Este es el segundo libro de la serie Origen. Claro es el libro de Tierra.

Dejo el link del libro 1 .net/s/7940128/1/ORIGEN_Libro_de_Agua

Agradezco de todo corazón a quienes han leído el primer libro, me divertí mucho escribiendo esta saga. A grandes rasgos trato de hacer una pre cuela del universo de Avatar: la leyenda de Aang; sobre el nacimiento del Avatar, los reinos y los maestros. Espero que lo sigan disfrutando, el libro de Tierra nos da mas explicaciones, sin mencionar que se lleva los momentos más tencionantes y políticos de toda la saga. ¡ Disfrútenlo!

Disclaimer: Avatar: la Leyenda de Aang no me pertenece, yo simplemente amo este universo.


LIBRO 2: TIERRA

CAPITULO 1: REVELACION

Todo parecía azul, como si el agua hubiera absorbido todo. El hielo se veía más limpio que nunca y mas frio; pero ella no sentía sus huesos helados o su piel dura, se sentía una con ese frio calado y esas lagunas de agua helada. Camino serena entre la nieve, salió de su hermoso palacio y atravesó la ciudad durmiente. No pasó con cuidado, pero nadie se despertó, como si supiera que ella no podía despertar a nadie; de repente, se dio cuenta de que la ciudad estaba vacía, que no era que las paredes se hubieran vuelto más blancas y mas heladas, era que esas no eran sus paredes. La princesa se detuvo frente a esas casas de hielo y nieve, esas que ella nunca había visto, pero que le parecían tan suyas. Atravesó todo el pueblo y llego hasta un gran muro, movió con cuidado la elegante puerta y entro por ella.

Detrás de la puerta había un manantial, un hermoso lago, rodeado de plantas y un pequeño puente, la figura de la luna llena se reflejaba en el agua. Ese lugar era especial, a penas y ella alcanzo a verlo y la invadió un sentimiento de paz y tranquilidad. Yue levanto la vista y la vio. Una mujer hermosa con el rostro azul, un vestido hecho de gotas de lluvia que parecían salpicar todo el tiempo y una corona hecha de los mas blancos témpanos de hielo sobre su cabeza. La princesa entendió enseguida que esta frente a una figura divina, se arrodillo y agacho su cabeza hasta que toco el suelo.

Tú no tienes por qué arrodillarte princesa –dijo la elegante diosa – ahora tu sangre y la de tu familia ha sido bendecida de nuevo, ya no deberás temer, porque yo te protegeré mientras seas fiel a tu pueblo.

La princesa se levanto y movió sus labios para hacer una pregunta, pero la diosa se le adelanto y le contesto antes de que hablara.

Este lugar será el lugar de tus hermanos – respondió la diosa- todo tu pueblo es uno, pero hay diferencias entre el, diferencias que podrían destruirlos. Es necesario que sean dos tribus y un pueblo. Les regalo este lugar para que vivan en dos partes, que aquellos que no te sigan caminen lo más lejos posible, cuando no puedan alejarse más aparecerá ante ellos este lugar, dependerá de cada tribu cuidar el lugar que escogieron y cuando lo necesiten deberán ayudar a sus hermanos.

Yue pensó otra pregunta.

Soy Atl, diosa del agua – respondió la etérea figura- y he acudido ahora por que los de tu pueblo me han demostrado que merecen mis dones, deberán cuidar y usar este regalo para lo que me lo han pedido o lo pagaran caro.

Las palabras de la diosa parecían tener un ritmo, como el vaivén de las olas o las gotas de la lluvia, un ritmo que te tranquilizaba, pero que podía volverse violento en cualquier momento. Y en ese ritmo se perdió la princesa, cayó sobre sus rodillas y se nublo su vista, estuvo a punto de dormirse cuando escucho:

"Es imposible dormir dentro de un sueño"

Yue abrió los ojos de improvisto, aquella extraña sensación de paz había desaparecido de ella, miro a su alrededor. Seguía en el polo sur, recostada sobre su cama; pero se sentía diferente, se sentía más valiente, como si su cuerpo fuera otro. Se levanto de su cama entre las sombras y camino hacia el espejo, seguía siendo ella. La luz de la luna llego hasta su ventana e ilumino el reflejo de la princesa; entonces se dio cuenta, sus ojos eran más azules que antes y su piel era más morena a pesar de que casi nunca le daba el sol. Ella era la misma, pero ahora pertenecía a otra familia, la sangre que corría por sus venas ahora era la de su pueblo, no la de la familia real.

