¡Maldita Princesa!
Capitulo I
…"la mujer es lo bastante fuerte como para no vivir bajo el amparo del hombre subyugador, que tan solo busca una ama de casa. Somos más que simplemente eso.
Nos hacen creer que somos débiles para manteneros encerradas en las cocinas y viviendo solamente por y para ellos. Eso solo proviene de un ser mesquino y sin aspiraciones. El hombre, como género. Es tan solo un ente que sirve para la reproducción y nada más – leía con énfasis y pasión los azules ojos de la princesa Zelda a su amiga y princesa de las Gerudo. Naboru.
- Zelda por favor. Deja de leer eso. Te van a dañar el cerebro – le aconsejo Naboru tratando de hacerla entrar en razón – esa lectura fue escrita por mujeres amargadas y feas que nunca conocieron a un hombre. Es tan solo lectura venenosa para que mujeres se queden solteronas igual que las autoras (Koume y Kotake) -
- Para nada. Esto tan solo reafirma que las mujeres son el sexo fuerte. Que no necesitamos a hombres que nos subyuguen y nos obliguen a hacer cosas que no queremos. No hay que dejarse engañar por dulces palabras, por que eso es tan solo para conseguir que nos auto-esclavicemos por las egoístas intenciones de los hombres – Zelda se veía llena de energía y hablando con tanta convicción que cualquier mujer la habría convencido, pero Naboru no se sentía para nada atraída por las palabras y arengas de Zelda
- lo que ocurre es que ya estas corrompida por la educación de Hyrule. ¿Has perdido el orgullo de mujer y guerrera? Las gerudos deben sentirse honradas por tener educación hecha por y para mujeres –
- me siento muy honrada, pero esta clase de libros solo crean divisiones entre los hombres y mujeres, nos envenenan con cosas que no son tan ciertas. Cuidado zelda, mira que tal vez desarrolles una fobia al género masculino –
- eso no ocurre – dijo restándole importancia a las palabras de Naboru, como si lo que dijera no fueran mas que incoherencias – yo no tengo miedo de nadie y mucho menos de un macho inseguro. Para mi ellos no son más que rivales a vencer. Seré yo quien me haga del trono de Hyrule sin la necesidad de casarme. Se los demostrare a todos. Prepárate Naboru, por que estas delante de la primera reina de Hyrule – Naboru quedo sorprendida por el énfasis y el sentimiento de Zelda. Era como si actuara un fragmento de una obra épica, así que no pudo evitar no aplaudir. Ella definitivamente debía ser actriz, o al menos eso pensaba…
En una meza rectangular se encontraban comiendo en completo silencio el Rey Gustav, Zelda y Naboru. Algo en el aire indicaba que algo maligno estaba apunto de ocurrirlos sirvientes lo percibieron, así que se mantenían a una distancia prudente de la meza, hasta que el rey miro fijamente a su hija que se encontraba al otro extremo de la meza y dijo con un tono fuerte y seguro.
-Te vas a casar –
-¿Qué? – zelda se levantó de la meza golpeándola. Se veía acalorada por la impresión. Estaba ardiendo de ira - ¿pero como? – rugió ella fulminándolo con la mirada. Su padre, el cual la miro algo asustado y preocupado. Naboru a su vez seguía comiendo con total calma y tranquilidad. Los sirvientes desaparecieron de inmediato
- Te vas a casar por que es necesario. Algún día voy a morir. Tú me heredaras, pero no puedes estar sola Zelda –
- No necesito a ningún zángano con delirios de señor va a gobernar en mi lugar ¿esta claro? Yo voy a ser la primera reina de Hyrule. ¿Si las gerudos son capases de gobernar por si mismas por que yo no puedo? - El rey Gustav miro a Naboru pidiendo alguna explicación, pero ella estaba muy concentrada llenando lentamente su pan de mantequilla. No se molesto siquiera en ver al rey y a Zelda. Ella nos haría de árbitro en esta disputa, eso seria demasiado.
