Después de leer esta historia, sabrán por qué no deben aceptar nada que Lewis les ofrezca xD

-Diálogos-

Cambio de escena '...'


La dulce melodía que los pajaritos producían, hacían que ese caluroso día, fuera un poco mas alegre. Pero alegre o no, las bolsas del supermercado le pesaban mucho y eso no lo alegraba para nada. Un cansado Lewis ingresaba a la habitación del hotel que compartía con los miembros de Red Shield.

Dejo las bolsas en la mesa más cercana, y asegurándose de que todos seguían durmiendo, saco de su bolsillo, un paquete de envoltorio brillante. Dejo escapar una risita traviesa, y volvió a guardar el paquete, sacando la demás mercadería de las bolsas.

La mañana siguió su paso y Lewis, que ya había preparado el pavo para meterlo en el horno, decidió que era hora de poner en marcha su plan. Soltó esa risita traviesa de nuevo y saco el paquete de su bolsillo. Salio de la cocina, acercándose a la sala.

Fingió pasar distraído y se cruzo con el Caballero de Saya.

-Oh Haji! Buenos días-

Haji le devolvió el saludo con un gesto afirmativo de la cabeza, se fijo en lo que el gordito traía en las manos y sintió algo de curiosidad. Lewis sonrió, sabiendo que consiguió lo que quería, llamarle la atención.

-Es chocolate… ¿quieres?-

Extendió el paquetito a medio abrir, asomando la punta del chocolate. Haji dudo un poco, no lo necesitaba, pero paso mucho tiempo desde que había probado algo así de dulce. Él ex agente del FBI insistió en que lo probara, a lo que el chevalier lo acepto.

Que sensación placentera, pensó Haji. El gusto amargo pero a la vez dulce del chocolate invadía su boca, haciéndose adictivo. Se sentía tibio, pegajoso y delicioso.

El moreno lo noto y sonrió, saco unos cuantos paquetes más de su bolsillo y se los dio al chevalier.

-Come todos los que quieras! Están deliciosos-

-pero tu no…?-

Antes de que pudiera terminar, Lewis ya se había marchado. No pudo contra la tentación y desenvolvió otro dulce para embriagarse de esa dulce sensación en su boca. Tomo otro, otro y otro, la última vez que probó algo así de delicioso fue a los pocos días de llegar al Zoológico.

Se detuvo un momento al escuchar ruido en la cocina, Lewis ya no estaba, seguramente seria su Dama. Fue hasta allí, aun con los chocolates en la mano y la mitad de uno en la boca.

Efectivamente, Saya se encontraba en la cocina, le daba la espalda puesto que se estaba sirviendo un poco de agua. Al notar la presencia del Caballero, se dio la vuelta, fijando su vista en él y lo que traía en las manos.

-Buenos días- sonrió ella.

Se acerco a él, mirando curiosa los chocolates.

-seguramente te los dio Lewis-

Haji asintió, extrañado al ver que ella había adivinado y como para no saberlo. Le ofreció a la joven, pero ella se negó, dándole las gracias, haciendo que él se sintiera mas confundido, primero Lewis le convidaba algo de su comida, después Saya no quería, cuando generalmente ella es quien mas come de todos.

Se metió a la boca el pedazo que le quedaba y cuando lo trago, sintió que le ardía la garganta, y ese calor le bajaba hasta el estomago. Paso unos segundos, quieto, sospechando que el chocolate era el culpable de eso, pero otra onda de calor no le dejo pensar más. Sus manos comenzaron a temblar, el calor subía rápidamente hasta su rostro, en especial a sus mejillas sonrosadas.

Saya lo noto algo nervioso, lo que no era normal en él. Haji sentía como ese ardor comenzaba a expandirse hacia abajo, esta vez lentamente y se acercaba peligrosamente a esa zona tan sensible. Avergonzado, no se atrevió a bajar la mirada. Su Dama se acerco a él, algo preocupada.

-Haji, te encuentras bien?-

El Caballero asintió, aunque sus manos aun temblaban y el calor se le hacia insoportable, su respiración era acelerada, mas la sensación de que la ropa le producía una presión incomoda.

Saya lo observo con más detenimiento, un poco más arriba de sus labios, tenia restos del chocolate. Acerco un dedo a dicho sector de su rostro y lo limpio suavemente. Esa, fue la gota que derramo el vaso….

En la sala, el moreno se sentía desilusionado, su experimento había fracasado. Era seguro que fallaría, Haji era un Caballero, serio, educado y reservado, nunca caería en una tentación así, incluso si le daba unas diez cajas de ese chocolate, no le haría efecto….

Sentir el suave dedo de su Dama contra su piel, lo hizo enloquecer, por más inocente que fuera. Ese pijama de verano no ayudaba mucho, dejando al descubierto partes tentadoras para el Caballero, como su cuello.

Mando al diablo todos sus modales, cuando la sostuvo contra la pared y acerco su rostro al de ella.

