NA: Mai Hime/Otome es propiedad de Sunrise (resignación)... Solo tomé prestados a los personajes para crear una historia medio retorcida y fumada... es todo. disfruten :)

*Esta historia retoma LIGERAMENTE algunos elementos de los libros de Alicia de Lewis Carroll y sì, de la peli de Tim Burton también XD. NO esperen que se apegue fielmente.

**lo escrito en cursiva se refiere a los pensamientos de Aoi


AOI IN WONDERLAND...

1

Kazuya-kun siempre se ha portado amable conmigo... Tal vez... casarme con él no sea tan malo; quizás me acostumbre y pueda llegar a quererlo, tengamos hijos y... no sé... no lo sé...

Mi nombre es Aoi Senoh. Soy la hija única de los Condes de las tierras fronterizas de Fuuka. La verdad los títulos y cosas por el estilo me vienen importando más bien nada, a veces quisiera ser libre de todo esto, los protocolos y las buenas costumbres... pero no puedo. Me gustan los gatos y me aterran los perros... lo siento, es por uno de esos traumas de la infancia que aún no supero; tal vez algún día lo haga.

Ahora estoy aquí, en medio de la fiesta de mi dieciochoavo cumpleaños. Mis padres se ven realmente felices a lado de sus futuros suegros en potencia, los Marqueses de Wind. Según algunos rumores que el ama de llaves y mi nana suelen compartir conmigo, hoy harán público mi compromiso con el heredero de los Kurauchi, así que, en vez de disfrutar plenamente de lo que se supone debería ser un día feliz; heme aquí, invadida de cierta forma por la incertidumbre, el nerviosismo y quizás algo de miedo. Yo no deseo casarme aún; es más, a pesar de que conozco a Kazuya desde que éramos niños aún no puedo verlo como mi futuro esposo o algo así...

-¿Aoi-chan, ocurre algo?- Una chica de la misma edad de Aoi se acerca por detrás, posando una mano en el hombro de su mejor amiga. Era Akane Higurashi.

-¿Ah?...

-Luces algo preocupada... ánimo, es tu cumpleaños, deberías estar feliz –Akane animaba a la cumpleañera quien agitó levemente su cabeza para después mostrar una sincera sonrisa.

-Tienes razón Akane-chan, no todos los días cumples dieciocho...

Aquella lujosa fiesta se realizaba en uno de los jardines de la mansión Senoh, al medio día; sin duda un lugar hermoso, un césped bien cuidado, un par de fuentes, las flores exóticas que adornaban el lugar junto con una "pequeña" zona rodeada por un par de árboles, la cual daba directamente a un capricho del Conde, un pequeño laberinto natural, que le daba un ligero toque de misterio a todo esto. Y es que si algo caracterizaba a los Condes de Fuuka era eso, su gusto por las cosas exóticas, ya sea flora, fauna u objetos.

Akane era mi mejor amiga, habíamos crecido juntas y compartíamos gustos afines, momentos tanto buenos como malos... creo que si en alguien podía confiar, sin duda era en ella. Pero algo, quizás una corazonada, me decía que todo eso estaba por cambiar...

El Conde hizo una señal hacia uno de sus súbditos quien ordenó a los músicos comenzar con su repertorio; la música comenzó a sonar a la vez que todos comenzaban a sacar a la pista a sus respectivas parejas.

-¿Mi amor, me concedes esta pieza? –Preguntó el Conde a su mujer quien al instante tomó la mano de su amado, animando a los Duques a incursionar en la pista de baile.

El Conde ciertamente era un hombre atractivo, su cabello castaño, piel blanca y ojos azules, acompañado por un bien cuidado bigote, hacía que muchas suspiraran por él, pero éste únicamente tenía ojos para la Condesa quien destilaba porte y belleza por doquier. Sin duda alguna Aoi había heredado algo de ellos, mayoritariamente de su padre; sus ojos azules llenos de jovialidad, su cabello largo, castaño y sedoso, envidia de muchas y ese toque de inocencia que la hacía tan linda.

-Hmm... Eh... Aoi, ¿me concederías esta pieza? –Kazuya se acercó donde Akane y Aoi se encontraban charlando.

-Ah, sí, claro Kazuya; no tardo Akane-chan...

-No te preocupes –El joven noble le dedicó una delicada sonrisa a su amiga y se marcharon hacia la pista.

-Veo que lo estás pasando bien, eso me alegra.-Comentó Kazuya mientras hacía girar a su compañera de baile.

-La verdad sí, no podría estar mejor; por cierto, recuérdame agradecer a tus padres por haber aceptado venir a la fiesta.

-Oh, si... claro, no hay problema... de igual forma es una fecha que ya tenían contemplada, ya sabes...

-... Sí, me imagino –sonriendo- ¿Y tú lo estás pasando bien Kazuya-kun?

-Sí por supuesto, tu compañía y la de Akane-chan siempre es buena.

-Me alegro...

