercar su rostro al suyo.
Ellos cerraron sus ojos, y a tan sólo unos milímetros de un épico beso, Rafael apareció de la nada.
"¡Hola tortolitos!" – saludó – "Espero que… ¡Uy!" – se quedó callado al ver que interrumpió a los guacamayos – "Perdón"
Perla se alejó.
"No importa" – dijo ella con fastidio.
"¿Están listos para la navidad?"
"¡Sí!" – exclamó Blu – "¿Y tú?"
"¡Puedes apostarlo, Pedro y Nico están organizando la mejor fiesta de todos los tiempos!" – exclamó el tucán.
"¿Una fiesta?" – preguntaron Blu y Perla al mismo tiempo – "¡Sí!"
"Veo que ustedes dos tienen los mismos gustos" – dijo Rafael picaronamente – "Volviendo al tema, ¿quieren ir a la pachanga?"
"¡Claro!" – exclamó ella.
"¿Hay que llevar algo?"
"Sí, cada uno tiene que llevar una pareja de baile"
Blu y Perla tragaron saliva.
"¿Qué?"
"Perla, tú tienes que llevar a un muchacho, y Blu, tú tienes que llevar a una chica"
"¿Será un baile lento o algo así?" – preguntó Blu nervioso.
"Umh… más bien no, será una fiesta muy alocada, pero si llevan pareja la pasarán mejor"
Luego de un rato de estar charlando, Rafael se despidió y se marchó.
"¿Y ahora?" – preguntó Perla – "¿Tienes alguna idea?"
"¿Idea sobre qué?" – preguntó Blu.
"Ya sabes, cuando estábamos encadenados nos divertíamos todo el tiempo" – dijo ella – "No quiero olvidar esos días"
"Yo tampoco, Perla" – dijo él – "Yo tampoco…"
"¿Y entonces qué quieres hacer?"
"No sé, ¿tú qué quieres hacer?"
"Umh… no sé… podríamos dar un paseo por la selva, recorrer la ciudad, observar el maravilloso paisaje desde la estatua de Cristo Redentor" – decía ella con un tono romántico – "Podríamos sentarnos a charlar en el tranvía, como cuando tú me estabas por decir que me amab-" – su voz se quebró.
"¿Qué ibas a decir?" – preguntó Blu.
"Nada, olvídalo" – respondió agitadamente – "¿Qué quieres hacer?"
"Perla, yo estaba por visitar a Linda, ¿quieres venir?"
"Amh… no, pero gracias de todas formas"
"¿Por qué?"
"Sabes que no me agradaban los humanos, son malos y siempre nos lastiman con sus armas"
"Linda, Tulio y Fernando nunca harían eso"
"De todas formas, no quiero ir"
"Umh… de acuerdo, ¿nos vemos luego?"
"Sí, claro" – respondió sonriendo – "Adiós"
Blu despegó con rumbo al centro de conservación ambiental.
Perla lo observaba con tristeza.
"Le tiene más afecto a los humanos que a mí…" – pensaba, algo decepcionada.
La noche caía…
Blu llegó al centro de conservación ambiental y se quedó asombrado por las hermosas decoraciones navideñas, como por ejemplo un muñeco de Papá Noel cerca de la puerta, o un par de grandes campanas decoradas con moños rojos colgando de la puerta, o unas figuras artificiales de los Reyes Magos y sus camellos a un lado.
Se acercó un poco más, pero justo cuando dio el primer paso las guirnaldas se encendieron, lo que indicaba que Tulio las había enchufado. Todo el exterior de la mansión estaba repleto de adornos y guirnaldas, muy elegante, o, mejor dicho, el lugar parecía un arco iris de tantos colores.
Blu se acercó a la puerta, se elevó en el aire y tocó el timbre. En cuestión de unos diez segundos, Linda abrió la puerta y allí vio a su emplumado a amigo.
"¡Tulio!" – exclamó ella – "¡Es Blu!"
"¿Blu?" – preguntó el doctor – "¿Dónde?"
"¡En la puerta!"