- Te guste o no te guste te vas a casar. No me importa si haces berrinches o no. Lo harás por que te lo ordeno como tu padre y tu rey – Gustav se veía muy serio, pero zelda todavía tenía algo de veneno que escupir
- eso no es mas que una orden de un hombre egoísta. No me voy a casar. Primero muerta – Zelda tiro la bajilla de plata y losa al suelo, que al contacto con el piso de roca se hizo añicos. Ella se marcho herida y furiosa
- se lo tomo bastante bien ¿no cree? – le dijo Naboru sin dejar de echar mantequilla a su pan que a estaba completamente cubierto. Gustav resoplo – tienes razón. Se lo tomo con calma, pero eso me aterroriza – Naboru rió con malignidad – creo que conoce mas a su hija de lo que párese –
- es obvio. Yo críe de ella. Por favor procura que no cometa ninguna locura –
- lo intentare rey Gustav, pero no puedo hacer milagros. No soy la divina trifuerza, pero creo que de eso esta conciente –
- Tan solo espero que Zelda no me mate de un disgusto antes de que muera y para eso no falta mucho – Naboru presento sus respetos al rey y siguió a zelda, el rey a su vez llamo a los sirvientes para que ordenaran el pequeño desastre de su hija, para luego ir a dormir. Definitivamente quería que este mal rato pasara lo más rápido posible
- Princesa Zelda. Hoy se ha modificado el itinerario – le dijo Impa con su tono cortés habitual. La princesa no se veía para nada interesada – hoy va a venir el príncipe de Termina Kafei de Keaton y es necesario que usted asista a la comida que se celebrará en su honor -
- ¿para que viene Kafei? -Pregunto zelda mientras jugaba con su desayuno en la cama
- No te párese obvio querida zelda – irrumpió Naboru. Ella se veía emocionada. Todo en el rostro de ella estaba disfrutando aquel momento. Zelda se esforzaba por entender el por que de aquella mirada traviesa de su amiga y haciendo un flash-back en su mente recordó la conversación de su padre, pero zelda permanecía incrédula. Eso había sido demasiado rápido ¿no?
- Naboru. La princesa zelda no esta de ánimos para tus juegos esta mañana – le reclamo. Impa comprendiendo de inmediato a que se refería. A su vez Zelda seguía incrédula. Su padre no le haría tal cosa ¿tantas ganas tenia de deshacerse de ella?-
- Bueno diviértete Zelda – hizo una reverencia cortes a la princesa
- ¿A dónde vas? – le pregunto sin ocultar su preocupación – tengo que salir a hacerle un favor al rey – Zelda rasco su cabeza soltando una risa forzada –por supuesto un favor… dile al rey cuando lo veas que…- zelda mantuvo silencio y una sonrisa maligna adorno su cara – no le digas nada… yo creo que luego tendremos tiempo de sobra para conversar – ambas se remecieron como si un viento frío hubiera corrido – quiero que salgan las dos. Me tengo que vestir de forma decente – Impa y Naboru se miraron indecisas – Es una orden – hablo algo mas firme y las dos no tuvieron mas opción que marcharse. Habían caminado unos cuantos pasos cuando Impa detuvo de forma brusca a Naboru - ¿Cómo te atreves a hacer algo como esto? – Le reclamo – no te metas con el futuro de la princesa zelda ni con hyrule ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones? – Naboru solo miro asqueada a Impa – Cuida tus manos y tu modo Impa de los sheika. Me debes respeto, además si hice eso fue por el bien de zelda y de hyrule. Dime ¿Cómo actuaría zelda si se da cuanta en la comida sobre la verdadera razon de esta visita? Ella hubiera hecho un agravio sin precedentes. Es mejor así. Ella no es para nada tonta. Estoy segura que encontrara la forma de no romper las relaciones con Termina y acabar con su eventual noviazgo ¿no crees? –Impa la soltó. No podía hacer nada en ese momento, pero estaba segura que si ella tenia algo en mente lo descubriría. Naboru se marcho mientras era seguida por la atenta mirada de Impa – Sheik – dijo esta y de entre las sombras salio un chico de ropas azules, vendas en la cabeza y cara, ojos rojos muy penetrantes – sigue a la princesa Naboru. No confío en ella – sheik asintió y se volvió a hundir entre las sombras.
