Se recostó suavemente en el verde prado dejando un momento sus gafas en el suelo, era un día especial y ella pensaba disfrutarlo. Sin Suigetsu molestándola, seguro que se la pasaría muy bien. Suspiró. Tal vez podría acompañar a Sasuke-kun mientras entrenaba. Se levantó y a paso firme se acerco a la zona de entrenamiento del equipo Taka; allí se encontraba el último de los Uchiha, ejercitándose arduamente. Sasuke sintió como si lo observaran pero siguió con su entrenamiento tranquilamente. Después de unos minutos paro el entrenamiento y se recostó bajo un árbol para evitar que los rayos del sol tocaran su cuerpo. Tenia puesta la parte inferior de su traje y el torso descubierto ya que el calor era insoportable.
—Sasuke-kun, ¿tienes sed? — preguntó una chica pelirroja acercándose a él con un vaso lleno de agua. Se arrodilló frente a Sasuke, el cual la miraba indiferente.
—Hmp, sí. — contestó el moreno mientras sujetaba el vaso que traía su compañera de equipo. Ella se alegró al darse cuenta de la media sonrisa que apareció en el rostro del joven al sentir el fresco líquido bajar por su garganta.
Se levantó del árbol en el que se había recostado a descansar. Nuevamente siguió con su entrenamiento mientras la chica seguía arrodillada. Giro su cuerpo al sentirla levantarse y emprender camino hacia la guarida, pero no dijo nada.
Ese día era muy especial para ella, sin embargo nadie lo había recordado. No esperaba un regalo ni una fiesta, sólo un "Feliz cumpleaños", aunque éste fuera del insoportable Suigetsu o del escalofriante Juugo. Pero lo que más quería en el mundo, lo que mas deseaba, era una felicitación por parte de aquel muchacho que le había robado el corazón desde el primer momento en que lo vio. Agachó la cabeza con desilusión y camino hacia la guarida a paso lento.
¿Por qué le causaba ese extraño sentimiento verla partir así?, ¿Tal vez era porque siempre se preocupaba por él? Finalmente tomo una kunai y cortó una flor que se asomaba por el prado. Enlazó la flor a la kunai con un hilo y se encaminó a la guarida.
—Vaya cumpleaños. — susurró para si misma. En ese instante sintió como alguien la sujetaba por el hombro derecho. Giró sobre sus talones y vio al amor de su vida parado frente a ella. Él la soltó y volteó la vista como queriendo evitar que sus miradas se cruzaran.
—Feliz cumpleaños, Karin. — escuchó pronunciar a Sasuke. —, espero que ahora no andes con esa cara el resto del día. — el muchacho de ojos negro sonrió arrogantemente y sacó de su bolsillo una especie de regalo. Se lo dio a Karin y desapareció de inmediato.
Pasaron varios minutos y la bella joven no salía de su asombro, era increíble lo que había pasado. Cuando logro aceptar lo hechos no pudo reaccionar de otra manera que gritar. Gritó lo más fuerte que pudo y sonrió con la más grande sonrisa que jamás había dado a nadie.
Al final, no fue tan malo su día especial; recibió un regalo y felicitaciones por parte de él. Ahora sabía que le importaba, aunque sea un poco, a la persona que ella amaba...
