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Amor A Segunda Vista
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Capítulo 1: Nuestras Vidas
Japón, 06:00pm
Metió la mano en el bolsillo delantero de su pantalón, sacó una cajita de terciopelo roja mientras se arrodillaba y le cogía delicadamente la mano.
- He tomado muchas decisiones en mi vida, unas buenas y otras no tanto. Pero ésta ha sido, sin duda alguna, la mejor de todas. - respiró profundamente mientras la abría. - Sakura Haruno, cásate conmigo -
Luego de unos minutos la hermosa mujer sonrió afirmando efusivamente, lanzandose a sus brazos y llenandolo de besos.
- Pensé que nunca me lo pedirías -
Familiares y amigos se arremolinaban a su alrededor felicitandolos y abrazandolos, ese día era especial y lleno de dicha. Pero sentía que olvidaba algo, y muy importante.
- Sakura, felicidades. Pero necesito hablar un momento a solas con él. - una mano delicada se posó sobre su hombro.
- Gracias, y no te preocupes. Te doy permiso para que te lo lleves, pero no muy lejos. - riendo se alejó de ahí.
Unos grandes ojos azules reprendieron mentalmente a otros más claros.
- No entiendo como un hombre tan idiota como tú, se hace llamar mi hermano. -
- ¡Ino! ¿A qué viene tanto insulto? Le he pedido matrimonio a tu mejor amiga. -
- ¡Eres un bruto Naruto! ¿Cómo piensas casarte si ya lo estás? -
- Maldición - se tocó la frente preocupado.
Sabía que se le olvidaba algo; y ahora sí que estaba perdido. O a menos eso pensaba.
- Llamaré a mi abogado - cogió su móvil mientras tecleaba con rapidez.
- No puedo creer que lleves 6 años casado con alguien, de la cual seguro ya has olvidado. -
- Lo hice por un favor. -
- Un favor - repitió con ironía - Si no funcionó, ¿por qué no te divorciaste antes? -
- ¡Sr. Nakamura! Necesito que me redacte un acta de divorcio - dio media vuelta y salió del lugar.
Ino lo siguió con la mirada, estaba molesta e indignada con su hermano ¿cómo podía?, no, ¿cómo era capaz de olvidar algo tan importante? Recordaba muy bien a la, aún esposa, de Naruto. Tímida con una personalidad muy peculiar, pero sobre todo, muy hermosa.
- ¿Seguirás igual? - respiró profundamente mientras recordaba esos grandes ojos grises. - Hinata -
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Madrid, 10:00am
Corrió un poco más sentándose de sopetón en el gran asiento con forma de L, apoyó la cabeza sobre la mesa y suspiró cansada.
- ¿Estas bien? - la profunda y varonil voz la hizo estremecer, lentamente asintió. - Qué bueno, te he pedido un té helado -
- Gracias -
Despegó su cabeza de la mesa mientras acomodaba su gran abrigo. Escuchó una risa ahogada de parte de su compañero, quería ignorarla pero le intrigaba y más si solo la veía a ella.
- ¿De qué te ríes? - preguntó incrédula frunciendo el ceño. - ¿Sasuke? -
Pero él se agarraba cada vez más fuerte la boca, lo había escuchado reír muchas veces pero sin duda que ésta, por alguna extraña razón, la hacía sentirse avergonzada. Vio como lentamente sacaba un espejo de su enorme bolso y lo abría en su cara.
¡Cómeme, trágame y luego vomitame tierra! Fue lo que le pasó por la cabeza al ver su frente más roja que la nariz de Rudolph el reno.
- ¡Ya deja de reírte! - cruzándose de brazos miró a un lado.
- Lo siento - guardó el espejo. - Dime ¿cómo va aquel asunto? -
- Me arruinas la tarde - infló sus mejillas.
- ¿Pretendes seguir atada a un hombre que ni siquiera se debe acordar de ti? -
- ¡Mira ahí vienen los pedidos! - ignoró su pregunta mientras cogía con fuerza su té helado.
