Yamato se despertó. Noto cierta dureza en sus genitales, ya que, como cada mañana, se despertó pensando en su a veces amado, a veces odiado, siempre querido, Tai. Se levanto de su cama con decisión, y fue ha darse una ducha rápida.

Mientras desayunaba, su cara esbozo una sonrisa. Hoy seria diferente.

Fue decidido al instituto. De nuevo, no le dejaron entrar vestido de colegiala, por lo que tubo que volver a casa para ponerse su uniforme. Llego a tiempo para segunda hora. En el descanso salió hacia el servicio. Mientras orinaba tranquilamente, apareció Tai sin previo aviso, le agarro fuertemente el pene y le dijo al oído, de manera brusca:

-¿Nos vemos después de clase?

- Claro Tai, pero esta vez, ven tú a mi casa.

-Mmmm, ¿Me tienes una sorpresa? De acuerdo, allí estaré sobre las 8.

Tai le soltó el pene mientras le mordía la oreja, y se fue de los baños. Una sonrisa malvada se dibujo en la cara de Yamato.

Las clases llegaron a su fin sin pena ni gloria, y rápidamente, Yamato fue a su casa, para preparar concienzudamente su plan. Tuvo la suerte de que no había nadie en su casa ese día, y que disponía de todo el tiempo y espacio que necesitara para que Tai tuviera una experiencia que no olvidaría jamás. Jamás.

Llegaron las 8, y allí estaba Tai, puntual como siempre. El mero hecho de tocar al timbre y no saber lo que le esperaba tras esa puerta provoco que tuviera una erección. Yamato abrió la puerta, y se hizo el sorprendido al ver el sobredimensionado paquete de Tai.

-"Vaya, parece que te alegras de verme." Dijo Yamato, burlón.

- Si…mucho. ¿Qué es eso que tienes entre las manos?

-¿Esto? Nada, un bote de cloroformo, iba a comprobar si estaba caducado, pero a mi me huele bien. ¿Quieres huelerlo tú, a ver que te parece?

- ¡Claro! Dijo Tai. Siempre fue un poco tonto, y Yamato contaba con ello.

Tai cayó desmayado al suelo. Yamato lo metió a rastras en su casa y cerro la puerta con llave. Ahora empezaba lo divertido.

Cuando despertó, desorientado, Tai estaba firmemente atado a la cama. Su culo estaba erguido y atado, no se podía mover. De pronto, Yamato se acerco a su oído, y le susurro: esta vez no seré yo la princesa.

En ese momento Tai se dio cuenta de que estaba vestido de princesa. Yamato fue decido hacia su culo, y le clavo repentinamente su pene en el. Tai gimió. Aquella situación era nueva para el…pero le excitaba. Sin embargo, intentaba zafarse de sus ataduras para volver a vestir a Yamato de princesa Disney.

Yamato enculaba cada vez más fuerte a Tai, pero de pronto se paro.

"He traído a un amigo". Digo Yamato.

Salió de la habitación, y volvió a ella con una carretilla y una caja enorme. Era el nuevo consolador Ultrabigsize My Little Bob XXXXXXL. Black Edición. Ahora con venas realistas incorporadas.

Tai apretó el culillo, pero fue inútil. Ningún esfínter en este planeta puede parar al pequeño Bob. Sin poder articular palabra, Tai sonrió. Giro lo que pudo su cabeza y le dijo a Yamato: por favor….ponlo en modo vibración tuneladora del metro. Así lo hizo Yamato.

En esos momentos, el culo de Tai era un paraíso. No pudo más, y se corrió, dándose en los ojos. Casualidades de la situación, en ese momento, Yamato, que tenía su plan muy estudiado, libero las ataduras de Tai, al tiempo que sacaba al pequeño Bob de su ojete.

Al notar que sus ataduras se soltaban, Tai fue hacia Yamato, pero de pronto, su vista se nublo. Su propia lefa le había cegado, como tantas veces antes había cegado a Yamato. Desorientado, Tai corrió.

De pronto noto que hacia frio. Estaba en la calle. Escucho la puerta cerrarse, al tiempo que oía a Yamato reír mientras decía:

"Hay lo llevas".