HOOOOOOOLAAAAA AMIGOS DE FANFICTION :D
Bien, bien, bien, bien... ¡Os traigo hoy aquí otra nueva y alocada historia que inventé hace unos días! Algunos ya me conoceréis de las historia de "Raph's feeling" y si no... PUES ID A LEERLA AHORA MISMO. Ok no xD. Estoy aquí para que leáis esta historia que pensé en subirla más tarde, o cuando acabara la otra, pero los nervios me mataban así que... ¡LA SUBO YA!
No sé que tal os parecerá, ya que al principio solo era una idea tonta que se me ocurrió, pero cuando la empecé a escribir decidí subirla a ver que tal... ¡SI NO ES DE VUESTRO AGRADO LO SIENTO! Pero me parecía una buena idea esto de que una super-mega-fan, (en este caso, Claire, que es la misma que sale en mi otra historia) se encuentre con sus super-mega-tortugas. Es algo que me encantaría a mí, no sé a vosotros... xD
Y creo que no tengo más que decir, así que... ¡Aquí está la nueva historia!
Chapter 1: Ana Clara.
Es duro ser una niña. Y más, una niña de diez años que no tiene los mismos gustos que los de sus demás amigas. Veréis… A lo que me refiero es que si una pequeña niña, a la que normalmente le tenían que gustar las muñecas, es una gran fan de las Tortugas Ninja no se la ve con buena cara. En cambio, si fuera un niño, todos lo verían normal.
Eso le sucedía a Claire, un pequeña niña de diez años y, como he dicho antes, una gran fan de las Tortugas Ninja. Con el pelo castaño muy claro que le llegaba hasta debajo del pecho, casi rubio y un poco ondulado, un flequillo corto girado hacia la derecha y que, por poco, le tapaba los ojos, unos enormes ojos de color marrón clarito. Era de pequeña estatura, incluso para su edad. Muchas veces la confundían por una niña más pequeña y eso la cabreaba bastante. Era muy delgada pero siempre llevaba ropa ancha para aparentar más mayor.
Bien, volviendo al tema principal… Claire era, sin dudarlo, una de las mayores fan de las Tortugas Ninja, y debido a ese gusto, no era muy popular en el colegio. Sí, era cierto que tenía bastantes amigos, y muchos allí la conocían, debido a su fanatismo hacia las tortugas y a su extravagante ropa. Siempre llevaba una camiseta bastante ancha de color verde con la cara del Raphael de la serie de 1987, unos jeans con dibujos de viñetas de comics de las Tortugas Ninja, a juego con un chaleco con dibujos iguales, unos guantes verdes que dejaban ver sus dedos y en los que ponía el logotipo de las Tortugas Ninja del 2012, al igual que sus zapatillas que siempre llevaba desatadas, y, por último, un gorro verde con los ojos y la máscara de Raph. Bueno, un conjunto "poco usual".
No es que en el colegio Claire lo pasara mal, simplemente no era muy comprendida con la gente, no veían normal que a una niña le gustara tanto algo que era, sobre todo, para niños. Por lo tanto, la morena no hablaba mucho sobre su gusto, pero todo lo que sentía lo llevaba expresado en su forma de ser. Su estuche, su mochila, sus cuadernos… Todo era de las Tortugas Ninja. A lo mejor era obsesivo, pero a ella no le importaba. Aunque, muchas veces, se quedaba embobada en clase mirando a su querido estuche en el que aparecía Raphael. Obviamente, era su favorito.
-Claire, ¡le he dicho que salga a la pizarra!
El querido profesor de matemáticas, el Señor Rain o, como muchas veces le llamaban los alumnos, Rainito, debido a su baja estatura. Ya estaba gritándola de nuevo a la pequeña Claire por quedarse embobada en su mundo. La chica, apoyando su cabeza en su mano izquierda y su codo en el pupitre, seguía metida de lleno en su imaginación, sin hacer caso a los gritos de su profesor.
-¡Claire! ¡Salga de una vez!
Como un chispazo, la cabeza de la niña se resbaló de su pequeña mano haciendo salir de su trance. Vio como todas las miradas de la clase se incrustaban en ella y como, a su querido profesor, le salía una pequeña vena de ira en la frente. Se levantó de su silla, casi sin pensarlo, y se dirigió a la pizarra, llevándose con ella todas las miradas.
-¿Por qué ha tardado tanto? ¡Está todo el día en su mundo! –grita Rainito desde su mesa, justo al lado de la pizarra. -¡Esta tarde tendré que volver a llamar su madre!
La niña solo agachó la cabeza, ocultando sus ojos bajo su flequillo, y esperando a que la bronca acabara. Ya era la sexta vez que le decían esas palabras en esta semana, ya no sabía ni como contestar ante ellas.