-Ha—Haji?-

Tartamudeo sonrojada, es lo único que pudo hacer, su Caballero la sostenía con fuerza, con cuidado de no lastimarla. Una Saya disfrazada de Ángel, en su hombro le decía que debía ser buena niña y detenerlo, pero otra Saya, como Diablo, insistía que no debía dejar pasar esta oportunidad, seria muy cruel negarse al pobre Caballero.

-tiene razón Saya, se buena niña y déjate hacer!- reía el Ángel.

La joven, sacudió su cabeza levemente, haciendo desaparecer a las dos voces. Pero que estupideces se ponía a pensar en una situación como esa. Tan sumida estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuando el Caballero unió sus labios con los de ella.

Sus manos se posaron en su cintura, y los brazos de Saya abrazaban el cuello de Haji, profundizando el beso. El chevalier alzó fácilmente a su Dama, y esta sin poder evitarlo, encerró la cintura de Haji con sus piernas, al diablo el comportamiento! Pensaron los dos.

Haji dejo su boca, para dedicarse a su cuello. Saya no pudo más que gemir levemente al sentir los besos del chevalier en la delicada piel de su cuello. Sus manos se encontraron con su cabello y empezó a jugar con el, pero mas tarde se dedico a retirar su gabardina, la cual cayo con un ruido seco al suelo. Desprendió lentamente su camisa, pero no pudo terminar, su Caballero no se lo permitió.

La mordió suavemente y ante esto, ella gimió un poco más fuerte. La fricción de sus cuerpos lo estaba volviendo loco y quería más, necesitaba llegar a más. No les importo si alguien los veía, nada les importaba en ese momento, solo querían calmar su deseo.

Nuevamente atrapo sus labios entre los suyos, y soltó su cintura, dejando que apoyara los pies en el piso, para así ambos caminar torpemente hacia la habitación de la joven. Haji hubiera terminado todo el asunto allí, pero aun le quedaba algo de caballero

Listo para partir a su entrenamiento, David aparecio en la sala. Vio a Lewis quien estaba entretenido en la computadora.

-Buenos días- saludo el rubio –hoy volveré mas tarde-

-Bien…- fue lo único que respondió el moreno.

Ambos detuvieron sus actividades al escuchar un portazo, seguido de una leve risa, pero que los de la sala pudieron escuchar. Lewis sonrió, satisfecho, David lo miro esperando una respuesta.

-Ehm… no te preocupes, un experimento mió

El Caballero se encontraba sobre su Dama, recorría su cuerpo con sus manos y jugaba con su lengua en el cuello de Saya. Ahora, su cama le parecia mas pequeña.

Nunca se imagino en una situación como esa, mucho menos con Haji, mas no se detuvo a pensar mucho en eso.

Siguió con la tarea de desabrochar por completo su camisa, para luego deslizarla por sus hombros y dejarla caer a un lado, dejando su torso descubierto. Su piel estaba tan caliente como la suya. Él le devolvió el gesto, retirando la parte superior del pijama, ambos se sintieron avergonzados ante esto, por mas pasión que demostraran, aun eran algo inocentes.

Si era hermosa con un simple pijama, mas lo era así de expuesta. Haji se acerco a su oído, con voz áspera y algo agitada le susurro:

-Dios… eres hermosa-

Saya se sintió feliz, tanto que abrazo fuertemente a su chevalier. El roce de su pecho con el del Caballero, hizo que este olvidara nuevamente sus modales al morder bruscamente su cuello, mas ella no sintió dolor, aquella mordida le había agradado, y mucho.

Se atrevió a dirigir sus manos hacia sus pantalones. Detuvieron el beso, y ambos se sonrojaron al mirar hacia abajo

-Pero Lewis! Como que le diste eso a Haji!? No es un conejillo de indias para tus experimentos- se escuchaba a un enfadado David.

-por favor David, estamos hablando de Haji- rió él

-Haji es un hombre, Caballero o no, tiene las mismas necesidades que un humano cualquiera!-

Lewis se encogió en hombros, mientras el rubio le repetía que él seria el responsable si algo saliera mal

-L—Lo… N—no-

Haji tartamudeaba, algo difícil de creer. Para colmo, Saya no despegaba la vista de cierta extremidad.

-Me siento halagada- le susurro al oído.

Y no fue un susurro inocente, vino acompañado de una mordida, lo cual encendió más a Haji, si era posible. Sin delicadeza, volvió a besarla, esta vez, ella encerró su cuello con sus brazos al igual que sus piernas lo hicieron con la cintura de él, haciendo que el cuerpo del Caballero se apegara mas al de la Dama. El roce en esa parte de su cuerpo le hacia desear mas y no espero para conseguirlo.

Las manos temblorosas de Haji se dirigían a su espalda, torpemente intento desabrochar lo que quedaba de su ropa, pero como temblaba, se le hizo difícil

Kai llegaba a la habitación con Lulu en la espalda. La pequeña Schiff se bajo y busco con la mirada a sus amigos.

