Es mi primer historia que es sobre Digimon, mi serie favorita de Anime de pequeña :3 este es un Taiora que tiene dos partes, ¡espero que sea de su agrado! no me quedó muy bueno, pero vale el intento :)
Love & Rockets...
Val .
Total eclipse of the heart
Parte I
Miraba como si todo fuera una simple pesadilla, aunque su subconsciente sabía que no era así. Seguramente haber ido la noche anterior a la disco no fue lo mejor y esta resaca, sólo aumentaría el dolor y le aseguraría que si le gustaba sentir ese dolor. Tal vez se había vuelto masoquista, pero que va, ahora nada le importaba. Su mundo era un lugar vacío.
Habían pasado ya seis meses de que admitió lo que su corazón le dictaba a decir y pensaba que se sentiría mejor, pero no fue así, sólo logró un doloroso rechazo (que según a su gusto, era mejor una patada en su trasero que haber recibido respuesta), ella nunca más le habló y la verdad andaba como un muerto viviente, así que nadie más a parte de su hermana le hablaba.
La extrañaba, muchísimo…Pero eso no cambiaría las cosas, la verdad el rechazo, según muchos dicen, tiene que pasar tarde o temprano, ya que uno no todo el tiempo puede recibir lo que quiere, pero nunca pensó que le golpearía tan fuerte, ni mucho menos que fuera alguien tan cercano a él.
— ¿Hermano? —sintió una voz suave llamarlo, al principio se asustó, porque no quería que Kari lo mirara en este estado, pero sintió alivio cuando recordó que estaba tapado hasta la cabeza con la sábana. ¡Dios! ¿Cómo no pudo recordar que estaba tapado? ¿Tan mal estaba? — ¿te encuentras bien?
— Si, no te preocupes Kari — dijo mientras ponía su mejor cara para su hermana. —. Es sólo es tonto dolor de cabeza.
— Bueno, te traeré una aspirina.
Y así la castaña se retiró de la habitación del mayor, ya hace mucho tiempo que no dormían juntos, así lo decidió su madre, al observar que la menor de los Kamiya ya no era un bebé y necesitaba su espacio. Bueno, eso la verdad era historia aparte.
Cuando se percató de que no existía un ruido alguno, tiró su cabeza hacia atrás y la golpeo con el respaldo de la cama. La verdad el valía mierda y no le haría nada malo moverle las orbitas a sus neuronas para que actuaran mejor y no lo impulsaran a hacer más estupideces.
Empezó a recordar ¿Cuándo se hizo su vida tan dependiente de la de la pelirroja? ¿En qué momento perdió su libertad? Ni la fría tarde de un dos de Septiembre le hacía pensar correctamente.
— ¡Taaaaaai! ¡Aaaaaah! — El ignoró su vida y se tiró a agarrar la mano de Sora, su corazón latía tan rápido y su adrenalina estaba al máximo.
— Tranquila, Sora —dijo a penas, el peso de su amiga que sostenía en un solo brazo, provocaba que su voz fuera forzada. —. Ya te tengo.
— Vamos, no interfieras —Datamon, el digimon maligno estaba aburrido de que siempre le arruinarán sus planes, por eso su voz le salió bastante molesta. —, ya no necesito a la original, así que si no quieres desaparecer junto a ella, suelta su mano —con sus manos robóticas tomó las de ambos con fuerzas, Tai cerró los ojos por el dolor, pero la verdad estaba más preocupado porque su amiga no cayera a ese extraño agujero negro, que como le había dicho el Digimon, lo que era absorbido ahí, no viviría ni existiría otra vez.
— ¡No digas tonterías! —exclamó el castaño todavía con su cara de dolor debido a la presión de la mano del robot, miró sólo un segundo la cara de su amiga y pudo observar el miedo que ella tenía, pero también la preocupación por su brazo. — ¡Yo vine aquí a rescatar a Sora! —soltó el emblema junto con el Digivice de su amiga y ella la tomó con la mano que no era sujeta por Tai. El se alivió más aún cuando Birdramon los tomó y los sacó de ahí y mucho más, cuando vio que su amiga le agradecía con una hermosa sonrisa.
Desde ahí recuerda que su amistad se fortaleció más de lo debido, ella se preocupaba mucho por él y lo seguía a todas partes, así como el sentía lo mismo cuando no estaba su hermana pequeña. Para él, ambas chicas eran su todo y se quedó demostrado hasta la última batalla con Apocalymon.
Pero ¿Qué más podría el hacer? Cada vez que veía su cara por las calles, no sabía si era un espejismo, cuando escuchaba su voz llamarle pensaba que sólo era producto de su cabeza defectuosa. Llegó al punto de pensar que si el suelo se rompiera debajo de sus pies ¿Quién le recogería?