-Bien –suspiró algo más calmado-. Ahora, por favor, ¿podría hacer la operación que hay en la pizarra?
Claire se gira, algo nerviosa buscando de lo que habla su profesor. Una división, ¡genial! Lo que peor se le da a la niña, ¡que coincidencia! Coge la tiza, intentado hacer que su mano no temblara, y empieza a escribir números.
Al terminar, se gira hacia la mirada de su profesor, que ahora mismo está clavada en la operación. Mientras este comprueba el resultado, Claire busca una mirada amigable de entre sus compañeros. Ángela, o como muchas veces la llaman, Angie, la mejor amiga de Claire una chica de pelo liso y rubio, con ojos grises y una estatura más alta que la de ella, la sonríe al notar que la división está bien hecha. La morena le corresponde la sonrisa aliviada.
-Bien, por lo menos no se ha olvidado de dividir. Puede sentarse –indica el pupitre de la chica y esta se dirige hacia él.
El colegio llega a su final, y Angie y Claire se dirigen hacia casa. Por suerte, viven en el mismo edificio y pueden ir y venir juntas.
-Ya te vale Claire –suelta Angie-. Como sigas así te vas a ganar la expulsión.
-Que tonterías dices, por embobarme en clase no me van a expulsar –dice tranquilamente Claire mirando al cielo.
-¡Quizás si no fuera la sexta vez! –grita Angie-. ¿No te echa la bronca tu madre?
-Claro que sí, -la mira Claire-. Demasiadas veces.
-Pues no creo que sean demasiadas, ya que sigues haciendo lo mismo.
-Bueno Angie, no me des la tabarra como si fueras un profesor o mi madre, ¡el mundo no se ha parado!
-De momento, pero como te expulsen del colegio en 4º de Primaria te irá mal. Además, ¡no quiero que me alejen de mi mejor amiga!
-No te alejarán Angie –se da un pequeño golpe en el pecho con su puño-. ¡Confía en mí!
-Eso dices siempre, Claire… Hasta que suceda de verdad… -la rubia suspira y mira hacia otro lado-. Quizás deberías dejar de pensar tanto en las Tortugas Ninja y centrarte más en el colegio.
La morena se para de golpe y mira a su amiga sin crédito en sus ojos.
-¿Cómo puedes decir eso? ¡Sabes lo importantes que son para mí las tortugas! ¡Sabes lo que me gustan!
-Claro Claire… Pero si te están quitando tiempo de hacer lo que debes, no creo que sea buena idea que las veas tanto.
-Por favor Angie… Intenta entenderme…
Las chicas siguen caminando, ya sin decir palabra. Al llegar a su portal y subir a su piso, se despiden con un abrazo, como si no hubiera pasado nada. Al abrir la puerta, Claire se encuentra con una enfadada y seria madre, con los brazos en jarras. Esta tiene el pelo corto y muy liso, se parece un poco a Claire, pero en una versión más mayor y madura. La niña pone una tonta sonrisa sin poder hacer algo más.
-¿Pasa algo, mami?
-No me vengas con esas Ana Clara.
Ah sí, se me olvidó contar que su verdadero nombre es Ana Clara, pero nadie la llama así, ni siquiera, como podéis ver, los profesores. Claire antes de que empiece el curso, se encarga especialmente en cambiar su nombre de la lista de clase, algo difícil. Poca gente la llama así, solo su madre, cuando está cabreada…
-La sexta vez que me llaman esta semana, por la misma razón… ¿Qué te pasa?
-¿A mí? ¡Nada! –deja la mochila en el suelo, ya le estaba pesando demasiado-. ¿Qué hay de comer?
-¡Claire! Te lo estoy diciendo muy en serio, últimamente estás bajando mucho en clase y creo que es por culpa de esas… Ranas Kung Fu –señala el atuendo de la chica.
-¡Tortugas mamá! ¡Son tortugas! ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?
-No me importa que animal sean, ¡lo que me importa es que estás empeorando en el colegio! Y eso se tiene que acabar –se acerca a su hija y le quita el gorro fuertemente dejándola con los pelos alborotados.
-¿Qué haces?
-Si tú no vas a poner de tu parte, te tendré que castigar sin más… Tortugas Ninja esas… -dice sin apenas saber el nombre.
-¿Qué? ¡Ni de broma! –una lágrima se asoma por sus ojos-. ¡No me puedes hacer eso!
-¿Quieres verlo? –dice amenazante.
-¡Mamá! ¡Te prometo que no me volveré a distraer! Pero no me quites a las Tortugas Ninja –empieza a gimotear.
-Es la última vez que te lo dejo pasar –le devuelve el gorro-. A la próxima, adiós Tortugas Ninja.