-Kai! Ya has llegado!- lo recibió Lewis con una risita nerviosa.

-estas bien Lewis?-

El moreno asintió velozmente. Lulu se le acerco, mirándolo sospechosamente, sabia que escondía algo, podía olerlo.

-estas escondiendo algo gordo!- lo reto –pero eso será después, donde esta Saya?-

David y Lewis tragaron saliva, sudaron frió, no podrían escapar de la Schiff. El gordo trato de distraerla, diciéndole que aun dormía, mientras David se llevaba a Kai a la cocina.

Una vez allí, Kai encontró la gabardina de Haji en el suelo. David lo noto y trato de no pensar en lo que había pasado allí.

-esto es de Haji…-

Lulu entro corriendo a la cocina y el moreno trataba de alcanzarla sin éxito. Insito a Kai a seguirla, quería ver a Saya aunque Lewis no le dejara.

El rubio y el moreno se miraron aterrorizados, debían detenerlos en ese momento o sufrirían las consecuencias. Si Kai se enteraba, Haji podría ir despidiéndose de todos

-Haji…-

Saya reía a cada beso que el Caballero le regalaba en su abdomen, sus manos aun se encontraban tratando de deshacerse de esa prenda de ropa que aun cubría su pecho. Haji subió con los besos por todo su pecho, al cuello, su mentón y finalmente sus labios. El calor ya era más que insoportable y necesitaban calmar su deseo de una vez, la ropa que les quedaba por retirar no era mucha, así que decidieron apresurarse en retirarlas. Pero cuando estaba por llevar a cabo su misión

-Espera Lulu!!-

La Schiff no prestaba atención a Lewis, mucho menos a David. Escapo del moreno unas cuantas veces y se burlaba de este. Corrió hacia la habitación de Saya, pero David fue lo suficientemente rápido y la detuvo, haciendo que tropezara y la tomo de los brazos.

-No sean tan bruscos, es solo una niña- los reto Kai –pero por que no quieren que vea a Saya?-

Lulu no espero respuesta y mordió a David, este la soltó rápidamente y corrió nuevamente a la habitación de Saya.

-NO!!- gritaron Lewis y el rubio al unísono.

Pero era tarde, Lulu había empujado bruscamente la puerta. Y si, los vio…

Haji se detuvo de golpe, él y su dama dirigieron su vista a la puerta, donde Lulu se encontraba. Ambos se quedaron inmóviles, incapaces de hablar, avergonzados en extremo.

-es—esto… podemos explicarlo-

Para mejorar la situación, Kai se acerco rápidamente a Lulu, quien no se movió de su posición ni un momento.

El rubio y el moreno comenzaron a rezar por el Caballero.

-HAJI!- grito Kai, mas bien, el Diablo….

Kai Miyagusuku sostenía una envoltura, la envoltura. Miraba a Lewis esperando una explicación, claro que Haji ya tenia su actitud correcta y seria, por supuesto que estaba vestido y arregladito. Se asomaba levemente en la puerta que daba a la sala.

-era un experimento- explicó el moreno –y pensé que no le iba a afectar en lo más mínimo a Haji…-

-experimento? Me suena mas a broma… y pensaste mal, gordo- lo reto el castaño.

Saya estaba en silencio, sonrojada, sin saber que decir. Se desilusiono un poco al saber que su Caballero había actuado por efecto del chocolate mágico que Lewis le había dado.

-A decir verdad, no tengo la culpa del todo, me dijeron que esos chocolates actúan por unos minutos, nada mas- explico Lewis –si continuó, fue decisión de Haji-

Ahora fue el turno de Haji de sonrojarse. Lo pensó con detenimiento y Lewis tenia razón, había actuado solo, el chocolate solo había sido un empujoncito para lo que realmente quería. Kai se le acercaba lentamente, con el puño en alto, esta de más decir que se encontraba furioso.

Haji se disculpo avergonzado, Kai lo perdono, pero seguía ofendido con él por haber tocado a su hermanita de esa manera. A pesar de todo, Saya se sentía alegre, al final Haji había actuado por su cuenta.

Una confundida Lulu se acerco a la sala y sentándose frente a Saya, inocentemente pregunto en voz alta para que la escucharan:

-Saya… que es un chocolate afrodisíaco?-


Salio de su habitación en silencio, tratando de no hacer ningún ruido que despertara a los demás. Camino hasta la cocina, y asegurándose de que nadie había despertado, busco en la heladera. Atrás de todo, había escondido un paquete. Lo saco y volvió a su habitación.

Puso cerrojo a la puerta, no quería interrupciones esta vez. Tímidamente se acerco a su Caballero, y del paquete saco un misterioso objeto, metiéndoselo a la boca lentamente le susurro:

-Mmm… Haji… quieres chocolate?-


El primer fic que escribo de esta Pareja que adoro, y el primero que escribo en mucho tiempo! Me entretuve bastante al escribirlo, ojala ustedes hayan disfrutado al leerlo. Reviews onegai! u.ù