Se escucharon muchos gritos y las suelas de los zapatos golpeando el suelo, repentinamente aparecieron Tulio y Fernando corriendo alocadamente para ver al guacamayo.
"¡Hola compadre!" – saludó el doctor, quien después de sonreírle empezó a hacer ruidos de ave.
"Tus imitaciones de ave dan pena, Tulio" – admitió Linda, espantada por los ruidos de su esposo.
"Uy… eso debió doler…" – pensó Blu.
"¡Pasa, Blu, por favor entra!"
El guacamayo aceptó la oferta, batió sus alas, entró en la casa y aterrizó sobre el sofá.
Tulio se sentó en el sofá y le sonrió al guacamayo.
"Oye, ¿y cómo te fue con Perla?" – preguntó el doctor – "¡Seguramente eres todo un coquetón picarón con ella!"
Blu le devolvió un graznido.
"En serio, amigo, ¿cómo te va con ella?" – preguntó Tulio otra vez – "¿Está todo bien? ¿Ya es tu novia? ¿Ya se aparearon? ¿Ya van a tener hijos? ¿Cuándo nacerán? ¿No está lastimada? ¿Cómo está su ala? ¿Ella es feliz contigo?"
"¡Tulio!" – exclamó Linda – "¡Eso es cosa entre Blu y Perla!"
"¡Soy un doctor, Linda, y por eso debo estar al día con la situación de estos guacamayos!"
"¡Pero eso no quiere decir que te estés metiendo con su vida privada!"
"Umh… es cierto" – murmuró Tulio derrotado – "Perdón"
Blu sonrió como diciéndole: "Todo está bien"
Linda se fue a la cocina.
"¡Psst!" – cuchicheó el doctor – "¿Ya es tu novia?"
Blu negó con la cabeza.
"¿Qué?" – Tulio estaba incrédulo – "¿Todavía no?"
Blu dejó caer su mirada.
"Pensé que le gustabas" – mencionó el tipo mientras se rascaba la barbilla – "¿Acaso no le gustas?"
Blu agarró un lápiz y un papel y escribió: "No estoy seguro"
"Pero tu la amas, ¿verdad?"
"Sí"
"¿Se lo dijiste?"
"No"
"Debes ser rápido, Blu" – aconsejó Tulio – "Si no te das prisa, se irá con otro"
A Blu se le paró el corazón al escuchar eso, pues él nunca soportaría ver a Perla con otro macho.
"¡Blu!" – llamó Linda desde la cocina – "¿Puedes venir un momento?"
El guacamayo abrió sus alas, voló hacia la cocina y aterrizó sobre el hombro de su antigua ama.
"Sé que esto es mucho pedir, ¿pero podrías pasar la Noche Buena con nosotros?"
Blu no sabía que contestar, pues él quería pasar la Noche Buena con sus amigos, en especial con Perla.
"¿Y bien?"
Blu agarró su papel y escribió: "Con una condición"
"Claro, puedes pedirme lo que sea"
"¿Perla puede venir?"
"¡Claro!" – exclamó ella sonriendo.
Blu sonrió y escribió: "Primero debo invitarla"
"Ve por ella, tigre" – dijo Linda.
Blu despegó.
"¡Hey, Rafael!" – llamó Perla – "¿Has visto a Blu?"
"No" – respondió él – "¿Por qué lo buscas?"
"Quiero decirle algo"
"Si pasa por aquí yo se lo digo" – dijo el tucán.
"Oh, no, prefiero decírselo yo" – dijo Perla – "Es muy importante"
"¿Qué quieres decirle?"
"Quiero decirle que lo amo"
"¡Oh, vaya vaya vaya!" – repetía el tucán.
"¿Qué pasa aquí?" – preguntaron Nico y Pedro apareciendo de la nada.
"Perla va a decirle a Blu que lo ama"
Nico y Pedro dejaron caer sus picos.
"¿En serio?" – preguntó el canario – "No te creo"
"Sí, lo amo" – respondió ella – "¿Suena raro?"
"Pues la verdad… sí" – respondió Pedro – "Es que tú… ehh… digamos que él no te caía bien al principio"
"Mmm… pero eso fue hace mucho tiempo, las cosas pueden cambiar" – dijo ella sonriendo.