Su madre se va hacia la cocina, para continuar preparando la comida y Claire se va a su cuarto, que está en la planta de abajo de la casa. Su habitación es una sala bastante grande, sus paredes están pintadas de un azul cielo muy bonito. Está adornado con cosas de las Tortugas Ninja y, también, de grupos de música. Tiene una cama pegada a la pared, con una sábana de las tortugas. En el cabecero hay una mesita de noche con un reloj y una lámpara. En frente de la cama, dejando un espacio, está una enorme mesa llena de cuadernos y lápices, donde también está un ordenador. También tiene un armario y, por último, una puerta de cristal, por la que pasa a su jardín.
Allí, la niña deja su mochila tirada en el suelo y se quita la ropa para ponerse una más cómoda. Y, cuando digo una más cómoda, me refiero a la misma camiseta de Raphael y unos leggins rojos.
Después de comer con su madre, la niña vuelve a bajar a su cuarto para hacer los deberes. En verdad, no va mal en las notas, simplemente… Se distrae. Era jueves y no tenía muchos deberes para el día siguiente, pero decide hacerlos pronto.
Llega la noche y es momento de dormir, no sin antes leer un capítulo más de un comic de las Tortugas Ninja. Claire está metida de lleno en la historia, se imagina que esas cuatro tortugas son sus amigos y que los ayuda, al igual que hace April. Al rato se queda dormida, abrazada a su querida historia y viene su madre para que no arrugue el comic y taparla bien entre las sábanas.
-A ver cuando maduras Claire… -le besa la frente y se va del cuarto.
Bueno. Así, más o menos, es un día normal para la morena, o por lo menos, hasta ese día. Las cosas van a empezar a cambiar… Pero eso, todavía, ella no lo sabe.
Llega el día siguiente. La misma ropa, el mismo desayuno, la misma conversación con Angie cuando se dirigen a clase… Todo parece igual. Entran en el aula y, los mismos profesores, las mismas asignaturas… Otro día más en la aburrida vida de Claire.
Es hora del recreo y, el mismo patio, los mismos grupos de personas, la misma merienda… Angie y Claire se encuentran en la pista de baloncesto, comiéndose sus bocadillos cuando dos chicos de unos doce años se les acercan. Son exactamente iguales pero, a la vez diferentes. Uno es rubio, otro moreno. Uno tiene los ojos azules, otro marrones. Uno tiene la camiseta azul, el otro roja. Lo único que llevan igual, son los jeans.
No parecen antipáticos, ya que se les acercan sonriendo. El moreno de ojos azules decide hablar.
-Hola chicas, ¿qué tal?
Claire mira a Angie, ¿qué le sucede? Parece… Embobada. Tiene las mejillas algo rojas y no aparta la mirada del chico. Parece que quiere decir algo, pero las palabras no le salen.
-¿Y quienes sois vosotros si se puede saber? –Claire pone sus manos en jarras.
-Yo soy Jon –contesta el moreno-. Y este es mi amigo Hugo.
-En-encantada… -dice Angie con algo de nerviosismo.
-Yo soy Claire.
-Que nombre más bonito –suelta el rubio con una sonrisa.
Si cree que eso le va a impresionar a Claire, está muy equivocado. No es una chica a la que le gusten mucho las cursiladas esas de novios y decirse cosas bonitas. Donde estén las Tortugas Ninja, que se quite todo lo demás…
-Así que, ¿tú eres la famosa chica fan de las Tortugas Ninja? –continúa el rubio.
-Bueno… -Claire se mira a sí misma y luego al rubio-. Eso creo.
El chico sonríe. Claire no niega que sea guapo, pero, como he dicho antes, las cosas de novios no le interesan… Algo que a su amiga Angie, parece que sí.
-¿Y tú eres…? –le pregunta el moreno a Angie.
-So-soy Ángela.
-Encanta, Ángela –Jon le guiña un ojo y Angie ríe nerviosa ante ese acto.
¿Pero qué está pasando ahí? Ahora resulta que a su amiga le van esas cosas de novios y cursiladas y que un niño moreno con ojos azules ha llegado a impresionarla. Claire no entiende muy bien la escena, ¿a qué vienen esos dos chicos de repente? Estaban muy bien las dos solas.
-¿Os apetece que después de clase vallamos juntos a casa? –pregunta el rubio.
-N…
-¡Claro! –interrumpe Angie a Claire-. ¡Iremos juntos!
Los chicos sonríen y se van. Al momento suena el timbre para volver a las clases. Por el camino se ve como Angie está metida en su mundo de amor, algo que le resulta asqueroso a Claire. La morena la agarra de la mano para dirigirla y que no se choque, aunque quien acaba chocándose con alguien es ella. En un momento se ve en el suelo justo en frente de una chica más mayor.