Se encontraba Yue ante esta revelación cuando escucho un ruido afuera de su habitación. La princesa tomo su abrigo y salió del cuarto, bajo las heladas escaleras de cristal y en el recibidor del palacio, donde el techo era más alto y los cristales más brillantes, flotaba una esfera de agua brillante, los guardias de palacio la rodeaban asombrados mientras sostenían sus filosas lanzas.

- Esperen – ordeno Yue- no, no hagan nada.

Yue se acercó con cuidado, justo toco la esfera cuando esta se deshizo, dejando caer a tres jóvenes al suelo.

Katara cayo de pie, ecuánime, orgullosa; Suki se desplomo con fuerza contra el suelo mientras tosía y escupía agua, todo su cuerpo temblaba de frio; Sokka cayo débil, justo en los brazos de la princesa.

Yue los miro, reconoció de inmediato a los hermanos, ahora la piel de ella era igual de morena y sus ojos igual de azules que la de Sokka y Katara.

Sokka levanto la vista y sus ojos desconcertados se encontraron con los ojos firmes de la princesa.

- No te preocupes – dijo Yue con seguridad- yo sé lo que paso y sé que es lo que hay que hacer.

Katara miro a Yue, se volteo y observo a su alrededor, supo de inmediato que se encontraba en el castillo de la familia real en los hielos perpetuos.

- ¿Por qué? – pregunto la maestra agua- ¿Por qué las diosas nos dejaron aquí?

- Por qué saben que es aquí a donde pertenecen – respondió Yue segura de si misma-

La princesa dejo a Sokka suavemente en el piso, señalo a los guardias para que no se movieran de su sitio y camino despacio hacia Suki, se quito el abrigo y lo puso sobre la gitana que aun temblaba de frío. Fue entonces cuando Katara pudo notar lo moreno en la piel de la princesa. Yue volteo hacia Katara y en lo azul de sus ojos se reconocieron como iguales, entendieron que a partir de ese momento eran parte de lo mismo.

- Tu si eres la princesa de nuestro pueblo – dijo Katara sin estar segura de cómo era que lo sabia-

Yue respondió con una sonrisa.

La diosa Atl le ha concedido el poder a nuestro pueblo para que sea libre – dijo Yue- y sospecho que fue gracias a ustedes que obtuvimos ese favor.

Katara se asombro de las palabras de la princesa, pero más que las palabras, estaba asombrada de la amabilidad con que las decía. Katara levanto su mano y levanto una columna de agua del suelo, ante el asombro de Yue y los guardias Katara congelo el agua formando una hermosa columna de cristal solido.

- Este es el poder que nos han concedido – explico Katara- sé que no soy la única que ha obtenido este poder, con esto podremos lograr nuestra libertad.

La tos de Suki los interrumpió.

- Lo primero es que descansen un rato – dijo Yue mientras caminaba hacia ellos- parece que tu amiga no esta acostumbrada al frío.

Los guardias parecían desconcertados y nerviosos.

- Escolten a los tres con la mayor discreción posible a las habitaciones para invitados – ordeno la princesa a los confundidos guardias- y manden citar a todo el pueblo a la plaza principal a penas y despunte el alba.

- Princesa – respondió uno de los guardias- ¿y que hay de su padre?

- Dije que fueran discretos – corrigió Yue- y que reunieran a todos en la plaza al amanecer, que absolutamente nadie se entere de esto hasta de que vean salir el sol.

Había algo en la voz de la princesa que convenció a todos que debían obedecer, como si de repente fuera una necesidad confiar en ella, se le veía más firme y comprometida. A pesar de que daba una orden emanaba gentileza, a nadie le quedo la menor duda de que lo que ella hacía era por el bien de todos.