Disclaimer: Teen Wolf pertenece a Jeff.

Este fic participa en el reto: "Traumas del pasado", del Foro "Retos Fanfiction"

Caso perdido

Reloj (1-5)

~O~

Llueve. Las tenues gotas de lluvia danzan, ominosas, sobre el cristal empañado del gran ventanal que observa. Sus orbes esmeraldas, apenas con un leve matiz azul que no se ve a simple vista, vislumbran las pequeñas corrientes que la llovizna crea con su transitar. Pareciera que bailan en conjunto por la superficie, y él percibe como su reflejo empañado se pierde entre el llanto que el cielo plomizo hoy le otorga.

Derek observa la lluvia a través del cristal que le resguarda del frio, decidiendo que aquella situación es la representación actual de su padecer.

A Derek le gusta la lluvia; le gusta toda la gama de matices y sentimientos que con ella trae. Le gusta que hoy llueva, porque es una fecha especial que le impide olvidar lo que no se debe.

La llovizna amaina, pero a lo lejos, casi esbozado tenuemente, Derek puede percibir las suaves gotas danzar.


No sabe cuánto tiempo ha permanecido en la misma posición desgarbada. Echándose al olvido en su loft, siente que la eternidad aguarda expectante, para cuando sea el momento de marchitarse finalmente.

Derek quisiera que el tiempo corriera un poco más rápido, pero entonces recuerda que él es viejo, que no siempre camina igual y que la teoría de la relatividad funciona a la perfección para amargarle más su existencia.

Derek no ha decidido echarse al olvido; sólo aceptó que su reloj de arena ya no puede dar más giros.

A lo lejos escucha el incesante golpeteo. Es un sonido constante y molesto que le recuerda que no está solo: hay alguien llamando nerviosamente a la puerta. El bump-bump de aquel conocido corazón le obliga a no echar raíces, haciéndole pararse inevitablemente para ir a recibir al dueño de aquellos frenéticos latidos.

Cuando abre la puerta, la figura de un azorado Stiles golpea sus sentidos con su olor a excitación de adolescente, a tierra mojada, a lluvia perecedera y aquel conocido aroma del almizcle que exhibe molestia. Derek se siente mareado ante todo lo que percibe.

¿Cuánto tiempo había permanecido enclaustrado?

—Estás vivo —confirma Stiles, luego de unos segundos en silencio.

Aún sigue situado en el umbral, pues Derek no le ha dado el pase necesario para entrar. No responde; Stiles sabe que no lo hará, ni siquiera bajo tortura.

Finalmente, y Derek aún no sabe cómo, Stiles ingresa a su loft como un vendaval que todo quiere destruir a su paso. Derek le odia en esos pequeños instantes porque no le gusta todo el revuelo que causa en su vida.

Derek ama su incordiosa tranquilidad, y Stiles no es precisamente un individuo tranquilo.

—Qué quieres —exige, su voz ronca, pero mortalmente apagada crispan a Stiles que no se esperaba (o tal vez sí), la pregunta de Derek sin ser interrogante realmente.

—Sacarte de aquí —dice Stiles como si nada, como si no notara que Derek no es el mismo desde hace más de un mes.

Pero Stiles sabe más que nadie, sólo que Derek quiere ignorar como ignora todo lo que a su alrededor acontece.

Hay una fina línea de tensión en sus labios, la bestia en su interior sufre, deseando despedazar con sus garras todo lo que encuentre a su paso, pero Derek se contiene, así como se ha contenido las pasadas lunas. Resopla, cansado de todo.

—Vete, Stiles —habla, intentando sonar diplomático—. No necesito que me saques —farfulla bajo, encontrando molesto que le comparen con un perro.

Stiles lentamente gira su cabeza, observándole con esas dos orbes gigantes que son sus ojos, brillando como el ámbar. Derek no quiere admitir que siente un poco de temor ante el escrutinio.

—No es una sugerencia, Derek.

Con eso, zanja la conversación, comenzando a ordenar lo encuentra por el recinto, todo bajo la atenta mirada esmeralda. Derek no quiere pensar lo que el chico sacrifica, no quiere pensar en el esfuerzo que Stiles hace para evitar irritarle.

Derek no quiere pensar nada más... Sólo quiere creer que ya es un caso perdido.