-¡Cuidado por dónde vas, niñata! –grita esa chica.
Genial, era María Reivan, una de las niñas más populares de Primaria. Estaba en 6º curso y siempre iba metiéndose con quien le daba la gana. Su pelo es muy corto, apenas le llega a los hombros, negro y liso. Es más pálida que la nieve y sus ojos son de un color marrón muy oscuro. Es muy delgada y siempre va vestida con ropas caras y de marca, debido a su cantidad de dinero. Era la típica chica, con sus dos amigas, como perritos falderos, siempre detrás de ella, Diana, una chica de pelo rubio y ondulado, y Caroline, una de pelo castaño y liso. Eran el trío perfecto para el sufrimiento.
-Otra vez la niña esta de gustos raros… -suelta con una mueca de asco Caroline.
-Qué pena da –imita Diana.
María se acerca a Claire de manera amenazante, y la mira con veneno a los ojos.
-A ver si te enteras niñata, esas tortugas que tanto te gustan… ¡No existen! ¡Entérate de una vez!
Angie, que en esos momentos había estado embobada, salió de su trance y se puso entre la morena y María, intentando ayudar a su querida amiga.
-Vale ya María –dice con seguridad-. Deja a Claire en paz.
-Miren chicas –se gira hacia sus amigas-. Dos mosquitas muertas me quieren intimidar –las dos perritas falderas ríen ante el comentario de la chica haciendo que esta ponga un sonrisa macabra-. ¡Largaros de aquí antes de que me arrepienta el no hacer algo!
La rubia ayuda a Claire a levantarse, y las dos salen de allí hacia su clase. Ningún profesor se ha llegado a enterar y deciden dejarlo así, ¿para qué extender más el asunto? No es la primera vez que el Trío del Sufrimiento, así lo llamaban, les hacía… Sufrir.
A la salida de clase se fueron lo más rápido posible a casa, para no encontrarse con ellas. Y, aunque les hubiera pasado eso, Angie seguía metida en su mundo, mirando a alguna parte inexistente mientras caminaba junto a Claire.
-Angie, ¿se puede saber qué demonios te pasa?
-¿A mí? ¡Nada! –sigue perdida en su mundo.
-¿Y entonces por qué tienes las mejillas tan rojas y estás tan despistada?
-¿Viste cómo me miraba?
-¿Eh? –Claire no tenía ni idea a que se refería su amiga.
-Jon… ¡Es tan mono! Yo creo que… Le gusto.
-¡Por favor Angie! –la morena saca la lengua de una manera asqueada-. ¡Tienes diez años! Disfruta un poco antes de que te empiecen a gustar los chicos. Además, ¿qué tienen los chicos? Solo les gusta el fútbol y presumir de él, ¡y tienen piojos!
-¡Claire, no todos son así! –suspira enamorada-. Jon no piensa solo en el fútbol… ¡Y no tiene piojos!
-Pero si lo conoces de solo un día.
-Da igual… Hemos conectado –se abraza a sí misma de una manera tierna.
-Y hablando de Jon… -mira su muñeca como imitando que tiene un reloj-. ¿No habíamos quedado con él y Hugo para volver juntos a casa?
-¡Es verdad! –grita la rubia-. ¡Tenemos que volver!
-Ni de broma –le agarra del brazo a Angie antes de que salga corriendo-. Ya los veremos el lunes Angie, no hay problema.
-Pero… -suspira-. Está bien…
-"Por estas cosas prefiero las Tortugas Ninja…" –piensa la morena.
Las chicas llegan a sus casas y, como siempre, se despiden con un abrazo. A diferencia del día anterior, cuando Claire abre su puerta, no está ahí su madre, sino que está en la cocina terminando de hacer la comida. La niña suelta un suspiro aliviada, eso quiere decir que no han llamado del colegio para volver a quejarse.
-¡Hola mamá! –grita la morena dirigiéndose a su cuarto.
-¡Hola Claire! ¿Qué tal el día?
-¡Bien! –entra en su habitación-. Como cualquier otro.
La niña se vuelve a poner la misma ropa cómoda del anterior día y se va a la cocina para comer.
Hoy no decide hacer los deberes porque, al ser viernes, le queda un fin de semana de por medio. Prefiere ver su querida serie de las Tortugas Ninja, leer alguna historia o dibujar un poco…
Un día algo diferente, pero sigue siendo la misma rutina, ¿algo más va a cambiar?
Vaaaaaale, hasta aquí el capítulo.
Sí, se que no tiene nada (a parte del fanatismo de Claire) de las Tortugas Ninja, ¡pero ser pacientes! Ya llegarán, ya llegarán... Hasta entonces... ¡Espero vuestros reviews!
¡Un saludo a todos! :D