Sasuke la miró de reojo, sabía que su corazón había empezado a amarlo. Hinata era un libro con la portada abierta, aunque fingiera odiarlo; le dolía.
- Cogeré un año sabático - dijo con la seriedad de siempre. - Si piensas viajar, puedo acompañarte. -
- Lo pensaré. - bebió un sorbo de su té. - Has pedido tarta de chocolate. -
- ¿Algún problema? -
- ¡Si! No te gusta el dulce -
- Éste chocolate es muy bueno, deberías probarlo -
- Tal vez otro día. - lo miró de reojo.
- ¿Cómo están los mocosos? -
- ¡No les digas así! Son solo niños, y tú les caíste como un exterminador de humanos. - suspiró. - No sé que haría sin ellos. -
- Sin duda que serías muy feliz. - cogió un pedazo de su tarta.
Hinata abrió la boca dispuesta a replicar pero el molesto sonido de su móvil, la sacó de su conversación.
- ¿Diga? - poco a poco abrió los ojos sorprendida. - Entiendo - apoyó los codos sobre la mesa mientras sujetaba fuertemente el móvil, y con la otra escondía la cara. - Ahí estaré. Gracias. -
- ¿Todo bien? - Sasuke la miró preocupado, ella temblaba, seguro algo terrible había pasado.
- Ha pedido el divorcio. -
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Se revolvió las hebras doradas un poco más aliviado, sentía el cuerpo tenso y la mandíbula desencajada. Había pasado una semana desde que había mandado a redactar el acta de divorcio, no quería volver a verla.
- Debes decirle a Sakura - una vez más su tonta conciencia irrumpía su mente. - Ella necesita saber la verdad - su cabeza le daba vueltas, ¿de qué serviría? Su divorcio sería rápido. - Ino se lo dirá y tú quedarás como un mentiroso. -
- ¡Bien! - gritó con la cara roja.
- Naruto, lo hemos discutido antes y si no te gusta el melón podemos cambiarlo. Pero no te molestes porque no quiera usar el naranja. ¡Se ve espantoso como vestido de novia! - Sakura había perdido la paciencia.
- Lo siento - respiró hondamente. - Tenemos que hablar. -
- Esto no me gusta nada - dejó el libro a un lado y a paso lento se sentó a su lado.
Naruto la miró unos segundos para luego bajar la cabeza, cogió sus manos fuerte pero delicadamente.
- Pueda que de verdad no te guste lo que estoy a punto de confesarte, y quizás no me lo perdones. Pero sabes lo despistado que soy y...- suspiró. - Se me ha pasado. -
- ¿Me has sido infiel? - entrecerró los ojos.
- ¡Nunca! -
- ¿Entonces? -
- Estoy casado -
Sakura soltó sus manos bruscamente mientras que se paraba y caminaba a los lados.
- Déjame entender, ¿estás casado y me has pedido matrimonio? - lo vio a los ojos. - Es una broma ¿verdad? -
Naruto negó con la cabeza.
- Solo la vi un par de veces, nos casamos y esa misma noche su padre murió en un accidente de automóviles. Traté de conocerla por un año, pero ella se escabullía de mí y no me quedó otra que dejarla ir. - se paró - No me vi en la obligación de pedirle el divorcio, pero te conocí y todo cambió. - acunó su cara con sus manos. - Me olvidé de mi estúpido y fingido matrimonio, me olvidé de ella y de su rostro. Ni siquiera recuerdo como es. - rió con ironía. - Hace una semana, en nuestra fiesta de compromiso llamé a mi abogado, ella vendrá en 3 días a firmarlo. -
- Te apoyaré en todo Naruto, porque quiero casarme y estar contigo siempre. - con pesar le quitó las manos de su cara. - Quiero conocerla -
- ¿Qué? - el rostro se le desencajó. - ¿Por qué? -
- Es tu primera esposa, sea por lo que haya sido quiero verla. -
Naruto se lo pensó por un rato. Tal vez no era mala idea, ¿o sí?
