Buenas! Cómo están?
Es la nueva historia, con mi pareja favorita.
Le pongo rating M porque hay menciones de abusos físicos, aunque no me largué a detallarlo.
Ya, calculando, tengo más o menos hasta el capítulo 5, porque en realidad esto comenzó como un one shot...pero lo corté, así que seguramente actualizaré más seguido.
Glee no me pertenece
Los errores si.
Espero que les guste!
Saludos!
Lore
Nuestra Jurisdicción
Está bien. Ella había sido la que había cometido el error hacía 8 años y ahora tenía que soportar las ganas de llorar porque estaba esposada y a su hijo se lo estaban llevando dos personas de servicios sociales. Aunque, muy bien no entendía porque ella estaba esposada o que había sucedido, pero allá iba. Y la persona con la que cometió el error, estaba siendo puesto en una camilla, inconsciente, para ser llevado al hospital.
¿Qué diablos? Pensó mientras miraba como se lo llevaban, sabía que cuando él se despertara la que peor la iba a pasar era ella, pero ya no le importaba. Él iba a culparla de lo que pasó, iba a denunciarla. Quizás, así terminaría encerrada por un tiempo, lejos de él. Lo único que le importaba era su hijo y era probable que ya no lo pudiera volver a ver. O que cayera en manos de ese monstruo.
"¿Sra. De Lucca? Vamos a ir a la estación" dijo uno de los oficiales
"De acuerdo" dijo ausente.
Primero no había reconocido el nombre por el cual la habían llamado. Y sabía que ahora era turno de los CSIs y de los detectives analizar esta habitación de hotel.
"¿En dónde estoy?" le preguntó al oficial recordando que no reconocía el lugar. Se había despertado ahí con golpes en la puerta y gritos del estúpido pidiendo que se vaya, sea quien sea que estuviera del otro lado, pero como todo estaba borroso en su mente en ese momento, cerró los ojos para encontrarse desatada de la silla, doliéndole todo el cuerpo y un ser misterioso golpeando una y otra vez al estúpido mientras otro estaba arrodillado a su lado.
"¿No sabe donde está?" preguntó el oficial que la estaba llevando hacia afuera, justo cuando un hombre y una mujer entraban en el hotel, y se detuvieron a mirar los cuadros en la pared. En su mareo a la "Sra. De Lucca" éstos dos le parecieron familiares, pero decidió dejar de lado ese pensamiento, para responder.
"No, no sé donde estoy." respondió despacio.
Ella no pudo notar que la pareja que estaba justo a su lado cuando respondía, había escuchado cada una de sus palabras.
Tampoco pudo notar la mirada que el oficial que la acompañaba compartió con esas dos personas
No sabía ya hacía cuanto tiempo había pasado en esa sala de interrogatorios. De vez en cuando un oficial entraba para preguntarle si quería algo para tomar o comer. Ella negaba con la cabeza y dejaba que el oficial saliera sin hacer una pregunta más.
El cuerpo le dolía, pero después de lo que había pasado junto a ese tipo, no era nada. El problema, era ese mareo que sentía al intentar moverse, ese ruido que hacía su estómago, esa visión borrosa.
Pero la quinta vez, mas o menos, cuando el oficial entró a preguntarle, ella lo detuvo antes de salir pidiéndole algo en donde vomitar. El hombre la miró extrañado, pero inmediatamente corrió acercándole un tacho de basura que había junto a la puerta y esperó hasta que ella vaciara todo el contenido de su estómago en la bolsa antes de salir. Minutos después, volvió siendo empujado por alguien para dejarle un poco de enjuague bucal y una botella de agua, aunque ella no lo hubiera pedido. Antes de salir, logró formular las palabras necesarias para preguntarle cuanto tiempo llevaba en esa sala y el oficial le respondió que estaba ahí hace unas 4 horas.
