Bueno quiero anunciar con entusiasmo la corrección de los primeros tres capítulos. Se han agregado nuevas escenas e información, pero no se ha eliminado absolutamente nada importante. Estoy feliz de haber corregido los primeros capítulos ligeros, los principales problemas que he encontrado han sido ortográficos mínimos y algo de redacción, espero ya tener todo organizado y no presentar tantos errores.

Para los nuevos lectores de mi historia. "Sobreviviendo al compromiso" es un fic Boru/Sara con unos toques de OC, en el momento estoy corrigiendo sus veinte capítulos iniciales y espero continuar la historia a finales del próximo mes o si lo hago ligero a mitad de septiembre.

Antes de continuar a la historia he unido los tres primeros capítulos en uno solo, de por si estos eran demasiados cortos

Los personajes le pertenecen a Kishimoto, el creador del manga de Naruto. Este fic es llevado a ustedes gracias a mi retorcida mente.

Diálogos — bla, bla, bla —

Pensamientos "bla,bla, bla"

©Ares-sama


¿Comprometidos? Felicidad o desdicha

Y por primera vez en toda su vida, desde que su relación había comenzado varios años atrás, desde que acepto que estaba perdidamente enamorada de Uzumaki Naruto, que era el equivalente al inicio de los tiempos. Ella, la mujer del séptimo Hokage, la líder del clan Hyuga, sintió unas enormes ganas de golpear a su marido, de estrangular a su amado esposo.

Naruto trago saliva sabiendo que estaba en un gran aprieto, en un dilema enorme, pero no podían culparlo a él, era un ser inocente, totalmente inocente, el verdadero culpable era el teme, el sake y sobre todo culpa de Shikamaru de dejarlo hacer un concurso de bebidas, era culpa de Tsunade de apostar algo, era culpa de Kakashi de llamarlo cobarde, y era culpa de su boca haber apostado algo como ello, y era culpa del tiempo mismo ya que Sasuke, después de 10 años, se acordó de ello. Era culpa de todos menos de Naruto, ya que él también era una víctima de la bebida y sus malas amistades.

Ese era el rumor, eso le había dicho a ella, la mujer de ojos perla que tanto tiempo no supo darse cuenta del amor tan ciego, profundo y sincero que le predicaba. Naruto se había equivocado muchas veces en su vida, lamentablemente una de esos errores había sido lastimarla a ella, también era consiente que esto era algo que tenía que realizarse por más que deseara que ellos pudieran elegir su destino era consiente que el futuro del Sharingan dependía de que se aceptara lo que iba a suceder. El futuro de su amada ahijada y también de no ver más sufrimiento entre las naciones.

Entonces como si el destino les lanzara una maldición hace una semana les llego esa carta, las aldeas querían saber cómo se iba a manejar el tema de Sarada Uchiha y la solución fue tan poco agradable para él inocente Naruto como lo sería para su hijo.

Su mujer levanto una ceja ante su explicación tan pobre, para al final asentir con su rostro, tal vez ella sabía que un arreglo como esto era demasiado obvio, o incluso algo que había previsto como miembro del clan Hyuga, y como esposa del Hokage pero que no quería aceptar, que en verdad le desagradaba aquello pero permaneció callada no era su costumbre discutir aunque la idea de su hijo fuera una especie de moneda de cambio por una apuesta de su padre, además de eso Naruto era malo para beber pero nunca había apostado la felicidad o futuro de sus hijos, aunque si recordaba bien la primera vez que su marido llego a tomar alcohol en cantidad termino enfrente de Ichiraku ofreciéndole al viejo Teuchi desde pergaminos hasta su sueldo de Hokage por diez años si le vendía el restaurante, tal vez aceptaba que su marido era un pésimo bebedor pero esto era algo que se salía totalmente de su imaginación. Ya sería su esposo quien pagaría por todos sus actos, puesto que su hijo de 15 años se encargaría de hacerlo.