"¿Por qué no se lo dices en la fiesta?" – ofreció Rafael.
"No, la fiesta se canceló" – dijo Nico con tristeza.
"¿Por qué?" – preguntó Perla.
"Hubieron unos problemas con la banda" – respondió Pedro – "No preguntes qué clase de problemas, es privado"
"Pedro besó a la novia del baterista" – continuó Nico.
"¡Nico!" – exclamó el cardenal – "¡Eres un chismoso!"
"¡Tu eres un roba novias!"
"¡Ella me dijo que le gustaba!" – continuó Pedro – "Es que soy demasiado guapo…"
"Hey, hey, hey" – repetía Perla – "¿Podemos seguir hablando de mi caso?"
Antes de que alguien pudiera contestar, una voz femenina los interrumpió a todos.
"¡Hola!" – saludó María aterrizando en el centro del grupo – "¿Qué hacen?"
"¡Hola María!" – saludó Perla abrazando a su mejor amiga del alma.
Digamos que Perla sentía celos ocultos hacia María, pues digamos que ella tenía una relación más abierta con Blu. Ellos siempre salían a pasear, siempre hablaban, siempre caminaban por la selva muy juntos, algunos suponían que eran novios, e incluso otros decían que ya se habían besado en repetidas ocasiones, cosa que despertó la ira y los celos de Perla.
"¿Estás enojada por algo?"
"No, por nada"
"¿Qué está pasando aquí?" – preguntó María al ver que todos ocultaban algo.
"Perla le quiere decir a Blu que lo ama"
María se quedó callada.
"¿Y bien, tienes algo que aportar?" – preguntó Rafael sonriendo – "¡Vamos, no seas tímida!"
"Yo… eh…" – tartamudeaba ella.
"¿Qué?" – preguntó Perla tratando de sacarle las palabras.
"¿Quieren que los ayude?" – se ofreció María.
"¿No estás enojada?" – preguntó Perla – "Quiero decir, ¿no estás… celosa?"
"No, ¿por qué?"
"Pensé que tú y Blu eran… ya sabes… algo…"
"Oh, estás equivocada, sólo somos buenos amigos"
Luego de un largo rato de charla…
"Cielos, no se me ocurre nada para ayudarte" – admitió Nico pensando – "Mi única idea era la fiesta, pero ahora que se canceló por culpa de alguien…" – agregó mirando a Pedro sarcásticamente.
Repentinamente, y para sorpresa de todos, Blu apareció.
"¿Por qué están todos reunidos aquí?" – preguntó él mientras se acercaba al grupo.
"Nosotros estábamos… emh…" – tartamudeaban todos.
"¡Estábamos jugando a las charadas!" – exclamó Perla – "¿No es cierto?"
"¿Charadas?" – preguntaron todos confundidos.
"¡Sí, charadas! – repitió ella.
"¡Ah, sí, charadas!" – exclamó María entendiendo la mentira – "¡Nos estábamos divirtiendo tanto!"
"¿Por qué no me llamaron?" – preguntó Blu.
"Oh… es que… te estábamos buscando, pero Perla nos dijo que estabas en el edificio del doctor" – contestó Pedro.
"Sí, y en este turno Pedro estaba imitando a un maestro de karate" – dijo Nico – "¿No es así, Pedro?"
"¿De verdad?" – preguntó el cardenal – "¡Oh, claro!"
Blu arqueó una ceja, bastante confundido.
"¡Ahí va el maestro!" – exclamó Pedro mientras hacía unas alocadas maniobras y arrojaba golpes al aire, pero desgraciadamente le pegó en la cara a Rafael.
Todos se rieron.
"¡Uy, perdón, perdón, perdón!"
"Ufff… no es nada… todo está bien…" – murmuró el tucán bastante adolorido – "Creo que eso dejará una pequeña marca…"
Otro rato después…
Ya era bastante tarde…
"Bueno, ya es tarde, y ya me dio sueño" – dijo Perla mientras dejaba escapar un bostezo – "Iré a mi nido, nos vemos mañana"
Perla se puso de pie, se despidió de todos y se marchó.
