El dolor era insoportable pero estaba demasiado débil como para retorcerse ni para gritar, su cuerpo estaba exageradamente pesado o quizás él sólo estaba muy cansado, podía experimentar el dolor de mil agujas que se adentraban en su cuerpo, de pies a cabeza. Su cabeza parecía que explotaría por la presión que sentía, podía visualizar que su cabeza reventaría como si fuera una sandia lanzada desde un edificio.
Estaba demasiado concentrado en el dolor como para pensar en que era lo que había pasado, ni en quien era o en donde estaba.
Pudo sacar un gemido al aire sintiendo como si eso quitara un poco el peso del dolor que sentía, así como una lágrima se resbalaba por una de sus mejillas.
—¿Misaki? —Escuchó, llevándolo un poco más a la realidad, era verdad… Así se llamaba, pero quien era esa voz. Sin duda lo conocía. Escuchó un estruendo que le perforaba los oídos volvió a soltar un gemido.
¿Qué es lo que está pasando? Pensó confundido.
A lo que podía escuchar era susurros que parecían ligeramente voces. No podía pensar con claridad ni poner atención en su exterior. Se concentró en respirar y sentir en donde estaba acostado, era suave y fresco. Unos instantes después el dolor fue disminuyendo, no pudo descifrar el porqué pero suspiró aliviado.
Sintió como alguien tomaba su mano, estaba muy débil pero logró corresponder ese agarre. Ya podía reconocer quien estaba a su lado.
—No te esfuerces, la medicina apenas está haciendo efecto—No tenía ni idea de lo que pasaba, sólo se sentía asustado y daba gracias que Usagi-san estaba a su lado.
—D..Du..e..l..—Pudo alcanzar a decir con las pocas energías que tenía.
—Shh—Sintió como su mano era envuelta en las dos del mayor. —Todo estará bien—Le dijo suavemente— Te amo.
El escuchar la voz grave cuidándolo le tranquilizó.
—¿Q..qué.. —Sintió unos dedos sobre sus labios para luego retirarlos.
—No gastes tu energía, no creo que te acuerdes del accidente. Te explicaré—hizo una pausa para tomar aire—Hubo un derrumbe por una explosión de gas en nuestro edificio, colapsaron dos pisos, entre ellos el nuestro. Los rescatistas te encontraron a los pocos minutos... —Se detuvo y suspiró con pesar— Lo lamento, te prometí que no te pasaría nada, en serio… lo lamento.
Intentó tomar con más fuerza la mano de su novio, sabía que no era su culpa, esas cosas pasaban… En ocasiones eran buenas y en otras… malas.
Estuvo con él durante varias horas, hasta que por fin tuvo fuerzas de abrir los ojos. Tan sólo pudo abrirlos unos milímetros. Lo miró, estaba sentado a su lado, tomando su mano izquierda. Sin duda era Usagi-san, cabello plateado, ojos grises, manos frías. Pero se miraba diferente, tenía el cabello más largo hasta sus hombros, se miraba un poco más delgado, no era una diferencia tan marcada pero era diferente aire… además de tener sus lentes. Él casi nunca tenía sus lentes, a menos que estuviera en su estudio escribiendo.
—Misaki ¿Te sientes mejor? —Le dijo cuando cruzaron miradas, le miró sonreír de alivio con lágrimas en los ojos— Me da gusto verte.
—¿C…cuanto..
—Unos días, casi una semana—Le interrumpió, está vez agradecía que él siempre le leía su mente.
—Perdón.. —Musitó sintiendo como más lágrimas salían de sus orbes.
—No hay nada de que disculparse—Susurró quitando las lágrimas que caían por sus mejillas—Ya estarás mejor—Le sonrió para acercarse y unir sus labios superficialmente por tan sólo unos segundos.
Usagi-san…
Levantó su brazo para poder verlo, pero eso le hacía que le doliera más, estaba rojo y morado con suturas y vendas.
—Yo…—Sintió como más lágrimas querían escaparse de sus ojos. Luego vio como una mano de su casero tomó su brazo con delicadeza para bajarlo de nuevo a la cama. Dirigió su vista hacía él, se miraba diferente.. No sabía decir en qué pero se miraba diferente.
—Estarás bien, las heridas pueden verse muy… aparatosas, pero sanaran. Tranquilo.
—T..te..ngo miedo.. —Cerró los ojos y sintió una caricia en su mejilla.
—Puedes apoyarte en mí— Escuchó, sin duda seguía siendo su misma voz.
—Usagi-san…
—¿Usagi-san?—Abrió los ojos mirando a su acompañante que se encontraba claramente confundido.
¿No es Usagi? Se preguntó.
—Espera un segundo, volveré en seguida—Se acercó de nuevo para unir sus labios para tranquilizarlo.
¿Qué está pasando? Cerró los ojos, recapacitando lo que acababa de pasar, sin dudarlo ese era su Usagi, su voz, sus manos, sus vistosas facciones... Tenía algunas diferencias pero no eran demasiadas. Además… ¿Por qué le besaba y le decía que lo amaba?
¡Por supuesto que tenía que ser Usagi-san!
Espero hasta que llegó de nuevo, estaba confundido ¿Por qué había actuado de esa manera? Caminó y se sentó de nuevo en su sitio— Misaki, dime ¿Qué es lo último que recuerdas?
—Unos.. días después de.. mi cumpleaños.. —Respondió.
—¿Cuántos cumpliste?
—Veinti..dos.. —dijo confundido luego notó como el escritor pasó una mano por su cabello y suspiró— ¿Pasa.. algo?
—No es nada, no te preocupes—Le sonrió.
Realmente no creo que no pase nada…
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Con las medicinas pudo dormir sin dolor, justo cuando se aseguro que estuviera dormido, el escritor se levantó de su asiento. Suspirando con fuerza.
Todo este accidente es lamentable… Este detalle no es como si fuera desastroso.
Salió de la habitación para encontrarse con el doctor que estaba a punto de entrar.
—¿Ya ha platicado con él?
—Si, pero le cuesta hablar…
—No se preocupe, será así durante unos días, tan sólo dele el apoyo que ocupa en este momento.
El peliplata asintió, el doctor comprendió lo que estaba pensado y pronuncio con la mayor prudencia que podía—Sólo no lo agobie con información.
—¿Cuándo podré decirle? —Dijo con cierto apuro.
—En unas semanas.
Se quedaron unos instantes en silencio, asintió y dio media vuelta bajando la mirada.
—Está bien— Susurró pesadamente, para comenzar a caminar.
—Usami-sensei ¿Cuánta memoria perdió su esposo?
—Seis años.
