Hola a todos.

Soy Angel de una Ala, pero ustedes pueden llamarme Angel.

Soy fan del SasuHina hace mas de un año y medio. Suelo escribir muchos fic a lo largo del mes pero solo me quedo con ideas realmentes buenas y creo que este fic les puede gustar.

Seguramente se pregunte ¿Qué significa "Haiiro No Shinju"? La respuesta es: "Perla Gris"; los ojos de los Uchihas son todos negros y el de los Hyuugas son blancos con un leve toque a lavanda, por lo que daría orginen al color gris, de hay el nombre del fic.

En este fic salen diversos OC (Carácter original) los cuales son de gran relevancia todos y cada uno, por lo que no quiero quejas de que son muchos, son innesesairos, porque este fic se basa mas en el ambito familiar, vision de padres e hijos sobre los hechos que les ocurren a los personajes, por lo que necesitaba la vision de niños, los OC son los hijos de algunas parejas.

Por último y no menos importante: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son de Kishimoto, autor del manga y serie Naruto.

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La noche era cubierta por un manto de cristalina lluvia, más, esta no era calmada, sino que era una verdadera tormenta en pleno verano, parecía que nada calmaría la cruel tormenta que destruían árboles y casas. Infernales rayos color azulino partían el oscuro cielo en dos, mas de uno, chocando con algún árbol o lugar de residencia, causando pánico entre los niños más pequeños de las aldeas mas cercanas, apiadándose de los más humildes, muchos ciudadanos abrieron sus puertas aquellos viajeros y a los vagabundos que no tenían como refugio para la lluvia.

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Tap, Tap, Tap

Pasos grandes al frente

Tac, Tac, Tac

Unos pasos más pequeños por atrás

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A kilómetros de algún pueblo se podía ver la figura borrosa de dos personas corriendo por el lodoso camino, una silueta femenina dejaba marcadas sus huellas en el camino para que la figura mas pequeña, masculina, le siguiera con mas facilidad. Tomados de la mano se podía apreciar con mas facilidad la gran diferencia de edad entre ambos. El más pequeño tenia la respiración entrecortada mientras que la mujer le veía de reojo por encima de su hombro, despeinando su largo cabello.

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– ¿Puedes seguir?

Preguntó la mujer casi en un grito intentando que su voz llegara al pequeño que le seguía con dificultad.

El niño alzo su gris mirada hacia aquella mujer y le dirigió una sonrisa llena de ternura y autosuficiencia que tanto le caracterizaba –Preocúpate por ti, mami, estás resfriada ¿O no te acuerdas? –Ante las palabras de su hijo ella no pudo evitar sonrojarse.

–¡I-Ie (No)! ¡Mi salud es lo de menos! Tenemos que encontrar refugio –Exclamo mirando al frente –Aunque no detecto ninguna cueva por aquí ¡Debe haber una! ¡Diosi, onegai! ¡Si no encontramos una cueva…!–Volvió a ver a su hijo que se esforzaba en seguir su ritmo, tosió un par de veces- Ninguno de los dos… sobrevivirá.

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La dirección del viento cambio de lado contrario, ayudándolos a ambos a caminar con más facilidad sobre el dificultoso suelo, llagando a la cima de la colina. La mujer vio el lugar, en sus viejos tiempos como ninja aprendió que entre mas alto, más fácil era encontrar un lugar en el cual resguardarse, se mordió el labio inferior ¿Cuánta mala suerte se necesita para no encontrar refugio cuando era lo más deseado? Y no por ella, sino por su pequeño, él apenas tenia cuatro años, en dos meses cumpliría los cinco años. Si ella no encontraba refugio para ambos, mínimo una pequeña cueva para su hijo.

Apretó la mano de su pequeño en busca de valor, el pequeño le devolvió el apretón. Conocía bien a su madre, era de esas personas frágiles, fáciles de lastimar, pero que no se rendían ante el primer obstáculo, podía ser golpeada una y otra vez pero siempre se paraba.

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–Okka-san…

Susurró al ver como su madre se balanceaba torpemente buscando una cueva entre las paredes de una pequeña inclinación.

–Debe… –Tomó aire, su resfriado empeoraba a cada segundo- Debe haber una cueva p-por aquí, de algún animal.

–Okka-san.

El pequeño bajo la vista, si él no hubiese nacido, si su madre lo hubiese abortado… ella hubiese podido seguir en su aldea natal, podría estar casada con algún buen hombre, no con el hombre que ella había amado, ya que él se había casado. Si ese hombre no se hubiese casado, su madre no hubiese puesto a beber hasta el punto de no saber que hacia, que se abandonaba en cualquier lugar. Si eso no hubiese ocurrido, "él" no la hubiese encontrado esa noche camino a su casa y "él" no la hubiese embarazado.