— Con permiso Naruto-kun, tengo que preparar dos eventos muy importantes. —

Las palabras de la kunoichi dejaron en shock al rubio, esperando en verdad que esta dijera algo más, o al menos que lo acusara de ser un mal padre o de que no tenía ningún derecho de cometer tales actos. Pero Hinata era especial, una gran madre, una esposa amorosa y con gran "pechonalidad", el joven Hokage era el hombre más afortunado de este mundo por tener el amor de esa gran mujer. Pero entonces se dio cuenta de algo muy importante en aquellas palabras que le fueron dedicadas

— ¡Espera Hinata-chan!, acaso dijiste ¿dos eventos? —

Su esposa volteo, le sonrió amablemente, con esa sonrisa que enamoraba al rubio todos los días al verla despertar

— tengo que preparar el funeral de mi marido, a manos de mi primogénito —

Naruto entonces, se dio cuenta que su espalda sudaba completamente y su boca se abría lentamente que su esposa no solo estaba molesta, estaba furiosa y que ella solo le había dejado el deber de molerlo a golpes a su hijo. Algo en su interior le decía al pobre rubio que iba a dormir en el sofá y que no tendría el placer de abrazar a su esposa como tanto le gustaba, sobre todo poner su cabeza en ese lugar tan especial para el rubio para poder dormir.


Sakura permaneció en silencio, intentando no partirle el cuello a su esposo, Sasuke siempre había sido demasiado autoritario con su familia, siempre creyó para su disgusto que ese era el estilo de los Uchiha de manejar los asuntos familiares el patriarca hablaba e imponía, y aunque a veces se quedaba en silencio guardando sus opiniones por considerar el asunto algo trivial que estaba más relacionado con el orgullo estúpido de su marido, mas sin embargo en otras ocasiones en especial cuando se trataba de su pequeña hija, ella no dudaba en hacer imponer su punto de vista, hasta su voluntad, era claro que esto siempre terminaba con ambos teniendo una fuerte discusión que Sakura casi siempre terminaba ganando.

La pelirrosa intento protestar en varias ocasiones pero Sasuke siempre decía, cosas tan simples y hasta cínicas para ella, como que ya tendrían más hijos o que era una gran manera de fortalecer las futuras generaciones. Su hija jamás iba aceptar algo como esto, pero por otra parte con tal de tener la aprobación de su padre, esa niña era capaz de hacer muchas cosas aunque le molestara aceptar, Sarada era muy parecida a ella cuando tenía su edad. Sakura se llevó las manos a su rostro horrorizada con la idea que Sasuke tenía en mente. Pero ese hombre jamás se iba a retratar por obvias razones para ella, ¿él en verdad esperaba que algo como esto ocurriera?, juntar el Byakugan y el Sharingan sería algo que muchos clanes deseaban, lo otro y que era lo que menos tenía sentido para ella era esa excusa de que derroto a Naruto y aunque fuera en un simple concurso de bebidas seguía siendo una victoria sobre su eterno rival. Pero Uchiha Sasuke rara vez tomaba y lo cierto ganarle a Naruto era demasiado difícil de creer no porque su rubio amigo fuera un alcohólico o algo por el estilo, era que sencillamente al igual como comía, Naruto no sabía ponerse límites al momento de hacerlo.

—Sasuke-kun, ¿estas realmente seguro de esto? —

El hombre de cabellos negros la miro, observándola en silencio por unos minutos para dedicarle una sonrisa a su esposa, se levantó de su asiento mientras asentía, dando a entender que no era necesario sus palabras para confirmar que su idea era mejor, era estupenda la mejor de todas, una buena forma de pagarle a Naruto todos sus favores, y que mejor manera como decían colegialmente los niños, le va a mejorar la raza a su familia.


Boruto ingreso al gran salón del clan, era algo extraño que su padre lo llamara y más el día de su cumpleaños, no era que no esperaba algún tipo de felicitaciones de su parte, era que su papa el séptimo Hokage siempre preocupaba darle sorpresas a su hijo en esta época, intentando remediar a veces su falta de tiempo para con él, Boruto había comprendido los deberes de su padre aunque en el fondo aún seguían afectándolo.