Ella suspiró y decidió seguir esperando. Sabía que los detectives iban a ir a interrogarla en algún momento. Incluso, sabía que quizás esta era alguna de las estrategias para ponerla nerviosa y lograr que confesara. Cualquier cosa.
Agarró la botella de agua y se tomó más de la mitad de un sorbo, para descansar un poco su garganta y tomar el resto. Después utilizó el enjuague bucal y lo escupió en el pequeño vaso plástico en el que se lo habían traído. Ahora todo comenzaba a aclararse, en su vista y en su cabeza. Vomitar le había hecho bien.
La próxima vez que se abrió la puerta, no fue un oficial el que ingresó, sino la pareja que ella había visto cuando salía del hotel. Los recordó por la vestimenta. Se sorprendió al notar que la mujer se vestía bastante bien para ser detective y se preguntó cuanto cobraría para mantener ese estilo de mujer de negocios. Cuando levantó la vista y la enfocó en la cara de los dos, abrió sus propios ojos y emitió un gemido de sorpresa.
"Buenas noches, Sra. De Lucca" dijo el hombre sentándose al frente de ella, mientras la mujer se iba a parar en una de las esquinas de la pequeña habitación y apoyaba las manos en su espalda, contra la pared. "Soy el detective Noah Puckerman y ella es mi compañera, Rachel Berry" dijo señalando a la mujer con la cabeza.
Ella parecía estar en medio de un partido de tenis, ya que los miraba de uno al otro, tratando de entender lo que estaba pasando.
"¿Dónde estoy?" preguntó después de sacudir su cabeza. No era momento para hablar del pasado se dijo.
"¿No lo sabe?" preguntó Noah, demasiado formal para haber estado hace años atrás rogándole noches de placer.
"No tengo ni idea" dijo ella. Cuando salió del hotel miró a su alrededor y no reconocía nada de la ciudad en donde estaba. "Solo sé que es una ciudad, además porque cuando entré vi que éste era el precinto 15, lo cual quiere decir que hay 14 antes que este desparramados por ahí"
"Es bueno saber que por lo menos estaba semi lúcida" dijo Puckerman mirando a su compañera.
"Estás en Columbus" dijo Rachel abriendo la boca por primera vez.
"¿Columbus? Si antes de ayer estaba en Seattle ¿cómo puedo estar en Columbus?" preguntó en voz alta
"Parece ser que tenían otro destino" dijo Puckerman sacando de la carpeta, que ella recién se daba cuenta que tenía, un pasaje envuelto en una bolsa de plástico. Destino: Lima
"No creo que él hubiera querido llevarme a ese lugar" dijo pensando un poco. Él la había sacado de ahí y la verdad, ya no tenía a nadie que pudiera recibirla. Bueno, nadie como alguno de esos dos morenos que estaban hoy enfrente de ella. La más pequeña de las dos.
A decir verdad, no le podía sacar los ojos de encima a Rachel. No parecía que 8 años la hubieran cambiado en nada, salvo por un par de arrugas alrededor de los ojos, estaba igual que la última vez que la vio caminar en la secundaria, fumando y riendo con el que ahora era su compañero en la vida policial.
"Me sorprende que ahora sean policías" dijo en voz alta.
"Te sorprenderían muchas cosas." dijo Puckerman "Ésta" añadió haciendo un movimiento de cabeza hacia Rachel, lo cual llevó otra vez sus ojos a estudiarla, "logró mover ciertas influencias que tiene y si quieres, pero solo si tu quieres, puede hacerse cargo de tu hijo hasta que todo esto termine"
"¡Ja!" dijo ella con ironía. Pensó que esos dos le estaban haciendo un chiste, como el día fatídico después de que la consecuencia de su error se había esparcido por toda la escuela. Aquel día, ellos se le habían acercado y le habían ofrecido un lugar en la casa de alguno de ellos, aduciendo que el estúpido no era bueno para ella. Pero, tratando de enmendar un error, creó uno más grande y todo por no hacerles caso. Pensando que era por celos, no aceptó.