-Aoi... somos amigos... ¿cierto?

-Claro. ¿Por qué lo dices?

-Bueno, Yo... quería comentarte algo... mis padres... ellos creen que es hora de -...-Kazuya no pudo terminar su frase pues el Duque había hecho acto de presencia pidiéndole a su hija que bailara con él.

-¿Te parece si me lo cuentas después que termine de bailar con mi padre? –preguntó la castaña quien empezaba una nueva pieza a lado de su progenitor.

-Sí, sí... no hay problema.

El joven heredero de los Kurauchi sin duda sería un buen prospecto, atento y caballeroso como su padre le había enseñado; habilidoso en el combate, sabía escuchar y casi siempre tenía un buen tema para conversar. Esa tarde harían oficial su compromiso con Aoi; todo sería perfecto si tan solo fuera honesto con sus propios sentimientos...

-Akane-chan ¿me concederías esta pieza por favor?

-Kazu-kun...-el rubor en sus mejillas y el palpitar de los corazones, no hay vuelta atrás.

La música pasó a ser lenta y melódica.

-Es un buen chico, me sentiría honrado si algún día llega a formar parte de la familia.-El Duque soltó sin recato alguno.

-¿Padre, no crees que soy algo joven para casarme? Digo, Kazuya es lindo, pero no creo llegar a verlo con otros ojos que no sea como un buen amigo...

-La vida es corta hija...

Ninguno de los dos volvió a decir palabra alguna.

Mientras tanto, Akane y Kazuya, ensimismados con el ritmo lento de la música y el palpitar creciente de sus corazones poco a poco comenzaron a alejarse de la multitud que bailaba ahí. Aoi apenas y alcanzó a percibirlo pero no le prestó atención, seguía ensimismada, imaginando la escena donde sus padres y sus futuros suegros levanten sus copas, anuncien el dichoso compromiso y terminen brindando, luego pasarán un par de semanas y llegará el día de pisar el altar...fin. Pensaba en distintos escenarios así que centró su vista en la mesa en la que su abuela fumaba junto a de dos de sus tías, hasta que algo o mejor dicho, alguien la desconcertó; detrás de su abuela apareció una pequeña niña con una especie de antifaz en forma de conejo, un conejo blanco; ataviada con un vestido en tonos rosa pastel y un suéter ligero de color negro al igual que sus medias, su cabello rubio bien cuidado la harían ver tierna, pero la máscara le daba un aspecto ligeramente macabro.

Esta pequeña niña comenzó a moverse alrededor de las mujeres que fumaban y fumaban pero al parecer no se percataban de la presencia de dicha infante lo que consternó a la joven Aoi. Después de unos segundos, aquella niña caminó unos pasos hasta quedar frente a la castaña separada por un par de metros únicamente; sacó un reloj del bolsillo de su suéter y se alejó lentamente hacia la mesa de bebidas.

-¿Hija, estás bien? Parece que hubieras visto un fantasma.-El Duque preguntó algo consternado-¿Aoi?...

-Discúlpame padre, creo que bailar me ha cansado un poco –respondió con una sonrisa- Iré a tomar un poco de ponche. –Y se alejó en la misma dirección que aquella extraña niña, evadiendo a las parejas que bailaban a su alrededor.

Esto es demasiado extraño, es decir, ¡¿por qué rayos estoy siguiendo a una niña con un antifaz de conejo? ¿O será a caso alguna de mis primas? Veamos... Sakura, Hitomi...Kanade... No, no puede ser... ninguna tiene el cabello rubio. Esto es tan raro...

Aoi volvió a divisarla cerca de uno de los árboles; sin dudar caminó rápidamente para poder alcanzarla pero cuando estaba por llegar, de pronto aparecía detrás de otro árbol y así sucesivamente hasta ver cómo se escondía entre un manchón de arbustos. Cautelosamente se acercó...

-¿Ho...hola?... –nadie respondió, la ojiazul preguntó una vez más pero no hubo respuesta, sólo un ligero movimiento entre los arbustos. Aoi separó los arbustos pero no encontró a nadie, entonces comenzó a sentirse observada, lo cual le dio un pequeño escalofrío. Volteó y ahí estaba nuevamente la niña del antifaz de conejo, observándola, señalando su reloj dorado de bolsillo. Se dio la vuelta y comenzó a correr en dirección de los árboles que se encontraban cerca de donde se llevaba a cabo la fiesta, nuevamente Aoi comenzó a seguirla.

-¡Espera! ¡¿Quién eres?

Y la niña nuevamente se volvió a esconder tras un árbol...

-¡Esto no es gracioso, así que sal de una vez y dime quien eres!

Decidida caminó hacia el frondoso árbol.

-Kazu-kun...

-Akane-chan, te amo...

-Yo también... Pero sabes que nunca podremos estar juntos... Hoy anunciarán tu compromiso, te casarás y...-Akane comenzó a llorar y Kazuya inmediatamente la rodeó en un abrazo protector. Ambos lloraban en silencio. Pero Aoi había visto la escena completa.