Blu se puso de pie y comenzó a seguirla.
"Blu, ¿a dónde vas?" – preguntó Rafael con curiosidad.
"Voy a hablar con ella" – respondió él.
Rafael sonrió y le guiñó un ojo sugestivamente como diciéndole: "Ve por ella"
Perla caminaba lentamente mientras pensaba en cualquier cosa.
"¡Perla!" – llamó alguien a lo lejos – "¿Dónde estás?"
"¡Aquí!" – respondió ella levantando una de sus alas.
Ella escuchó unas alas moviéndose, y por la oscuridad a su alrededor comenzó a darle miedo, pero su corazón dio un brinco cuando vio a Blu acercándose.
"Amh… hola" – saludó él de forma torpe.
"Hola" – saludó ella.
Se hizo un incómodo silencio…
"¿Entonces…?" – preguntó Perla confundida.
"Oh, claro, discúlpame"
"¿Quieres decirme algo?"
"Sí, yo quería saber si podría… acompañarte hasta tu nido"
"Claro" – aceptó dulcemente con una sonrisa.
Y así siguieron el camino mientras charlaban alegremente, hasta que Blu decidió tocar un tema importante.
"Perla"
"¿Sí?"
"He estado pensándolo mucho tiempo, Linda está preparando una velada en la mansión por la Noche Buena y me ha invitado, y le pregunté si una amiga podía acompañarme… y bueno, estaba pensando en que quizás tú… emh…" – Blu estaba bastante nervioso.
"Oh Blu… me encantaría ir contigo…" – susurró ella.
"¿En serio?"
"Sí…"
"¿Qué va a pasar con la fiesta de Nico y Pedro?"
"Se canceló" – respondió.
"¿Por qué?" – preguntó él.
"Verás, creo que Pedro-"
"¡Perla, no le digas!" – gritó Pedro a lo lejos.
Ellos se rieron.
"Luego me lo dices" – dijo Blu.
"¿Y cuándo es la velada?" – preguntó ella.
"Mañana por la noche" – respondió él – "¿Quieres que pase por ti?"
"Claro" – respondió Perla sonriendo – "Oye, ¿y en algún momento de la velada estaremos solos?"
"Mmm… pienso que sí" – respondió Blu – "¿Por qué?"
"No sé… para charlar un poco…" – respondió ella con tono romántico.
"Hay una habitación privada en la mansión" – dijo Blu – "Podemos charlar y estar solos ahí, si es lo que quieres"
A Perla se le ilumino el rostro al saber que podría estar sola con Blu, una oportunidad extremadamente perfecta.
Charlaron unos minutos más y luego se despidieron.
Blu volaba hacia su nido con una sonrisa en el rostro.
"¡Sí!" – pensó él – "¡Al fin la invité a salir, soy el coquetón picarón de la selva!"
Bueno, el primer capítulo termina aquí.
Como pudieron leer, este Fic será un tributo a la Navidad.
Por otro lado, todavía no estoy seguro si hacer que esta historia sea de Rating M o Rating T, me gustaría que también me ayuden en esto, opinen, dejen sus Reviews y díganme si quieren que sea T o M. Por ahora lo dejo en Rating T.
Un saludo, gracias por leer y no olviden comentar, por favor, sus comentarios significan mucho para mí.
PD: feliz Navidad.
Send me a Review please xD!
PD: a todas esas personas que leen mi historia y que no están registradas en la gran comunidad de Fanfiction, les invito con gran amabilidad a que se registren y hagan Fics de RIO o lo que deseen, sé que al principio se preguntarán "¿Y si mis historias no son buenas?" No pasa nada, nadie es perfecto y les aseguro que cuando yo me registré hace varios meses me estaba preguntando lo mismo, y ahora mírenme, me va bien, vamos damas y caballeros, les pido con amabilidad que se registren y ayuden a Fanfiction a alimentar sus secciones de RIO y/o de otras películas, series, libros, etc.
Zir Agron OUT!
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