LUZ DE LUNA

PRÓLOGO

La luz de la luna nos bañaba, nos bañaba a Quinn y a mí. Un profundo silencio se extendía por el bosque, nos rodeaban arboles gigantes cuyas susurrantes hojas parecían enviarnos advertencias con la cálida brisa de la noche veraniega, pero ella no hizo caso, no nos preocupábamos más que la una por la otra.

Ella era más alta que yo, y yo tenía que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarle a los ojos dorados, eran unos ojos hipnóticos, que deberían serenar mi galopante corazón, pero en lugar de eso, lo hacían latir con más fuerza. O quizá fuera la proximidad de sus labios lo que hacía errar mi caótico pulso.

Dio un paso hacia mí y yo me eche hacia atrás, pero el tronco de un árbol me impidió alejarme todo lo que hubiera querido.

¿Estaba lista para esto? ¿Estaba preparada para el beso que iba a cambiar mi vida? Sabía que si ella me besaba, yo ya no volvería a ser la misma, ninguna de las dos volvería a ser la misma, sabía que nuestra relación cambiaria…

De pronto Quinn esta mucho más cerca, yo no la había visto moverse simplemente estaba más cerca, ella podía moverse así de prisa. Las rodillas comenzaron a temblarme y me alegre de tener un sólido árbol sobre el que apoyarme. Quinn alzo el brazo y descanso el antebrazo contra el tronco, por encima de mi cabeza, como si ella también necesitara de algún tipo de apoyo. Y eso la acerco aun mas a mí, sentí el calor de su cuerpo al alcanzar el mío.

Estaba fantástica a la luz de la luna, realmente guapa su abundante cabello liso, que le caía hasta los hombros, era un popurrí de colores: Blanco, dorado y hasta un poco de castaño, para enderezar la composición. Yo sentí la urgente necesidad de tocarla.

¿De qué tenía miedo? Se trataba solo de un beso, yo había besado a otras chicas, había besado a Quinn.

Así que ¿Por qué me aterrorizaba la idea de que Quinn me besara esa noche? La respuesta era sencilla: Yo sabía que ese beso nos uniría para siempre

Bajo la cabeza, yo no me moví apenas respire, a pesar de todas mis reservas, lo deseaba, lo anhelaba y aun así seguí luchando para evitarlo.

Sus labios casi rozaban los míos casi

Q - Rachel murmuro ella seductoramente, acariciándome la mejilla con el aliento - Ha llegado el momento

Sacudí la cabeza, negándome a reconocer la verdad de sus palabras

R - No estoy lista