Escuchó un sonido bastante conocido, volteó su mirada y se encontró con su celular, lo llamaban de nuevo y aquello era bastante molesto, trató de asesinar a su celular, pero al parecer él tenía más de siete vidas porque nunca moría, así que se resigno a dejarlo con vida y por supuesto, se preocupó de que nunca la batería llegara el cero por ciento. Dejó que el aparato sonar, y continuó mirando el techo, esperando que esa porquería dejara de hacer ruido.
Cuando cesó, lo tomó y suponiendo que era el número de su amiga, pero no era así; era el teléfono de Ishida quien le había marcado y a juzgar por las llamadas hechas, debió haber pasado algo muy importante. Miró las anteriores y se sorprendió por los números de llamadas que había ignorado de ella dentro de estos ciento ochenta y dos días que habían pasado desde el "Accidente" y los dígitos de mensajes de voz como de texto ¿Tanto era su sufrimiento que ignoró todos esos timbres? Verificó si aún le quedaba saldo, y en efecto así era, apretó el botón para escucharlos.
"Primer mensaje recibido el trece de Marzo a las nueve con cuarenta y cinco minutos:
Tai, discúlpame por reaccionar así…La verdad ni yo comprendo porque lo hice. Por favor coge el teléfono."
El chico quedó con su boca abierta ¡Eso había sido minutos después de su declaración!
Siguió escuchando los demás y cada uno era más preocupante, la voz de Sora cada vez era más triste y desolada e incluso a veces le dejaba un mensaje de cómo se había sentido en el día, como si quisiera reemplazar su diario de vida por el buzón de Tai.
"…Mensaje recibido el primero de Agosto, a las una con catorce minutos:
Tai, por favor amigo, no faltes hoy…Me haces falta, por favor, te lo pido…Te quiero…"
Había olvidado por completo de que había faltado a la junta del primero de Agosto, la verdad con suerte recordaba que estábamos en Septiembre.
"…El primero de Septiembre, a las cinco con un minuto:
Bueno, la verdad sé que no lo escucharás este, como los demás, pero guardo la esperanza…Tai, mañana es mi cumpleaños y me gustaría que estuvieras ahí conmigo, irán los chicos, bueno Kari no sabe si ir porque dices que estás un poco indispuesto y…."
El sonido de la suave voz de la pelirroja había sido interrumpido por un horrible pito, que hizo que Tai reaccionara por lo que escuchó. Miró por segunda vez en el día para verificar el día, y en verdad, ¡Era dos de Septiembre! ¡Sora hoy cumplía diecisiete años!
Se maldijo todo lo posible, y salió de su cama de un salto para correr a la ducha y quitarse ese olor a alcohol que tenía. Su hermana que todavía estaba preparando el desayuno para el mayor, se sorprendió en verlo tan decidido, como cuando estaban en el Mundo Digital y el poseía el emblema del valor. Al llegar del baño tomó cualquier toalla y no buscó su favorita, ni su personal, al parecer esa era la toalla de su padre, pero ¡Que importaba!
Salió al parecer en un tiempo récord, y se secó pésimo el cabello, se vistió con su usual camisa azul y jeans, tomó la cinta para su cabello y salió.
— ¡Voy donde, Sora! —alcanzó a penas avisarle a Kari, el sonido del portazo lo interrumpió. Su hermana no se preocupó porque se le quedó su móvil o su dinero, sólo sonrió y tomó su propio celular para llamar al menor de los Ishida.
— TK, creo que podrás pasarme a buscar. Tai al parecer tuvo una recuperación milagrosa. —dijo aún sin borrar la sonrisa de su cara, al otro lado de la llamada, pudo escuchar perfectamente cómo se alegraba y podía jurar que tenía la misma sonrisa impregnada al rostro.
[…]
Cuando estaba saliendo del edificio donde vivía, se acordó de que no traía dinero ni para un regalo, quería devolverse, pero su cerebro al parecer no funcionaba bien después de los golpes que se hizo en la cabeza. La verdad, en este momento no estaba reaccionando su cerebro, más bien era su corazón el que no quería volver a su lecho de muerte.
Mientras el aire golpeaba fuertemente en su cara, debido a la velocidad a la que iba, su cabello se secaba y dejaba ver su desordenado peinado. Chocó con varias personas, pero no se disculpó, no le interesaba aquello ahora. No se demoró tanto en llegar, pues no vivía tan lejos de la chica, lo que fueron sólo minutos para el se hicieron horas.