Zelda se vistió con un hermoso vestido blanco con encajes donde resaltaban sus atributos físicos y su figura. Peino incontables veces su cabellos dorado para luego poner pequeñas flores de plata en todo su cabello que le daban un aire de ninfa pura del bosque – Ametaru – dijo la princesa y un sheika apareció del techo y callo de rodillas justo en frente de Zelda – Investiga al príncipe Kafei de Keaton. Has hincapié en todo lo que detesta. Debemos conseguir la manera de que el nunca más se atreva a poner un pie en Hyrule, por cierto. Estoy abierta sugerencias… quiero esta información antes de la hora del té. Supongo que es una entretención inocente ¿no crees? – el sheika soltó una suave carcajada y desapareció.
- mi querido rey – dijo el consejero – creo que hay que prepararnos para lo peor – dijo muy nerviosamente. El rey seguía en su escritorio revisando unos cuantos documentos y burocracia - ¿a que te refieres? – Le pregunto Gustav sin dejar de revisar sus documentos – mi señor me refiero a la princesa Zelda – Gustav se rasco la cabeza con la pluma de ganso con la cual escribía –es la princesa. Usted la conoce. Todo el castillo sabe que ella no desea casarse con nadie y también sabe lo voluntariosa que puede llegar a ser cuando se propone algo El rey resoplo y tomo una postura mas seria – no te preocupes mi querido consejero. Mi querida Zelda es incapaz de poner mal en nombre de su papi, además, Si por alguna razón Zelda o el príncipe no gusta de ella todavía tenemos al rey de Gerudo ¿no? – el consejero arqueo la ceja. Eso definitivamente le sorprendió. No esperaba una respuesta como esa – y si aun así ocurriera un imprevisto con ambos pretendientes. Siempre hay duques capases de vender su alma al diablo con tal de tener una oportunidad como esta. Se van a convertir en reyes o quizás pueda algún sheika de sangre noble desposar a Zelda. Estoy seguro que esa idea le agradará mas que casarse con Ganandorf ¿no crees? – al consejero le pareció una idea algo mas razonable. Según como conocían a la princesa el rey de las gerudo no estaba ni en la mente de la princesa – prepara un encuentro entre ambos. Hay que ver como se llevan. Quiero que sea casual y sin tanta pompa. Estoy seguro que eso facilitara el amor. Tan solo espero que el príncipe Kafei este a la altura de mi pequeña Zelda – rogó el rey
- cuando tenga la hora exacta le informare a la princesa
-¿Cómo me veo?- pegunto Zelda a una de sus doncellas
- preciosa princesa, como la ninfa de la primavera-
- usted párese un ángel...- Zelda se ruborizo. – ama. Le vendrán a buscar las damas de compañía. Estoy segura que ellas no tardan en regresar – las doncellas le hicieron una reverencia y cuando hubieron cerrado al puerta ella cambio completamente de actitud – Ametaru, ¿estas ahí? – El sheika apareció debajo de la cama – estoy a sus ordenes princesa –
- ¿conseguiste lo que pedí? – El chico saco unas hojas amarillentas con anotaciones con tinta azul – valla, valla, ¿así que tiene una manía? No quiero que nadie este ahí con el príncipe. No deben haber testigos – Zelda dulcificó sus rasgos – quiero estar a solas con mi prometido… lastima que no lo será por mucho tiempo – Zelda comenzó a reír con ironía. Ametaru reverencio a la princesa y salio por la ventana de la habitación.