"Eso significa que no quiere, Rach" dijo Puckerman mirando a su compañera y ella solo levantó los hombros como si no le importara. Santana pudo ver un poco de tristeza en su mirada, pero pensó que estaba alucinando.
"Bueno, todavía no queda claro que fue bien lo que pasó en ese hotel, pero, si sabemos ciertas cosas gracias a que tu estómago necesitó eliminar lo que tenía dentro. Tengo que decirte, que estamos comenzando a adorar a los chicos del FBI que nos están ayudando, ya que todos los resultados que les pedimos, nos lo hacen en cuestión de horas" dijo Puckerman, intentando sonreír, "Y tus residuos estomacales fueron de extrema ayuda, ya que por lo menos, sabemos que estabas demasiado drogada, como para dejar a Hudson en ese estado. ¿O debo decir sr. De Lucca?" preguntó
"No, De Lucca es el apellido que me dió el hombre que me hizo unas identidades falsas hace cuatro años cuando pude por fin escapar de Hudson" dijo ella mirando a Rachel quien respondía con su mirada.
"Eso no va a quedar bien, pueden acusarte conde robo de identidad y ya no va a estar en nuestra jurisdicción" dijo Puckerman
"¿Y cuál es su jurisdicción?" preguntó ella
"Nuestra jurisdicción es aquella en la que vos te encuentres" dijo Rachel. Ella se sorprendió. ¿Qué significaba aquello?¿Dónde ella se encuentre? ¿Ella se iba a hacer cargo de su hijo?¿Rachel podía ser capaz de cuidarlo? Ahora no importaba mucho lo que Rachel había dicho, sino el destino de su hijo.
"¿Qué vas a hacer si se queda con vos?" preguntó ella mirándola a los ojos, tratando de saber si aquella conexión que tuvieron hasta hace 8 años atrás y que ella, en esas noches en las que no podía levantarse del piso porque estaba encadenada, rogaba que la ayudara, estaba todavía ahí. Esa conexión que en realidad la había hecho sobrevivir durante tanto tiempo y que sabía que en el fondo quería volver a tenerla. Pero lo importante era su hijo. Ahora y en el futuro, su hijo.
"Te agarró en esa, Rach, porque no lo habías pensado" dijo Puckerman mirando a su compañera
"Si lo había pensado" dijo Rachel sacando la mirada de ella, mirando a Puck, para volver a mirarla a los ojos. "Pensaba pedirle a mis padres que lo vinieran a buscar y se lo llevaran a su casa hasta que todo esto termine"
"¿Todo esto?¿Y como va a terminar?" preguntó ella mirando fijamente a la detective
"Probablemente en un juicio" dijo Puckerman
"¿En serio?¿Quién sería el acusado?" preguntó ella.
"Él" respondieron los dos al mismo tiempo y con una seguridad que a ella le alegró el corazón. ¿Podía ser por fin el final de todo?
"Entonces ¿Dónde tengo que firmar para que ella se haga cargo de mi hijo?" preguntó enderezándose en la incómoda silla y estirando una mano
"Voy a hablar con la fiscal" dijo Puckerman "Ella estaba esperando que dijeras eso, así que comenzó a preparar el documento cuando Rachel le comentó, de paso, tengo que repetirte, que cuando quieras, tienes derecho a exigir un abogado"
"Puckerman, yo no tengo la culpa en esto. En nada. No necesito un abogado. Por ahora" dijo ella
"Noah, ¿por qué no le traes algo de comer?" dijo Rachel antes de que él saliera por la puerta y clavando nuevamente su mirada en la latina.
Ella comenzó a ponerse nerviosa ante la mirada de la detective, pero intentó no demostrárselo, sin quitarle la vista de encima. Si esto iba a ser una competencia de miradas, era mejor ganarla.
Pasaron minutos, hasta que ella dijo su nombre, haciendo flotar los recuerdos en su cabeza.
"Santana"
Después de eso, todo se volvió negro.