–gomen…

Se sentía culpable, era responsable que su madre se hubiese hecho cargo de una responsabilidad tan grande como es el cuidar a un bebé a la edad de diecisiete años.

-Discúlpame a mí.

Empezó a excavar a los pies de un pequeño monte con sus manos, ensuciando sus uñas, el resfriado empeoraba y eso se notaba en sus mejillas sonrojadas, una débil sonrisa se dibujo en su apagado rostro

–No pude… darte un pa-padre… –Las lagrimas empezaron a asomarse en sus hermosos ojos.

– ¡No lo necesito! –Grito el niño viendo como su madre seguía con aquel labor – ¡Y-Yo solo te necesito a ti madre!

Ella le tomo de la cintura y lo puso en aquel agujero hecho con ramas y algunas rocas para sostenerlo –Arigato –Deposito un suave beso en la mejilla de su hijo y le cubrió con una capucha que guardaba en su mochila

–Mamá, estamos muy cerca del precipicio –Hablo sin miedo el niño, él no se preocupaba por si mismo, si no por su adorada madre que se encontraba a pocos pasos de aquel acantilado.

–No te preocupes –Le sonrío con gesto maternal- Toma.

Desamarró de su cuello un protector con una insignia similar a una hoja. Le puso el protector alrededor de su cabeza dejando parte de sus oscuros mechones azulados por encima de éste. –Es lo único que me une a Konoha ahora, cuídalo con amor y nunca tendrás miedo a lo que pueda ocurrir.

–Ha-Hai (Si)…

El no lloraría, el nunca había llorado en sus cinco años de existencia pero si tartamudeaba, era algo que detestaba de si mismo, lo encontraba tan humillante, pero no podía evitarlo, su madre igual tartamudeaba a veces, debía ser algo de familia, algo más que había heredado de ella y seguramente había heredado esa incapacidad de llorar con facilidad por parte de "él".

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El sonido de un estomago hambriento se escucho en medio de los dos, ambos no pudieron evitar sonrojarse y mirar al suelo de forma apenada, el intento disimularlo haciendo un leve gesto de molestia y es que él era un niño con un ego muy grande. Ella por mientras se puso a jugar con sus dedos, porque así era ella, muy sincera con sus sentimientos y sin mucha autoestima. Nuevamente el sonido de sus estómagos resonó en medio de los truenos. El instinto maternal reacciono buscando entre sus objetos de mayor valor una manzana roja como la sangre, la cual se la entrego a su pequeño.

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-¿Y tu? –Hablo con algo de arrogancia el niño- No la necesito, pero tu tienes mucha hambre, madre, lo sé.

Habló con sus penetrantes ojos grises capaz de hacerla sentir débil ante esa mirada tan profunda y al mismo tiempo tan calida como un rayo de sol de sonrío mientras se incorporaba un poco

–Debe haber algo de comida por aquí.

Se inclino un poco hacia ambos lados buscando algún árbol o alguna planta que sirviera de alimento para ambos.

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El crujido de las piedrecillas cayendo por el acantilado llamaron la atención del pequeño que solo atino a advertir a su progenitora- Madre, ten cuidado –Le dijo con tono preocupado pero serio, una extraña combinación que le destacaba de entre otros niños. La Mujer ignoro ese comentario –Como muchas madres lo hacían con sus niños- no le dio importancia a su advertencia. Entonces lo vio, una extraña planta que servia de alimento, una de sus amigos se lo había enseñado, sin embargo, no sé acordaba del nombre de aquella planta. Se inclino un poco camino hacia el precipicio, en la orilla estaba aquella planta y había suficiente para alimentarlos por unas horas.

Se inclinó mas apoyándose con una mano a las cercanías del acantilado, mientras que con ambas piernas se daba impulso para cogerlo sin levantarse –Porque si se levantaba y caminaba hacia el precipicio seria una locura, podría resbalarse, así que sólo se inclinó.

Pero no todo sale como lo planeamos, El cielo volvió a partirse en dos por la causa de un rayo terminando en una pequeña rama al lado de la mujer, destrozando la pequeña rama y sus largas raíces bajo el, que en cámara lenta empezó a destrozarse en granos de arena que cayeron directamente al precipicio. Antes que alguno de ellos pudiera reaccionar, la madre ya estaba en medio camino hacia el fondo de aquel precipicio.

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-¡Mamá!

Gritó el pequeño Asomándose por la cueva, pero no pudo moverse mas, su cuerpo se lo impedía, temor, eso era lo que sentía, miedo, una sensación a la que nunca antes se había enfrentado, su madre siempre estaba con él y le decía todo lo que podía ocurrir, pero jamás imaginaron que ocurriría algo como eso, solo pudo abrir sus grises ojos mientras sentía que sus mejillas se volvían pálidas.

