Es difícil empezar de cero
—Un gran día para iniciar la prepa, ¿No, crees Cody? —dice el padre de Cody desde el auto mientras Cody se baja del mismo.
—Sí, papá—Le responde Cody con un tono muy desanimado
—Vamos hijo, no…— Repentinamente guarda silencio cuando ve accidentalmente la hora.
—Hijo, me voy, no quiero toparme con mucho tráfico, te recogeré más tarde, nos vemos.
—Sí nos vemos.
Así el papa se va; y Cody, nervioso, no se siente bien. Mientras camina, ve a los demás. Se siente observado y eso lo hace sentir peor de lo que esta, de pronto, vio unas palabras que están escritas en una puerta de cristal: "Biblioteca". No es que a Cody le gusten los libros, pero las bibliotecas son tranquilas, lo que necesitaba para calmarse un poco. Así que decide entrar, mientras va pensando en cómo siempre han sido sus primeros días cuando estaba en la primaria y la secundaria, eran estresantes, pues el destino siempre le había hecho la jugarreta de ir a escuelas donde no conocía a nadie, su fortuna no es buena. Pero incluso su sentimiento de inseguridad era encubierto por una exagerada autoconfianza que a veces parecía falsa, pero es difícil no intentar esa actitud, porque a veces es nuestra única compañía por un tiempo.
Cuando entra, ve a un sujeto en el mostrador, parece de su edad, era de su edad; pero prefiere no sacar conclusiones. Él luce un poco desagradable, o al menos muy serio. Hay otro muchacho al otro lado del mostrador, esta quejándose sobre una multa, que según él, era un error.
Cody no le pone mucha atención a la conversación, se está fijando más en la actitud del chico, parece inmutable, como si no le importara la vida o algo así. Cody conoce a gente seria, pero él es diferente, muy diferente.
El chico se da cuenta de que Cody lo está observando. Cody se pone nervioso y rápidamente decide irse a la zona donde hay mesas divididas en cuatro debido a que los propósitos de estas son para la gente que viene solo a leer o a hacer tareas y quieren silencio y concentración. Si vienes con más gente, como un grupo de amigos, tienes que subir al segundo piso, donde hay mesas colectivas y computadoras. Cody ve que no hay casi nadie, se empieza a sentir peor, si alguien lo veía, lo tacharía de ñoño callado antes de conocerlo.
—Soy un kamikaze—piensa Cody estresado—. Soy un kamikaze.
Cody ve a un señor pasar, parece trabajar en la biblioteca, ve que va hacia donde se encuentra el chico y cuando está a punto de ver qué pasa, ve su reloj digital, son las 8:25 a.m., ya era hora de su primera clase: Lengua Española, una manera elegante de decir Español, pero no le molesto eso, el titulo lo motiva a ir.
Cuando está a punto de salir, observa que el chico que está en el mostrador está recogiendo sus cosas, son dos libros que no parecen que son uno de los que se utilizan para las clases. Es obvio que al chico le gusta leer, muy evidente. Después de tomar su mochila, y cuando se dirige a la salida vuelve a notar que Cody lo está mirando de nuevo. Cody lo evita volteando su cara hacia la pared; quizás pudo haber mirado el bote con plumas que se encuentra sobre el mostrador, o al alumno que aún se quejaba pero ahora con el señor, pero instintivamente escogió ver la pared.
De pronto, mientras ve la pared, escucha la voz del Señor: -Que te vaya bien Noah- dice el señor.
—Noah— Cody lo menciona en sus pensamientos.
—Gracias, Señor Daniel, lo veo después— y Noah se voltea y se dirige a la puerta.
Cody, después de 1 minuto estando pensando en ese nombre que lo llamaba, empieza a recordar que tiene ahora 3 minutos para llegar a su clase. Apurado, se va casi corriendo de forma nada disimulada a su clase.
Cuando llega a la segundo aula del segundo piso, en el tercer salón, ve que ya estaba la mayoría de los compañeros ahí, pasar disimuladamente a través de ellos era imposible. Así que decide entrar e irse a la fila que se encuentre más cerca de la puerta y sentarse ni muy cerca del pizarrón, ni muy hasta al fondo, en el medio está bien.
Él se sienta y de nuevo volvía a sentirse observado, como si nunca hubiera ido a la biblioteca y lo que había hecho para calmarse quedara como un propósito no cumplido. Aunque segundos después, admite que haber ido a la biblioteca no fue su mejor plan. Quiere buscar al chico que había visto en la biblioteca después de la clase.
—Noah, Noah— Solo lo tiene en la mente.
Pero de pronto se da cuenta que a lado suyo esta una chica con cabello purpura, el tono del color de su cabello es disimulado, pero cuando lo ves, no puedes dejar de verlo. Ella, al notar que Cody lo mira, le sonríe. Cody se lo agradece revolviéndole el buen gesto con una sonrisa también.
Entonces, llegó la maestra que comenta que todos debían presentarse. Cody odia eso; sabía que todo el mundo odia hacer eso, él piensa en cómo está ya en preparatoria, presentarse ya sería infantil, pero no, hay gente que no entiende.
La maestra decide empezar con la primera fila cerca de la puerta, la fortuna de Cody era que él va a ser el cuarto en presentarse. Ignoró la presentación de los tres de adelante, quizás solo escucho nombres: Celene, Trent y una tal Beth.
Le toca al él, así que respira, o quizás suspiró, no se notó mucho lo que hizo; y después dijo:
—Hola, soy Noah. Mucho gusto.