Según lo que le habían dicho. Tomarían el té para conocerse mejor. Por el bien del rey Gustav ojala que no estuviera ahí en ese momento, de lo contrario pasaría la vergüenza de su vida. Ella salio de la habitación con una aire travieso mientras repasaba en su mente una y mil veces su malvado plan para deshacerse del joven príncipe. Cuando llego al jardín se quito los zapatos y dio inicio de su plan. Lo primero que hizo fue poner sus pies por el barro y con este mismo salpico sus cabellos con un aire casual y por ultimo ensucio su mejilla. Zelda se veía satisfecha. Esto sin duda iba a ser muy divertido. Como lo había imaginado. Ametaru se había encargado de limpiar el camino de cualquier mirón. Solo estaba el príncipe sentado en un salón de te de cristal con incrustaciones de piedras de colores. El estaba correctamente vestido y sentado mientras sostenía un pañuelo en su nariz como si todo el aire del lugar apestara. Ella miro todo lo que había a su alrededor y respirando hondo antes de comenzar a trabajar.
- buenas tardes príncipe Kafei – dijo mientras hacia una reverencia. El príncipe se mostró sorprendido – soy la princesa Zelda. ¿Le molesta si me siento a su lado?- Kafei se trato de decir algo, pero solo se escucho un balbuceo – gracias – dijo zelda con alegría. Ella se sentó en la silla blanca y luego puso sus pies embarrados sobre la inmaculada carpeta que cubría la mesa de cristal -¿le molesta? – Dijo con una cara inocente, pero Kafei no alcanzo a responder. Zelda continuo como si nada estuviera pasando y aquello fuera lo más normal del mundo – ¿no le párese que esto es lo mejor del mundo? Estas así de cerca de la naturaleza y… - Zelda miro sus pies con mucha atención. Kafei se veía muy asustado y con una evidente cara de repulsión, pero al ver el interés de Zelda en sus pies no pudo evitar mirarlos también. Un enorme gusano estaba entre sus dedos y se movía tratando de escapar. El príncipe palideció – Hay… que mal – Zelda negó con su cabeza y comenzó a desenredarse el insecto pero aquello le estaba costando algo de trabajo y sin darse cuenta se lo quito bruscamente y lo lanzo a la taza de té del príncipe, el cual vomitó como nunca nadie lo había hecho en al tierra. Zelda miraba divertida aquel espectáculo – Príncipe Kafei… - Zelda se aproximo a el con cara inocente, pero este la quito -¿Qué clase de princesa es usted? No es más que una salvaje – Zelda arqueo la ceja. Aquella distinción no le gustaba ni un poco, pero al menos había conseguido quitarse de encima a ese impertinente príncipe. No tardaron mucho en percatarse del barullo los lacayos del príncipe, pero Zelda se marcho antes de que ellos la vieran. Tenia que limpiarse y ordenarse antes que su padre se percatara de su travesura.
