Prólogo
Es verdad. Cuando sabes que vas a morir: Ves toda tu vida pasar por tus ojos. Es como un simple y rápido relámpago. Aun para mí, no siendo humana.
Desde un principio, tuve por seguro que iba a morir.
Normalmente, cuando estamos en una situación bastante peligrosa y mala, solo nos limitamos a pedir una segunda oportunidad, solo pensamos en que no hemos aprovechado nuestra vida como deberíamos y queremos volver el tiempo atrás para empezar de nuevo.
Pues yo no.
¿Y Diego? ¿Qué paso realmente con Diego?
Si es que estos vampiros de ojos amarillos me iban a "educar" ¿Qué caso tenia eso para mí? Tenía demasiado claro que no quería sentir ese fuego en mi cuerpo, no quería sentir más dolor; Solo por eso no quería morir. Pero si me mantenía vivía: Seguiría sintiendo dolor. Porque me haría falta algo. Me haría falta Diego.
Riley nos mintió a todos, e iba a morir en este preciso momento por causa a él, pero eso en realidad no importaba mucho para mí. Mato a Diego, lo apreciaba y aún así lo mato.
"Vuelve a casa, escóndete detrás de Fred y actúa como si no supieras nada. Yo estaré ahí mismo, detrás de ti." Me había dicho Diego la última vez que nos miramos, a pesar de que no estaba muy seguro de sus palabras. Tenía la esperanza de volver, "Yo estaré ahí mismo, detrás de ti". En este estúpido instante, no lo estaba.
"Diego quería que te dijera algo. Para mí no tenía mucho sentido, pero dijo: "Cuéntale a Bree que ya tengo el saludo, que se lo enseñare dentro de cuatro días, cuando nos veamos". No tengo ni idea de a qué se refería. ¿Significa algo para ti?" Riley… ¿Acaso me dijo eso para burlarse de mí? Era claro que esperaba algo de mí, por eso me alentaba tanto con solo nombrar a Diego.
"No lo rechaces aún Bree. Es el mejor, como te dije. Dale una oportunidad." Claro, como si no lo hubiera matado ¡Aún diciendo que era el mejor!
Ojala nos hubiéramos largado Diego y yo juntos. Y si no fuera así: Ojala y yo no hubiera sido tan estúpida como para venir a este claro y ver como destrozaban a todos los de mi aquelarre. Y después, sentir como me destrozaban a mí. Me debí largar con Fred.
