Mion acarició sus uñas suavemente. Largas, bonitas. Probablemente lo único que aun tenía algo de valor y dignidad en ella. Después pasó a acariciar y peinar con las manos su cabello. Suspiró buscando aliviar lo máximo posible el dolor que sentía. Había cometido demasiados pecados, y no sabía cómo responsabilizarse por ellos. Ella no podía simplemente arrancarse tres uñas como Shion, ni desaparecer sin rastro como Satoshi. Eso no era suficiente para expiar todo lo que había hecho. Solo podía continuar siendo la marioneta de su abuela, haciéndolo todo a su merced. A veces se imaginaba cómo serían las cosas si su vida no estuviera condicionada por su linaje, por su sangre. Se imaginaba tener una adolescencia normal, con sus amigos, su hermana, y quizás alguna futura pareja. Pero Mion Sonozaki no osaría desear tenerla. No podía pedir tanto, ya que ni siquiera lo merecía. Exacto: su manera de responsabilizarse por sus pecados debía ser continuar viviendo como lo hacía. Continuar siendo infeliz y cargando con ese sufrimiento, hasta el día de su muerte.
N/A: Esto es bastante corto y cutre, lo sé. Solo me apetecía escribir algo rápido sobre esta serie y sobre este personaje ya que nunca lo hice y realmente lo merece.