- Esta bien -
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Sakura no paraba de repicar con sus largas uñas en la mesa, estaba jodidamente nerviosa quizás más que Naruto, pero le satisfacía saber que su futuro marido no tuvo nada con esa mujer. Pronto todo habría acabado y ella sería la dueña universal de todos los bienes Namikaze Uzumaki.
- Deja de hacer eso, Sakura. Es molesto -
- Lo siento. -
Cruzó las piernas mientras observaba su reloj costoso y delicado de diamantes, hace 3 hora que debió haber llegado y no había ni aires de ella.
- ¿Naruto Namikaze? -
Tanto él, como Sakura, miraron al frente encontrándose con unos profundos ojos negros totalmente inexpresivos.
- Sí, ¿usted es...? -
- Sasuke Uchiha, soy el abogado de la señorita Hyuga. - sin pedir permiso se sentó. - Lamento la demora pero nuestro vuelo se atrasó. -
- El es nuestro abogado. -
- Mucho gusto, Uchiha. Soy Kotaro Nakamura; me alegra de sobremanera enfrentarme a usted. - vio a los otros presentes. - Señores, éste es uno de los mejores abogados de España. -
Sakura lo miraba de vez en cuando de reojo, le había parecido un hombre muy atractivo y ése extraño acento extranjero, lo hacía apetecible a su vista. Sacudió la cabeza alejando sus pensamientos, no era momento para un desliz.
- ¿Dónde está ella? - preguntó con cierta intriga.
Sasuke volteó y apuntó con su cabeza al frente.
- Ahí viene -
Tanto Sakura como Naruto alzaron la vista buscándola hasta que una larga melena negra cruzó el umbral de la puerta; el kimono corto blanco se le pegaba ferozmente a la cintura mostrando cada una de sus curvas, el escote pronunciado en V mostraba muy bien sus atributos, se podía observar claramente como sus muslos se contraían a cada paso que daba, las caderas se le movían en un vaivén sensual y alzando la mano, deslizó sus dedos por el largo cabello.
- Buenas tardes. - llegando a su mesa se quitó los grandes lentes negros. - Es un gusto volver a verte; Naruto -
Su boca estaba semi abierta, la expresión de sorpresa lo delataba. Nunca pudo olvidar esos grandes ojos grises por más que quisiera, cuando la conoció no solo eso le había llamado la atención, sino ése extraño rubor en sus mejillas cada vez que lo veía y ahora sabía que solo sucedía, con él. Sonrió como idiota sabiendo que era el causante de su timidez, ¿pero y si se comportaba así con todos? ¡No! Ese tierno color carmín en sus mejillas le pertenecía solo a él.
- ¿No me invitarás a sentarme? - apretó su bolso de diseñador.
- ¡Claro! -
Naruto se paró y en un impulso le quitó la silla para luego, ayudarla a sentarse.
- Gracias - le sonrió dejándolo hipnotizado.
- De nada -
- Bien, ya que estamos aquí. ¿Les importaría que pidiese algo para tomar? -
- Pide lo que quieras - le contestó Sasuke en una especie de gruñido.
Hinata chasqueó los dedos.
- Tráigame un té helado por favor, ¿ustedes quieren algo? -
- No gracias - respondieron casi al unísono.
- Enseguida traigo su pedido señorita -
- Gracias - sonriendo volvió a dirigir su vista a los presentes. - ¿Ella es Sakura? -
La nombrada se irguió de jalón mientras que sonreía forzadamente.
- Mucho gusto - estiró su mano y Hinata la aceptó gustosa.
- Felicidades, espero que ésta vez funcione todo para ti. Naruto -
- Si - dijo no muy animado bajando la cabeza.
Ver a Hinata le resultaba muy extraño, le hacía sentirse nervioso y distraído.
- Qué bueno está - sonrió dando varios sorbos a su té.