— Hola, anciano ¿para qué me necesitabas? Dattebasa — El joven niña que era la fiel copia del rubio mayor, quedo algo intrigado, su padre estaba en completo silencio con un gran aura a su alrededor, de brazos cruzados, con una mirada de tal forma que muchos hubieran pensando que su abuelo el cuarto Hokage se había levantado de su tumba una última vez. Si no fuera por la gran diferencia de la manera de ambos de llevar su cabello, a veces el joven genin se preguntaba si su destino era seguir los pasos de sus ancestros, eso no era lo que él deseaba pero sentía como si el destino lo quisiera lanzar aquel remolino familiar.

— Boruto, eto… tu padre soluciono tus problemas amorosos —

La declaración fue tan sorpresiva como poco comprensible al inicio, ambos se miraron el uno al otro, esos ojos azules unos más claros que el otro, era una lucha de miradas en que ambos intentaban comprender lo que sucedía. El significado de lo que se había dicho.

— ¡Papá! ¿Qué hiciste?—

— Te vas a casar—

— Dime por favor que es una broma de mal gusto — Pero el séptimo Hokage, no termino de hablar. La puerta del gran salón voló por los aires, una furiosa Uchiha entro en la sala con la katana de su padre siendo perseguida por tres personas de cabellos rojos y la mirada incrédula de varios miembros de la gran mansión del Hokage, miro al primogénito de los Uzumaki, mientras su mirada pedía desde la distancia una gran sed de sangre.

— Anciano, no me digas que con… —

— te castrare Uzumaki, antes que te atrevas a intentarlo o incluso pensarlo — La mansión del restablecido gran Uzumaki un hermoso lugar, donde reside la familia del séptimo Hokage, su esposa, sus dos hermosos retoños, un abuelo mantenido y una gran cantidad de familiares cercanos los cuales en su gran mayoría no trabajaban, era ahora el epicentro de un gran episodio que sacudirá a todo el mundo ninja.


Naruto sabía perfectamente que una reacción como esta era de esperarse, pero en el fondo tenía esperanzas que fuera aceptado por ambos, tal vez había puesto sobre los hombros de su propio hijo y de su ahijada demasiado, sinceramente nunca hubiera deseado que ellos terminara de esta manera, o al menos si lo hicieran fuera por voluntad propia.

tenía que ser sincero consigo mismo, lo primero y más importante, la apuesta en el concurso de bebidas solo fue una fachada, para las esposas de ambos, los aldeanos y la población en total del mundo Shinobi, era preferible que todos dijeran de como el héroe más grande de nuestra era había prometido la mano de su primogénito a la descendiente de una de los mayores criminales de la historia puesto que lo cierto era que aún muchos veían con gran recelo y preocupación los actos de Sasuke, aunque estos eran asuntos del pasado.

Pero el mundo no lo veía de esa manera, todo este asunto de la boda era un asqueroso, una artimaña para proteger a Sarada, para calmar los ánimos de muchas aldeas con respeto a la restauración del clan de los Uchiha pero sobre todo con una promesa totalmente falsa que hizo como Hokage que si Sasuke se rebelaba el mismo en persona mataría a su ahijada como represaría.

El teme sabia de ello e igualmente estaba agradecido que sabía que jamás se atrevería a cometer tal acto, se lo dijo el día cuando le pidió que fuera el padrino de Sarada, Naruto agradeció por ello y prometió proteger a la pequeña a cualquier costo, pero ese costo nunca pensó que sería la felicidad de su hijo y la de ella.

Al igual como en los antiguos tiempos de los jinchuriki en que estos para mantener su lealtad a la aldea eran miembros cercanos a la familia del Kage, se solicitaba hacer lo mismo con Sarada.

Sasuke se tomó el asunto de la boda demasiado bien, tal vez hace siete años estaba realmente desesperado en aceptar el reconocimiento de las personas del mundo Shinobi para con su hija, que dejaran de mirar a su esposa como una traidora, aunque fuera entre las altas esferas que la catalogaban de tal manera.