- ¿Ametaru? – dijo la princesa llegando a su habitación
- princesa ¿Cómo estuvo? – dijo el chico saliendo del ropero
- muchas gracias. Lo hubieras visto. Quedo pálido al verme tan sucia y ni hablar del gusano. Vomito todas sus entrañas jajajajajajajaja…-
- ¿el rey no la regañara? –
- es probable… pero no importa. El príncipe Kafei no volverá a poner un pie en Hyrule, y si lo hace me encargare de hacer su estadía miserable –
- Eso asustaría a cualquiera – dijo con un tono muy calmado Ametaru
- Por favor. No quiero que nadie se entere de lo que hiciste ¿esta bien? –
- Como ordene – la puerta de su habitación fue golpeada de forma frenética – con su permiso – Ametaru hizo una reverencia y se metió otra vez al armario. Zelda no alcanzo a dar la autorización para que entraran cuando Impa entro a la habitación con evidente molestia. Sin duda ya se había enterado todo el castillo de lo que había ocurrido
- ¿Por qué hizo esto princesa Zelda?, ¿usted no sabe lo importante que es para su padre todo esto? Lo que el rey hace es para su futuro. Tiene que entender…-
-¿y a mi quien me entiende? He dicho hasta el cansancio que no me deseo casar por ninguna circunstancia y ustedes. Todos ustedes no hacen otra cosa que tratar convencerme de que lo haga. Soy capas de ser reina y de cuidar a mi pueblo como ningún otro rey lo hizo anteriormente. Lo que odio es que me subestimen de esa manera. No es justo…-
- ¿fue Naboru? Responda, ¿ella la convenció de eso? – Impa se veía muy seria
-¿Qué tiene que ver Naboru en todo esto? – Zelda no paresia entender exactamente hacia donde apuntaba la pregunta
- Fue la princesa Gerudo que le ha metido aquellas ideas en su cabeza. Eso de querer ser reina de Hyrule y todo lo demás. Claro, como entre las gerudos gobiernan mujeres –
- Esto no tiene nada que ver con Naboru. Es solo que no voy a tolerar a un extraño con sed de poder pretenda ocupar el lugar de rey. Tan solo desean casarse conmigo por los beneficios que se pueden obtener desde la posición como mi marido. Soy mas que un trofeo o adorno, pero ninguno de ustedes párese comprender eso –Impa bajo la cabeza. Sin duda había ofendido a la princesa
- Mis disculpas princesa… creo que es mejor…-
- si vete. Quiero estar sola – Impa hizo una reverencia y se marcho en silencio. Zelda estaba muy molesta y herida. Luego de eso se sentó en su cama y una vez mas se volvió a escuchar que golpeaban la puerta y se escucho la voz suave de una mujer – somos sus doncellas. El baño ya esta listo – Zelda suspiro. Sin duda eso era lo mejor para quitarse ese malestar
- Maldición ¿Cómo pudo Zelda hacer algo como eso? – Vociferaba el rey Gustav mientras se paseaba de un lugar a otro - ¿Cómo esta el príncipe Kafei? - el consejero dijo con su voz diligente
- Se encuentra algo más estable. Ya terminaron los vómitos, pero esta muy deshidratado. Dejo hecho un desastre el jardín y su habitación ¿Cómo alguien puede...?-
- ¡Todo esto es culpa de Zelda! ¿Por qué es tan inconciente? Ahora nadie se querrá casar con ella. Zelda se quedara sola triste y abandonada – el rey Gustav comenzó a lloriquear. Su consejero solo le extendió un pañuelo para que secara sus lágrimas – debemos encontrar a alguien pronto ¿Quién sigue en la lista? –
- el antiguo rey Ganandorf –
- bien, prefecto. Un hombre maduro le hará sentar cabeza –
- ¿Maduro?... yo no diría precisamente eso-
- que mas da. Estoy seguro que el tiempo en que permanezcan juntos Zelda recapacitara de sus pensamientos y comprenderá que la vida en pareja es lo mejor para sentirse pleno- el consejero resoplo. Sin duda el rey no le estaba prestando atención. Solamente estaba empecinado en que su hija se casara antes de que el falleciera - quiero que investigues todo lo que puedas del rey Ganandorf, también costumbre y cosas por el estilo. De alguna manera tenemos que idear un plan para que se case. No voy a aceptar una hija solterona –
- me pondré a trabajar de inmediato. No se preocupe. Le mantendré informado – el consejero reverencio al rey y se marcho
- Zelda, Zelda ¿Qué puedo hacer contigo?
