SINFONIA INCONCLUSA
De encaje negro y blanco. Seducidos por la luna llena que invita a danzar en un vaivén en medio de la nada y a la vez todo.
Sellando suspiros, maniatando lúgubres caricias como terciopelo. Así es como se presenta el par de siluetas ante unos ojos cualquiera.
Mórbidos deseos se encadenan a la par del infinito baile que entre tenebrosas del inmenso salón, se van haciendo cada vez más y más evidentes.
Atracción, pasión, dolor. Son 3 de los invitados que transforman la calma en tormenta, el día en noche y la roca en polvo.
De encaje negro y blanco, así es el vestido que engalana a la muerte esta noche.
Lúgubre y descarada se ha encargado de atraer nuestras miradas.
Poco a poco posa las manos en su cintura. Ella sabe lo que se aproxima, más no quiere que finalice esta pieza. La ansiedad le invade y sólo es capaz de fijar su mirada en el cuello de su pareja de baile, que extasiada en el letargo de esta agridulce sinfonía no puede ver más allá de su oscuro antifaz.
Los invitados son y seguirán siendo diabólicos testigos con rostros deformados al despojarse de máscaras y antifaces. Las risas burlescas alrededor de una clásica pareja que está por finalizar una mortal pieza.
Ella se despoja de su antifaz y su mirada escarlata se posa en el cuello de su pareja. Un último vistazo al rostro y un adiós que se pierde en medio de una sutil pero a la vez violenta mordida.
Las esmeraldas poco a poco se extinguen y un hilo de rojo líquido emana... en su encaje de negro, blanco y escarlata.