No importaba como lo mirara Naruto sentía que había defraudado a su mejor amigo, a su hermano, a Sakura, que en verdad no pude evitar proteger a Sarada y que tuvo que envolver a su hijo en su fracaso. Por ello el día que fueron a beber, a desahogar todo ese peso y responsabilidad, grito por los cielos ante el reto de Tsunade sobre lo que se atreverían apostar.

"Apostare la mano de Boruto en matrimonio, es hora que mi pequeño tenga responsabilidades"

Sabía que eso fue absurdo, fuera de lugar pero sobre todo demasiado idiota hasta para él, nunca pensó que Sasuke le seguiría el juego, en ese momento lo miro a los ojos de tal manera como buscando alguna señal que él se atrevería a cancelar el compromiso suscrito por los cinco grandes kages y representantes de todas las aldeas menores.

Por qué el verdadero objetivo del compromiso no era mantener a Sasuke Uchiha controlado, como muchos pensaron en ese momento, eso era una mentira bien planeado por Kurotsuchi, esa mujer era una verdadera víbora y el problema de serpientes como ella es que decían demasiadas mentiras que ante los oídos de otros eran verdades innegables.

"Que mejor manera de que los Uchiha salven aun algo de su reputación y a la vez protejamos el mundo de su sangre, que mezclándola con la otros clanes"

Maldecía a esa mujer por ello aunque tenía otras razones personales para hacerlo.

— Dime la verdad —

El séptimo Hokage miro fijamente a su hijo acostado sobre la cama, llevaba ya dos días en coma debido a la fuerte golpiza que recibido de parte de su compañera de equipo. Agradeció en silencio con un sencillo suspiro al ver como comenzaba a despertar, aunque no esperaba realmente que comenzara con preguntas y no con maldiciones en su contra. Tal vez su pequeño orgullo había comenzado a madurar como persona.

Pero lo que más le sorprendió no fue la rabia o la impotencia con la que era golpeado Boruto ya que como padre quería intervenir, y la razón para no hacerlo fue que su hijo no hizo absolutamente nada para evitarlo, tal vez a principio devolvió un par de golpes pero cuando Sarada comenzó a llorar desconsoladamente frente de él, sencillamente no pudo contra ella y dejo que descargara toda su rabia sobre su cuerpo.

Naruto miro a su hijo vendado en todas las partes del cuerpo, tenía unas cuatro costillas rotas, su mano izquierda, su antebrazo derecho, sin mencionar los golpes a su rostro. Fue una suerte que Sasuke interviniera en ese momento lo cierto es que él no se encontraba en capacidad de hacer algo salvo mirar como su esposa lo observaba con desilusión y eso le había afectado demasiado al Hokage, fue una suerte que la pelea llegara a su fin y quiso usar eso como la excusa perfecta para anunciar que la boda era imposible debido a que ambos novios tenían una irreconciliable posición sobre compartir el resto de sus vidas.

—Tu padre, tiene serios problemas con el alcohol Boruto, en verdad yo lo siento —

— Sarada, ella lloro enfrente de todos, no te atrevas a mentirme, merezco la verdad y si no lo crees, al menos díselo a ella —

— Como ya te dije el teme y yo tuvimos un concurso de bebidas y... —

— ¡Mentiras! —

El grito de su hijo se escuchó por todo el recinto, algo que alerto a todos en la mansión, ocasionando que Hinata entrara rápido en la habitación de su hijo para ver que sucedía.

Naruto miro a su esposa e intento decirle con la mirada que todo estaba bien, pero ella presentía que no era así, se acercó a su hijo e intento calmarlo ante sus intentos desesperados con levantarse de la cama para enfrentarse a su padre.

— Una vez te dije que habían cosas que los ninjas teníamos que aceptar, y esta es una de ellas, Boruto si ella en verdad te importa por favor aceptaras esto —

Porque si con esto no se calmaban los pueblos ninjas sobre el destino del Sharingan, tal vez llegarían a tomar acciones más desesperadas.