- Vamos a lo que hemos venido - Sasuke empezaba a irritarse. - Hinata está dispuesta a firmar el divorcio, por favor, queremos que sea algo rápido y sencillo. ¿Podría darme el acta? -
Pero el abogado de Naruto hizo una mueca de desagrado.
- Me temo que hay un problema. -
- ¿De qué habla? Mi clienta está dispuesta a lo que sea para terminar toda unión con su cliente -
- Verá, antes de morir Hiashi Hyuga dejó un escrito, exactamente por si ésto sucedía. - de su portafolio sacó unos cuantos papeles y se los dio a Sasuke - Lea aquí, y luego aquí - le señaló los párrafos.
Cuidadosamente leyó todo el papel, incluso las cápsulas. Su cara era igual de inexpresiva pero lo cierto es que estaba muy sorprendido; lo que venía no era nada bueno. ¿Pero a quién le importaba? Sabía que Hinata tomaría una sabia decisión, aunque significase el fin del estado ecónomico de los Namikaze.
- Sasuke, ¿qué pasa? - tocó su mano.
- Si decides firmar el divorcio, Naruto y su hermana quedarán en la ruina. Las empresas Hyuga le han estado proporcionando por años un sustento bastante grande. Hinata, todo lo de Naruto es legalmente tuyo, nada le pertenece -
- ¿Eso es cierto? - vio fijamente a su, aún, esposo.
- Si - cruzó sus manos mientras carraspeaba - Cuando nuestros padres eran jóvenes, fueron competencia. Hubo un tiempo en que las ganancias bajaron, tuvieron que apoyarse mutuamente para sobrevivir, pero la empresa de mis padres poseía un capital muchísimo más bajo, por lo que Hiashi les compró todos los bienes y las acciones. - respiró profundamente - Una vez que crecimos nos comprometieron, y sabes todo lo demás. -
- Presiento que algo me escondes. - entrecerró la mirada.
- Traté de enamorarte para preservar las acciones de mi familia, trabajé arduamente y ayudé muchísimo al levantamiento de la misma, pero tú te empeñabas en ignorarme y escabullirte cada noche que te buscaba para hablar. - le tocó una mano. - Hinata, esa es la razón por la que nunca te pedí el divorcio. He tratado de obtener un generoso capital para comprarte la mitad de la empresa -
- Pero aún así, ese dinero seguiría siendo mío. Lo has percibido de la empresa, no de otra parte. -
- Lo sé. -
- No le quitaré nada a Naruto - volteó decidida viendo a los abogados - ¿Podemos llegar a otro acuerdo? -
- Me temo que sí, señorita Hyuga, pero éste seguro que no le gustará. Es mejor que se vaya por la primera opción. - vio a su cliente - El señor Namikaze de seguro saldrá adelante solo -
- Dígame cual es - suplicó.
- No le gustará -
- ¡Ya dígame de una buena vez! - todos la miraron sorprendidos ya que nunca se había atrevido, a alzar la voz.
Nakamura rebuscó en otra pila de papeles, cuando encontró lo que buscaba se lo dio a Sasuke, él lo leyó cuidadosamente para luego tirarlo en la mesa de un sonoro golpe.
- Mi clienta se niega rotundamente. -
- Sasuke, debería preguntarme antes de tomar cualquier decisión ¿no lo crees? -
- El mal nacido de tu padre ha dictado que la única forma de que Naruto tenga parte de la empresa, es que tengan un hijo juntos. -
Hinata palideció, Sakura abrió los ojos sorprendida, Sasuke cogió de nuevo el papel, Nakamura guardó sus cosas y Naruto miró a la primera con la boca seca.
- ¿Un...? - tragó saliva. - ¿Un hijo? - cogió con brusquedad entre los dedos sus hebras doradas.
Lo que venía sería mucho más difícil que quedar en la ruina, y con lo poco que conocía a Hinata, sabía que haría hasta lo imposible por no dejarlo en la calle. ¡Maldición! Solo esperaba que ésa mujer no aceptara.
- Acepto - respondió ella sin titubeo.
Bien, ahora si estaba jodido.
