Juego
Cada vez que la fina cuchilla del patín caía sobre el hielo tras un hermoso salto España sentía como se le paralizaba el corazón por un momento, el ínfimo instante que tardaba la patinadora en estabilizarse sobre la superficie y seguir moviéndose al ritmo de la música, con los ojos cerrados, en una coreografía casi celestial. Entonces volvía a ocurrir, otro salto, ella se elevaba y volvía a caer serena y en pie. Giraba, corría y saltaba, todo en un mismo ritmo. Y él seguía sin entender cómo era capaz de moverse con semejante gracia sobre algo tan resbaladizo como el hielo. Le fascinaba. No podía dejar de mirarla.
La música terminó y la patinadora abrió por fin sus ojos. Las esferas amatistas se posaron sobre las esmeraldas y los labios de ambos se curvaron en una sonrisa infantil. La patinadora se acercó hasta el extremo de la pista donde se encontraba España sin dejar de sonreír.
- ¿A España le ha gustado el baile? ¿Da? – preguntó apoyándose sobre la barandilla que separaba la pista de las gradas donde se encontraba el español.
- Me ha gustado mucho, Rusia – confesó el español, en trance, quizá por los movimientos de la rusa, quizá por la mirada que ella dirigía hacia él.
- Entonces, España debería acompañar a Rusia en el próximo baile – propuso sabiendo que el español no podría negarse.
Y era cierto, aunque España quisiera negarse, en realidad apenas sabía patinar, era incapaz de contradecirla, no en el estado en el que se encontraba, no en el hechizo al que le había sometido Rusia.
- Ven.
Se tomaron de la mano y ella le condujo hacia la pista, donde empezó a girar alrededor de él, invitándole a atraparla, sabiendo de antemano, que eso sería imposible, a menos que ella se lo permitiera, pero aún así, España intentó torpemente seguir su ritmo.
- Antonio quiere jugar con Anya – se rió ella mientras patinaba hacia atrás para no perder el contacto con los ojos del castaño – pero primero tiene que atraparla.
Movía los pies en combinaciones casi imposibles, pero sin perder el equilibrio en ningún momento, seguida lentamente por el español hasta que lo condujo a una esquina donde se encontró retenida por los brazos de España que le impedía escaparse, algo que tampoco es que fuese a hacer.
- Te atrapé – susurró Antonio junto al oído de Anya.
- ¿Y qué piensas hacer ahora? – preguntó coqueta sin perder su toque infantil.
De nuevo los labios de las dos naciones volvieron a curvarse en una sonrisa, justo antes de juntarse entre ellos para saborear el dulce néctar del premio de aquel juego al que podían ganar los dos.
¡Volví!
Siento muchísimo haber estado tan desaparecida estos últimos meses, me agobió mucho la Universidad, aunque ahora ya he terminado (y todo bien :D) así que he intentando ponerme las pilas con nuevas historias que tengo pendientes, pero mi musa ha decidido que no, que quería cosas nuevas, así que mientras vuelve la antigua inspiración publico estas cosillas. Espero que os guste :3 no he visto ningún EspañaxNyo!Rusia, espero que no haya quedado muy raro.
Por cierto... ¿os habéis fijado que en modo hetero el Rusia-España tiene las mismas iniciales? Iván-Isabel y Anya-Antonio.