-¡Shinju! –Grito ella estirando ambas manos como si fuera a abrazarlo y desaparecía entre las tinieblas del acantilado, las lagrimas empezaron a asomarse por los perlados ojos de ella- Te amo… -Fue lo único que escucho el pequeño.

-Ma-Madre…

Shinju se quedo estático en su lugar, con la mano izquierda levantada en dirección al lugar por donde había caído su madre, la tormenta seguía pero con más fuerza aun

¿Por qué? ¿Por qué tenia que ocurrir esto?

No pestañeaba, no pensaba, apenas podía respirar, un mechón azulino como la noche escapo de su cabellera y se poso sobre su pequeña y perfecta nariz.

–Mamá…

Lagrimas calidas sabor sal empezaron a asomarse por sus ojos color gris, lentamente empezaron a recorreré su pálida piel, remarcando el camino que la lluvia había empezado anteriormente.

No me puedes abandonar.

Cerro los ojos con fuerza y alzo su vista al cielo y gritó. - ¡Mamá!

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–Te digo que escuche algo por aquí, Shikamaru ¿Tú también lo escuchaste verdad, Chouji?

Voces.

–Tsk, que problemático.

Más voces.

–Muero de hambre ¿Cuánto falta para llegar a Konoha, Ino?

Pero ninguna es de mamá.

– ¡Miren!

Esas tres personas me están viendo, lo sé, no es necesario voltearme para verlos, madre me enseño a ser un buen ninja, los sentí incluso a la distancia, pero no me importaba verlos o pedir ayuda, ya han pasado horas, horas desde que mi mamá no esta a mi lado.

– ¿Niño que haces solo?

Me habla la única mujer del grupo, yo no le contesto y curiosa ella se acerca mas a mi y se pone enfrente mío, dejándome ver su largo cabello dorado atado en una coleta alta cubriéndose un ojo.

– ¿Dónde esta tu madre?

–Ma-Mamá –Balbuceo sin despegar mi mirada del acantilado, escucho los susurros atrás mío.

–Ino, creo que… -No contesto, el que parece ser el líder del grupo me mira, siento su mirada sobre mi –Su madre… debió haberse caído.

Un chillido se escucho por parte de la chica, mientras que el otro miembro de acerca a mi mostrándome una bolsa de papitas

– ¿Tienes hambre?

No le contesto, me siento muy débil, alzo un poco mi mirada para verle, sus mejillas tienen unas extrañas marcas similares a espirales, es gordo y su cabello es similar al de un león. El se sorprende y se levanta de golpe

– ¡Shikamaru, Ino! ¡Miren! –Me señala, no, señala el protector de Okka-san. – ¡Es de Konoha!

–Imposible.

Un pelinegro de ojos oscuros se acerca a mi y me voltea con delicadeza, seguramente mi estado es humillante

–No ahí graduados tan jóvenes desde hace tres años, y él debe tener unos seis. –Le habla a sus amigos como si yo no estuviera, luego me observa con reproche. –¿Dónde la conseguiste?

Abro mi boca pero no pronuncio nada, vacilo en que decir.

–M-Mi…

Siento como nuevamente las lagrimas quieren salir de mi, no puedo evitarlo ¡Aún soy un niño que quiere a su mamá junto a él!

–De mi Okka-san

Suelto mientras me pongo a llorar, entonces siento como la mujer me abraza, tratando de darme consuelo, sin embargo yo no lloro solo por mi soledad, lloro por mi madre, que esta allí, sola, sé que esta viva, madre es fuerte aunque ella no lo crea, pero esta sola, a ella no le gusta la soledad, debe tener miedo, debe estar llorando como yo, debe estar preocupada por mí.

–Tranquilo, todo estará bien.

La rubia de nombre Ino, creo, me levanta del suelo apoyándome en su brazos mientras tararea una silenciosa canción.

–Ahí que llevarlo en Konoha.

– ¿Pero que ahí de su madre, Shikamaru?

–No creo que allá sobrevivido.

Mis ojos pesan y empiezo a cerrarlos, estoy cansados, demasiado cansado como para decirles que mi madre esta viva. Y entre el "limbo" –Como dice mamá, aunque no sé muy bien que significa, suena bonito de mami- Escucho unas pocas palabras del líder del grupo.

-Se parece a Sasuke.

Es lo ultimo que escucho antes de quedarme dormido.

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Espero que les allá gustado.

Les aclaro que el hecho de que sea un SasuHina no significa que este "hijo de Hinata", llamado Shinju, sea hijo de Sasuke, pero si esta abierta la sección de RR para que opinen al respecto.

Espero que sigan leyendo.

PD: Estoy editando los cap para mejorar unas partes.

Adios Adios