— Desde tiempos inmemorables, los clanes se han unido por medio de matrimonios —

— Lo sé, —

— Sarada, te amo tanto que me duele verte de esta manera, no creas que me gusta que estés de esta manera y quiero que sepas que como tu madre no me gusta para nada este arreglo —

— ¡Entonces por qué no hiciste nada! Porque te quedas callada y no actúas, mama me prometiste que me cuidarías siempre, que sería libre de elegir mi camino. ¡MENTIROSA! —

Sarada se llevó las manos a su boca, arrepentida del acto que acaba de comer, gritarle a su madre de esa manera era algo que ella nunca había aceptado. Pero tenía tanta rabia con todas las personas en esos momentos en especial con su padre como pudo haberla puesto en una tonta apuesta como si se tratara de ganado.

La joven Uchiha quería llorar desconsoladamente pero no iba a darle ese gusto a nadie, no otra vez, luego de la escena que ocasiono en la mansión del Hokage se prometió a si misma que no volvería a mostrar tanta debilidad frente de tantos.

— Cuando naciste, supe que las cosas no serían fáciles, con la aldea, las personas y el mundo entero pero quiero que sepas que aunque todas las personas te odien, aunque este mundo jamás te reconozca por quien eres, yo Sakura Haruno siempre te amare, siempre te reconoceré, porque soy tu madre por ello si quieres sacar todo ese dolor dentro de ti y lanzarlo contra mí, hazlo yo lo resistiré porque soy la matriarca de esta familia —

Sarada no comprendió las palabras de su madre, pero fueron suficientes para abalanzarse sobre ella y abrazarla, comenzó a llorar en silencio pero sabía que su madre jamás la juzgaría por ello.

Sasuke el ex vengador se encontraba al otro lado de la habitación escuchando todo lo que sucedía, presentía que esto pasaría cuando le dijo a su hija sobre su "compromiso" ella solo agacho su cabeza, aceptando la derrota sin ni siquiera desafiarlo por ello.

Por ello cuando se retiró sin decir nada presentía que ella iría en busca de la persona a la que consideraría culpable.

Fue una suerte que llego a tiempo, antes de que su hija matara a su "prometido" aquel pensamiento era demasiado desagradable, pero el patriarca lo tenía que aceptar para proteger a su hija.

— En dos días, será el festival de la luna en él, se anunciara tu compromiso — Sasuke ingreso a la habitación rompiendo la escena entre madre e hija, sin decir mucho más miro a las presentes, luego se retiró cerrando lentamente la puerta detrás de él.

— Lo siento —


Su piel blanca como la nieve estaba totalmente mojada en sudor de sus pupilas, el kimono era demasiado molesto para su gusto, pesado y apenas conseguía mover a la perfección su cuerpo, pero no le agradaba mucho menos era los movimientos que tenía que realizar con su cabeza para no desorganizar su cabello.

Inhalo aire varias veces, e intento por décima vez tomar la pequeña tasa con sus manos, alzándola con precaución de no volverla a dejar caer, que ni una sola gota se derramara por aquella pequeña taza. Su cuerpo la traicionaba al tomar la tetera esta comenzó a temblar, intento ejercer fuerza pero el ruido de la cerámica a punto de explotar en sus manos hizo que la anciana a su lado, gruñera de molestia al ver como estaba a punto de perder otro juego de tazas de té.

— Te falta mucho, pero servirá para mañana —

La mujer de avanzada edad, se levantó lentamente de su futón sin mirar ni siquiera a la joven kunoichi que portaba aquel kimono negro, de solo pensar que mañana tendría que usar uno blanco originaba una sonrisa lleva de ironía y de molestia en sus labios, pero permaneció en silencio.