Entró y saludó al conserje, no quería ocupar el ascensor por lo que subió por las escaleras, se demoraría llegar un poco en subir al quinto piso, pero ahora que estaba cerca, la verdad le deba lo mismo segundos más. Cuando estuvo en el piso que vivía Sora, se apresuró en llegar a la puerta que debía golpear, pero no sabe donde se le fue ese valor que tenía para entrar, porque cuando iba a golpear con su mano, a sólo milímetros de la madera, se detuvo.
¿Estás seguro de hacer esto, Tai Kamiya? Murmuraba una voz en su cabeza, lo que produjo que ese oscuro mundo que estuvo hace minutos metido, volviera a absorberlo. Dio un paso hacia atrás y para cuando estaba dando la vuelta, un gritó produjo que se alarmara.
— ¡Sora, saca a este perro al patio! — sin duda, esa era la voz de la señora Takenouchi, pero ¿perro? ¿Desde cuándo Sora tiene un perro?
— Ya voy…—y entonces su corazón se estrujó tan fuerte que quiso sacárselo. —, Vamos Saku. — la escuchó hacer de esos sonidos para atraer al perro, escuchaba que ladraba como uno de raza pequeña, por lo que dedujo que debía ser un poodle o algo parecido.
El pomo de la puerta se movió, para luego el quedarse estático cuando vio una melena rojiza, más larga que antes se asomaba
—So-Sora…
La voz ronca con la que dijo su nombre, el tartamudeo que dejaba en claro lo nervioso que estaba en este momento, le hizo estremecerse ¿De verdad era quien creía que era? Levantó su vista del cachorro blanco que se pegaba a sus piernas y entonces lo vio; pudojurar que sus ojos estaban a punto de derramar lágrimas y no se resistió, quería saltar a sus brazos.
—Tai…¡Taaaai! —se tiró contra él, y casi lo ahorcó, lloró en su hombro como cuando unos chicos la habían molestado y Tai la defendió, siendo el lastimado y llevado a emergencias porque le dieron una paliza entre ocho. El abrazo hubiera durado mucho más, pero la pelirroja se detuvo cuando se percató de que su amigo no le correspondía. Lo soltó y el conservaba mu mirada pega a los zapatos azules que llevaba Sora. — ¿Tai, que…que sucede? —inquirió con miedo.
—No debí haber venido, lo siento…—se dio la media vuelta, y metió las manos en sus bolsillos.
— ¡Espera! —el aludido, solo se detuvo, estaba mordiendo su labio fuertemente para no largarse a llorar como la chica. — ¡¿Ni siquiera me dirás feliz cumpleaños? ¡No sé nada sobre ti hace meses, MESES! ¡¿Y no puedes responder un abrazo de tu mejor amiga…? —El corazón del chico, se detuvo…Después de todo este tiempo, ella lo seguía considerando su mejor amigo, mientras él, la podía considerar como su propia Julieta.
— No tengo nada que decir…
— ¿Es en serio? —preguntó entre un sollozo.
— Lo siento…Quisiera poder decirte algo de verdad, pero…—Un nudo le impido continuar y una lágrima amenazaba con salir, ocultó ese gota con su cabello y mordiendo excesivamente su labio, que ahora mismo sangraba. —…No puedo…
— Por favor Tai, espera…—el castaño no supo en qué momento Sora llegó a su lado, cuando le agarró el antebrazo, su contacto hizo que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo e hiciera que se estremeciera, a la pelirroja le ocurrió lo mismo, ya que eso le hizo acordar a lo mismo que le había dicho Tai a ella en ese parque hace seis meses, que le había rogado que esperara, pero ella no quería…Estaba confundida. — Cuando…Cuando estábamos en el parque y tú me dijiste eso…—tomó aire costosamente, estaba llorando como un bebé. —…yo, estaba confundida y no sabía que decirte.
Confundida…
Confundida…
Confundida…
¿Sólo eso le podía decir? Eso no era suficiente para Tai, quizás era pedir mucho sobre el amor que quería que fuera correspondido, pero no puede más. El necesita…La necesita.
— Si yo vine Sora…—la pelirroja lo miró expectante. —, es porque además de..de quererte, te amo como mi mejor amiga y no quería estar ausente…—sonrió de medio labio.
— Eres el mejor…—dijo abrazándolo por la espalda. — Gracias.
Y así Tai no pudo más y se quebró al sentir el calor de su amiga en la espalda, dio la vuelta para envolverla en un cálido abrazo después de meses, sintió como toda esa alegría que sentía cuando estaba con la chica volvía. La separó suavemente y ella temió que hiciera lo mismo otra vez, pero no fue así, le besó la frente y le abrazó otra vez para susurrarle en el oído.
—Feliz cumpleaños.