-Akane... Kazuya... –Ambos jóvenes voltearon asustados al saberse descubiertos.

-Aoi...-Kazuya se separó de Akane, pero Aoi dio un paso atrás. –Aoi espera por favor...

Aoi se alejó de ahí en silencio, no estaba molesta realmente, era una sensación rara; su mejor amiga y el chico que sería su marido tarde o temprano... sus amigos se amaban. Caminó un par de metros y sin darse cuenta se encontraba ya en la entrada del laberinto. Y sí, la niña que había estado siguiendo apareció nuevamente a unos metros de ella. Sacó una vez más su reloj.

-Se me ha hecho tarde Senoh-san... -Y comenzó a correr en medio de aquel laberinto.

Aoi conocía perfectamente el terreno así que no le costaría alcanzar a esa extraña niña. Ambas corrieron hasta llegar al centro, que albergaba un pequeño jardín con exóticas flores y un árbol de cerezos en todo su esplendor acompañado de una banca de piedra.

-Al fin te alcancé... -Aoi jadeaba un poco- Ahora dime quien eres...

-Ya no hay tiempo Senoh-san, se me hace tarde. -La pequeña se dirigió hacia una madriguera al pié del árbol de cerezos.

-¡Espera, qué diablos haces! –Aoi exclamo al ver cómo comenzaba a meterse en aquel agujero, algo sin duda bizarro – ¡Espera, vuelve aquí!

La joven castaña alcanzó a sujetar el brazo de la niña que ya estaba muy adentrada en aquel estrecho lugar.

-Ya es muy tarde... -Con esa frase tomó la mano de Aoi y la jaló hacia ella con una facilidad impresionante. Y así, de la manera más irreal ambas cayeron a través de aquel agujero a gran velocidad.

-¡Qué demoooooo...!-

Aoi gritaba y gritaba. Hasta que se cansó y dejó que el tiempo y la caída la guiaran a un final... si es que lo había.

-Ya no sé qué pensar, todo esto es demasiado para mí. La fiesta, Kazuya, Akane, la niña rara con un jodido antifaz y por si fuera poco ahora estoy cayendo por un puto agujero que salió de quien sabe dónde... Bueno, al menos Miss María no está aquí para reprender mi momento "vulgar"... Já... O el agujero es demasiado largo o voy cayendo demasiado lento... De por si nada de esto tiene sentido y hablar sola no es la excepción en este momento, aunque me pregunto si alguien se dará cuenta de mi ausencia, digo, ¡es mi fiesta, por supuesto que alguien debe notar mi maldita ausencia!... A este paso quizás llegue al centro de la tierra o muera fracturada al tocar tierra. ¡Ay, qué horror! No quiero morir así. –Haciendo un gesto de total espanto- Pero... habría una posibilidad de haber caído en un pozo también, aunque dudo que los pozos sean tan profundos, ¡ay, no, también moriría fracturada al hacer contacto con el agua! ¿¡Dios, por qué me tuvo que pasar esto justo hoy?

Aoi seguía cayendo y cayendo; poco a poco el trayecto se iluminaba tenuemente, al grado de poder distinguir a penas la tierra, las raíces y la mesita de té con todo y sillas donde la chica del antifaz de conejo emergía de las sombras con taza en mano.

-¡Ahhhhhhh! –Aoi gritó espantada al ver a la niña otra vez.

-Aoi-san, deberías beber un poco de té... es bueno para los nervios. –Esto último lo dijo con algo de burla.

-¡¿Eh?... –la castaña tomó la taza y a pesar del veloz descenso, el líquido caliente se mantenía intacto en la taza, al igual que la tetera, el azúcar, la crema y las galletas lo hacían en la mesa.

-¿Sabes? Un "gracias" no estaría de más –La niña se quejaba por la falta de modales de su "invitada", para después lanzarse de la silla para seguir cayendo a la nada.

-¡No, esperaaaaa! –La vio saltar nuevamente- Gracias... –Esto lo dijo en un susurro y procedió a beber un poco de la taza- Mmm... Está delicioso.-

Tomó una galleta; era de vainilla con una nuez adornándola. La mordió y le encantó su dulce sabor. Dio una mordida más y la terminó. Seguía cayendo pero esta vez más lento; La luz era un poquito más fuerte y ahora un sinfín de cosas rodeaban aquel agujero; sillas, mesas, un armario que reconoció como suyo, con las puertas abiertas y la ropa "flotando", la victrola de su padre con todo y discos de acetato y una bañera con la llave abierta que pasó rozándola a gran velocidad. Nuestra joven protagonista la esquivó como pudo; de pronto escucho las teclas desafinadas de un piano. Miró hacia arriba y efectivamente, un enorme piano venía detrás de ella. Ahora estaba aterrada.

-Ay... no...

***continuará***