Solo cuando escucho la puerta corrediza cerrarse, la joven Uchiha puse sobre la mesa lentamente la taza, se levantó perezosamente y se dirigió al espejo. Se observó por unos segundos intentando no sollozar de aquel sentimiento que se oprimía en su pecho, inhalo aire una vez más y comenzó a detallar cada parte de su rostro.

Miro fijamente sus labios que tenían puesto un color carmesí fuerte, luego su cara que estaba toda cubierta de una densa capa de color blanco de maquillaje como si necesitara más recuerdos que ahora parecía un fantasma de ella misma, sus ojos con un teñido negro como la noche como el corazón de su padre hacia ella.

Y su mirada se quedó fija en aquel collar que su madre le había puesto esta mañana, el símbolo de los Uchiha tenía que lucir siempre adelante aunque ella quería volverlo para que reluciera fuera el de su madre ese símbolo blanco que para la portadora tenía más importancia que el abanico que tantos idolatraban, un collar de doble cara como ella se sentía ahora mismo.

Mañana tendría que organizar su compromiso, seria oficial su padre en persona entregaría su mano al hijo del séptimo Hokage, algo por la que muchas en la aldea estarían dispuestas a matar. Pero no ella, a Sarada no le importaba para nada Boruto, no era que no sintiera algo pequeño por su compañero de equipo, después de tantas cosas vividas entre ambos ella en el fondo de su corazón, siempre pensó que las cosas entre ambos se darían. Que se iban a enamorar, que tendrían sus discusiones, sus primeras citas, su primer beso y otros tontos sentimientos que consideraba como soñadores, pero los tenia y Sarada los había escondido en lo más profundo de su corazón.

Varias veces intento hablar con él, pero siempre era interrumpida por una de las fangirl del chico, era demasiado popular y no pudo evitar sentir celos. Boruto Uzumaki era un verdadero mujeriego, siempre se lo decía cuando salían en misiones sobre como las chicas de ciertos clanes caían rendida a sus pies.

Ella siempre se molestaba por esos comentarios, Boruto amaba a su madre de eso no habían dudas para ella, pero al resto de mujeres no lo creía, el joven rubio siempre tenía lo que quería, a quienes quería tener las poseía, el rubio de ojos azules llegando a ser tan claros como el azul del cielo, había cambiado mucho, no era el pequeño niño que la hacía suspirar a escondidas con sus tontas bromas para llamar la atención de su padre. Para Sarada el rubio sencillamente se dio cuenta que si no tenía la atención completa de su padre la tendría de otras personas.

— Seré una linda… No, seré un lindo trofeo —

Se acercó nuevamente a la mesa y repitió otra vez el procedimiento con las tazas de té. Pero sus sollozos no se detuvieron, y comenzó a llorar lentamente ante la impotencia de lo que ocurría.

¿Podría huir? Pero hacia donde, tal vez si Boruto moría todo se tendría, no ese idiota no tenía la culpa.

Por Buda, acaba de recordar algo fuerte, Sarada llevo sus manos a su rostro intentando que nadie a fuera de esa habitación escuchara sus fuertes llantos que comenzaron a salir de su garganta.

Era cierto el objetivo de muchas bodas eran los herederos. Ella y su compañero de equipo tendrían que… como podría traer al mundo a un niño sin amor.

A fuera de la habitación estaba Sakura llorando en silencio de brazos cruzados escuchando los lamentos de su hija.

Recordando con frustración la conversación con su marido la noche anterior.

— ¿Hinata lo sabe? —

— Es posible que lo sospeche —

— ¿Por qué me dijiste la verdad? —

— La merecías escuchar —

— Deberíamos… —

— No, ella no debe saberlo. Sakura hay algo más que debes saber… —

Sakura apretó más sus brazos hacia su pecho intentando dar la sensación de abrazo a sí misma.

El mundo realmente no había cambiado, solamente aprendió a ocultar su verdadero rostro.


Bueno, ya corregí por fin el primer capitulo o debería decir primeros.

Espero tener los siguientes corregidos próximamente.

¿Comentarios? ¿Amenazas? Un Nobel Vez tal? XD