- jajajajajajajajajajajaja – se reía sosteniendo su estomago Naboru – Eres terrible. Pobre príncipe Kafei. De seguro que tendrá pesadillas con aquel gusano ¿pero como supiste? -
- bueno… dijo Zelda terminando de trenzar su cabello – digamos que me contó un pajarito que nuestro querido príncipe le daba asco pensar que algo esta sucio o con gérmenes. Si lo hubieras visto al principio. Si respiraba através de un pañuelo para respirar un aire mas limpio –Naboru rompió en risa otra vez – cuando me vio quedo paralizado. Estoy segura que soy lo más horrible y tenebroso que ha visto en su vida. No podía hablar de la impresión, pero cuando vio el gusano no pudo resistirlo y comenzó a vomitar. Yo creí que se iba a ahogar. Si paresia que ni siquiera era capas de respirar –
- que cruel eres princesa Zelda –
- pero si es verdad. Del color blanco de su cara se degradó en morado y luego verde. Si paresia un ogro – Naboru no podía dejar de reír - ¿Cómo te ha ido con el encargo del rey? –
- bien… lastima que no salio como el quería, pero supongo que para la próxima vez –
- Ahora creo que pasara tiempo antes de que mi padre me vuelva a buscar otro prometido. Supongo que tendré tiempo suficiente para demostrarle de lo que soy capas. Ningún hombre me va a dominar. Seré la primera reina de Hyrule –
- pues tendrás que poner mucho esfuerzo en eso. El rey párese ser de las personas que se rinden tan fácilmente -
- lo se, lo se, pero tengo un plan infalible. Mi padre comprenderá al fin cuales son mis verdaderas habilidades –
- mucha suerte en eso amiga –
- muchas gracias. Suerte… es lo que mas necesito en este momento
Capitulo II
Naboru preparaba su equipaje de mano. Sin duda esta seria una visita corta o al menos eso pensaba
-¿Por cuánto tiempo te vas? – le pregunto Zelda mientras que su amiga tomaba sus enseres personales
- no se… la verdad espero volver antes de una semana. Mi madre necesita aclarara algunos asuntos –
- ¿de que se trata? – Naboru arqueo los hombros. La carta que llego del fuerte de gerudo había tomado por sorpresa a ambas - por favor, ¿me traes algo? – Zelda paresia suplicante
- heeee… ¿Qué quieres? – Zelda saco un rollo amarillento escrito desde principio a fin con una diminuta letra – quiero: autógrafos de Koume y Kotake, los libros "como dejar de ser una mujer medieval", "mujeres al poder", "diario de una exitosa", "como aprovecharse de la debilidad de tu enemigo", "hombres, un mal innecesario"…-
- esta bien, esta bien – Naboru le quito el rollo y le dio una rápida mirada – creo que tengo todo esto, pero no te garantizó que los traiga, ¿pero por que no se lo pides a alguno de tus vasallos? –
- si pudiera lo haría, pero esa literatura se me esta prohibida. Ya sabes, Impa cree que eso me hace daño y me vuelve intransigente. Esta loca –
- ¿y tu crees que no me van a revisar mi equipaje? No voy a poder llegar al castillo con esa cantidad de libros – le advirtió Naboru, pero Zelda no se veía preocupada en lo más mínimo
- puede ser, pero que no se te olvide. Tu no eres de Hyrule, además eres una princesa ¿crees que Impa te los va a quitar? Lo peor que podría hacer es poner mala cara y rezongar. Conozco a Impa – Naboru negó con la cabeza mientras doblaba incontables veces la lista y la metía en el equipaje. Golpearon la puerta y una doncella entro
- Princesa Naboru. Su carruaje ya esta aquí –
- bien Zelda. Pórtate bien y no me extrañes demasiado – Zelda y su amiga se abrazaron
- no tardes… sino me voy a volver loca –Naboru se rio. Zelda siempre la hacia sonreir. Naboru hizo una reverencia a su amiga y se marcho. Zelda no podia acompañarla. Todavía tenia que hacer mil tareas. Su padre no se veia para nada feliz después del accidente con Kafei
